7A La Prensa Panamá, lunes 6 de octubre de 2025 tribución: identifique una causa o un tema que siempre le haya apasionado, pero para el cual nunca tuvo tiempo. ¿Es la educación, el ambiente, la historia local o el arte? Ofrecer ayuda a jóvenes profesionales o colaborar con organizaciones comunitarias brinda la oportunidad de aplicar su invaluable experiencia y conocimiento acumulado. El servicio a otros no es solo una forma de llenar el tiempo; es un poderoso motor de bienestar mental y sentido de pertenencia. Compromiso cívico activo: use este tiempo para participar más activamente en las cosas que afectan a la comunidad. El conocimiento y la experiencia de los jubilados son recursos invaluables para foros de debate, juntas locales o iniciativas de cambio. 2. El movimiento y la sociabilidad Una jubilación exitosa y duradera requiere una inversión activa y no negociable en la salud. El sedentarismo no solo afecta al cuerpo, sino que también atrofia la mente y el espíritu, acelerando el deterioro. La salud como proyecto diario: no se necesita empezar a correr maratones, pero sí es vital incorporar el movimiento regular a la rutina diaria. La consistencia es más importante que la intensidad. Caminar a paso ligero, nadar, bailar o La mina e instituciones sostenibles Confianza Cuando un país se enfrenta a la decisión de extraer o no recursos mineros, entra en una coyuntura crítica, tal como detallan Acemoglu y Robinson en Por qué fracasan los países. Una mina puede ser técnicamente impecable y, sin embargo, socialmente tóxica. Sin confianza, se convierte en símbolo de extracción, no de progreso. Por eso, una licencia social importa tanto como un contrato-ley. Las comunidades deben percibir la mina como parte de su propio desarrollo, no como una imposición. La legitimidad se gana mediante diálogo abierto, divulgación creíble de riesgos y reparto transparente de beneficios. Tres pilares interrelacionados sustentan una gobernanza minera ética: control sostenible, cumplimiento y legitimidad. El control sostenible emana de un marco legal claro que defina la propiedad, las responsabilidades ambientales y la asignación de ingresos. Las jurisdicciones superpuestas o las concesiones opacas invitan a la corrupción y debilitan la autoridad del Estado. La regulación es inútil sin cumplimiento. Los gobiernos necesitan funcionarios capacitados, datos confiables y públicos, y presupuestos estables para supervisar las operaciones, especialmente si los proveedores de la mina están vinculados económica y políticamente a quienes deben garantizar que la empresa cumpla sus obligaciones legales. La mera apariencia de conflictos de interés corroe toda buena voluntad previamente construida. Esto nos lleva a la legitimidad, el pilar más frágil. Solo crece cuando los ciudadanos perciben beneficios tangibles y equitativos. No puede decretarse con campañas de relaciones públicas ni con oportunidades fotográficas. La historia ofrece lecciones claras. Durante la Primera Guerra de Indochina, Francia intentó controlar el territorio mediante la imposición, descuidando la gobernanza local. El historiador Bernard Fall describió esto como un fracaso de doble vía: los franceses no podían —o no querían— construir administraciones civiles funcionales, y sus intentos superficiales de control mediante alianzas con caudillos, propaganda y pacificación temporal resultaron frágiles y huecos. El territorio despejado de día volvía a caer bajo influencia insurgente por la noche, porque carecía de instituciones legítimas que lo sostuvieran. Gobiernos modernos y empresas mineras corren el riesgo de repetir ese patrón. Anunciar una mina con comunicados de prensa, campañas de influencers o presencia en redes sociales es la versión del siglo XXI de la “zona de pacificación” francesa. Parece ordenado desde lejos, pero oculta un vacío institucional. El contraejemplo proviene de David Galula, el oficial francés cuya obra sobre contrainsurgencia influyó en la estrategia estadounidense posterior. Sostenía que el control sostenible depende de construir instituciones que respondan a las necesidades de la población. A su juicio, es posible pacificar temporalmente, pero solo la legitimidad —ganada mediante servicios y participación— asegura estabilidad duradera. Traducido al ámbito minero, esto implica comités comunitarios que realmente asignen fondos, mecanismos