10A La Prensa Panamá, jueves 2 de octubre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. das. Deben formar parte de un programa que atienda progresivamente las necesidades reales de las comunidades en cuanto a espacio público e infraestructura básica de sus barrios. Esto es clave para que los proyectos sean legítimos y permitan a residentes y propietarios sostener financieramente las mejoras en el tiempo. El requisito fundamental para lograrlo es construir confianza para poder planificar y gestionar. La necesidad de una planificación legítima y sostenida intentó abordarse desde la burocracia municipal mediante la figura del Gestor Urbano, incluida en los Planes de Ordenamiento Territorial (PPOT San Francisco 2018 y PLOT Distrital 2021). Este aparato institucional, encargado de hacer cumplir los planes y ejecutar sus proyectos, no ha logrado materializarse. Su fracaso, en mi opinión, radica quizás en su complejidad percibida, que parece duplicar las funciones de las ya existentes direcciones de Planificación Urbana. Dado que estas direcciones suelen estar mal comprendidas políticamente, mal financiadas y deficientemente equipadas, resulta difícil justificar la asignación de presupuesto a otro ente burocrático que se percibe como un lujo. Ante la muerte en su cuna de este ente centralizado, la solución debe construirse paso a paso, desde la base, a través de formas más participativas y legítimas de gestión urbana. En las siguientes líneas nos centraremos en una de estas figuras: las Áreas de Mejoramiento Comercial o Comunitario (Business Improvement Districts o BIDs). Un BID es una zona administrada por organizaciones comunitarias basadas en alianzas cívicas. Estas organizaciones incorporan a residentes, comerciantes y propietarios en sus juntas directivas, y el gobierno local o nacional les delega legalmente ciertas funciones complementarias, entre ellas: • Mantenimiento adicional y mejoras al entorno urbano. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Sobre formación universitaria de ciudadanía planetaria Enfoque integral Queremos pasar revista a algunas propuestas de formación y acción, al menos para el mundo occidental, que deberían ser subsumidas y adaptadas al nuevo momento histórico. La paideia griega se refiere a un sistema educativo integral que buscaba la formación del ciudadano ideal en la antigua Grecia. Este concepto abarcaba no solo la enseñanza de habilidades prácticas, sino también la formación moral, estética e intelectual. La educación era vista como un proceso holístico cuyo objetivo era desarrollar el carácter, el cuidado de sí y la virtud del individuo. La paideia enfatizaba la importancia de la filosofía, la retórica y las artes, preparando a los ciudadanos para participar activamente en la vida pública. Wilhelm von Humboldt, naturista, explorador y pensador alemán, propuso una visión de la educación que también abogaba por un enfoque integral, aunque con un énfasis particular en la investigación. Para Humboldt, la formación debía fomentar la autonomía del individuo, permitiendo que cada persona se desarrollara según sus propias capacidades y aspiraciones. Su idea de Bildung (formación) implicaba un proceso continuo de autodescubrimiento y autoexpresión, donde la educación no consistía únicamente en adquirir conocimientos, sino en cultivar la personalidad y la creatividad. Humboldt valoraba la diversidad cultural y el aprendizaje a lo largo de la vida. John Dewey, destacado pragmatista estadounidense, llevó la discusión sobre la educación hacia un enfoque centrado en la experiencia y la acción. Para Dewey, la educación debía ser un proceso dinámico y participativo, en el que el aprendizaje se basara en la experiencia práctica y en la resolución de problemas. Criticaba la educación tradicional por ser demasiado rígida y teórica, y abogaba por un currículo que conectara la teoría con la práctica. Dewey concebía la educación como un medio para promover la democracia y la ciudadanía activa, destacando la importancia del trabajo colaborativo y la reflexión crítica. Su enfoque pragmatista buscaba formar individuos capaces de contribuir a un mundo en constante evolución. La paideia griega, la concepción de Humboldt y la perspectiva pragmatista de Dewey comparten la idea de una educación integral para forjar una ciudadanía