6A La Prensa Panamá, jueves 6 de noviembre de 2025 Panorama El Ministerio Público recibe entre tres y cuatro denuncias diarias por personas desaparecidas en distintas regiones del país. Aunque la mayoría de los casos logran resolverse con la ubicación de las víctimas, el flujo constante de reportes evidencia una tendencia preocupante que mantiene en alerta tanto a las autoridades como a las familias. El fiscal Gustavo Barrera Barragán, titular de la Unidad Especializada de Personas Desaparecidas del Ministerio Público, reveló recientemente, durante una sesión de la Comisión de la Mujer, la Niñez, la Juventud y la Familia de la Asamblea Nacional, que este año se han registrado 1,297 denuncias de desaparición a nivel nacional, de las cuales 1,175 personas han sido localizadas, lo que representa una efectividad del 90.5%. “La principal finalidad de la unidad es ubicar a las personas, porque hacerlo en tiempo oportuno garantiza su seguridad y bienestar”, explicó Barragán. Sistema unificado Según el fiscal, la decisión de crear la unidad surgió tras detectarse un aumento en los reportes de personas desaparecidas y la falta de un sistema unificado de registro. “No se tenía claro cuántas personas eran reportadas a nivel nacional ni bajo qué figura penal: si era privación de libertad, secuestro o sustracción. Había una amalgama de situaciones”, detalló. Desde su puesta en marcha este año, la unidad ha concentrado los reportes provenientes de todas las fiscalías regionales y ha cruzado información con la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), con el fin de consolidar una base de datos nacional. Este esfuerzo permitió, por primera vez, unificar cifras y prácticas de investigación en torno a la desaparición de personas en Panamá. En su informe, Barragán precisó que, del total mencionado, 846 menores de edad han sido reportados como desaparecidos y que de ellos 792 han sido ubicados, lo que equivale a un 93.6% de efectividad. “La ubicación de los menores es cíclica; se reportan nuevos casos y, a medida que son localizados, ingresan otros. Por eso es fundamental mantener un monitoreo constante”, explicó el fiscal. Entre las herramientas que utiliza la unidad figura la Alerta Amber, activada en casos de alto riesgo para menores de edad. Barrera destacó que este mecanismo ha sido clave para localizar a decenas de niños y adolescentes en los primeros días tras su desaparición. “Las primeras 72 horas son cruciales. Cuanto antes se denuncie, mayores son las posibilidades de hallarlos con vida”, subrayó. Fiscalía recibe hasta cuatro denuncias diarias por personas desaparecidas UNA CRISIS SILENCIOSA Las denuncias El fiscal hizo un llamado a la ciudadanía a denunciar de inmediato la desaparición de familiares o allegados, sin esperar las 24 o 48 horas que tradicionalmente se creían necesarias. “Ese cliché no aplica. Apenas una persona no llega a casa o se pierde contacto, se puede acudir a las agencias del Ministerio Público a presentar la denuncia”, enfatizó. Una vez recibida, los equipos inician la búsqueda mediante la verificación de cámaras, entrevistas y rastreos en los últimos lugares donde fue vista la persona. A pesar de los resultados, Barragán advirtió que la unidad enfrenta limitaciones de recursos humanos y presupuestarios. “Somos una unidad pequeña, de apenas ocho personas, incluyendo a este fiscal. Aun así, hemos logrado la ubicación directa de más de 120 personas”, afirmó. En varios de esos casos, los hallazgos fueron producto de investigaciones conjuntas con las fiscalías regionales. Finalmente, el fiscal destacó que cada vez que se ubica a un menor reportado como desaparecido, se debe verificar si la desaparición constituye o no un delito. “Nuestro trabajo no termina con la ubicación. Debemos determinar si existió una conducta delictiva y remitir el expediente al despacho correspondiente”, puntualizó. Casos emblemáticos En 2025, dos desapariciones estremecieron a Panamá: la de Dayra Caicedo, estudiante de 23 años secuestrada en Arraiján por sujetos armados, y la de Víctor Arias Pezzotti, un joven de 26 años visto por última vez tras salir de la casa de su expareja en Aguadulce. Mientras el caso de Caicedo generó una búsqueda nacional con más de 50 allanamientos —y su hallazgo sana y salva, 35 días después—, la desaparición de Arias permanece sin respuestas claras, pese al clamor de su familia y a los llamados en redes sociales. Otro de los casos más dramáticos fue el de la desaparición de Esteban Danilo De León, un joven cuyo cuerpo fue encontrado este 5 de noviembre en el corregimiento 24 de Diciembre. La preocupación aumentó días antes luego de que las autoridades ubicaran, en el sector de Malengue, en Pacora, un vehículo que se presume le pertenecía. El hallazgo de Rodolfo Flores amplía el registro natural de Panamá y redefine su mapa botánico con una especie nunca antes observada en el territorio. Cortesía Nueva planta carnívora de Panamá es única en el mundo Aleida Samaniego C. [email protected] Ohigginis Arcia Jaramillo [email protected] DESCUBRIMIENTO Se trata de Genlisea filiformis, una especie descubierta por el botánico Rodolfo Flores en las sabanas y humedales de Panamá. Su hallazgo amplía el mapa botánico del país y confirma su riqueza endémica. Panamá suma una nueva especie a su registro botánico: Genlisea filiformis, una planta carnívora hasta ahora desconocida en el país. “Cuando la encontramos, supimos que estábamos frente a algo extraordinario. Nunca antes se había registrado en Panamá, y su singularidad es fascinante”, manifestó a este medio el botánico e investigador Rodolfo Flores, responsable del hallazgo. Más allá de su valor científico, este descubrimiento revela ecosistemas olvidados