de quejas que resuelvan conflictos y auditorías públicas que muestren a dónde va cada dólar. Los Estados autoritarios o frágiles a veces sustituyen la legitimidad por el rendimiento: mientras haya carreteras y empleos, el disenso permanece callado. Pero la legitimidad basada en el rendimiento se desvanece cuando los beneficios se estancan. La diferencia entre una mina exitosa y una fallida es la misma que Bernard Fall observó entre la gobernanza duradera y la experiencia colonial: si las personas dentro del sistema creen que este les sirve. Una mina diseñada con profundidad institucional —con rendición de cuentas, transparencia y participación— se convierte en una plataforma para el aprendizaje y el desarrollo nacional. Una mina construida sobre andamios de relaciones públicas no es más que otra fortaleza en un paisaje hostil. La extracción de recursos, si se hace bien, puede enseñar a una nación a convertir la riqueza natural en riqueza pública. Si se hace mal, solo excava resentimientos. Esta coyuntura crítica, como muestran tanto la historia como la economía, es una elección entre construir instituciones o cavar agujeros —literal y políticamente—. Panamá: ¿Cuándo tendremos un Dios agricultor? Plan estratégico alimentos de todas las estaciones, recibiendo frutas y hortalizas del hemisferio sur en verano y del hemisferio norte en invierno, para luego redistribuirlos hacia Asia, Europa y Norteamérica. • Un Puerto de Alimentos en Panamá sería: • Un centro de acopio y almacenamiento refrigerado de productos agrícolas. • Un hub de procesamiento, empaque y transformación agroindustrial. • Un punto de exportación con acceso inmediato a mercados globales vía el Canal, puertos y aeropuertos. Una plataforma que beneficiaría directamente al productor panameño, quien al llevar sus productos al puerto tendría acceso garantizado a compradores internacionales. Ejes estratégicos para el “milagro agroalimentario panameño” 1. Construir el Puerto de Alimentos: Iniciar un proyecto con Holanda y operadores logísticos internacionales para replicar el modelo Rotterdam en Panamá. Integrar puertos marítimos, aeropuertos y zonas francas. 2. Fortalecer la producción nacional: Capacitar a los agricultores panameños para cumplir con estándares internacionales. Incentivar cultivos de alto valor y nicho (cacao fino, piña, mango, productos orgánicos). 3. Pasar del subsidio a la competitividad: Convertir subsidios en un fondo de modernización tecnológica y certificaCarlos González de la Lastra Usar la jubilación para vivir: el arte de no sentarse Madurez La jubilación se celebra a menudo como el fin de una etapa y la merecida recompensa de un descanso absoluto. Sin embargo, es mucho más preciso verla como el inicio de la etapa más libre y potencialmente enriquecedora de la vida. Para muchos, implica dejar de lado una rutina laboral de décadas —ya sea para un empleador, un cliente o su actividad cotidiana— y enfrentarse al desafío, a veces atemorizante, de llenar ese vasto espacio con significado, propósito y, sobre todo, actividad. La clave para una jubilación verdaderamente feliz, sana y exitosa reside en una única filosofía: permanecer deliberadamente activo en cuerpo, mente y espíritu. 1. Reemplace el trabajo, no el propósito El error más común de los recién jubilados es confundir el cese de las obligaciones laborales con la pérdida de la identidad o el propósito. Dejar la oficina, el negocio o la ocupación que realizamos no implica que su contribución haya terminado; solo significa que su esfuerzo se ha reorientado. Una vida satisfactoria requiere metas, y la jubilación es el momento ideal para fijar las propias, no las impuestas por un empleador, cliente o actividad cotidiana. Busque una misión personal o conpracticar yoga son actividades que mantienen la movilidad articular y la salud cardiovascular. El ejercicio regular es el mejor escudo contra el deterioro físico, y su impacto en la regulación del estado de ánimo es invaluable. Cultive sus relaciones sociales: la jubilación a menudo reduce las interacciones sociales que se daban de forma natural en el entorno laboral. Es fundamental ser proactivo para mantener las amistades existentes y crear nuevas conexiones. Únase a clubes de lectura, grupos de excursionismo o círculos de debate. La sociabilidad constante, al igual que el ejercicio, alimenta el cerebro, previene la depresión y combate el aislamiento, que es uno de los mayores peligros de esta etapa. 