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7A La Prensa Panamá, sábado 11 de octubre de 2025 La opinión de Hilde Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. dia Nacional y entre los grupos de poder. En 1968, tras ganar las elecciones con amplio apoyo popular, tomó decisiones rápidas que incomodaron a los militares, entre ellas el cambio de varios altos mandos de la Guardia Nacional. Esa medida fue la chispa que encendió el golpe. En la madrugada del 11 de octubre, los cuarteles se activaron. Los coroneles Boris Martínez y Omar Torrijos Herrera lideraron la acción militar. En poco tiempo tomaron el control del país y obligaron a Arnulfo Arias a refugiarse en la embajada de Estados Unidos. Muchos panameños se despertaron sin saber lo que estaba ocurriendo; lo que parecía un cambio más de gobierno se convirtió en el inicio de una dictadura militar que duraría hasta 1989. Los militares justificaron el golpe alegando que buscaban acabar con la corrupción y traer estabilidad. A partir de ese momento, se empezó a hablar de la llamada “Revolución de Octubre”, que supuestamente pretendía mejorar las condiciones sociales y económicas del país. Con el tiempo, Omar Torrijos (1929-1981) se consolidó como el principal líder del proceso. Su figura creció por los proyectos sociaLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Lectura, diversidad y democracia Construir ciudadanía ner nuevos futuros colectivos en nuestros países. Uno de los ejes centrales de una sociedad democrática es la concepción de la lectura, la escritura y la palabra como derechos fundamentales de todas las personas. El derecho a la lectura trasciende el mero activismo, es decir, no solo es el acceso al alfabeto y los textos, sino garantizar que todas las personas puedan desarrollar la capacidad de interpretar, criticar y producir sentidos. Este derecho es la base para la participación social plena de la ciudadanía activa. La ausencia de este derecho se traduce en una perpetuidad de las desigualdades que limita la posibilidad de que las comunidades, especialmente las históricamente marginadas, puedan narrar sus propias realidades y proyectar sus aspiraciones. En este sentido, surgen importantes desafíos en términos de políticas públicas de educación. El sistema educativo es el espacio primordial para la formación de lectores, pero requiere de políticas innovadoras que trascienden la instrucción. Si bien es cierto que la alfabetización es un derecho, no es menos cierto que es una necesidad fomentar prácticas de lectura, escritura y oralidad que sean significativas en la vida de la gente para hacer real ese derecho. Esto implica una política cultural robusta que no excluya el sector del libro, una formación docente sólida, la producción de materiales diversos y una articulación interinstitucional y sectorial que garantice la sostenibilidad de las iniciativas más allá de los cambios de gobierno. En contextos de exclusión, la lectura se Carlos Fong El golpe que cambió la historia de Panamá 11 de octubre de 1968 El 11 de octubre de 1968 es una de esas fechas que los panameños no deberían olvidar. Ese día, un grupo de militares de la Guardia Nacional dio un golpe de Estado y sacó del poder al presidente Arnulfo Arias Madrid, apenas 11 días después de que asumiera la presidencia. No era la primera vez que esto ocurría: era la tercera vez que lo derrocaban. Este hecho marcó el inicio de una etapa militar que duraría más de veinte años y cambiaría para siempre la historia política del país. Arias Madrid (1901-1988) era una figura muy conocida y polémica. Había llegado a la presidencia en tres ocasiones —1940, 1949 y 1968—, pero en ninguna logró concluir su mandato: fue derrocado en cada una de ellas. Nacionalista, de carácter fuerte y con gran conexión popular, también tenía numerosos enemigos dentro de la Guardad es que ambos puntos tienen algo de razón. Lo importante es aprender la lección: la democracia es frágil y debe cuidarse. Una fuente cercana al golpe declaró que el verdadero impulsor de la participación de Torrijos fue Demetrio Basilio Lakas (1925-1999), su amigo. Cuando Torrijos estaba dispuesto a cumplir la orden del nuevo mandatario de irse a El Salvador como agregado militar, fue Jimmy Lakas quien lo convenció de desobedecer y sumarse al golpe. Sin la intervención de Lakas, probablemente la “revolución octubrina” no se hubiese desarrollado como la conocemos. Recordar lo sucedido no es solo mirar al pasado, sino comprender que los errores pueden repetirse si se olvida la historia. El 11 de octubre debe servir como recordatorio de que los problemas nacionales deben resolverse mediante el diálogo y el respeto a la Constitución, nunca con armas. Cuando la fuerza sustituye al voto, quien siempre termina perdiendo es el pueblo panameño. Opinión LA AUTORA estudia Periodismo en la Universidad de Panamá. EL AUTOR es escritor. son esenciales para cuestionar los cánones culturales y los circuitos donde aún prevalecen voces opresoras y dominantes. Fomentar la producción y lectura de autorías diversas — grupos etarios, étnicos y sociales, personas con discapacidad— contribuye a deconstruir estereotipos, enriquecer