7A La Prensa Panamá, viernes 26 de diciembre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. nos, pero en un pesebre porque el pesebre era el comedero para los animales y lo único que encontraron sus padres para recibirlo. Y cuando San Francisco de Asís puso en escena el primer nacimiento, en 1223, en una aldea de Italia, cuidando lo descrito por los evangelistas Lucas y Mateo, revivió la época, las áridas tierras del desierto de Judea mezcladas con áreas fértiles, el lugar frío y desnudo de comodidades, de un pesebre para animales. Nos dice el historiador que así cuidó que se encarnaran las figuras de los pastores con personas de la aldea de Greccio, y el número indeterminado de adivinos o astrólogos, que refiere el evangelio de Mateo. ¿Para qué nació el tal Jesús? Para los que no creen en la Salvación, por lo menos que conozcan que nació para enseñarnos a amar, para recibir al que se alejó y para enfatizar que, como seres humanos, todos somos iguales. Lo recuerda cada vez el Catecismo: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo” (la parábola del buen samaritano). Nació para no juzgar y ser justos, para recibir y no para descartar, para permitirnos ser libres sin avasallar al Otro (la parábola del hijo pródigo o de los dos hermanos). Nació para enseñarnos que ricos y pobres, todos somos iguales ante Dios y ante los hombres (la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro). Hoy y siempre, un número importante de católicos nos hemos acomodado frenLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. ¿Quién protegerá nuestra niñez de la IA? Educación ños y adolescentes la suya. Esa extraordinaria y prematura cantidad de información a la que están cada vez más expuestos está teniendo efectos muy negativos en su pubertad y salud mental. Parafraseando a varios doctores en psiquiatría y psicología sexual, su mayor efecto se da a partir de la generación de 1990, conocidos como millennials, y ahora en los nacidos alrededor de 2010, conocidos como Gen Z, que confrontan serios problemas de falta de sueño, adicción a la pornografía y una disruptiva orientación mental que los traslada hacia un mundo irreal. Parten del hecho de que muchos padres, queriendo alejar a sus hijos de los peligros que confrontaban en las calles, no dimensionaron los gravísimos peligros que diariamente enfrentan en la seguridad de sus hogares, inmersos en las redes sociales y en Internet. Estos jóvenes, desde su niñez, comparten sus fantasías con extraños, admiran falsos ídolos y exponen su intimidad en videos que exceden su capacidad racional, exponiéndolos a un universo inestable, excitante y adictivo. Este mundo fabricado les permite relacionarse en idioma figurativo (emojis) y eliminar todo lo que no les conviene o agrada con solo oprimir un botón (exit o block). Estas empresas de alta tecnología, que hoy ocupan los top ten rankings en ganancias, han realizado a su favor poca o ninguna investigación sobre los dañinos efectos de sus productos en niños o adolescentes, tal como lo hicieron en mi juventud las grandes tabacaleras sobre los graves efectos del cáncer. De igual forma, muy pocos Roberto Alfaro Estripeaut Un tal Jesús Dignidad humana El Jesús Hombre acompañaba a los enfermos y a los inválidos, escuchaba a las prostitutas, no las juzgaba, socorría al abandonado, no le cuestionaba, a los injustos les espetaba sus actos, se juntaba con los ladrones, mostraba bondad y redimía a los pecadores, a los agiotistas y recaudadores de impuestos les ofrecía la oportunidad de reparar sus abusos, a los hijos les celebraba su regreso a sus casas, a los padres los invitaba a celebrar a sus hijos. Advertía del peligro de los que “estaban limpios”, del “peligro específico de los piadosos”, cuya obediencia es sumisión, y perdonaba a los pecadores arrepentidos. Hoy no es el leproso, sino el enfermo de sida; no es la prostituta cananea, sino aquel o aquella cuya orientación sexual, emocional o afectiva es hacia personas de su mismo género. Hoy es el indigente que apenas si cubre su frío y su hambre en la calle, o el inmigrante que muere en las playas**,** cruzando inhóspitas fronteras o lastimado a palos y arrastrado en calles y celdas, donde buscaba mejores días. “Jesús estaba tan escondido para