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6A La Prensa Panamá, lunes 6 de octubre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. sentan el 9% de la población mundial y casi el 10% del producto global. Este indicador, elaborado por el Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Florida International University (FIU), calcula el número de horas que las empresas deben dedicar a cumplir con trámites burocráticos. Busca responder dos preguntas clave: 1. ¿Qué tan rápido y complejo es abrir una pequeña empresa en la región? 2. ¿Qué tan difícil es mantenerla en funcionamiento? En Panamá, la investigación fue realizada por la Fundación Libertad, que documentó los principales obstáculos burocráticos que enfrentan las empresas. La metodología empleada desagrega los pasos necesarios para la apertura de un negocio y los requisitos permanentes para su operación. Esto permite medir con precisión las cargas que enfrenta el tejido empresarial, verdadero motor del desarrollo sostenible. Los resultados muestran que Panamá ha registrado pocos avances en la reducción de trámites y tiempos en Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Cuando la legalidad deja de ser regla Imperio de la ley Hace algunos años me impuse una norma personal: antes de criticar la gestión pública, procuraría siempre comprender el contexto, valorar las limitaciones y reconocer los factores que influyen en las decisiones que afectan a las mayorías, sin que ello implique sacrificar los derechos de las minorías. Creí que la empatía y la observación eran mejores consejeras que el juicio precipitado. Hoy, sin embargo, el silencio ya no es prudencia; es complicidad. Vivimos en un país donde el miedo y la incertidumbre se han convertido en emociones cotidianas. La incorrección se ha normalizado y la ley parece ser una opción sujeta a conveniencias políticas. Las reglas son inflexibles para los ciudadanos comunes, pero generosas y maleables para los allegados al poder. Se ha instaurado una justicia invertida: privilegiados con condenas firmes son recompensados, mientras quienes aún no han sido hallados culpables son tratados y exhibidos como criminales. Las prioridades del Estado se han subordinado a intereses privados. Lo que debería servir al bien común se convierte en negocio, y la necesidad colectiva en fuente de lucro. Esta distorsión es grotesca, pero más grotesco aún es ver cómo lo sucio se limpia con refrendos, mientras la realidad luce y huele a podredumbre. Las entrevistas perfuman y adornan los delitos que se cometen para favorecer negocios de amigos, mientras los “malos panameños” son siempre los otros. Inocentes mueren en hospitales sucios, pestilentes y en ruinas. Y esto no lo digo yo: lo ha señalado la Defensoría del Pueblo. Algunos medios de comunicación, otrora guardianes del interés público, hoy parecen ejercer la verdad con permiso del poder. Su pudor depende del visto bueno de quienes deberían ser cuestionados. ¿A qué futuro podemos aspirar cuando las normas se interpretan como sugerencias y no como obligaciones? ¿Qué inversión sensata, nacional o extranjera, querrá exponerse en un país donde la legalidad se negocia y la ética pública es un ornamento retórico? ¿Cómo confiar en una educación que perpetúa la ignorancia y en un sistema de salud que, por acción u omisión, parece tener licencia para matar y encubrir? El deterioro no es solo institucional, sino también moral. Cada omisión se convierte en aval, cada silencio en complicidad, cada concesión en precedente. Por eso, aunque me propuse observar más de lo que hablaba, hoy afirmo con convicción: es momento de hablar. Porque cuando la incorrección deja de ser excepción y la legalidad se convierte en privilegio, el silencio también es delito. Los presupuestos castrados Prioridades un incremento de B/.417.5 millones (11.6%) en comparación con el mismo período de 2024. Esto refleja el esfuerzo constante de la administración tributaria por consolidar la política fiscal y optimizar la recaudación. Panamá se encamina a cerrar el 2025 con bases sólidas para financiar proyectos prioritarios, preservar la estabilidad macroeconómica y garantizar que las políticas públicas continúen elevando la calidad de vida de la población”. Volviendo a la lógica del presupuesto 2026, la pregunta es: ¿qué debemos recortar? Esa es una decisión de nuestras autoridades. Lo que sí tengo claro es que nunca se debe recortar en educación ni en alimentación. Usted, querido lector, si tuviese que ajustar su presupuesto familiar, quizá dejaría para después el cambio de auto o las vacaciones, pero nunca la educación de sus hijos. Eso sería, en el plano intelectual, hacerles lo mismo que a los castrati del inicio de este artículo. Recortar los fondos para universidades, escuelas técnicas o investigación es un error grave. La educación y la ciencia son el alimento del alma de un país. Cada año de retraso en educación e investigación es un año de atraso en el desarrollo nacional. Es pan para hoy y hambre para mañana. Hay países que, a pesar de situaciones económicas o políticas complejas —incluso con déficit fiscal—, no reMiguel Ángel Esbrí La importancia de reducir trámites burocráticos Indice de Burocracia Durante el primer semestre de 2025, Panamá alcanzó un crecimiento económico de 4.4% en relación con el mismo periodo del año anterior. Este desempeño consolida al país como un destino atractivo para el desarrollo de inversiones y para la expansión de empresas internacionales y locales que buscan entornos seguros y confiables donde crecer. Se trata de un logro significativo, pero