y pone en evidencia la riqueza natural que aún permanece oculta en las sabanas y humedales panameños. Para Flores, la importancia de este descubrimiento trasciende la ciencia. “Muchos panameños desconocen que tenemos plantas carnívoras nativas. Además, la mayoría confunde las sabanas naturales con simples potreros, cuando en realidad son ecosistemas únicos que albergan la mayor diversidad de estas especies en nuestro país”, explicó. ¿Qué hace única a Genlisea filiformis? Flores detalló con entusiasmo las características que distinguen a esta planta. Genlisea filiformis pertenece al género Genlisea, que antes no estaba registrado en Panamá. Lo que la diferencia de otras plantas carnívoras son sus estructuras subterráneas especializadas para atrapar pequeños animales y su morfología particular de hojas y flores. “Esto le permite sobrevivir en suelos pobres en nutrientes, donde otras plantas simplemente no podrían crecer”, señaló. Además de su biología, Flores enfatizó su papel ecológico, ya que “estas plantas no solo se alimentan de insectos; también actúan como fertilizantes naturales para el suelo. Son controladoras biológicas de insectos y ayudan a mantener el equilibrio de sus ecosistemas. Incluso son indicadoras ambientales: si desaparecen, significa que algo está cambiando en nuestros humedales y sabanas”. Hasta ahora, Panamá cuenta con seis especies de plantas carnívoras registradas, pero Genlisea filiformis es un descubrimiento que marca un antes y un después. “Es un hallazgo endémico; solo existe en nuestro país. Descubrirla es un orgullo científico y, al mismo tiempo, una responsabilidad para protegerla”, afirmó Flores. Sabanas y humedales: ecosistemas olvidados que esconden tesoros Flores alerta sobre la vulnerabilidad de estos ecosistemas: “Muchos no entienden la importancia de las sabanas y las tratan como si fueran terrenos agrícolas. La siembra de pinos u otros árboles en estas zonas es un crimen ecológico. La sombra destruye las plantas carnívoras y altera todo el equilibrio natural”. Los humedales tampoco escapan a la amenaza. “Un ejemplo claro es el Humedal de Matusagaratí, en Darién. La mayoría de nuestras plantas carnívoras dependen de estos lugares. Por eso, declarar sabanas y humedales como áreas protegidas es la medida más efectiva para asegurar su supervivencia”. Flores realizó un llamado urgente, advirtiendo que “si no protegemos estos ecosistemas, corremos el riesgo de perder especies únicas que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Cada planta que desaparece es un capítulo que se borra de nuestra historia natural”. El hallazgo también tiene implicaciones para la ciencia global. “Cuando descubrimos una especie desconocida, se abren puertas para otros campos, como la química, la medicina o la agricultura. Algunas plantas podrían contener compuestos útiles para combatir enfermedades o mejorar cultivos”, explicó Flores. Asimismo, subrayó la importancia de la comunicación científica, pues considera que “no basta con descubrir la especie; es vital compartir este conocimiento de manera que la población lo comprenda y valore. Si la gente conoce nuestras plantas únicas, empezará a sentirse parte de su conservación”. Un mensaje para los jóvenes científicos Flores tiene un consejo para las nuevas generaciones: “La biología es el estudio de la vida. Descubrir especies desconocidas es uno de los regalos más grandes que podemos darnos. La pasión por el conocimiento puede abrir puertas en la medicina, la agricultura y la conservación, y también puede convertirse en una forma de vida”. Recientemente, Flores recibió el Premio Pilares del Biomuseo, un galardón que reconoce tanto su aporte científico como su labor de divulgación. “Este premio me llena de satisfacción y esperanza. Satisfacción porque reconoce años de esfuerzo personal y colectivo, y esperanza porque demuestra que todavía hay personas que valoran la ciencia, incluso cuando los recursos disminuyen”, comentó. Para él, la visibilidad que ofrece el premio es tan importante como el reconocimiento económico, ya que “cuando la ciencia se premia, incluso quienes no comprenden su valor empiezan a verla como algo importante. Eso nos permite sembrar la semilla del conocimiento y la conservación en la población”. La historia de Genlisea filiformis no es solo la historia de una planta carnívora; es la historia de un científico apasionado, de ecosistemas ignorados y de un país con una biodiversidad extraordinaria. Gracias al trabajo de Flores, Panamá no solo suma una especie única a su registro botánico, sino que también gana un símbolo de conservación, investigación y educación científica. Como él mismo dice: “Cada descubrimiento nos acerca un poco más a comprender la vida en nuestro país, y cada reconocimiento nos recuerda que la ciencia vale la pena cuando se comparte con el corazón”. El descubrimiento de Genlisea filiformis confirma que Panamá sigue siendo un tesoro por explorar en términos de biodiversidad. Esta planta carnívora no solo amplía el inventario botánico del país, sino que también evidencia la riqueza y fragilidad de ecosistemas como las sabanas y humedales, que requieren protección urgente. Cada planta descubierta es un recordatorio de que aún hay secretos por revelar en la naturaleza y de que protegerlos es un deber de todos los ciudadanos. Como señala Flores, el valor de la ciencia trasciende los laboratorios y “cada descubrimiento nos acerca a comprender mejor la vida en nuestro país, y cada reconocimiento nos recuerda que la ciencia vale la pena cuando se comparte con el corazón”. El propio procurador Luis Carlos Gómez ha liderado algunos operativos de búsqueda. Cortesía
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