el imaginario colectivo y construir un ecosistema donde todas las voces sean escuchadas y valoradas. En este escenario las bibliotecas se reafirman como motores de cambio económico y social. Las bibliotecas han dejado de ser solo repositorios de libros para ser espacios vivos de encuentro, aprendizaje continuo y acceso a la información. En un mundo desigual, con numerosas heridas sociales, las bibliotecas públicas cumplen un rol democratizador crucial, cerrando brechas desde sus distintos programas que crean conexiones cívicas y acciones democratizadoras que hacen de ellas un refugio seguro para el pensamiento crítico y la construcción comunitaria. La reunión de responsables de planes de lectura marcará una ruta para que los actores trabajen desde la gestión cultural de las instituciones culturales y educativas. Es importante destacar que la agenda caerá en saco roto, si no se cuenta con apoyo decisivo de alto nivel en cada país para que los gestores y agentes de base, que conocen la problemática de la lectura de sus países, puedan trabajar de forma articulada e intersectorial desde políticas y planes de lectura coherentes, con recursos y los instrumentos que la gestión cultural requiere. De lo contrario cualquier alusión de la palabra democracia será una ficción. El vínculo entre lectura, diversidad y democracia es imprescindible en nuestros países. Para construir una democracia sólida se necesitan ciudadanos críticos y empoderados, capaces de leer el mundo en toda su complejidad y crisis. Esto solo es posible en el marco de políticas públicas que, desde un enfoque de derechos culturales, de justicia social y de reconocimiento de la diversidad, garanticen que la palabra —escrita y oral— circule libremente y sea una herramienta efectiva para la edificación de futuros más justos y equitativos. La lectura, más allá de la capacidad de decodificación de símbolos, se erige como una práctica sociocultural profundamente vinculada con la construcción de ciudadanía, el reconocimiento de la diversidad y el fortalecimiento de la libertad. En este sentido, el lema del IX Encuentro Iberoamericano de Redplanes (responsables de planes de lectura): “Lectura, diversidad y democracia“, que se llevará a cabo en Brasil del 13 al 16 de octubre, plantea una discusión urgente y necesaria sobre cómo estas dimensiones se entrelazan para imaginar y propoDéborah Peña convierte en un acto de resistencia, comunión y solidaridad. Las experiencias de bibliotecas populares en las periferias urbanas o rurales de muchos de nuestros países, o los proyectos liderados por comunidades indígenas y afrodescendientes, organizados desde sus contextos, demuestran cómo la lectura, la escritura y la oralidad pueden ser herramientas de empoderamiento, preservación cultural y organización social. En estos espacios, leer y escribir son actos políticos que enfrentan narrativas hegemónicas y afirman identidades silenciadas, tejiendo redes de solidaridad y resistencia desde lo local. Es por eso que la lectura también es una forma de descolonización. La diversidad lingüística y cultural es una de las bases fundamentales en nuestra sociedad. En la región Iberoamericana, donde la riqueza plurilingüe y pluricultural es una realidad visible, las políticas de lectura deben ser sensibles a esa diversidad. Promover la producción y circulación de libros en lenguas originarias, así como valorar las tradiciones orales, que son parte del patrimonio inmaterial de los pueblos, no es solo un tema de justicia epistémica, sino también una condición necesaria para una democracia verdaderamente inclusiva. Esto implica reconocer que existen múltiples formas de conocer y narrar el mundo, y que todas merecen un lugar en el espacio público. La equidad racial y de género es una prioridad ineludible en la agenda del libro y la lectura. La lectura y la oralidad les que impulsó —como la alfabetización y la reforma agraria— y, sobre todo, por el logro histórico de los Tratados Torrijos–Carter en 1977, que devolvieron el Canal a Panamá. Sin embargo, aunque hubo avances sociales, también se instauró la represión. No se podía criticar al gobierno, muchos medios de comunicación fueron cerrados o censurados y los opositores perseguidos, encarcelados y enviados al exilio. Panamá vivió largos años bajo un régimen sin elecciones libres ni democracia real. En otras palabras, hubo progreso en algunas áreas, pero se perdieron derechos fundamentales. El golpe del 11 de octubre también evidenció la fragilidad del sistema político panameño de esa época: corrupción, divisiones partidarias y falta de confianza en las instituciones. Todo eso facilitó que los militares se presentaran como “salvadores” de la patria. Pero la historia demostró que la fuerza no puede sustituir al voto ni al diálogo. Más de medio siglo después, el 11 de octubre de 1968 sigue generando debate. Hay quienes sostienen que el régimen militar trajo progreso y justicia social; otros lo recuerdan como una etapa oscura de violaciones de derechos y silenciamiento del pueblo. La verFundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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