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7A La Prensa Panamá, lunes 1 de diciembre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. los tipos penales para los cuales aplica el perdón de la víctima, pues todos ellos son, en la práctica, formas reconocidas de abuso. Para ilustrarlo, imaginemos a María, una mujer cuyo esposo, en un episodio de violencia, le causa lesiones personales simples. Aunque el Ministerio Público inicia la investigación, el agresor y su familia presionan a María para que “perdone”: la llaman, la visitan, le ofrecen pagar algunos gastos médicos, le recuerdan que “él es el proveedor del hogar” y le advierten, casi como quien no quiere la cosa, que si él va preso, todo será peor para ella. María, sin apoyo y temiendo represalias, acaba firmando el perdón. A efectos legales, el caso se extingue. A efectos humanos, María queda más sola y desprotegida que antes, y el agresor validado por el propio sistema. En delitos patrimoniales o culposos, esta ley puede incentivar presiones, manipulación o coerción, dado que el agresor, su familia o terceros pueden ejercer presiones emocionales, económicas o sociales para que la víctima “perdone”. Aquí, la ley deja de proteger a los vulnerables y, por el contrario, se convierte en un instrumento para forzar acuerdos injustos. Esta ley también transforma la jusLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. El poder ético del maestro Reflexión mos brújulas, filtros, faros y memoria. Y aunque no lo digamos en voz alta, cada clase repite un mantra silencioso: “Docente que se reconoce, docente que se eleva”. Pero hay una realidad que incomoda y que conviene nombrar con dignidad: en Panamá, muchos educadores siguen costeando con su propio salario materiales y recursos que deberían estar garantizados. A eso suelen llamarle “vocación”, pero la verdad es más compleja. La bondad desmedida también puede volverse peligrosa. No porque ayudar esté mal, sino porque cuando el sistema se acostumbra a que el docente se sacrifica sin límite, deja de ver la frontera ética. Esa línea invisible donde la entrega deja de ser virtud para convertirse en desgaste. La vocación mal entendida nos ha hecho daño. Ha permitido que la nobleza se confunda con obligación. Y un país que normaliza el sacrificio silencioso del docente termina creyendo que está incluido en el contrato. Pero no lo está. Aquí aparece la idea que muchos evitan, pero que sostiene este ensayo: el docente tiene derecho a vivir bien. No se habla de dinero; se habla de dignidad.Se habla de bienestar, equilibrio emocional, salud mental, tiempo de descanso y la paz interior necesaria para enseñar sin romperse. Eso sí es ético. Eso transforma el aula. Indhira Londoño Un retroceso para la justicia Extinción de la pena Según Frédéric Bastiat, economista y pensador liberal francés del siglo XIX, la ley existe exclusivamente para proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas; esta es justa solo cuando protege derechos y, en contraste, se convierte en una forma de saqueo cuando otorga privilegios o redistribuye coercitivamente. En Panamá, sin embargo, las leyes no están diseñadas para proteger a la gente. Muy por el contrario, diseñamos leyes que exponen a las personas y las colocan en posiciones mucho más vulnerables, como es el caso de la Ley No. 496 del 13 de noviembre de 2025, que adiciona a nuestro Código Penal el perdón de la víctima como causa de extinción de la pena, ya sancionada por el presidente José Raúl Mulino. Esta es una ley que, envuelta en buenas intenciones, vulnerabiliza mucho más a los ciudadanos, a las víctimas y a sus familiares. Más allá de esto, la norma es sumamente peligrosa, por ejemplo, para las víctimas de violencia doméstica, delito que no solo ha sido ignorado dentro de las excepciones, sino que se refleja de manera encubierta en varios de ticia penal en una negociación desigual, ya que introduce un incentivo para que personas con más recursos o influencia “compren” su salida del proceso (el perdón), mientras que las víctimas con menos apoyo o conocimiento quedan expuestas. Además, debilita la función preventiva del sistema de justicia, haciendo que los delitos contemplados como “merecedores de perdón” sean percibidos como menos graves, y erosiona la confianza pública en la justicia. En resumen: nuestro sistema pierde legitimidad. Desde la perspectiva de las víctimas o sus familias, pedir que decidan si “perdonan” o no coloca sobre ellas un peso emocional enorme, dejándolas expuestas a sentimientos de culpa (“si no perdono, destruyo su vida”) y al miedo a represalias. Esto contradice el rol de la ley como escudo y no como carga adicional. Más allá de esto, no se trata de no creer en el perdón; sin embargo, el perdón de la víctima no exime al victimario de las consecuencias de sus acciones ni de su responsabilidad con la sociedad. En palabras del propio presidente, “esta vagabundería no se debería permitir”. Sin embargo, con la sanción de esta ley, el daño ya está hecho. Esperemos que vengan otras generaciones de diputados que vean esta ley por lo aberrante que es y que, en un futuro, la deroguen. Opinión LA AUTORA es integrante de la Fundación Libertad. LA AUTORA es profesora de filosofía. Porque un maestro agotado no es sostenible.Un maestro invisible no inspira. Un maestro que vive bien, enseña mejor. La ética docente no solo regula cómo enseñamos, sino cómo nos cuidamos. Un educador que se valora establece límites sanos, protege su tiempo y rechaza la narrativa del sacrificio infinito. Esa autovaloración es también un acto pedagógico. Es un ejemplo. Es una postura. De hecho, existe una verdad profunda que rara vez se admite: el bienestar docente es una herramienta educativa