Página 8 | MI DIARIO Lunes 23 de octubre de 2023 MI DIARIO Lunes 23 de octubre de 2023 |Página 9 Gaspar Octavio Nació en la ciudad de Panamá, el 14 de julio de 1893 en calle 14, en el barrio de Santa Ana, ciudad de Panamá. Sus padres eran Federico Hernández y Manuela Marcelina Solanilla. Su padre lo abandonó cuando era muy pequeño y su madre falleció años después. Vivía en un ambiente de pobreza extrema y solo pudo culminar los tres niveles primarios debido a la Guerra de los Mil Días. Hernández se dedicó a la poesía y al periodismo, esta carrera lo llevó a participar en la dirección y redacción de gran parte de las revistas literarias de inicios del siglo XX. Con 16 años publica en la revista Variedades su primer poema llamado “Mármol Sagrado”. Es el más joven de los poetas primeros de la República y también el más sometido al influjo modernista. En 1913 fundó el periódico Prensa Libre. En 1915, publicó su libro “Iconografías ”, obra de cuentos y notas críticas. También en ese año publica su libro “Melodías del pasado”. En 1923 se publicó su libro póstumo “La Copa de Amatista ”. Murió el 13 de noviembre de 1918 realizando su trabajo de periodista, por lo que tal fecha se convirtió en el Día del Periodista. La figura de Hernández es el símbolo del periodismo nacional. Demetrio Korsi lo clasificó de “gran poeta negro, doloroso, exótico, sincero y desventurado que murió a los 25 años ahogado por violenta hemoptisis, en el despacho de La Estrella de Panamá, periódico del cual era jefe de redacción”. ¡V I VA PANAMÁ! Hernández CANTO A LA BANDERA Se detuvo el mancebo en la rampa, frente al mar transparente. Comenzaba a brillar la mañana. En una de las naves de Aguadulce fondeadas en el puerto, hercúleo marino de color de bronce -cantando un alegre cantar de aldea- enarbolaba el pendón tricolor del Istmo. El mancebo sintióse inquieto de entusiasmo: el entusiasmo le hizo poeta y le inspiró este canto: ¡Ved cómo asciende sobre el mar la enseña que refleja en sus vívidos colores el mar y el cielo de la patria istmeña! ¡Mirad...! ¡Es la bandera panameña, vistosa cual gentil manto de flores! ¡Ved cómo asciende al mástil del velero serpenteando con lánguida armonía bajo la luz del matinal lucero, mientras canta fornido marinero con ruda voz, canciones de alegría! El céfiro de Ancón, puro y fragante como beso de virgen, acaricia la tenue seda del pendón flotante y tierno idilio sobre el mar sonante con el céfiro la bandera inicia. ¡Bandera de la patria! ¡Con celajes de púrpura encendida, con pedazos del cielo de los ístmicos paisajes encajes tejieron nuestras vírgenes los lazos! ¡Bandera de la patria! Las estrellas en tus colores su fulgor derraman perennemente vívidas. Por ellas, los hombres duros, las mujeres bellas ¡en patriotismo férvido se inflaman! ¡Ellas, en nuestros fuertes corazones, la llama avivarán del heroísmo, cuando al grito marcial de los cañones, enemigo clarín vibre canciones bajo el ardiente sol de nuestro Istmo! Ellas reavivarán en nuestras almas amor por nuestras fértiles campiñas sembradas de naranjos y de palmas, donde -tras de luchar- núbiles niñas nos ceñirán de mirtos y de palmas... ¡Bandera de la patria! Sube..., sube hasta perderte en el azul... Y luego de flotar en la patria del querube; de flotar junto al velo de la nube, si ves que el Hado ciego en los istmeños puso cobardía, desciende al Istmo convertida en fuego y extingue con febril desasosiego ¡a los que amaron tu esplendor un día!
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