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6B La Prensa Panamá, lunes 3 de noviembre de 2025 Ricardo Adrianza. Cortesía El legado que le dejo a mis nietos por Ricardo Adrianza Especial para ELLAS [email protected] Escribir para ellos ha sido también escribir para mí. La vida no está garantizada a nadie, seas joven o viejo. Quizás por eso, en uno de los momentos más duros de mi existencia, hice una promesa: dejar a cada uno de mis nietos un legado escrito, un refugio de palabras que los acompañe en el difícil camino de la vida. Soy Ricardo Adrianza, venezolano, contador público de profesión y de vida por vocación. Durante más de 25 años fui socio de una firma de auditoría. Mi vida parecía estable, ordenada y predecible, hasta que la espeluznante diáspora venezolana nos obligó a separarnos. Mi esposa y mis hijas emigraron en busca de un futuro mejor, mientras yo permanecí en mi país, enfrentando un exilio distinto: el del alma. A esos años los llamo mi exilio solitario: un tiempo de nostalgias, silencios y aprendizaje profundo. En medio de esa distancia, el nacimiento de mi primer nieto, Matías, en 2019, fue un llamado de esperanza. Presenciar su llegada me estremeció. Entendí que, aunque la vida puede arrebatarnos presencia, no puede quitarnos el deseo de permanecer a través del amor. Así nació Cartas a Matías: lecciones de vida y liderazgo para mi nieto, mi primer libro, escrito como un puente entre generaciones. Un libro íntimo y lleno de sabiduría sencilla, que invita a detenerse y recordar qué es verdaderamente importante en la vida. Desde entonces, me hice una promesa sagrada: dejar a cada nieto una carta, un libro, un legado emocional. No textos de teoría, sino de vida: esas lecciones que el tiempo, los errores y las alegrías me enseñaron. Con la llegada de Ignacio y Emma, completé una trilogía de amor y sentido: Cartas a Ignacio: lecciones de vida y liderazgo para mi nieto (2023) y Cartas a Emma y la filosofía del Señor de las Verduras (2025). En el primero, incorporo reflexiones sobre liderazgo y toma de decisiones, y abordo temas como la felicidad, la empatía, la resiliencia y la humildad, ofreciendo una guía para enfrentar la vida con optimismo y valores sólidos. Ambos fueron reconocidos en los International Latino Book Awards por su inspiración y mensaje humano, en las categorías Most Inspirational Young Adult Book y Best Self-Transformation Book. Cada carta escrita es una conversación con la vida. En ellas no hablo de éxito, sino de propósito; no de logros, sino de ser. Mi última obra, escrita junto a mi hija Cristina, es quizás la más entrañable: a través de metáforas y de un personaje llamado el Señor de las Verduras, acompaño a Emma en un viaje hacia la felicidad interior, la autenticidad y el bienestar emocional. Es una invitación a vivir con ojos de niño y alma de sabio, con la ciencia del bienestar al servicio del corazón. Hoy comprendo que lo que comenzó como un acto de resiliencia se convirtió en mi misión: dejar huellas donde antes hubo silencios. Escribir para ellos ha sido también escribir para mí, para recordarme que la verdadera felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.

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