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prensa_2023_03_19

6B LaPrensa Panamá, domingo 19 demarzo de 2023 Variedades Vivir dos tambiénllegaban peta - tes. De Paita llegaban en 1787,34petatesdeunavaraa 8 reales, 2de a6varasa5pe - sosy3dea5varasa4pesos. Según la costumbre espa - ñola, cuando los caballeros visitaban alas damasen los estrados se sentaban ensi - llasmientras ellaspermane - cían sentadas sobre la al - fombra o recostadas en sus cojines oalmohadones. Pro - bablementecuandoeransó - lodamaslasqueocupabanel estrado, se sentabancon las piernas cruzadas ymientars departíanhacíansuslabores de bordado, típicode las se - ñorasdelaélite. A fines del siglo XVIIIse introdujola modadel cana - pé, cuyo esqueleto era de madera fina y estaban tapi - zados contelade calidad. En Panamáyahabíacanapésen 1788, y en residenciascomo las del gobernador Carvajal en1782coexistíanel estrado yel canapé.Elcanapénotar - dóenpopularizarseentrelas élitesy ya estabamuyexten - dido a principios del siglo XIX,demanera quelasmu - jeres empezaronapreferirlo el estrado (aunque esto to - mó su tiempo) y acabaron sustituyéndole deltodo por aquel, si bienen Hispanoa - mérica el estradoaún seguía usándose a principiosdel si - gloXIX. Siendo elcanapé unmue - ble que permitela cercanía de los cuerpos y por tanto la intimidad del diálogo, cons - tituía un buen sustituto del estrado, una decuyas fun - ciones era precisamente el intercambio de conifden - cias. Una pintura del viajero inglés Joseph Brown a la Nueva Granada en 1834 muestra dos damas senta - das en unode estos canapés conversando con los pies cruzados yno como ahoar se acostumbra, esdecir, con los pies apoyados en el suelo. Esta escena sugiereque las posturas acostumbradas en los estrados se resistían al cambio y que elpeso de la tradición seguíavigente. Pe - ro lamoda del canapése im - puso y con el tiempo, también la mujer adoptó una nueva postura al sentarse paralosdiálogos intimistas. Oratorios En las casas de la élite el oratorio tenía supropia ha - bitación. Era el ámbito re - servado para alretiro espiri - tual y la oración.Uno típico teníaun pequeñoretabloen el que destacaba la imagen de bulto del santo patrono familiar. Contaría con orna - mentoslitúrgicos para lace - lebración, candelabros, sal - villas eincensarios deplata, uno o dos reclinatorios ta - chonadosde oroy tapizados enfieltrooenrasoybrocado, un crucifijo de marfil sobre cruz de ébanoo de cocobolo guarnecidode plata sobre - dorada,bajounpequeñodosel carmesí,y colgadasen las paredes, pinturas quiteñas de san Francisco, la Purísi - maConcepción, lavirgendel Carmen, o Santa Bárbara, acaso las principales dveo - ciones familiares. Una al - fombra “turca” cubriría el suelodeeste espaciodereti - ro yoración. Alladoderecho de la puerta del oratorio, se encontraría un diminuto benditero de mayólica, por - celanaoplata conaguaben - decidapara santiguarsean - tesdeentraraél. En1615,enlacasadel con - tadorJuanPérezdeLezcano el oratorio tenía “un tabernáculo dorado contres imá - genes dealabastro yencima un Cristo de hasta tres pal - mos”; “siete cuadros gran - desydocepequeños, todosal óleo quetodos estabanen el oratorio ”; “otro Cristo pe - queño y un Niño Jesús ”, y “dos sillasde mujer, la una conlacubiertadefieltroyta - chuelasde oroy otra concu - bierta de cañamazo ”. Como se ve, era un oratorio rica - mente aderezado.El taber - náculo, sobre su mesa, etsa - ría dorado con pan de oro, coronado por un garn cruci - fijo y acompañadopor tres imágenesdebultodealabas - tro. La sillademujer, tapiza - da en fieltroy tachonada en oro, era francamente pre - tensiosa. La otra, más mo - desta, debíaser laque usaba el propio Lezcano. Para re - zar en eloratorio, losLezca - no tenían “dos rosarios labrados, elunodeazabache ”. Enunacasadelaélitecolonial,ademásdelasimágenes propias del oratorio, podría encontrarse en otro rincón destacado “unCristomedia - no en su cruz de ébano y una cruz grande, guarnecido en plata sobredorada”, y “una lámina con una imagen de NuestraSeñora”. Ya desde principiosdel si - gloXVIIabundabanlosora - torios en Panamá, incluso numerosos oratorios portá - tiles, pues se sabe que los feligreses llegabanal extremo de llevarlosa susmismas ca - mas, donde rezabansin le - vantarse. Eran pequeños muebles en formade reta - blillos, en cuyas puertas so - lían ir pintadas alóleo o al temple imágenes devocio - nales, yen su interior, otras figuras religiosaspintadas o relieves y tallas exentas ge - neralmente demadera poli - cromadas. El obispoFrancisco dela Cámara objetó este mal há - bito,que ademásde eviden - ciar la infinitamolicie de los perezosos vecinos,les rete - nía en casacuando debían atendermisa enlas iglesias. Juntamentecon las autori - dadesciviles, tratódeprohi - bir estos oratorios debolsi - llo, pero aparentementeno consiguiónada porque esta mala costumbre se encon - trabamuyarraigadaynode - jabadetenersusventaajs,no soloporla comodidaddete - ner un pequeñoaltar en la propia casa, sino también porque ahorraba a los veci - nosel tenerque salira la in - temperiebajoel tórridosolo endíasdelluvia. La tradición delos orato - rios continuabadespués de la colonia. Enla década de 1860 laneoyorkina católica Jenny White del Bal descri - beel de lafamiliaSosa,don - desehospedóantesdeviajar asuresidenciaenSantiaog,y recuerdo elde lacasa donde residía elhistoriador Rodri - go Miró Grimaldo,frente a la iglesiadeSantoDomingo, queevocaba claras reminis - cenciascoloniales. Un modelo típicode ora - toriodelsigloXVIIloencontramos envarias CasasMu - seos enEspaña, comola de LopedeVega,enMadrid,yla deElGreco, enToledo. VIENEDE PÁGINA 5B Oratorio enCasaMuseoLope deVega, Madrid. Cortesía del autor Tributoauna mujer tabogana quemarcó la historiadel país LIBRO RedaccióndeLaPrensa [email protected] El Comité ProCultura de Tabogapresentóestesábado 18 demarzo ellibro deVan - nieArrochatitulado Ladoctora , unabiografía deLidia Sogandares,la primera mé - dicadePanamá. La actividad, que contó con el apoyode las autoridadesdeldistrito,sehizoapro - pósito del Día Internacional de la Mujer y en vísperas de que secumpla elaniversario 52 de la desaparición ífsica de unade laspioneras de la ciencia enel país yla región. SogandaresnacióenTaboga el 17 de octubre de 1908 y murió en Panamá el 21 de marzode1971. Lamédica tuvotres ámbi - tos de acción:gremial, do - cente y de atención salud. Enseñó a varias generacio - nesde estudiantesde enfer - meríaymedicinayenenmateria profesionalse enfocó en la atención dela saludde lamujer. Decidiónocasarse y no tuvohijos. “Enuna épo - ca en quela sociedad pana - meña limitabaa la mujer a ser hija, esposay madre, Li - dia trazósu propiocamino ”, explicóArrocha. También en elacto cultu - ral deayer sedestacóa otras mujeresque hancontribui - do con la comunidad tabogana, como María Esther Sandoval Barría,Anaís Del - gado y Anayansi Itzel Cam - poDeLeón.

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