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8A La Prensa Panamá, martes 30 de septiembre de 2025 Arriba, el faro de Isla Grande construido por la empresa Eiffel a finales del siglo XIX. Abajo, el cementerio francés, donde reposan obreros fallecidos por paludismo y fiebre amarilla durante las obras iniciales del Canal(1880-1889. Cortesía Conservar la memoria compartida para construir el futuro Aude de Amorim ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] CANAL INTEROCEÁNICO Francia y Panamá comparten una historia singular forjada en torno al Canal interoceánico. Hoy, esa memoria común impulsa proyectos culturales y patrimoniales que fortalecen la cooperación y abren nuevas perspectivas compartidas. Desde hace un siglo y medio, Francia y Panamá mantienen una relación única, forjada en torno a una historia común profundamente marcada por la aventura del Canal interoceánico con Ferdinand de Lesseps. Como expliqué en una columna anterior, el apodo de París, “Paname”, proviene de esta historia común. Una historia de audacia, innovación y sacrificio quehoyseguimosredescubriendo a través de la preservación de nuestro patrimonio compartido. Esta memoria franco-panameña, a la vez secular y singular, constituye hoy un pilar de nuestra cooperación. La Embajada de Francia brinda apoyo a la renovación del ala consagrada a la construcción del Museo del Canal Interoceánico de Panamá, instalado en los antiguos despachos de Ferdinand de Lesseps. La investigación de Samuel Poyard, historiador francés, en diálogo con colegas panameños y antillanos, ofrece detalles fascinantes. En pocos días, el público podrá descubrir un relato renovado que rescata la magnitud de aquella empresa pionera. El historiador Marc de Banville habló de un “espléndido fracaso”. ¿Por qué espléndido? Porque fue, en realidad, un ensayo visionario para su época: un laboratorio de innovaciones técnicas y una obra espectacular que permitió concebir el Canal en Panamá tal como existe hoy. Francia dejó las bases de una obra que transformó el comercio mundial y que sigue definiendo al istmo. Nuestra cooperación va más allá del Museo. Se abren nuevas perspectivas para preservar y poner en valor el patrimonio francés en Panamá, como el Cementerio Francés de Paraíso, donde reposan, en su gran mayoría, trabajadores de Guadalupe y Martinica. Gracias al trabajo del Ministerio del Gobierno y de la Junta Comunal, la primera parte del cementerio fue renovada, y continuamos con la instalación de un nuevo panel explicativo, la restauración de su quiosco y la identificación más precisa de quienes descansan allí. La inauguración de esta primera fase de restauración, celebrada el 19 de septiembre, abre un camino de compromiso duradero. Seguiremos con otros proyectos de identificación del patrimonio de origen francés y de renovación de los monumentos más emblemáticos, como los faros construidos por la empresa Eiffel. Nuestro patrimonio común no es solo material. También es inmaterial y vive en la lengua y en la identidad panameña. La expresión buco, utilizada en Panamá para decir “mucho” y derivada del francés beaucoup, nos recuerda que la historia del Canal explica también al Panamá contemporáneo: diverso, abierto y resiliente. El Canal de Panamá, el que conocemos hoy, es panameño. Fueron los panameños quienes invirtieron en su ampliación y modernización, y sé que los planes de desarrollo continuarán. Francia, orgullosa de haber contribuido a su historia, celebra que el Canal sea hoy un símbolo de soberanía, neutralidad y paz para el mundo entero. Estas iniciativas muestran la vitalidad de la amistad franco-panameña. Porque preservar la memoria no es una mirada fija al pasado: es un recurso vivo para estrechar nuestros lazos, profundizar la cooperación y construir juntos nuevas perspectivas. Abrir en Panamá circuitos culturales e históricos incentivará la llegada de turistas franceses y el interés por este hermoso país. Juan Manuel Posada L. ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] Hoy y ayer, dos épocas y el edificio que alojó un hotel para japoneses en Seattle. Imagen cortesía del Panama Hotel and Tea House. Panama Hotel, un puente histórico entre Seattle y el Canal TESOROS IGNORADOS Aunque mi formación es en biología marina, siempre he sentido una gran pasión por la arquitectura y disfruto contemplar edificios, tanto históricos como modernos. De allí surge mi iniciativa en Instagram (@canalzonepty), que busca rescatar la memoria de la infraestructura de la antigua Zona del Canal y vincularla con su estado y uso actual. Durante una visita a mi hijo menor en Seattle, Washington, me llevó a un edificio que unía mis dos intereses: Panamá y la arquitectura. Se trataba del Panama Hotel, ubicado en Japantown, dentro del Distrito Internacional. Diseñado por Saburo Ozasa, el primer arquitecto japonés en Seattle, fue construido en 1910 y abrió en 1911 con 101 habitaciones para trabajadores japoneses solteros. En 1938 lo adquirió Takashi Hori, quien lo administró hasta 1986. La historia del hotel cambió con la Orden Ejecutiva 9066 de Franklin D. Roosevelt en 1942, que obligó a los japoneses a trasladarse a campos de internamiento. Muchos confiaron sus pertenencias al sótano del hotel, donde más de 8,500 objetos fueron documentados posteriormente por el National Trust. El edificio fue comprado por Jan Johnson, quien lo conserva hasta hoy. Su visión lo transformó en un espacio cultural: café, salón de té y museo japonés-americano, con el único baño público japonés intacto en Estados Unidos. El nombre del hotel alude al Canal de Panamá, que en 1910 simbolizaba modernidad y progreso para ciudades como Seattle y San Francisco, al abrir la ruta transpacífica hacia Asia. Entre los tesoros de la colección del hotel destacan un ejemplar de Greatest Engineering Feat in the World: Panama and the Panama Canal in Picture and Prose (1912) y el disco I’ll Take You Back to Panama (1914), de Ernest J. Meyers y Will E. Dulmage. El valor histórico del sitio ha sido ampliamente reconocido: National Historic Landmark (2006), National Treasure del US National Trust (2015), distinción del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón (2020) y Seattle City Landmark (2022). Más allá de sus paredes, el Panama Hotel es un testimonio vivo de cómo un edificio puede condensar capítulos de la historia mundial. No es casual que inspirara la novela Hotel on the Corner of Bitter and Sweet: allí laten la memoria, la identidad y el cruce de culturas.

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