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4A La Prensa Panamá, domingo 12 de octubre de 2025 Panorama Existen varios tipos de diabetes, pero las más comunes son las tipo 1 y tipo 2. Ambas formas pueden ocurrir a cualquier edad, pero un niño tiene más probabilidad de recibir un diagnóstico de diabetes tipo 1. iStock Tener un niño con diabetes tipo 1 absorbe un 36% del ingreso familiar Yaritza Mojica [email protected] ENCUESTA Pilar Gómez, de Diabetes Latam, explicó que la encuesta incluyó a unas 700 personas en Panamá y determinó que las familias gastan en promedio $151.95 al mes en insulina y $186.50 en suministros para el autocontrol de la glucosa. María Lourdes Alzamora recuerda con claridad el día en que la vida de su familia cambió para siempre. Su hijo menor, Diego, un adolescente activo y apasionado por el fútbol americano, comenzó a mostrar signos que en ese momento parecían inofensivos: sed constante, cansancio extremo y pérdida repentina de peso. Una llamada a la pediatra fue el primer paso para descubrir lo que ocurría. “Nos mandó un examen de sangre y nos quedamos sin palabras. Tenía 400 de glicemia. Nos fuimos directo a urgencias”, recuerda María Lourdes. Ese día, Diego fue diagnosticado con diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune que requiere tratamiento de por vida. Desde ese momento, la familia inició un proceso intenso de aprendizaje. “No sabíamos nada de diabetes tipo 1, ni que esos eran los síntomas”, confiesa. Con la orientación de la endocrinóloga y un nutricionista, comenzaron a transformar su hogar, adoptando nuevos hábitos alimenticios y eliminando productos con alto contenido de azúcar. “Queríamos que Diego sintiera que esto era algo que íbamos a enfrentar todos juntos como familia”, destacó Alzamora. Otro reto importante que asumió la familia fue el costo del tratamiento. “Diego usa un sensor de monitoreo continuo que cuesta 80 dólares y debe cambiarse cada 15 días, además de insulinas que suman cerca de 300 dólares mensuales, sin contar la alimentación especial, laboratorios y citas médicas. A veces me preguntaba qué haríamos si un día perdiéramos el trabajo. Esto es una carga económica fuerte para cualquier familia”, admite. A pesar de las dificultades, Diego nunca dejó de luchar. Hoy, con 16 años, es selección nacional de flag fútbol (fútbol bandera) y juega nuevamente fútbol americano, continúa sus estudios en el Colegio Javier y se prepara para graduarse. Su historia, marcada por el diagnóstico y la resiliencia, demuestra que con apoyo, educación y esperanza, vivir con diabetes tipo 1 no es el fin, sino el comienzo de una nueva forma de vida. La historia de Diego y su familia refleja la situación de al menos 3,925 familias en el país que tienen un hijo diagnosticado con diabetes tipo 1 y ahora luchan por una nueva forma de vida. 36% del ingreso familiar se destina a medicinas Una encuesta internacional realizada en cinco países, por la ONG británica T1 International, denominada “Gastos de bolsillo y racionamiento de insulina y suministros para la diabetes”, reveló que en Panamá las familias destinan en promedio el 36% de sus ingresos a la compra de insulina y tiras reactivas para medir el azúcar. Pilar Gómez, fundadora y directora de la organización Diabetes Latam, explicó que la encuesta incluyó a unas 700 personas en Panamá y determinó que las familias gastan en promedio $151.95 al mes en insulina y $186.50 en suministros para el autocontrol de la glucosa, sumando un total de $338.45. El ingreso promedio mensual es de $938.67, lo que significa que las personas con diabetes tipo 1 destinan aproximadamente el 36% de sus ingresos únicamente a estos insumos. La situación se agrava en los hogares de menor nivel socioeconómico, que pueden gastar hasta el 80% de su ingreso familiar en tratamiento. En los hogares con ingresos bajos (0-50% del Ingreso Nacional Bruto) se destina en promedio $244.82 en medicina e insumos. Este costo en muchos de los casos no incluye la alimentación del menor y su familia, que también es importante para enfrentar esta condición. Otro dato preocupante es que no menos del 50% de los encuestados han tenido que racionar la insulina y el monitoreo de glucosa, práctica que pone en riesgo la salud y limita el desarrollo económico de las familias. En el último año, el 58.85% ha tenido que racionar estos suministros, y un 93.75% ha ajustado su presupuesto familiar para adquirirlos. Gómez advirtió que, aunque la encuesta midió únicamente insulina y monitoreo, el costo total de la diabetes es mucho mayor, incluyendo exámenes médicos, atención especializada y alimentación saludable. Además, evidencia la insuficiencia de especialistas y recursos. “Estos niños con diabetes tipo 1 serán adultos con diabetes tipo 1; es una condición que requiere atención continua”, agregó. La fundación Diabetes Latam ofrece apoyo a las familias mediante programas de educación, acompañamiento emocional y donación de insulina e insumos, beneficiando actualmente a 300 personas. Gómez hizo un llamado a la Caja de Seguro Social (CSS) y al Ministerio de Salud (Minsa) para trabajar de manera preventiva y garantizar el acceso a tratamientos, evitando que los pacientes enfrenten complicaciones costosas que comprometan su salud a largo plazo. “La encuesta ha visibilizado un problema grave, pero queremos trabajar junto al gobierno para