8A La Prensa Panamá, jueves 25 de septiembre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. plotadosracionalmente,segúnlodisponga la ley, procurando su preservación. El mensaje es claro: la economía puede y debe crecer, pero no a costa de hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Jurisprudencia y doctrina La Corte Suprema de Justicia ha reiterado que el derecho a un ambiente sano es un derecho fundamental de incidencia colectiva, cuyo disfrute corresponde a todos y que debe armonizarse con otros derechos como el de propiedad y la libertad de empresa. En fallos recientes, la Sala Tercera ha dejado claro que la protección ambiental no es un “lujo verde”, sino una condición de la propia dignidad humana. En el campo doctrinal, juristas panameños coinciden en que el gran reto es la sostenibilidad: producir sin destruir, crecer sin arrasar y trabajar sin precarizar. La experiencia latinoamericana lo confirma: en Colombia, la Corte Constitucional ha reconocido la “Constitución ecológica” como marco de toda actividad económica; en Chile, el debate constitucional ha girado en torno al agua como bien público; en México, la Suprema Corte ha reiterado que la inversión extranjera es bienvenida siempre que respete los estándares laboralesyambientales. Un pacto de triple ganancia La economía no puede avanzar sacrificando los recursos naturales ni los derechos de los trabajadores;delmismomodo,laprotección ambiental y laboral no debe convertirse en un obstáculo absoluto para la inversión. Panamá necesita un pacto de triple ganancia: • Que la actividad económica genere emLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Entre el fracaso y la vocación: ¿qué escuela estamos construyendo Educación Desde que tengo memoria, anhelé ser maestra. No docente, no profesora, ni magíster… Maestra: el título más honroso que podían escuchar mis oídos. En mis artículos he explorado realidades que, aunque espinosas, debemos enfrentar. Vivimos en una sociedad que ha perdido la koinonía. Y esa palabra tan repetida —empatía— suena en todos lados, pero se practica mucho menos de lo que significa. Nuestros centros educativos no escapan de esta escasez afectiva. El tema se comenta en pasillos, buses y esquinas de las escuelas… pero pocas veces se aborda con la seriedad que requiere. Sé que lo que escribo puede incomodar, pero no escribo para agradar: escribo para mostrar realidades, por crudas que parezcan. El fin del ciclo escolar 2025 está cerca, y los fracasos ya celebran en las libretas de muchos profesores. ¿Cuántos hemos oído frases como: “Ese profesor es teso, si pasan 10 de 30 estudiantes es mucho”, o “Aquí se hace lo que yo digo y punto”, o “Ese no es mi problema”, o incluso “Aquí nadie pasa”? Expresiones que convierten la escuela en una cárcel de barrotes invisibles más que en un espacio para aprender. Muchos colegas insisten en que los estudiantes son “flojos” o “no quieren estudiar”. Yo misma lo he dicho en ocasiones. Pero, ¿y si en vez de repetir ese juicio nos preguntáramos si el estudiante realmente no quiere aprender, o si hay barreras que se lo impiden? Allí aparece el docente que disfruta ver las notas teñidas de rojo, como si fuera una escena de terror, y que confunde la burla con autoridad: “conmigo nadie pasa”. Me pregunto: ¿es esta nuestra misión? ¿Estamos preparados de verdad para atender a esta generación? ¿Estamos siendo formados no solo para enseñar contenidos, sino para aprender con ellos en el aula? ¿Hay vocación auténtica? Lanzo estas preguntas al aire, buscando respuestas. Porque al comprometernos a educar, en nuestro corazón debería latir un mantra que adopté hace años: “Tratar a mis alumnos como me gustaría que trataran a mis hijos y enseñarles como me gustaría que mis hijos aprendan”. Sin confianza no hay integración: pacientes y profesionales primero Salud pública Si no se atienden estas carencias básicas, no habrá gremio dispuesto a creer en promesas de integración. Más aún: la desconfianza se convertirá en un terreno fértil para la protesta y la resistencia. La integración requiere un nuevo pacto con los profesionales de la salud basado en tres principios mínimos: • Respeto a su labor. • Condiciones de trabajo dignas. •Sustitución de enfoques punitivos por mecanismos de calidad, auditorías y certificación. 