sus contemporáneos como parece estarlo hoy para nosotros”. ¡Qué importa en qué año, a qué hora, con qué cielo nació! Importa cómo nació y para qué nació. El nacimiento del niño Jesús fue acomodado en un pesebre en Belén de Palestina, con su madre María y su padre José, quizás con animales propios de esas tierras: ovejas, corderos, bueyes, aste a las injusticias, junto al poder con tal de que no persigan ni castiguen nuestros crímenes, que también cometemos, siguiendo líderes que desde muy temprano revelan sus defectos de personalidad y carácter, como los nuestros. Hemos y seguimos siendo cómplices de atrocidades, miramos para otro lado, nos salimos de las conversaciones que señalan esos delitos o nos toma mucho tiempo de imprudencia, aunque sea en nombre de la prudencia defender las posturas tibias, para revivir el Evangelio del catolicismo. El tratamiento extremadamente irrespetuoso y hasta violento de la gendarmería de ICE contra los inmigrantes en las calles de todas las ciudades norteamericanas, que no se identifican y que cubren sus rostros y sus cuerpos con chalecos antibalas y armas de todo calibre, simulando los caparazones de los armadillos, es a todas luces indigno, indignante y anticristiano, como lo ha señalado el Papa León XIV en diferentes ocasiones. “Alguien que dice que yo estoy en contra del aborto, pero de acuerdo con el tratamiento inhumano de inmigrantes en los Estados Unidos, no sé si eso es provida”, ha dicho el Papa. Las gentes merecen, se les debe, un tratamiento digno y respetuoso, ha agregado. Y, sin embargo, se aparece un supuesto podcaster católico conservador, Jesse Romero, a decirle al Papa: “el Papa debe decirnos cómo llegar al cielo. Él no tiene autoridad alguna sobre el gobierno, él tiene que marginarse a su oficio”. Un dizque católico que desconoce vergonzosamente su catecismo. Uno más con crucifijos en o entre los pechos y cuentas de rosario en las muñecas, que nunca reza y cree que así se alcanza el perdón. Opinión EL AUTOR es médico. EL AUTOR fue ministro de Comercio e Industrias y embajador de Panamá tanto en Washington como en Italia. gobiernos exigen que los menores de edad requieran el consentimiento de sus padres antes de firmar un contrato que les permita exponer sus datos personales, videos o fotos en las redes. Los estimados actuales indican que 40% de los jóvenes, aún por debajo de los 13 años, mantienen cuentas propias en Instagram o TikTok, sin que se les exija verificar su edad. Ante dichas amenazas, expertos consideran que solo queda una mayor intervención de gobiernos, padres de familia, colegios y maestros para tomar medidas concretas, tales como: a) Proponer leyes que protejan a los menores para acceder a contratos en las redes y no permitirles compartir datos personales por Internet. b) Los padres deben controlar permanentemente el uso de algunos apps y sus contactos con influencers, juegos de azar o citas sexuales virtuales, y solo permitirles el uso de teléfonos con accesos limitados a Internet. c) Las escuelas deben impedir el uso de smartphones o tabletas durante las clases o actividades deportivas y recreativas. d) Promover más eventos sociales semanales, excursiones, tertulias de lectura, visitas a lugares históricos o viajes de intercambio entre los jóvenes. La mayoría de los cientos de casos de suicidios por depresiones, frustraciones o falta de identidad de género son ocultados, ya sea por las familias afectadas o por los medios de comunicación controlados por las propias redes sociales. Personalmente, me gustaría preguntar a los millennials y a la Gen Z, ahora en calidad de nuevos y futuros padres de familia: ¿qué van a hacer para proteger a sus hijos y a las futuras generaciones de la inteligencia artificial? Las últimas generaciones hemos sido sorprendidas por avances tecnológicos extraordinarios. En los años 60 alcancé a ver televisión en blanco y negro y pude comunicarme con Panamá vía telefónica desde Estados Unidos. En la siguiente etapa, entre 1970 y 1980, apareció la TV a color y pude enviar documentos por fax. En los años 90 me sorprendió Internet y, con ello, el primer celular (Motorola). En 2010, el smartphone o Android y la plataforma digital integrada al Wi-Fi, con redes 4G para uso masivo; y en 