también de un enorme desafío para mantener un crecimiento sostenible en los próximos años. Esto implica garantizar entornos económicos adecuados y favorables para la inversión, así como preservar la competitividad y la prosperidad social. Para lograrlo, es fundamental contar con un Estado de tamaño óptimo y con procesos ágiles y transparentes que ofrezcan la plataforma ideal para el desarrollo económico. En este contexto surge el Índice de Burocracia, que se elabora desde 2021. Inició evaluando seis países; luego once; posteriormente diecisiete, y actualmente incluye 21 economías, entre ellas Panamá. El objetivo es medir cómo las restricciones burocráticas afectan el crecimiento económico. En conjunto, estos países reprecomparación con años anteriores, especialmente en lo relativo a la apertura y operación de pequeñas empresas. El Índice de Burocracia de Apertura —que mide la carga en horas necesarias desde el registro hasta la puesta en marcha de una empresa— indica que en Panamá se requieren 3,392 horas, equivalentes a 141.3 días continuos o aproximadamente 4.7 meses. Esto evidencia la necesidad de reducir trámites vinculados a protección de marcas, permisos sanitarios y de construcción, especialmente en sectores clave de la economía. En contraste, el país destaca favorablemente en los trámites para el mantenimiento de empresas. La carga burocrática anual se sitúa en 246 horas, muy por debajo del promedio de las 21 naciones evaluadas, que asciende a 1,577 horas. Gracias a este desempeño, Panamá lidera esta medición dentro del índice internacional. Una de las principales lecciones que deja el Índice de Burocracia es la oportunidad que ofrece a hacedores de políticas públicas, empresarios y ciudadanía para revisar estrategias, ajustar herramientas y atender los nodos críticos de la burocracia. Contar con esta información permite impulsar mejoras que eleven la calidad de vida de la población en entornos de libertad económica, además de facilitar la actividad empresarial, motor clave de la creación de empleo que Panamá y la región necesitan. Opinión EL AUTOR es empresario. EL AUTOR es economista, consultor y docente universitario. EL AUTOR es doctor en Derecho y profesor de la Universidad de Panamá. Ramsés Paulette Dopeso cortan en educación: Noruega, Suecia o Austria, entre otros, mantienen su compromiso con el conocimiento. Por eso les va bien. Todo lo contrario parecen querer hacer nuestras autoridades. No niego el déficit fiscal ni la necesidad de disciplina presupuestaria, pero critico que se recorte precisamente donde más se necesita invertir: en el futuro. Lo advirtió Audrey Azoulay, directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura, en la Reunión Mundial sobre la Educación de 2024: “La educación es el motor clave de sociedades prósperas, inclusivas y pacíficas. Sin embargo, la educación de calidad corre el riesgo de ser el privilegio de unos pocos si no se toman medidas serias para dar a todos los niños del mundo la misma oportunidad de aprender y prosperar. Pedimos un liderazgo audaz para aumentar las inversiones en educación y fortalecer la solidaridad entre países”. Nuestras autoridades deberán aprobar el monto del presupuesto que estimen conveniente para 2026, pero deben asumir el daño que provocarán al país si recortan en educación, incluida la universitaria. Cada año con 1 % menos de inversión equivale a medio año de retraso educativo. Dígale a su hijo que perderá medio curso universitario. Ojalá recapaciten nuestras autoridades —cuyos familiares, probablemente, estudien en instituciones privadas—.Y usted, lector: si tuviera que recortar por necesidad, ¿no es cierto que lo último que tocaría sería la educación de sus hijos? Los castrati fueron, en el siglo XVI, niños a quienes se les practicaba la castración antes de la pubertad para conservar su voz aguda y de soprano, pero con la potencia pulmonar de un adulto. Eran los grandes protagonistas de la ópera barroca: hombres con voz de ángel y cuerpo mutilado, venerados por su arte y víctimas de su destino. Surgieron porque las mujeres tenían prohibido cantar en los escenarios, y su fama se extendió por toda Europa. Carlo Farinelli, el más célebre, cantó ante reyes y multitudes pero padeció, como los demás, secuelas físicas y psicológicas de por vida. La práctica fue prohibida a finales del siglo XIX. Al leer estos días las discusiones sobre los recortes presupuestarios en la Ley de Presupuestos del Estado para 2026, recordé la práctica de los castrati: para conseguir algo bueno, recortemos. Las autoridades del MEF justifican los recortes al presupuesto 2026 por la falta de ingresos del Estado y la necesidad de reducir el déficit fiscal. Tiene lógica: si no hay ingresos y no se quiere aumentar la deuda, hay que recortar. Pura matemática. Eso, a pesar de que la propia web de la Dirección General de Ingresos (DGI) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) publicó el pasado 20 de agosto de 2025 lo siguiente: “La recaudación de los ingresos corrientes del Estado, en el primer semestre de 2025, alcanzó los B/.4,019.9 millones, Una de las principales lecciones que deja el Índice de Burocracia es la oportunidad que ofrece a hacedores de políticas públicas, empresarios y ciudadanía para revisar estrategias, ajustar herramientas y atender los nodos críticos de la burocracia. Luis AlbertoMorán Volviendo a la lógica del presupuesto 2026, la pregunta es: ¿qué debemos recortar? Esa es una decisión de nuestras autoridades. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. 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