3. La mente nunca se jubila: aprender siempre El cerebro humano es un músculo que necesita desafíos continuos. El ocio pasivo, como el consumo excesivo de televisión o la inacción mental, puede ser placentero a corto plazo, pero es contraproducente para un envejecimiento cerebral sano. Empiece nuevas habilidades: este es el momento de dedicar tiempo a lo que siempre ha querido hacer o que realmente le gusta, aquello que por motivos de trabajo no podía realizar. Esto incluye aprender a cocinar algunas cosas, iniciarse en manualidades u otros pasatiempos. La jubilación feliz no es una etapa para sentarse y esperar, sino una oportunidad. Es la ocasión de oro para viajar con libertad, dedicarse a pasiones olvidadas y, sobre todo, para decidir conscientemente cómo quiere vivir sus próximos años. Deje que el interés, y no la obligación, sea el nuevo motor de su día a día, y el éxito, la salud y la felicidad serán el resultado natural. EL AUTOR es abogado. EL AUTOR es abogado/exmagistrado de la Corte EL AUTOR es exdirector de La Prensa. Alfredo Ernesto Pascal ción. 4. Integrar cadenas de valor: Asegurar que los pequeños productores panameños puedan colocar sus cosechas en el Puerto de Alimentos, accediendo a mercados que de otra forma serían inaccesibles. 5. Crear la marca “AgroPanamá”: Asociada a calidad, inocuidad y sostenibilidad. En términos de exportaciones agrícolas, Panamá está considerablemente rezagado en comparación con otros países de la región. Mientras que Panamá exporta alrededor de 600 millones de dólares en productos agrícolas, Costa Rica alcanza los 6,000 millones, superando a Panamá por 10 veces. Por otro lado, Perú, que ha logrado transformar su sector agrícola, proyecta exportaciones de 8,000 millones de dólares en 2024 y espera alcanzar los 15,000 millones. Mensaje final El agricultor panameño no debe vivir de subsidios, sino de mercados. Panamá tiene la oportunidad de convertirse no solo en un exportador, sino en el hub agroalimentario del hemisferio, replicando el modelo de Rotterdam con una ventaja única: la posibilidad de centralizar productos de todas las estaciones del año, gracias a su posición estratégica en el continente. Así como el Canal convirtió a Panamá en un hub marítimo, el Puerto de Alimentos puede convertirnos en el gran centro agroexportador de las Américas. El reto no es climático ni geográfico; es político y estratégico. La pregunta que debemos hacernos es simple: ¿queremos seguir siendo un país que importa alimentos, o queremos que “Dios también sea agricultor en Panamá”? Panamá tiene un privilegio que pocos países poseen: la mejor ubicación geográfica del hemisferio occidental y el hub logístico más importante de las Américas. Pero mientras el Canal mueve mercancías, nuestra agricultura sigue atrapada en un modelo de consumo interno, bajo subsidios que premian la ineficiencia, con productos que no cumplen estándares internacionales y con un mercado demasiado pequeño para sostener a los productores. El resultado: Panamá exporta 10 veces menos que Costa Rica y está muy lejos de Perú, que pasó de la subsistencia a exportaciones por más de 8 mil millones de dólares, proyectando 15 mil millones este año. La agricultura panameña depende del pequeño mercado local, cuando puede ser una potencia mundial en este sector. La pregunta es inevitable: ¿qué estamos esperando para transformar nuestra agricultura y logística en un puerto global de alimentos? Un “Rotterdam agroalimentario” en Panamá Holanda demostró que no es necesario tener grandes extensiones de tierra para convertirse en una potencia alimentaria: basta con visión estratégica, tecnología y un puerto que centralice productos de todas partes. El Puerto de Rotterdam es hoy el mayor punto de entrada y salida de alimentos de Europa. Panamá puede replicar ese modelo con una ventaja adicional: su posición en el centro del continente le permite acopiar Dejar la oficina, el negocio o la ocupación que realizamos no implica que su contribución haya terminado; solo significa que su esfuerzo se ha reorientado. Edgardo Molino Mola Así como el Canal convirtió a Panamá en un hub marítimo, el Puerto de Alimentos puede convertirnos en el gran centro agroexportador de las Américas. Opinión
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