6B La Prensa Panamá, domingo 9 de noviembre de 2025 ELLAS.pa El Programa Anabelle Narbona es gratuito, confidencial y liderado por psicólogos oncólogos iStock Hablar del dolor también sana por Diana Sofía Hernández [email protected] El Programa Anabelle Narbona de Fundacáncer brinda acompañamiento psicológico gratuito a familiares y cuidadores de pacientes con cáncer Congelamiento. Eso fue lo que sentí al leer el testimonio de Fernando Martin, director del Programa Anabelle Narbona, y me sorprendió ver cuánto coincidíamos. Hace 10 años escribí el artículo Mi mamá lucha contra el cáncer para la revista ELLAS, entonces mi mamá resistía con determinación. No imaginaba que esa historia tendría un cierre tan distinto en 2023, cuando perdió la batalla. En ese proceso, su cáncer se convirtió en nuestro maestro más severo. No fui su cuidadora principal; ese papel lo llevó mi papá, algo que encontré en común con Fernando, cuya madre, Anabelle, padeció cáncer de páncreas. Me contó que su experiencia “estuvo llena de confusión y tristeza. No existió una comunicación clara en la familia, y eso invita a la incertidumbre”. La psicóloga oncóloga Judy Behar, especialista del programa, explica que cuando una persona recibe un diagnóstico grave o terminal, toda la estructura familiar se reorganiza. “Las prioridades pueden cambiar y muchas veces emergen tensiones que habían estado latentes”, y agrega que uno de los familiares suele asumir la mayor carga como cuidador principal, lo que genera “desequilibrios si no hay una distribución clara de las responsabilidades”. Fernando reconoce que “después de la pérdida [de su madre] logramos aprender mucho y mejorar la dinámica en temas como la comunicación”. Admite que el proceso fue difícil incluso con apoyo profesional. “Esto me hizo pensar lo complejo que debe ser la enfermedad para quienes la viven sin apoyo”, añade. De allí surgió el impulso para crear la Fundación Anabelle Narbona, rama de salud mental que forma parte de Fundacáncer. “Toda persona que experimenta esta enfermedad necesita a alguien que le escuche, que le ayude a soltar. Si fuera mi elección, cada uno debería tener terapia personal durante todo el proceso”, reflexiona. Escuchar a Fernando trajo recuerdos de mi propio proceso: la culpa por tener que salir a trabajar en lugar de quedarme en casa y el deseo de devolverle a mi madre su esfuerzo como mi cuidadora principal. Vivir con discapacidad psicosocial hacía más intensa esa mezcla de amor y culpa. Poco a poco empecé a descuidarme: dejé de ir a mis citas de control y me sentí obligada a reducir las dosis de mis medicamentos para poder cumplir en el trabajo. Cuando uno de los familiares del paciente vive con un diagnóstico psicosocial, “es un escenario complejo”, explica Behar. Por eso recomienda, a ese familiar, que el acompañamiento se enfoque en fortalecer su autonomía, su autoestima y autorregulación. “Es clave brindar contención emocional, herramientas de autocuidado y una red de apoyo clara”, enfatiza. Nadie nos enseña a sobrevivir al proceso de ver morir a una madre, pero con el tiempo se encuentra cierta paz al mantener vivo su legado. Pienso que eso es lo que preserva a quienes amamos: seguir hablando de ellos y transformar el dolor en apoyo. Fernando también halló en ese aprendizaje una forma de sanar. “Hablar de ella es hablar de lo que representa una madre; recordarla es algo bonito, lleno de agradecimiento, a pesar del dolor”, me dijo. Para poner en marcha el proyecto, se apoyó en sus hermanos y en una tía “con mucha experiencia en el mundo de apoyo social, que fue la pieza clave”, relata. Ha enfrentado retos emocionales y administrativos, pero su fuerza proviene de mantener el legado de quien lo formó con amor. Para Behar, los grupos de apoyo son fundamentales porque “ofrecen algo sumamente valioso: la posibilidad de no sentirse solo”. Añade que “escuchar a otros pasando por caminos similares permite validar las emociones, compartir recursos, encontrar consuelo y sentir acompañamiento y empatía”. La primera vez que vi el anuncio del programa, me alegré muchísimo: habría querido algo así mientras atravesaba el proceso de duelo anticipado, pero me consuela saber que hoy otros tienen ese espacio. Por mi parte, aprendí que hablar del dolor no lo borra, pero lo vuelve más liviano. Descubrí que, al compartir mi historia, la de mi mamá también sigue viva. El Programa Anabelle Narbona es gratuito, confidencial y liderado por psicólogos oncólogos. Las reuniones se realizan los lunes, de 2:00 p.m. a 4:00 p.m., en la Sala de Archivo del MAC Panamá. Para asistir, basta llenar el formulario disponible en la biografía de su cuenta de Instagram: @ programa_anabellenarbona.
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