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7A La Prensa Panamá, jueves 16 de octubre de 2025 mente uno de cada tres graduados en universidades tradicionales logra encontrar empleo. Pero entonces el Gobierno da muestra de una total confusión en sus prioridades. El ITSE solicitó $78 millones para 2026, el Ministerio de Economía y Finanzas recomendó $21 millones, y la Asamblea Nacional plantea alrededor de $27 millones, el monto mínimo que la entidad requiere para operar durante un año. Una reducción de esta magnitud afectaría directamente 20 carreras y alrededor de 10 mil estudiantes. ¿Las razones del recorte? Porque se apuesta al clientelismo, esa función electorera que promueve el derroche de recursos. Como ejemplo, la Asamblea Nacional, que según uno de sus más serios diputados, Roberto Zúñiga, podría operar con $30 millones, recibirá $98 millones. Es decir, la misma cifra que le otorgó el Ejecutivo en 2025. No se le bajó un solo centavo, ni siquiera frente a las impactantes acusaciones de despilfarro recogidas en las pesquisas del contralor de la República. Todo esto ocurre EUA y la geopolítica emocional de nuestro tiempo Declive En mis conversaciones con ciudadanos panameños —y también con personas de otros países— noto una reacción que hace una década era impensable: cuando se les pregunta si desean visitar Estados Unidos, la respuesta casi unánime es: “no se me ha perdido nada en ese país”. Lo que antes era un sueño compartido —viajar, estudiar o migrar a Estados Unidos— hoy es, para muchos, una opción descartada. ¿Qué ha cambiado? Estamos viviendo una transformación silenciosa pero profunda: el declive del poder de atracción de Estados Unidos, no por debilidad militar o económica, sino por una pérdida de legitimidad emocional. Lo que está en juego no es su posición geoestratégica, sino su capacidad de inspirar, movilizar y conectar con las aspiraciones de las personas. Es lo que podríamos llamar la nueva geopolítica emocional del siglo XXI. Durante buena parte del siglo XX, Estados Unidos ejerció un poder simbólico que excedía su territorio. Era el país de la libertad, la innovación, las oportunidades y la democracia. Ese imaginario colectivo moldeó generaciones enteras en América Latina, Europa, Asia y África. Pero en los últimos años, esa narrativa se ha resquebrajado. Hoy, muchos perciben a Estados Unidos como una nación en crisis: polarizada políticamente, marcada por el racismo estructural, con violencia interna rampante y una política exterior incoherente. Las imágenes de niños migrantes enjaulados, las masacres escolares, los intentos de desestabilizar gobiernos electos y la indiferencia frente al cambio climático han debilitado su autoridad moral en el mundo. Ya no inspira: desconcierta. Al mismo tiempo, han surgido polos alternativos de influencia. China, India, Turquía, Corea del Sur, entre otros, ofrecen modelos distintos de desarrollo, más pragmáticos o adaptados a las realidades locales. En muchos países, especialmente entre los jóvenes, la admiración por Estados Unidos ha sido reemplazada por una mirada crítica, incluso cínica. Esto no significa que Estados Unidos haya dejado de ser una potencia. Lo sigue siendo. Pero su soft power —su capacidad de atraer por lo que representa— está en declive. Y eso cambia las reglas del juego global. La influencia ya no se mide solo en bases militares o acuerdos comerciales, sino en confianza, ejemplo y coherencia. En Panamá, esta transformación también se siente. La relación histórica con Estados Unidos ha sido compleja, con momentos de cooperación y de conflicto. Pero hoy lo que predomina es la distancia emocional. Muchos panameños sienten que Estados Unidos ya no es un aliado comprometido, sino un actor distante, más preocupado por sus problemas internos que por fortalecer vínculos genuinos con sus socios tradicionales. Esta geopolítica emocional importa. Porque el mundo ya no gira solo alrededor del poder duro: gira alrededor de las narrativas, los símbolos y las esperanzas colectivas. Y un país que deja de inspirar, inevitablemente, pierde relevancia. Estados Unidos aún tiene tiempo para reconectar con el mundo, pero necesita mirarse con honestidad, sanar sus fracturas internas y volver a ser un referente por lo que construye, no por lo que impone. Mientras tanto, países como Panamá harían bien en diversificar sus alianzas, fortalecer su soberanía y construir una identidad nacional que no dependa de tutelas externas, sino de la confianza en sí mismos. Porque en esta nueva era, los que lideran no serán solo los más poderosos, sino los que mejor comprendan los sentimientos de su tiempo. Cuando estudiar era el primer paso para salir de la pobreza Movilidad social que a la postre se convierte en una prisión de la cual solo pueden salir rumbos a la cárcel o al cementerio. ¿Qué se puede hacer? No vemos líderes diciendo estas cosas en forma sencilla, mostrando ejemplos de profesionales que gustosamente podrían compartir su historia y la de sacrificio de sus padres o madres. Claro que hay que escoger bien los ejemplos, sin amiguismo, favoritismos ni intenciones políticas, pues de lo contrario estaríamos fomentando justamente aquello que no deseamos para nuestros jóvenes. Estos líderes podrían “predicar por la educación” desde múltiples plataformas: educadores reconocidos, líderes políticos, gremiales, empresariales, cívicos y hasta religiosos. Pero nadie lo dice. No entiendo por qué. Al menos no en tribunas ni a un volumen que uno pueda escuchar. Solo percibo historias de jóvenes que se crían “en el barrio”, de niñas que quedan embarazadas