Febrero 2020

_30 0 2 . 2 0 nte semejante campaña de derribo decidí acercarme a una librería para ojear con detenimiento la novela de Cummins. Hay libros que te atrapan en las primeras páginas. Es un sentimiento visceral. Y ‘American Dirt’, con toda la tramoya de violencia que por un instante me recordó a ‘Gloria’, ese filme en el que una soberbia Gena Rowlands huye de unos sicarios junto a un niño, no me cautivó. Repasé otras partes del libro: hay referencias a las fiestas de quinceañeras o tradiciones como el Día de los Muertos; me tropecé con la odisea a bordo de La Bestia; los sucesos en un centro de acogida de migrantes, y hasta con citas que la protagonista hace de ‘El amor en los tiempos del cólera’, novela que al parecer también veneraba el narco con gustos literarios. La narración está salpicada de diálogos en español con modismos mexicanos tipo “mijo”. ‘American Dirt’ tiene la hechura de lo que se creó dentro de un molde. Algo que, por otra parte, es muy común en el mundo editorial. Muchos mega ‘best sellers’ son puras fórmulas bajo distintos géneros: el romance, la novela histórica, el ‘chick lit’, el realismo mágico o el ‘thriller’. Unos más logrados que otros, pero dirigidos al gran público. Me da la impresión de que cuando Macmillan desembolsó tanto dinero por el manuscrito, creyó ver en este drama de “frontera” lleno de lugares comunes todos los elementos para un éxito seguro. Me temo que se preocuparon más de la fanfarria de la promoción que del valor literario más allá de la acción. Como lectora que en su día leyó con fervor ‘Madame Bovary’, una novela escrita por un señor francés con bigote (nada menos que Gustave Flaubert) sobre una mujer de la burguesía infelizmente casada que busca en el adulterio una salida a una existencia sin horizontes, no creo tanto en la cuestión de la “apropiación” - en el caso de Flaubert sería de género- sino en que un relato sea verdaderamente valioso y te estremezca por su calado psicológico. Me temo que el mayor problema de ‘American Dirt’ es que es una novela mediocre. No todo el mundo puede proclamar, como lo hizo Flaubert, “Madame Bovary, c’est moi”. Así de sencillo. a Texto: Gina Montaner Nació en La Habana en 1960. Su familia dejó Cuba y se radicó en Madrid, cuando tenía 10 años. Se graduó en Literatura Iberoamericana en Barnard College, Columbia University, NY. Es columnista sindicada de importantes periódicos. Actualmente reside en Estados Unidos. Coordinó el libro compilatorio ‘Un día sin inmigrantes’ y publicó su primera novela, ‘La mala fama’, en 2009. _opinión

RkJQdWJsaXNoZXIy OTUwNzQx