3. La confianza de la población Del lado de los pacientes y asegurados, la situación tampoco es alentadora. Enfrentan largas listas de espera, desabastecimiento de medicamentos y falta de acceso a especialistas. Muchos cotizantes de la CSS, a pesar de pagar mensualmente sus cuotas, recurren a servicios privados para resolver lo que el sistema público no garantiza. Los planes piloto de integración deben demostrar con resultados visibles que esta realidad puede cambiar. Lo básico es lo que más cuenta: medicamentos disponibles, reducción de listas de espera, quirófanos funcionando y una atención primaria capaz de resolver la mayoría de los problemas sin hospitalización. 4. Lecciones internacionales: lo que funciona y lo que no La experiencia internacional ofrece contrastesquePanamánopuedeignorar.Costa Rica y Uruguay son ejemplos exitosos: sistemas integrados, financiamiento sólido y gasto de bolsillo reducido para las familias. Cuba —y no comparto su visión política—, pese a la precariedad de su economía y determinantes sociales adversos, ha mantenido indicadores aceptables gracias a una fuerte red preventiva. No se trata de ideología, sino de evidencia: la prevención puede sostener la salud pública incluso en contextos difíciles. En el otro extremo, Guatemala refleja lo que ocurre cuando el Estado no invierte lo suficiente: en 2021 destinó apenas 2.3% del PIB al gasto público en salud, dejando más del 60% del financiamiento en manos de los ciudadanos. El resultado: cobertura limitada y esperanza de vida menor al promedio regional. Panamá, con muchos más recursos, no puede seguir gastando cerca del 10% de su PIB en salud para obtener resultados mediocres. Está en una encrucijada: o fortalece la prevención y la integración, o seguirá pagando caro por un sistema que no responde. Francisco Sánchez Cárdenas Ambiente, economía y trabajo pueden armonizarse Por un modelo sostenible EnPanamá,elambiente,laeconomíay el trabajo no deben entenderse como conceptos excluyentes ni enfrentados. Por el contrario, la Constitución establece, por un lado, el derecho a un ambiente sano y libre de contaminación, y, por otro, el deber del Estado de promover el desarrollo económico y social con justicia y respeto a la dignidad humana. No es un pulso entre pacificadores e inconformistas ni un dilema de echarle agua o leña al fuego: lo que está en juego es evitar que nos quememos todos y encontrar una salida que garantice el bienestar del país. El mandato constitucional panameño El artículo 118 de la Constitución dispone que el Estado garantizará a la población un ambiente sano y libre de contaminación, adecuado para la vida humana. Al mismo tiempo, el artículo 64 reconoce la obligación estatal de promover el pleno empleo y asegurar a los trabajadores una existencia decorosa. Ambos mandatos no se contraponen, sinoquesecomplementan:unambientesano es requisito para la vida, y un trabajo digno es condición para la justicia social. A ello se suma el artículo 257, numerales 5 y 6, que establece que los recursos naturales son patrimonio de la Nación y deben ser expleo. • Que el empleo respete los derechos laborales. • Que todo ello se realice en armonía con la naturaleza. Se trata de garantizar que la riqueza producida beneficie al país entero y no solo a unos pocos, que el trabajo ofrezca estabilidad y dignidad, y que los recursos naturales sean aprovechados con visión de futuro. Una oportunidad para Panamá El país puede convertirse en un ejemplo regional. Con la ratificación de tratados ambientales, el desarrollo de energías renovables y la apuesta por el turismo sostenible, Panamá puede demostrar que desarrollo económico, empleo digno y protección ambiental no solo son compatibles, sino aliados inseparables. La tarea exige voluntad política, responsabilidad empresarial y compromiso ciudadano. No bastan leyes bien redactadas si no se cumplen, ni discursos ambientales que no se traduzcan en acciones. La educación cívica, laparticipacióncomunitariaylatransparencia en las decisiones públicas son indispensables. Conclusión Ambiente,economíaytrabajosontresvértices de un mismo triángulo. Desbalancear uno es condenar a los otros dos al fracaso. Panamá tiene hoy la oportunidad de decidir: o seguir atrapada en falsas dicotomías que enfrentan a trabajadores, empresarios y ambientalistas, o abrirse paso hacia un modelo sostenible donde todos ganen. La historia