La violencia no puede ser el lenguaje del descontento SIN SEÑAL, CON SEÑALES La Asep decidió apagar el wifi y la cobertura móvil en Bocas del Toro, como quien se tapa los ojos para no ver el incendio. ¿Y eso resuelve algo? ¿O solo empeora una situación que ya está más caliente que sancocho en fiesta patronal? MANOS ARRIBA (O ATRÁS) Sitraibana salió rápido a decir que ellos no tienen nada que ver con los disturbios en Bocas del Toro. ¿Precavidos o lavándose las manos con gel antibacterial? Porque una cosa es no estar y otra es no saber. MEMORIA SELECTIVA El diputado Cheng anda muy suelto por la vida, como si se hubiera ganado la curul en una rifa. Se le olvidó —muy convenientemente— que entró gracias a los residuos de la coalición VAMOS. Ahora va por libre, sin partido y sin memoria. BÚSQUEDA DE BENEFICIARIO Y mientras todo se cae en Bocas del Toro, la pregunta que nadie responde sigue flotando: ¿quién se beneficia del caos? Porque cuando el río suena, alguien ya anda pescando, aunque sea con red de datos bloqueada. Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Los artículos de Opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. Mi Diario no avala sus puntos de vista. Presidente Annette Planells Editor en jefe Eric Conte Gerente de Ventas y Comercial Sudy S. de Chassin ISSN 2953-3236: Mi Diario ISSN L 2953-3260: midiario.com Corporación La Prensa, S.A. Ave. 12 de Octubre y calle C Hato Pintado, Pueblo Nuevo Apartado 0819-05620 Panamá, Rep. Panamá Teléfono 222-9000 / Fax 222-9090 [email protected] EL GUACHIMÁN EL CABEZAZO LUIS DEL VALLE Mi Diario Lo que está ocurriendo en Bocas del Toro es una señal alarmante de un tejido social desgastado, de una comunidad que grita desde el margen, pero cuya rabia ha desbordado los límites de la convivencia y la legalidad. Entender el origen del descontento social no implica justificar la destrucción. Dañar instituciones públicas, destruir vehículos estatales y robar infraestructura no solo es un delito; es un golpe directo contra los servicios esenciales que, irónicamente, están destinados a atender las necesidades sociales de esa misma población. La protesta tiene legitimidad cuando nace del hartazgo, de la desigualdad, de la falta de oportunidades. Pero pierde su fuerza moral cuando se convierte en una violencia absurda y sin rumbo. El Estado debe investigar y sancionar a los responsables, pero también debe abrir los canales del diálogo, reconocer errores y actuar con firmeza para atender los reclamos legítimos. Bocas del Toro no necesita más represión, ni más abandono, necesita presencia real del Estado en su mejor versión, apartando la obscena politiquería, con un compromiso real, transparente y justo. Y necesita de parte de su gente, no como enemigos del orden, sino como protagonistas de su propio desarrollo. La violencia nos retrasa a todos. Cuando elegimos comunicarnos con respeto, evitamos el abismo del conflicto y edificamos un Panamá más justo para todos. Mi opinión MI DIARIO Lunes 23 de junio de 2025 l Página 7
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