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7A LaPrensa Panamá, miércoles 24 de abril de 2024 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 500 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. La Curva de Laffer: Un Argumento para la Reducción de Impuestos Contribución Luis Eduardo Ocando B. [email protected] En el debate constante sobre políticas fiscales y económicas, la propuesta de reducir impuestos suele generar divisiones marcadas entre diferentes ideologías y escuelas de pensamiento económico. Sin embargo, el libro Los Impuestos tienen consecuencias de Brian Domitrovic, Arthur Laffer y Jeanne C. Sinquefield ofrece una perspectiva convincente sobre este tema, destacando la relevancia de la curva de Laffer, un concepto que merece una consideración seria en cualquier discusión sobre reforma tributaria. La curva de Laffer no es solo una teoría económica abstracta; es una representación gráfica que ilustra cómo los cambios en las tasas de impuestos pueden influir en la recaudación fiscal. Según Laffer, existe un punto óptimo de tributación que maximiza los ingresos sin ahogar el crecimiento económico. Sinquefield, Domitrovic y Laffer argumentan que reducir los impuestos puede, paradójicamente, aumentar la recaudación fiscal, impulsar el empleo y mejorar el bienestar general. Cuando los impuestos son más bajos, las empresas y los consumidores tienen más recursos para invertir y gastar, respectivamente. Esto puede llevar a un aumento de la actividad económica que, a su vez, genera más empleo y un ciclo virtuoso de crecimiento económico. Los autores sostienen que esta dinámica no solo beneficia a “los ricos”, como a menudo se critica, sino que tiene el potencial de mejorar la vida de la población más vulnerable al fomentar un entorno económico más próspero y dinámico. A lo largo de la historia, hay evidencias empíricas que apoyan esta teoría. Periodos de reducción de impuestos han coincidido con etapas de robusto crecimiento económico, no solo en los Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan y John F. Kennedy, sino también en otras economías alrededor del mundo. Reducir la carga fiscal no solo es una medida de alivio para las empresas, sino que también puede ser una estrategia eficaz para combatir la pobreza. Además de los beneficios económicos, reducir impuestos tiene el potencial de revitalizar economías deprimidas y atraer inversiones. En contextos donde la corrupción y el mal uso de los recursos fiscales son problemas endémicos, optimizar la estructura tributaria podría ser una manera eficiente de reformar el sistema desde dentro, promoviendo una mayor justicia y equidad. Es esencial que este tipo de discusiones se lleven a cabo con un entendimiento claro de los datos históricos y teorías económicas, evitando caer en trampas ideológicas que a menudo dominan los debates sobre impuestos. La curva de Laffer, como sugieren Sinquefield, Domitrovic y Laffer, no es una panacea, pero es una herramienta útil para entender las complejas dinámicas entre impuestos, recaudación y crecimiento económico. A manera de conclusión, en épocas donde la solución instintiva parece ser siempre el incremento de los impuestos, tal como ha sugerido el Fondo Monetario Internacional a Panamá, y la implementación de reformas tributarias agresivas para aumentar la recaudación, “Los Impuestos tienen consecuencias”invita a los formuladores de políticas, economistas y ciudadanos a considerar la posibilidad de que menos pueda ser realmente más. Al reducir los impuestos, no solo se podrían potenciar los ingresos del Estado a largo plazo, sino también mejorar significativamente el bienestar económico y social de todos los ciudadanos, especialmente de aquellos en situaciones de mayor vulnerabilidad. El Gobierno entrante de Panamá enfrenta el significativo desafío de examinar detenidamente los datos concernientes a la recaudación tributaria en la nación y su estructura. Este análisis es esencial para diseñar políticas eficaces que optimicen la eficiencia en el cobro de impuestos y disminuyan la evasión fiscal. Además, es imperativo encontrar métodos viables para integrar la denominada economía informal en el sistema de la Caja del Seguro Social y establecer su contribución al impuesto sobre la renta. Al lograrlo, se podrá ampliar la base de contribuyentes y, como resultado, fortalecer las finanzas públicas