planetaria. Podemos, de manera ecléctica, integrar aspectos de estos modelos según nuestras propias necesidades. Aunque reflejan contextos históricos y filosóficos distintos, todos subrayan la importancia de la educación en la formación del ser humano. Calificadoras e indecisiones OCDE Adicionalmente, la economía de amiguetes que criticaba atinadamente Guillermo A. Chapman sigue intacta. Se mantienen exoneraciones e incentivos tributarios y fiscales; y como no hay nada más permanente que un subsidio temporal, estos se siguen otorgando sin conocerse mayores controles. A esto se suma que, de repente, se nos ocurre entrar a la OCDE, un cartel creado por países ricos que se ha encargado de desmantelar nuestra competitividad corporativa y financiera. Mientras Panamá está más vigilado, nuestra competencia opera con márgenes de maniobra que a nosotros se nos niegan. Sencillamente, ni el Órgano Ejecutivo ni la Asamblea Nacional toman las decisiones necesarias para eliminar la rigidez presupuestaria. Aumentos automáticos, asignaciones fijas y bonificaciones obligatorias constituyen enormes goteras en el presupuesto general que ningún órgano del Estado se atreve a tapar. No por otra razón nos hemos endeudado, desde agosto de 2024, en $5,818 millones (lo que promedia $16 millones diarios). La calificadora lo dice de manera directa y tajante: Panamá está siendo altamente complaciente frente a la necesidad de cambios en políticas económicas y tributarias. El manejo fiscal, además, se está deteriorando por falta de disciplina y transparencia. Por supuesto, el gobierno de José Raúl Mulino no es responsable de la debacle financiera e institucional que se gestó y Julio Ernesto Linares Gestión y planificación urbana para superar la ciudad subacuática Urbanismo La recurrente temporada de lluvias y tormentas, marcada por inundaciones, colapsos y deslizamientos, es un recordatorio palpable de la mala planificación y gestión urbana de nuestra ciudad. Esta realidad ha sido reconocida incluso por voces oficiales, como el director de Mantenimiento Vial del MOP, quien ha señalado que la solución de fondo a la crisis vial pasa por un ordenamiento territorial serio. En la última década, la ciudad de Panamá ha visto proliferar grandes proyectos de espacio público en zonas clave como la Avenida Central, Calle Uruguay y Vía España. Sin embargo, estos proyectos —al igual que muchos otros en el país— rara vez alcanzan su potencial transformador porque no responden a una lógica integral y participativa de planificación a largo plazo. En cambio, operan bajo una lógica política coyuntural y cortoplacista. Aunque este enfoque puede parecer práctico y eficiente a corto plazo para el gobierno y parte de la opinión pública, la falta de una visión integral y un plan interinstitucional termina pasando una factura política más alta a largo plazo. El ejemplo de un exalcalde al que cariñosamente apodan “Aquaman” subraya esta realidad. Para evitar que los futuros líderes sean caricaturizados por su ineficiencia frente a la crisis no solo hídrica, sino también urbanística, es imperativo que los proyectos de infraestructura (ciclovías, rutas peatonales, carriles exclusivos) no se limiten a intervenciones estéticas o a calles aisla- • Refuerzo de la seguridad. • Publicidad y activación comercial. Lo crucial es que el gobierno debe permitir por ley a estas asociaciones de propietarios y residentes recolectar cuotas de mantenimiento y realizar otras actividades de autogestión. Esta financiación es vital porque, además de mejoras estéticas y de seguridad, estos fondos comunales pueden destinarse al mantenimiento de infraestructura barrial crítica, como el drenaje pluvial secundario y su conexión a las líneas principales, o al aumento de la permeabilidad mediante más áreas verdes. Así, se atacan directamente algunas de las causas de las inundaciones y de la crisis de la “ciudad subacuática”. Con estos recursos, la organización puede contratar un equipo técnico para diseñar un Plan de Acción del Área de Mejoramiento Comercial, que incluya proyectos de recuperación urbana, planes anuales de mantenimiento, activación y mercadeo, y un sistema financiero sostenible. Es fundamental entender que, al autorizar un BID, los gobiernos local y central no renuncian a su deber de brindar servicios básicos; simplemente se apoyan