integrar servicios de manera eficiente, de modo que los pacientes no tengan que recorrer múltiples centros de salud y farmacias privadas para obtener sus insumos”, enfatizó Gómez. La CSS atiende a 400 niños que tienen diabetes tipo 1 Se estima que en Panamá hay alrededor de 400 niños con diabetes tipo 1, de los cuales unos 250 reciben atención a través de la CSS, y los 150 restantes, en las instalaciones del Minsa. La enfermedad puede desarrollarse desde los seis meses de edad hasta la adolescencia, siendo más frecuente entre los 7 y 14 años. Liliana Neel, jefa del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Pediátrico de Alta Complejidad de la Ciudad de la Salud, explicó que la CSS garantiza el suministro completo de insulinas, tiras reactivas, glucómetros y jeringas. El proceso de atención inicia con una hospitalización de entre cinco y siete días para estabilizar los niveles de glucosa e iniciar un tratamiento multidisciplinario con endocrinólogos, nutricionistas, enfermeras especializadas y apoyo psicológico. “Cada niño se va a casa con insulina, glucómetro y tiras reactivas suficientes para siete controles diarios”, señaló Neel. El Seguro Social dispone de cuatro tipos de insulina —intermedia, lenta, rápida y ultrarrápida— adaptadas al estilo de vida de cada paciente. Los niños son evaluados periódicamente por oftalmología, nefrología, nutrición y psicología, y cuentan con líneas de comunicación directa con el equipo médico para resolver dudas o emergencias. “Nuestro objetivo es que cada niño con diabetes viva con normalidad y evite complicaciones”, concluyó. Sobre el desabastecimiento en la CSS, la especialista explicó que muchas veces se debe a retrasos de proveedores o a los procesos de compra, lo que obliga a las familias a adquirir insulina, jeringas o tiras reactivas por cuenta propia. “Aunque no ocurre en todos los casos, aproximadamente el 90% del tiempo puede presentarse algún desabastecimiento. Esta situación no siempre depende directamente de la CSS, sino de los procesos de compra, que en ciertos momentos pueden fallar. Además, es común que los proveedores no cuenten con suficiente stock o que se encuentren pendientes de entrega mientras se realizan las compras correspondientes”, explicó la especialista. Informó que la CSS incorporará próximamente sensores continuos de glucosa para los pacientes pediátricos, dispositivos que permiten monitorear los niveles de azúcar en tiempo real y reducen las múltiples punciones diarias. La entrega de estos monitores está prevista para noviembre, coincidiendo con el Mes de la Diabetes, como parte de un programa que busca mejorar la calidad de vida de los niños diagnosticados con esta condición. De acuerdo con información de la Clínica Mayo, la diabetes tipo 1, antes conocida como diabetes juvenil o diabetes insulinodependiente, es una afección en la que el páncreas produce poca insulina o no la produce. La insulina es una hormona que el cuerpo usa para permitir que el azúcar (glucosa) ingrese a las células para producir energía. “La diabetes tipo 1 no tiene cura. El tratamiento se enfoca en controlar la cantidad de glucosa en la sangre mediante el uso de insulina, y una dieta y un estilo de vida saludables para evitar complicaciones”, destaca en su sitio web. En ocasión del Día Mundial de la Salud Mental, la presidenta de la Sociedad Panameña de Psiquiatría, Patricia Arroyo, conversó con La Prensa sobre el aumento de los trastornos de ansiedad y depresión, la accesibilidad a los servicios públicos de atención, la formación de nuevos psiquiatras y la importancia de reforzar la prevención desde las escuelas. ¿Cómo describiría el estado actual de la salud mental en Panamá? Como en el resto de Latinoamérica, hay un antes y un después de la pandemia. Este periodo trajo mucho sufrimiento y un incremento notable de los problemas emocionales. Sin embargo, también generó una mayor apertura para hablar del tema. Cada vez más personas buscan apoyo y se muestran dispuestas a conversar sobre su bienestar emocional. Lo vemos reflejado en el aumento de las consultas psiquiátricas en todo el país. ¿Cuáles considera que son los principales retos? Panamá tiene ventajas Panamá tiene 3.7 psiquiátras por cada 100 mil habitantes y deberían ser 10 SALUD MENTAL importantes frente a otros países de la región: una red de atención primaria bien estructurada y servicios de psiquiatría en hospitales generales. Además, el Instituto Nacional de Salud Mental se ha consolidado como centro de referencia. Pero todavía hay desafíos. El presupuesto destinado a salud mental es limitado y necesitamos más personal. Contamos con unos 3.7 psiquiatras por cada 100 mil habitantes, cuando la OMS recomienda al menos 10. También enfrentamos problemas de abastecimiento de medicamentos, no por falta de recursos, sino por demoras en los procesos de importación. Otro gran reto es social: romper el estigma y la discriminación. Nadie elige vivir con una enfermedad, y quienes la padecen siguen siendo individuos valiosos y productivos. Getzalette Reyes [email protected] Patricia Arroyo, coordinadora de docencia del Hospital Santo Tomás. Cortesía Diego tiene hoy 16 años, es selección nacional de flag fútbol y juega nuevamente fútbol americano. Cortesía PRENSA.COM Escanee el código QR y acceda a la entrevista completa.

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