del país; lo que podría coadyuvar a disminuciones de tasas de impuesto. Cuando los impuestos son más bajos, las empresas y los consumidores tienen más recursos para invertir y gastar, respectivamente. El error de una Constituyente Legislación Rubén Acoca [email protected] El error de realizar una constituyente es creer que se puede dictar sobre la libertad de las personas. Una constitución debe de permitir libertad. Ese es el caso de Panamá. Contamos con libertad como ciudadanos de este país. El tema de la constituyente se complica cuando unos piensan que pueden decidir dónde inicia y dónde termina la libertad del otro. Inmenso el ego de quien cree tener las respuestas de la vida de otros. Lo más seguro es que estima a los demás como unos estúpidos. Cambiando canales en la tele escuche a una señora decir que se haría una consulta ciudadana sobre la constituyente para que sea lo más equitativa y balanceada posible. Ese es el tipo de comentario que me causan reflejo de vómito. “Guuaag ”. Ni siquiera sé cómo se llama la señora porque seguí cambiando canales. ¿Se han preguntado qué anhela el que quiere una constituyente? ¿Qué busca? (Con la constituyente se dice: Ahora se harán las cosas como yo quiero. Seguro porque de niños sintieron que alguien tenía influencia sobre lo poco que recibían o que sentían que merecían. ¿Y qué pasa con los demás?) ¿Tú quieres una constituyente? ¿Por qué y para qué? Todo lo que vaya más allá de permitir al ciudadano contar con libertades universales son cosas que se arreglan creando leyes o derogando alguna otra. Mientras que la constitución permite libertad a los ciudadanos, libertad para ganarse la vida, para tener familia, adorar a algún ser superior, para congregarse, para expresarse, para educarse, para moverse de un lado a otro, inclusive de país, una constituyente es innecesaria. Digamos que el problema más grande que tiene el país es que unos cuantos políticos al mando del país están robando. Que otros cuántos que deberían asegurar ejecutar leyes que los sacaría del poder o inclusive los encarcelaría, los dejan en el poder. ¿Entonces, cómo va a cambiar eso con una constituyente? Pongo el ejemplo por si acaso alguien cree que eso es algo que se arregla con una constituyente. En algún momento en la historia, a algunos hombres se les clasificaba como esclavos, negros y blancos. A las mujeres se les despreciaba y se les prohibía ejercer el derecho a voto. Hoy en día en Panamá a los hombres del mismo sexo se les impide contraer matrimonio. En algunos países prohíben nuevas religiones mientras que en Estados Unidos puedes fundar una religión que alaba a las gallinas. Estas son cosas que cambian con la evolución de la mente y del corazón. Con esa evolución, se cambian las leyes para otorgar los mismos derechos de libertad a todos sin discriminación. En Panamá, nuestra constitución nos permite libertad en la suficiente medida para seguir mejorando. En algún momento se permitirá el matrimonio de personas del mismo sexo, sin una constituyente. La libertad de las personas termina donde se encuentran con las de otras personas. La ley permite al más débil tener los mismos derechos que el más fuerte. En otras palabras, en Panamá, al más fuerte se le impide ser una animal y sacar al más débil de una casa y usarlo como esclavo para que le de comer o quitarle sus hijas para tener una colonia. Cómo dijo Benito Juárez, el respeto al derecho ajeno es la paz. Nuestra constitución lleva a todos a respetar el derecho ajeno. Sí falla en algo es en que los ciudadanos que están en el poder permiten que las leyes pasen desapercibidas por algunos cuantos. EL AUTOR es ciudadano. ¿Y el fallo, como pa´cuándo? Judicial Juan B. McKay [email protected] Esta semana se debería conocer el resultado de la demanda de inconstitucionalidad sobre la candidatura de José Raúl Mulino por los partidos RM y Alianza. Digo debe, porque nadie sabe a ciencia cierta qué y cómo se dará o si es que se dará. La realidad es que no es justo con los ciudadanos que se nos tengan en ascuas sobre cuáles son las alternativas para escoger quién sería el próximo mandatario de la Nación. Desde mi balcón, no veo que sea un caso tan complicado. Es o no es constitucional. Qué había que cumplir con los tiempos establecidos en el procedimiento, correcto. Qué había que escuchar los alegatos, también. Pero una vez cumplidos estos