6A La Prensa Panamá, viernes 31 de octubre de 2025 El pleno de la Asamblea Nacional aprobó ayer, en tercer debate, el proyecto de ley No.396, que establece el marco regulatorio para la prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos en Panamá. La iniciativa fue presentada el pasado 15 de julio por el diputado Ariel Vallarino, del partido Realizando Metas, con el objetivo de promover la seguridad alimentaria y adoptar medidas que reduzcan la pérdida de alimentos a lo largo de toda la cadena de producción y consumo. La disposición recibió el respaldo unánime de 46 diputados durante la sesión plenaria. Entre los objetivos específicos de la norma destacan: Evaluar y cuantificar las mermas de alimentos en cada etapa de producción; prevenir y minimizar el desperdicio alimentario en todo el territorio nacional; contribuir a la erradicación de la pobreza; y fomentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y la implementación de la economía circular en el manejo de alimentos. De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Panamá al menos 200 mil personas padecen Asamblea Nacional aprueba proyecto para prevenir desperdicio de alimentos TERCER DEBATE hambre, lo que representa el 5.3% de la población. En las comarcas indígenas, uno de cada dos niños sufre desnutrición, mientras que unas 350 toneladas de alimentos se desperdician diariamente. Ante este panorama, el diputado Vallarino señaló que la iniciativa introduce reglas modernas para la conservación de los alimentos. “Lo fundamental es minimizar la pérdida de toneladas de comida que, en muchas ocasiones, terminan en los basureros”, acotó. Vallarino agregó que el proyecto fue ampliamente discutido y analizado con diversos sectores, entre ellos la Iglesia católica, el Banco de Alimentos, el Ministerio de Salud y representantes de la empresa privada. Ahora, la propuesta de ley espera la sanción o el veto del Órgano Ejecutivo. Estudiantes asisten a su primera semana de clases presenciales en el centro educativo básico general de Río Caña abajo, en Kusapín, comarca Ngäbe Buglé. Alexander Arosemena Ejecutivo promete 100 zarzos para evitar más muertes en comarcas Yaritza Mojica [email protected] Getzalette Reyes [email protected] TRAGEDIA EN LA COMARCA NGÄBE BUGLÉ El presidente José Raúl Mulino aseguró que su administración trabaja para saldar el déficit histórico de infraestructura en las comarcas, con una inversión de $85 millones. El presidente de la República, José Raúl Mulino, expresó sus condolencias a los familiares de las dos niñas que perdieron la vida al intentar cruzar una quebrada crecida, luego de las intensas lluvias registradas en la comunidad de Mironó, en la comarca Ngäbe Buglé. “Lamentamos profundamente esta tragedia. Ojalá situaciones como esta no vuelvan a ocurrir”, manifestó el mandatario, quien destacó que su despacho, junto con el de la Primera Dama y otras organizaciones, está brindando apoyo a las familias afectadas para aliviar, en parte, la pérdida sufrida. Mulino reconoció que, aunque durante el primer año de gestión se construyeron veinte puentes zarzos en distintas comunidades, los esfuerzos han sido “necesarios, pero no suficientes”. Añadió que existe un déficit histórico en infraestructura vial y peatonal en las zonas rurales e indígenas, el cual su administración busca subsanar progresivamente. En ese sentido, anunció el inicio de un plan que contempla la construcción de más de cien nuevos puentes en distintos puntos del país, con el propósito de garantizar que los panameños puedan trasladarse con mayor seguridad hacia sus escuelas, centros de salud y lugares de trabajo. El mandatario informó que actualmente el Gobierno ejecuta un programa de obras en las comarcas por un monto de 85 millones de dólares, que incluye la entrega de dos nuevas escuelas y un centro de salud. Asimismo, explicó que el Ministerio de Educación (Meduca) ha realizado un levantamiento de los principales cruces de ríos utilizados por los estudiantes para llegar a sus centros educativos. Este diagnóstico servirá como hoja de ruta para orientar las próximas construcciones y reforzar la seguridad en las comunidades más vulnerables. “Vamos a terminar los proyectos que nunca se ejecutaron y a hacer lo que no se hizo”, enfatizó el presidente, subrayando su compromiso con el desarrollo equitativo y la seguridad de todos los panameños. Durante los últimos veinticinco años, entre cincuenta y cinco y setenta personas —en su mayoría niños— han perdido la vida ahogadas al intentar cruzar los peligrosos ríos de la comarca Ngäbe Buglé para asistir a la escuela. Esta cifra conmovedora es solo un reflejo de la crisis sistemática que enfrenta la región, documentada por la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (Fudespa) y Jóvenes Unidos por la Educación (JUxlaE). En su informe titulado “Educación mortal: crisis sistemática de ahogamientos infantiles en la comarca Ngäbe Buglé”, se denuncia cómo el derecho a la educación se ha convertido en un riesgo mortal debido al abandono estatal, la marginación étnica y la falta de infraestructura básica. El informe califica esta situación como una