en la comunidad para alcanzar un mayor nivel de satisfacción a nivel barrial. Aunque los BIDs no pueden imponerse, son una herramienta ideal para zonas ya intervenidas, como Calle Uruguay o Avenida Central, donde es urgente que vecinos, propietarios y residentes se organicen para evitar el deterioro de los proyectos, mejorar su barrio y hacerlo más atractivo, generando empleos locales y ayudando a repoblar el centro de la ciudad. El desafío para otros barrios con necesidades integrales, como Boca La Caja o San Sebastián, requerirá de otras figuras para evitar la gentrificación, tema que se abordará en un próximo artículo. Opinión EL AUTOR es doctor en filosofía. EL AUTOR es arquitecto y urbanista. EL AUTOR es abogado. Abdiel Rodríguez Reyes agravó durante la administración de Laurentino Cortizo, lo que ha llevado al expresidente y a su exministro del MEF, Héctor Alexander, entre otros funcionarios, a una madriguera profunda donde nadie los ve ni los oye. Pero tampoco el gobierno actual está tomando decisiones para agilizar la necesaria y verdadera recomposición del gasto público, que permitiría equilibrar un presupuesto general del Estado artificial, hoy forzado por leyes especiales que lo distorsionan y debilitan. El actual ministro del MEF no oculta que el presupuesto de $34,900 millones para 2026 está maniatado por incrementos en planillas derivados de aumentos automáticos de salarios y otras leyes especiales injustificables. Pero, al igual que su antecesor, no presenta ni promueve una sola iniciativa legislativa para eliminar dichos perjuicios, aunque sea de forma gradual. Nadie duda del interés real, la palabra atinada, el carácter firme, el prestigio y la actitud positiva en algunos temas. Por esa razón salimos de la lista de la Unión Europea, se mejoró la normativa de la Caja de Seguro Social, se puso fin al dilema migratorio en Darién y se evitó caer en el chantaje permanente de gremios educativos y sindicales con agendas ocultas. Pero frente al cambio inminente de las leyes especiales de todo tipo, se está dejando pasar demasiado tiempo. Mientras más se prolongue, más difícil será recomponer un daño que avanza con prisa y sin pausa. La actitud, la buena voluntad, la comunicación positiva y la seriedad frente a las calificadoras deben ir acompañadas de la toma de decisiones inminentes e impostergables. Y eso último es lo que está faltando. Mientras más tiempo transcurra, más difícil será retomar el rumbo. La calificadora Moody’s Ratings fue clara: Panamá no está tomando decisiones. Y al no tomarlas, no genera resultados. Y al no generar resultados, podría perder el grado de inversión, estando en el último escalón antes de esa posible degradación. Nuestro crecimiento económico, una envidia para el resto de América Latina, no es lo suficientemente sólido para contrarrestar el alza de la deuda pública ni para detener un creciente desempleo que supera los dos dígitos. Una deuda que va acompañada de intereses y pagos a capital que, para el presupuesto de 2026, serán los más altos de la historia (más de $8 mil millones), superando incluso en más del doble los cada vez más elevados ingresos del Canal de Panamá. Es decir, con esos dividendos no cancelamos ni siquiera el pago mínimo de la tarjeta de crédito (parafraseando a René Quevedo). Agreguemos una institucionalidad en entredicho: en la cosa pública se suben los sueldos a diestra y siniestra, se jubilan con últimos salarios, se otorgan dietas elevadas en reuniones que son parte integral del trabajo del funcionario, se benefician con seguros de salud y de vida privados, se favorecen con aumentos automáticos sin ningún tipo de control ni medición profesional, académica o de resultados; además, se dilapida en bonos navideños, seguros privados de responsabilidad civil, gasolina no utilizada, búnkeres en la Asamblea Nacional, gastos de representación sin deducir y toda clase de dádivas que drenan los fondos públicos. Carlos Antonio Solís La economía de amiguetes que criticaba atinadamente Guillermo Chapman sigue intacta. Se mantienen exoneraciones e incentivos tributarios y fiscales; y como no hay nada más permanente que un subsidio temporal, estos se siguen otorgando sin conocerse mayores controles. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. 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