o que son violadas, de sicarios menores de edad y, en general, de personas que no tuvieron la diRamón Varela Morales El ITSE y las prioridades invertidas Presupuesto 2026 El Instituto Técnico Superior Especializado (ITSE) cumple un rol clave en la formación de jóvenes con conocimientos y habilidades alineadas a las necesidades del sector productivo. No se trata solamente de capacitar, sino también de preparar profesionales para que, de manera inmediata, estén listos para integrarse al mercado laboral. La misión e ideal del ITSE es que la formación de sus profesionales técnicos les otorgue un 80% de posibilidades de inserción laboral apenas concluyen sus estudios. Se trata de una rápida incorporación al mercado laboral luego de obtener un título técnico de nivel superior con enfoque práctico. Como ejemplo, tenemos la nueva carrera de técnico en mantenimiento de aeronaves, una movida estratégica para formar profesionales alineados con las necesidades del sector productivo. Hoy emergen empleos relacionados con la automatización, la innovación tecnológica, la transformación digital, la inteligencia artificial y el desarrollo de software, en un momento en que solamientras su reglamento interno sigue intacto, los diputados se benefician con 20 vehículos exonerados por un valor de $208 mil en un año y se mantienen las planillas y gastos innecesarios —pero millonarios— de las oficinas de participación ciudadana en el interior del país, de las cuales no sale una sola solicitud o requerimiento. Definitivamente seguimos sin entender estas desconexiones abismales en materia presupuestaria. Y si la razón del recorte al ITSE tiene que ver con las limitaciones de recursos surgidas por los compromisos financieros ineludibles, como el pago de la deuda pública, entonces urge crear iniciativas legislativas que, de una vez por todas, eliminen la normativa que obliga a estructurar presupuestos con gastos abultados que debilitan al Estado en su crecimiento y desarrollo, en perjuicio de la mayoría de los ciudadanos. Se sigue repitiendo ahora el mismo discurso del ministro de Economía y Finanzas anterior: que no puede hacerse nada debido a la existencia de leyes especiales, aumentos automáticos o planillas excesivas. Pero no es la queja continua la que resuelve el problema, sino la solución del problema la que elimina la queja. Continuamos notando la misma falta de voluntad, valentía y decisión para hacer los cambios. EL AUTOR es exdirector de La Prensa. EL AUTOR es abogado. EL AUTOR es ingeniero, informático y escritor. Carlos González de la Lastra cha ni el ejemplo de padres trabajadores que se esforzaron por ellos. No hay mejor forma de enseñar que con el ejemplo. Además, parece que los jóvenes — especialmente los varones— ya no valoran la educación en su justa medida. Yo siempre he dicho que, si supieran la diferencia en los obstáculos que pone la vida a los que estudian y a los que no estudian, las universidades estarían repletas. Pero no lo saben. Nadie se los dice con la fuerza suficiente para superar el volumen de los “amigos”, aquellos que los incitan por el mal camino, tal vez porque ellos mismos no conocen otra cosa. Hace unos días vi noticias de una graduación donde más del 90% eran mujeres. Muy bien por ellas, pero muy mal por todos los varones que, dejando un vacío, pasan a engrosar las filas de las personas sin educación. Hay quienes dicen que esta situación es fomentada por los políticos para crear multitudes más maleables, más fáciles de convencer. Yo, honestamente, no creo que este nivel de cinismo y maldad sea posible. Más bien pienso que es un deterioro generacional que, si bien solo podrá ser revertido poco a poco, puede corregirse si se toman medidas como las que he mencionado, para dejar un legado a las generaciones futuras. Si los líderes no hacen esto ahora, pagaremos las consecuencias con un Estado fallido y empobrecido. Pero sigo siendo un optimista. Cuando yo era joven, conocí a varias personas que, haciendo el trabajo que podían por sus escasos conocimientos académicos, lograban con mucha honra la educación universitaria de sus hijos. Eran artesanos, empleadas domésticas, aplanchadoras, choferes, obreros no especializados, campesinos y muchos otros seres responsables a quienes hoy deben su nivel socioeconómico numerosos profesionales prominentes. Era la forma de dejarles a los hijos una herencia que solo una desgracia les podía arrebatar y que les daba la clara opción de salir de la pobreza hacia una clase media, y luego hasta donde sus capacidades les permitieran. Hoy tenemos una crisis. Padres y madres que no apoyan la educación de sus hijos. Madres con hijos de varios padres diferentes que no consiguen inspirar a sus hijos al estudio como medio para obtener una vida digna y honesta, y que se “educan” en las calles. Esto no solo alimenta las huestes de los pobres, sino que muchos de ellos recurren a la delincuencia y al crimen para forjarse lo que creen será un futuro mejor, pero Una reducción de esta magnitud en el ITSE afectaría directamente 20 carreras y alrededor de 10 mil estudiantes. ¿Las razones del recorte? Porque se apuesta al clientelismo, esa función electorera que promueve el derroche de recursos. Julio Ernesto Linares Hoy tenemos una crisis. Padres y madres que no apoyan la educación de sus hijos. Madres con hijos de varios padres diferentes que no consiguen inspirar a sus hijos al estudio como medio para obtener una vida digna y honesta, y que se “educan” en las calles. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. 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