crisis humanitaria prolongada y una grave violación de los derechos humanos. La tragedia no es un accidente inevitable, sino el resultado de un sistema que no ha cumplido con sus responsabilidades, poniendo en peligro la vida de los menores a cambio de su educación. El epicentro de estas tragedias es el río Cricamola, ubicado en el distrito de Kankintú, donde en los últimos años nueve niños han sido arrastrados por sus aguas al intentar cruzarlo. Este peligro no se limita a un solo río, ya que otras comunidades, como Mayo, Nutiví, Trinchera y Piedra Roja, sufren una situación similar. Sin puentes seguros, los estudiantes deben usar frágiles estructuras de bambú o poleas improvisadas para cruzar los ríos caudalosos, exponiéndose a ahogamientos mortales. Fotografía protocolar tras la aprobación del proyecto en tercer debate. Tomado de @asambleapa No las mató la quebrada Sabrina Sin Censura Sabrina Bacal ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] perdido la vida cruzando ríos en los últimos 25 años, según un informe de FUDESPA y Jóvenes Unidos por la Educación. Por eso, esta tragedia no es un hecho aislado, sino la consecuencia previsible de un Estado que no ha priorizado el bienestar de los sectores más vulnerables de su población. ¿Cómo es posible que en el país de los millones para la Villa Diplomática, las remodelaciones de lujo, las monedas conmemorativas, las laptops de Lucy y demás licitaciones opacas, no haya dinero para evitar que los niños de la comarca sigan muriendo para poder estudiar? Dos provincias enteras siguen sin poder tomar agua de los acueductos; no hay hospitales dignos, escuelas equipadas o dinero para la Biblioteca Nacional, pero crecen las planillas del Ejecutivo y del Legislativo, junto con los gastos en publicidad, celulares y alquileres. Estas prioridades invertidas se reflejan en el presupuesto más alto de nuestra historia: uno que no toca las prebendas ni los excesos, pero que recorta recursos con un criterio más político que técnico. Eso quedó en evidencia en la reprimenda pública que el ministro Felipe Chapman hizo a la gerente del ITSE: la acusó de tener una ejecución “supremamente baja” y una gestión deficiente. Remató llamándola “vendedora de sueños” y amenazándola “con decir lo que no quiere decir”. Las palabras de Chapman quedaron expuestas cuando la gerente del ITSE se vio obligada a ripostarle y corregir los entuertos del ministro. Sería bueno que utilizara ese mismo ímpetu con la ministra de Educación, Lucy Molinar, que —a diferencia de instituciones como el ITSE— no tiene resultados que mostrar y, hasta agosto, solo había ejecutado el 11 % de su presupuesto. Si el criterio para la asignación de recursos públicos tuviese como norte las necesidades de todos, y no las agendas y privilegios de algunos, quizás podríamos soñar con un país donde los estudiantes no mueran para llegar a escuelas sin electricidad, internet o agua, pero con laptops de $250 millones, bendecidas por el presidente Mulino y aplaudidas por Martinelli. Eso nunca es buena señal. Este gobierno no demuestra ni criterios técnicos ni filtros éticos, y su humanidad, cuando aparece, suele ser defensiva o para el consumo de la audiencia. Cuando la ministra de Educación fue consultada sobre la muerte de las dos niñas, respondió que “lamenta mucho la politiquería que se está queriendo hacer con algo tan dramático”. Sus palabras recordaron la defensa que hizo el presidente del derroche en la Villa Diplomática, al asegurar que era “demagógico” sugerir que ese dinero podía destinarse, por ejemplo, al Hospital Oncológico. Ambos usaron calificativos similares para descalificar los reclamos: politiquería y demagogia. Dos términos que, en su boca, se han convertido en la herramienta con la que justifican el despilfarro y castigan los cuestionamientos. Esto quedó en evidencia en la Asamblea Nacional cuando el cardenal José Luis Lacunza leyó el poema “No los mató la quebrada”, del sacerdote Guillermo Sánchez. En sus versos, el cura dice lo que la mayoría calla: que no fue la crecida del río la que mató a las niñas, sino la indiferencia, la corrupción y el silencio cómplice. Es un texto poderoso, del que tomo prestado el título. Al leerlo, Lacunza enseñó la empatía que escasea en las altas esferas del poder. Quienes todavía nos atrevemos a cuestionar el rumbo de este gobierno debemos estar preparados para que nos llamen “politiqueros”, “demagogos” y nos manden a meter la lengua “ya saben dónde”. La grosería presidencial demuestra el poco respeto que siente por su cargo y la desaparición de cualquier freno en su forma de gobernar. No las mató la quebrada; las mató un país en el que a sus autoridades casi nada las conmueve. Dos imágenes bastan para entender el país que somos. En Santiago, el presidente y su gabinete llegan a un Consejo de Ministros escoltados por una ostentosa flota de vehículos 4x4, arrendados bajo contratos millonarios. Días después, dos niñas mueren ahogadas al intentar cruzar una quebrada crecida en la comarca Ngäbe Buglé, en el camino a su escuela. Setenta menores han Panorama
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxMjQ5NQ==