6A La Prensa Panamá, sábado 25 de octubre de 2025 Pescador empleando la red conocida como cóngolo en el río Magdalena. Stanley Heckadon, 1970 Los pescadores de isla del Sol en el río Magdalena, 1970 Stanley Heckadon ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] Pescan con chinchorro (red de arrastre) y con el cóngolo, especie de red con dos manijas de palo. Si el pez nada río arriba, se arrastra el cóngolo hacia abajo. Esta es la segunda entrega de mi diario de viaje desde Bogotá a Narganá y Panamá, en el verano de 1970, tras graduarme de Antropología en la Universidad de los Andes. En el primero compartí las notas del viaje en bus hasta el puerto de La Dorada, cabeza de la navegación sobre el río Magdalena. Pensé que aquí sería fácil conseguir una embarcación que me llevase hasta Barranquilla. De allí iría a Cartagena, en cuyo mercado La Malla abordaría la lancha Doris, que compraba pescado en las islas de San Bernardo, donde en 1969 había hecho el trabajo de campo para mi tesis. Pero ninguna nave iba hasta Barranquilla. Temí quedarme varado en La Dorada. Anochecía cuando subí al remolcador San Roque. Su capitán, al ver mi interés por el río y su gente, me dijo que él no iría a Barranquilla, pero sabía de otra nave que sí. Le hablaría al otro capitán, amigo suyo, para que me llevase. Me apremió a embarcarme, pues el viaje sería lento. Como era el fin del verano, las aguas del río estarían muy bajas e iríamos de puerto en puerto vendiendo cemento. Le pregunté si podía pagarle mi pasaje ayudándole con algunas tareas. Dijo que, por el momento, no me preocupara y, con un marinero, me envió bajo cubierta a los camarotes de la tripulación. Me asignaron la cama más pegada al casco de hierro y sin ventanas. La Dorada y su barrio rojo “El remolcador tiene tres máquinas GMC, cada una con 165 caballos de fuerza, para empujar el convoy con sus barcazas acarreando sacos de cemento. Todos los puertos tienen su barrio de cantinas y prostitución. Los de los puertos bananeros están a la vera del mar. El de La Dorada está a orillas del río. Es un barrio grande en relación con el tamaño del pueblo. Hay gran cantidad de prostitutas, y aparentemente lo mismo ocurre en Puerto Berrío. El auge de la prostitución probablemente se debe a la precaria situación económica de la región. Se encuentran niñas de todas las edades. No hay control. Hasta tarde en la noche se ve ir y venir a niñas de 12, 13 y 14 años”. Los pescadores de la Isla del Sol La isla del Sol es una isla que formó el río Magdalena durante los inviernos y donde construyeron un bailadero popular muy concurrido los fines de semana. Para cruzar, los botes cobran un peso de ida y otro de vuelta. Había pescadores arranchados en la isla del Sol. Pescan con chinchorro (red de arrastre) y con el cóngolo, especie de red con dos manijas de palo. Si el pez nada río arriba, se arrastra el cóngolo hacia abajo. Para pescar con cordel usan lombrices, y faltando como de una a una y media brazas del anzuelo, le amarran una piedra para que la cuerda quede bien anclada en el fondo. Como a las 4:00 de la madrugada, dos niñas subieron a bordo del San Roque; una podría tener solo once años. Ninguno de la tripulación durmió con ellas, y desembarcaron como a las seis de la mañana llevándose la cartera de un tripulante, quien al darse cuenta las siguió con gran gritadera y la recuperó, pero no les presentó cargos ante la policía. Martes 30 de marzo: El zarpe Zarpamos de La Dorada como a las 9.00 de la mañana. Justo después del puente sobre el río Magdalena está Puerto Salgar, con una base de la Fuerza Aérea que tiene una rampa por donde los hidroaviones suben del río hasta la pista. Vi un hidroavión Catalina, como los que había en las bases aéreas americanas en Panamá. “El remolcador en el que voy río abajo es el San Roque. A las 2:00 de la tarde pasamos por Puerto Niño y a las 2:35 por Puerto Boyacá, que va a ser comunicada por carretera con Otanche, o sea con la región de Muzo, la zona esmeraldera. A las 5:00 de la tarde pasamos frente a Nare, donde está la fábrica de cemento Nare. A la margen izquierda del río está Antioquia y a la derecha estaba Boyacá, pero ahora estamos frente a Los Santanderes. Las rancherías de pescadores A todo lo largo del río, en los playones y las isletas que el Magdalena forma en invierno, se encuentran ranchitos de pescadores que emplean “el chinchorro”, igual a las redes usadas en Panamá y que temprano aprendí a manejar en el Chiriquí Viejo. Tienen de 20 a 30 brazas de largo. Pescan más que todo el bagre pintado, el barbudo y el bocachico. De estos tres, el mayor es el bagre, que llega a pesar hasta 25 libras o una arroba. Este pescado lo meten en cajas de bambú que colocan en el agua, manteniéndolos vivos hasta que vengan las lanchas de La Dorada a comprarlo. Casi todos los pescadores usan una especie de toalla roja que les llega como a cuatro dedos por debajo de la rodilla y a la que llaman “chingo”. El pescado enviado a La Dorada es luego llevado a Manizales, Neiva e Ibagué, y hasta Bogotá”. En el siguiente escrito compartiré lo que el capitán y el maquinista me contaron sobre la violencia que azotó el Magdalena entre 1948 y 1953. Los estibadores no eran de gran estatura, pero muy fuertes. Encaramados sobre las estivas dos hombres colocaban un saco a espaldas de cada estibador quienes en fila bajaban a tierra firme por una rampa de madera. Stanley Heckadon, 1970 Ranchería de pescadores en una de las muchas islas formadas por el Magdalena en invierno. A la derecha la piragua con el chinchorro o la red. En el agua está la caja hecha de bambú que permitía mantener vivos a los peces y venderlos a las lanchas compradoras. Stanley Heckadon, 1970
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