juzgará si supimos aprovechar este momento. La pregunta no es si podemos armonizar ambiente, economía y trabajo, sino si tenemos la valentía de hacerlo. Opinión LA AUTORA es docente y escritora. EL AUTOR es exmagistrado de la Corte. EL AUTOR es neurocirujano. Ebony López Castillo 5. Tensiones políticas concomitantes La desconfianza no solo proviene de hospitales y gremios. El clima político añade ruido constante. Proyectos de ley mal diseñados, declaraciones públicas que enfrentan al sector privado con el público, pugnas entre la CSS y el Minsa, y rivalidades interhospitalarias generan un ambiente hostil que entorpece cualquier intento de integración. Si las autoridades no logran separar el debate sanitario de la coyuntura política, corren el riesgo de desperdiciar una oportunidad histórica para transformar el sistema. 6. Un llamado a deponer antagonismos La integración de la salud no puede construirse sobre la base del antagonismo. Minsa, CSS y profesionales de la salud deben deponer la política pequeña, las imposiciones y la confrontación. La ciudadanía no puede seguir atrapada en un sistema que, en lugar de atenderla con dignidad, le ofrece precariedad, maltrato y desconfianza. Hoy el país tiene la oportunidad de hacer lo necesario. No se trata de imponer modelos, sino de generar consensos básicos en torno a lo que la gente exige: acceso, medicamentos, atención primaria sólida y hospitales que funcionen. Si no se aprovecha este momento, la fragmentación seguirá cobrando vidas y profundizando la crisis. Conclusión La integración de los servicios de salud en Panamá no será viable sin confianza. Y la confianza no se decreta: se construye con hechos concretos, con respeto a los profesionales, con resultados visibles para los pacientes y con un liderazgo político capaz de mirar más allá de un período de gobierno. El país no puede seguir atrapado en un sistema costoso e ineficiente. Los actores del sector salud deben entender que el verdadero adversario no es el otro gremio ni la otra institución, sino la precariedad que vive la población día tras día. Integrar es responder al mandato constitucional, pero, sobre todo, es un acto de justicia social. “El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el líder arregla las velas”. —WilliamArthurWard Seamos líderes. Introducción L a integración de los servicios de salud en Panamá no será posible si antes no se resuelve un problema de fondo: la desconfianza. Desconfianza de los profesionales hacia las autoridades, de los pacientes hacia el sistema y de la ciudadanía hacia la capacidad del Estado de cumplir sus promesas. Sin confianza, cualquier propuesta de reforma será vista como un ejercicio retórico o como un instrumento político más. 1. Un ambiente de tensiones que alimenta la desconfianza Enlasúltimassemanassehanmultiplicado las denuncias dentro de la Caja de Seguro Social. Primero fueron los neurocirujanos, que alertaron sobre la falta de insumos y condiciones mínimas para operar. Luego, una hepatóloga en la Ciudad de la Salud presentó su renuncia irrevocable, denunciando abusos de autoridad y un ambiente laboral hostil. Más recientemente, los gastroenterólogos de la CSS expusieron problemas similares: escasez de insumos y deterioro de infraestructura. A esto se sumó el comunicado del Colegio Médico de Panamá, que rechazó un anteproyecto de ley por considerarlo una criminalización del acto médico. Para los gremios, dicha iniciativa desconoce la diferencia entre errores inevitables de la práctica clínica y negligenciareal,aumentandolapercepciónde hostilidad contra el personal de salud. Estos episodios demuestran que la distancia entre autoridades y profesionales no es un tema abstracto: se alimenta día a día con hechos concretos. Mientras esa brecha persista, cualquier intento de hablar de integración sonará vacío. 2. La confianza de los profesionales Médicos, enfermeras, técnicos y administrativos sostienen el sistema, muchas veces con recursos precarios y en condiciones laborales adversas. Sin embargo, enfrentan atrasos en el pago de beneficios, sobrecarga de trabajo y falta de respeto a su labor. Edgardo Molino Mola Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Subdirector Asociado Rolando Rodríguez B. Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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