silenciosa. Más poderosa que cualquier plan anual. Más influyente que cualquier currículo. Un maestro en equilibrio inspira. Un maestro que se respeta se eleva. Un maestro que se conoce, guía mejor. Por eso, si vamos a hablar del Día del Maestro, hagámoslo en serio: con ética, con reflexión y con dignidad. El docente que se valora es una revolución ética en movimiento. Un maestro que se cuida, cuida al país. Un maestro que sabe quién es, fortalece a quienes serán. Somos más que transmisores de contenido: somos arquitectos del pensamiento y guardianes del criterio. Y poseemos algo que ningún sistema puede arrebatarnos: el conocimiento. Ese mismo conocimiento que enseñamos también nos sostiene, nos protege y nos recuerda una verdad luminosa: “Ser docente es un acto de poder ético: enseñamos, inspiramos, sostenemos y trascendemos.” Porque conocer es poder. Y un maestro que se conoce a sí mismo es, sencillamente, invencible. Hay celebraciones que se llenan de discursos vacíos, flores improvisadas y aplausos que duran menos que un recreo. El Día del Maestro, en muchos lugares, se ha vuelto una fecha simbólica, pero casi nunca reflexiva. Se habla del educador como héroe, pero pocas veces como ser humano. Se exalta la vocación, pero rara vez se examina la dignidad. Sin embargo, hay una verdad que urge decir con serenidad ética: la educación empieza en el maestro, pero el respeto también. Lo que la mayoría de los actos cívicos no menciona es quizá lo más importante: la autoestima profesional del docente. Esa fuerza interior que sostiene el aula, que estructura el sentido del trabajo y que rara vez recibe cuidado real. Mientras el país exige excelencia, puntualidad, creatividad y paciencia casi mística, muchos maestros han olvidado —sin proponérselo— el valor inmenso que encarnan cada día. Y es que el verdadero loor al maestro no es un coro externo: es un acto interno de reconocimiento. Un acto ético. Ser maestro es una profesión casi mitológica. Enseñamos historia sin haber vivido las fechas que explicamos. Enseñamos lógica en una sociedad que a veces funciona por impulsos. Enseñamos valores en un entorno donde muchos los confunden con opiniones personales. Y aun así seguimos, porque sabemos que nuestra misión no es pequeña: soLa Ley 496 abre espacio a presiones y desigualdades que exponen aún más a las víctimas, debilitando la función protectora y preventiva del sistema de justicia. Susana Lezcano El verdadero homenaje al maestro empieza por reconocer su dignidad, su equilibrio emocional y su derecho a cuidarse para sostener el aula con ética y humanidad. Burocracia en Panamá: lastre silencioso para la inversión y el empleo Trámites El reciente Índice de Burocracia 2025, elaborado por el Adam Smith Center for Economic Freedom, evidencia una paradoja alarmante para Panamá: mientras que operar una empresa formalmente requiere pocas horas anuales en comparación regional, abrir un negocio nuevo puede implicar un laberinto de trámites que disuaden a muchos emprendedores. Esta asimetría burocrática no es un asunto técnico: tiene consecuencias directas sobre el desarrollo económico y la generación de empleo en el país. Según el índice, abrir una empresa mediana en la región exige en promedio 1,850 horas dedicadas exclusivamente a trámites administrativos. Panamá se ubica entre los países con los peores resultados en ese indicador, lo que revela elevados costos de entrada al mercado formal. Esa carga inicial desalienta la creación de nuevas empresas y fomenta la informalidad, una señal de alerta para la competitividad y la inclusión económica. El tiempo dedicado a trámites no es tiempo productivo. Cada hora invertida en burocracia representa una pérdida potencial de eficiencia, innovación y valor agregado. A nivel macro, estos costos se traducen en menor inversión privada, menor dinamismo empresarial y, en consecuencia, menor creación de empleo formal. Estudios internacionales han asociado la rigidez regulatoria y la burocracia con menores tasas de inversión y con menor crecimiento del empleo privado. Un claro ejemplo está en el sector construcción: en 2024, la inversión privada en ese rubro sufrió una caída del 20.9 %, una tendencia que consultores atribuyen directamente a la “burocracia e incertidumbre”. Esa retracción no solo afecta al sector en sí, sino a proveedores, mano de obra, comercio relacionado y, en un país como el nuestro, al empleo formal en toda la cadena productiva. Más allá de los costos directos, la burocracia excesiva alimenta incentivos para la corrupción, el uso de intermediarios informales y la evasión. Cuando los procesos son largos, engorrosos o poco transparentes, muchas empresas optan por operar al margen de la ley, lo que erosiona los ingresos fiscales y degrada la calidad institucional. Parte del problema radica en un Estado con una estructura burocrática sobredimensionada, regulaciones rígidas y poca agilidad. La burocracia devora recursos que podrían dirigirse a inversión productiva, fortalecimiento institucional o incentivos de desarrollo, transformando al gobierno en un freno más que en un aliado del crecimiento. Panamá tiene dos opciones claras: continuar con procesos administrativos excesivos que ralentizan el emprendimiento y la formalización, o adoptar una reforma profunda de la burocracia: simplificación de trámites, digitalización, transparencia y cooperación público-privada, que impulse la competitividad, la inversión y el empleo. En un entorno global cada vez más competitivo, la agilidad institucional deja de ser un lujo para convertirse en una necesidad estratégica. EL AUTOR es emprensario. Jorge Silva Melo Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. 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