2020, el 5G, ya con reconocimiento facial, fotografías, videos, correo, pagos móviles y asistencia virtual. Hoy surge algo aún más sorprendente llamado IA, que todavía no logro —ni deseo— digerir. Lo que sí tengo claro es que, después de sobrevivir estas cuatro generaciones, pude experimentar cambios en las relaciones interpersonales entre mis familiares, amistades, sobrinos, cinco hijos y nueve nietos. Las tertulias familiares o cafés con amigos son casi extintas. Ya mis sobrinos y nietos no corretean ni van al parque; ahora el deporte es un PlayStation o una tableta en un sedentario sofá, que apodo “couch potatoes”. Comencé a notar que la tecnología estaba lentamente acercando a quienes se encontraban distantes, pero alejaba a quienes estábamos cerca, al punto de que las reuniones o sobremesas iban desapareciendo. Ese intercambio que tenía nuestro mundo real con otros pares era gradualmente reemplazado por un mundo irreal de juegos virtuales y de Internet. Pues dichos avances tecnológicos, si bien nos han hecho a los adultos la vida más fácil o productiva, paralelamente les han adelantado a nuestros niUna reflexión crítica sobre el mensaje de Jesús frente a la exclusión, la hipocresía religiosa y el trato indigno a los más vulnerables en el mundo contemporáneo. Pedro Vargas La expansión acelerada de la inteligencia artificial y las redes sociales plantea riesgos reales para la infancia, ante la pasividad de gobiernos, plataformas tecnológicas y una supervisión familiar aún insuficiente. Un año de logros y desafíos en la ciencia Balance La Fundación Ciencia en Panamá celebrará su décimo aniversario en 2026. Desde su creación, ha afianzado su rol como referente en divulgación y popularización de la ciencia, asesoría en políticas públicas basadas en evidencia e incidencia de la ciencia organizada en la agenda nacional. El 2025 comenzó con un ejercicio de rendición de cuentas que reafirmó el compromiso de la Fundación con la transparencia y la participación ciudadana. En una de nuestras reuniones mensuales, se abrió un espacio de diálogo con la Senacyt sobre las prioridades y los desafíos del financiamiento nacional de la ciencia. En febrero, el taller por el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia visibilizó referentes femeninos y motivó a jóvenes a considerar carreras científicas como una opción de vida. En abril, la Marcha por la Ciencia congregó a investigadores, instituciones y aliados, reforzando la posición de Panamá en el mapa global del conocimiento. Este esfuerzo sostenido fue reconocido con el Premio Iberoamericano de Cooperación para el Desarrollo de la OEI, en la categoría de ciencia, destacando el potencial de la ciencia panameña cuando se articula con redes regionales y multilaterales. A lo largo del año, la Fundación también participó en espacios como la Gala Oye Mujer; estrechó lazos con CIEDU-AIP, IPEBI y SNI-AIP; y mantuvo una activa diplomacia científica con la embajada del Reino Unido y el Centro Cultural de España. En agosto, en asociación con la Cámara Panameña del Libro, estuvo presente en la Feria Internacional del Libro. La conferencia ofrecida al cierre del año en el Museo Interoceánico del Canal resaltó que la ciencia forma parte de la identidad panameña y de su imaginario colectivo. Como tal, demanda mayor financiamiento, marcos legales integrales basados en ciencia local y un fortalecimiento sostenido de las capacidades en ciencia y tecnología. El contexto geopolítico actual impone tensiones globales, desigualdades en el acceso al conocimiento y acelerados cambios tecnológicos. Para enfrentarlos, el país debe potenciar sus competencias locales sin renunciar a su rol regional, apostar por la investigación como inversión estratégica y superar las restricciones presupuestarias y regulatorias que frenan la innovación. En 2026 corresponderá construir una ciencia panameña resiliente, asumida por gobiernos, empresas, academia y ciudadanía como condición indispensable para un futuro más justo, sostenible y democrático. LA AUTORA es farmacóloga, docente en la Universidad de Panamá y presidenta de Ciencia en Panamá. Ivonne Torres-Atencio Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón
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