requisitos, hagan justicia. A favor, en contra o cómo los señores magistrados prefieran, pero no tengan al país en el suspenso que se nos ha querido mantener. Debo reconocer que gran parte de la responsabilidad recae sobre los partidos que, a sabiendas que esto podría suceder, quisieron provocar una situación anómala por donde se quiera ver, para promover el caos que se ha provocado (y de paso la publicidad gratuita que han recibido). Por otro lado, está la responsabilidad del Tribunal Electoral, que demoró en principio una decisión (lo cual demuestra una vez más que la forma de seleccionar a los magistrados ya caducó) para luego presentar unas alternativas y al final acogerse a una que fue la que provocó la interpuesta demanda ante la Corte Suprema de Justicia. Sin importar de quién es la culpa o responsabilidad, la realidad es que no solo hemos sido partícipes de una contienda electoral atípica, inédita y con la posibilidad de una inestabilidad social para los días antes del 5 de mayo, que no recuerdo que se hubiere producido en los años recientes. Ante este prólogo, asumamos por un minuto que el fallo accede a la demanda y declara inconstitucional la nominación de Mulino por los partidos antes mencionados, a la Presidencia de la República. Esto implicaría que quien lleva, según las “famosas encuestas”entre el 23% y 26% (las serias) de las preferencias, no podría correr. Las consecuencias son de igual manera variadas, inéditas y complicadas. Por un lado, estos partidos no tendrían derecho a obtener curules en el Parlacen y por el otro su subsidio electoral se vería impactado de gran forma para la próxima contienda elec toral. Esto obligaría a ambos partidos a volcarse a empujar, en los días que le quedan, a promocionar sus candidaturas, principalmente las de diputados, para políticamente tener algún tipo de valor político durante el próximo quinquenio. La pregunta del millón de dólares sería: Hacia dónde van esos votos. Mi olfato me indica que un tercio, quizás el segmento más fanático de sus electores, lo más probable es que no vote por presidente o no salga a votar. Esto elevaría el porcentaje de abstencionismo que por regla general ronda en un 25%. Otro porcentaje bastante más bajo, se podría dirigir hacia su partido original, el CD y el remanente porcentaje dividirse entre candidatos como Martín Torrijos, Zulay Rodríguez y Melitón Arrocha, quizás un tanto inclinado hacia Torrijos, buscando votar a ganador. En la otra mano, si el fallo sale que es constitucional, sería una victoria pírrica, pero victoria al fin, la cual no considero que les sume ni un voto adicional. Es más, ya hay varios de sus candidatos que han ido a buscar apoyos a otras toldas políticas, para no quedarse por fuera del baile. Esos candidatos no pueden regresar y seguirán pidiendo el “voto arriba para”quienes ya han estado promoviendo. Eso debilita un tanto la candidatura de Mulino y pone a todos los candidatos en manos de los indecisos (o de los que mienten en las encuestas). Para concluir, a esta novela que llamamos elecciones aún le falta un capítulo por escribir. Ojalá sus autores la escriban pensando en el país, como es el llamado que le hago a toda la ciudadanía para que el domingo 5 de mayo, sin reparo, salgamos a ejercer ese derecho que tanto nos costó obtener. Votemos libres, decididos y pensando, mas que en nosotros mismos, en nuestros hijos y nietos. Seleccionemos al mejor candidato a dirigir esta bella nación que nos regaló Dios y hagámosle un favor a quien salga electo, escojamos buenos diputados, representantes de corregimiento y alcaldes. El país necesita de sus mejores hombres y mujeres pues el quinquenio que tenemos enfrente no será fácil. Demandará de mucha sabiduría, experiencia y capacidad para llevar a este barco denominado Panamá a ese puerto seguro que todos anhelamos. Sin importar de quién es la culpa o responsabilidad, la realidad es que no solo hemos sido partícipes de una contienda electoral atípica, inédita y con la posibilidad de una inestabilidad social para los días antes del 5 de mayo, que no recuerdo que se hubiere producido en los años recientes. EL AUTOR es analista político y dirigente cívico. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva Annette Planells Directora Editorial Rita Vásquez Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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