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6A La Prensa Panamá, domingo 21 de septiembre de 2025 Un severo hundimiento mantiene interrumpido el tráfico en la carretera Boyd Roosevelt, en el sector de El Guarumal, corregimiento de Limón, Colón. Elysée Fernández La comunidad que camina kilómetros por el cierre de la Transístmica Yaritza Mojica [email protected] COLÓN En Guarumal hay cansancio y pérdidas económicas por el hundimiento de la carretera Boyd Roosevelt; y la reparación del tramo afectado costará $6 millones. Como un verdadero sufrimiento describe Eleuterio Rivera, un octogenario de la comunidad de El Silencio, la odisea que viven cientos de personas que, desde hace semanas, deben caminar varios kilómetros para cruzar de un sector a otro. Todo ocurre por el severo hundimiento que mantiene interrumpido el tránsito por la carretera Boyd Roosevelt, en el sector de El Guarumal, en el corregimiento de Limón, provincia de Colón. El cierre se mantiene desde el pasado 26 de agosto, cuando la vía Boyd Roosevelt —conocida como la Transístmica— fue cerrada totalmente en este tramo por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), por seguridad. Desde entonces, los moradores de comunidades como Quebrada Ancha, Quebrada Bonita, Gatún, Nueva Italia, El Guarumal y El Silencio se ven obligados a caminar largos trayectos, incluso atravesando parte del terreno donde se produjo el deslave, para poder continuar su camino. En un recorrido de La Prensa por el área, encontramos al señor Rivera descendiendo por el tramo afectado. Relató su rutina diaria: tomar un bus, bajarse en la parada de la estación Terpel de El Guarumal, caminar por la orilla donde tuvo lugar el derrumbe y continuar hasta el otro lado del punto cerrado, que permanece señalizado con letreros de advertencia. “Esto es un sufrimiento para los que vivimos aquí”, dice, mientras señala el terreno agrietado que corta en dos la carretera. Tras cruzar, aún le resta caminar cerca de una hora para llegar a su destino en El Silencio. Bajo el implacable sol del mediodía, aparece Calixto Barría Pérez, avanzando con rapidez para no sentir el ardor que sube desde el asfalto. Camina junto a la cerca, aun sabiendo que está prohibido. “No hay de otra”, afirma. Explica que la calle está cerrada por el hundimiento y que el camino no es nada fácil. “Tenemos que cruzar por un precipicio por ahí”, cuenta, describiendo la peligrosa ruta improvisada que ahora recorren los residentes. “Es mucha distancia dar la vuelta por otro lado”, comenta resignado. Barría detalla que debe caminar unos 45 minutos para llegar a la parada donde toma el autobús hacia el sector Nueva Italia. Además de la incomodidad y el riesgo, Calixto ha visto afectado su sustento. Como pequeño comerciante, depende de la venta de productos agrícolas como guineo, plátano, yuca, ñame y jengibre. “No se vende nada porque no pasan carros por aquí para hacer ventas”, lamenta. El peregrinaje continúa para madres con sus hijos, adultos mayores, vendedores informales, trabajadores cargando mercancía y visitantes. Todos deben caminar desde donde los deja el transporte público en la estación de Terpel de Quebrada Bonita —punto en el que está cerrada la vía— hasta el otro extremo, donde se ubica la parada en Quebrada Ancha. La rutina diaria se ha convertido en una travesía que mezcla cansancio, preocupación y la esperanza de que los trabajos de reparación del MOP avancen con rapidez. A finales de agosto, el MOP habilitó accesos a la autopista Panamá–Colón desde las comunidades de El Giral y Quebrada Ancha para facilitar el tránsito y aliviar la presión sobre el tramo afectado. Casas afectadas y comercios en crisis El problema no se limita a las largas caminatas. Varias viviendas situadas en la parte baja del terreno donde ocurrió el deslave han resultado afectadas. Además, los comercios cercanos al cierre registran pérdidas, ya que los clientes no llegan. Una residente, que pidió reservar su nombre, relató que el año pasado el MOP contrató a una empresa para contener un deslave en la parte baja de El Guarumal. Sin embargo, asegura que la intervención debilitó la carretera que está en la parte alta y, sumado a las lluvias, el terreno comenzó a ceder aún más. “Lo que hicieron fue empeorar la situación, por eso la calle cedió”, expresó. Ahora denuncia que su vivienda presenta deslizamientos, fracturas en pisos y paredes, y está llena de lodo, lo que la hace inhabitable. “Tuve que abandonar mi casa por seguridad; ahora vivo alquilada y mis hijos duermen en el piso de la casa de mi hija”, contó. La afectada insiste en que las autoridades deben actuar de manera urgente, pues la situación empeora con cada día de lluvia. “Si mañana vuelven las lluvias, el terreno seguirá cediendo. Ellos adelantaron en meses un problema que tal vez se hubiera dado en cinco años”, advirtió. Por su parte, Germán Bonilla, administrador de la estación Terpel de Quebrada Bonita, denunció que el cierre ha provocado un impacto económico y social severo en la zona. Explicó que los residentes no han recibido información oficial ni fechas de reapertura, lo que ha obligado a la comunidad a organizar reuniones y alianzas para enfrentar la crisis. Solo en su estación trabajan 20 colaboradores, quienes podrían verse afectados si la situación se prolonga. El empresario estimó pérdidas de miles de dólares mensuales y señaló que una estación de combustible en el área ya cerró operaciones. “No hay flujo vehicular ni clientes en el tramo cerrado y la única alternativa es una vía privada de pago”, indicó. MOP contrata nueva empresa Para enfrentar el problema, el Consejo de Gabinete aprobó la Resolución No. 112-25, que autoriza la contratación —mediante procedimiento excepcional— del Consorcio Gatún (Equibal, S.A. y Constructora Bal, S.A.) para resolver el punto crítico de El Guarumal, por un monto de 6 millones de dólares. La empresa deberá ejecutar el “Estudio, diseño y desarrollo de planos de solución de punto crítico – El Limón Guarumal”, en la provincia de Colón. Los trabajos deberán completarse en un plazo de 180 días. Jorge Murgas, director Nacional de Inspección, informó que el contratista ya presentó un rediseño que está en evaluación por la Dirección de Estudio y Diseño del MOP. Una vez aprobado, se iniciarán los trabajos en la calzada afectada. Murgas explicó que el proyecto incluye un rediseño estructural, ya que el suelo arcilloso saturado ha generado asentamientos críticos. “Estamos evaluando las nuevas medidas con el objetivo de que la vía esté operativa antes de fin de año”, señaló. Afirmó que una de las premisas será que el rediseño no supere los dos meses de ejecución, para restablecer el paso lo antes posible. “A pesar de que se avecinan los meses más lluviosos, somos optimistas de poder completar los trabajos para fin de año”, agregó. Actualmente se mantienen habilitados los accesos a la autopista Panamá–Colón desde las comunidades de El Giral y Quebrada Ancha, además de un acceso temporal en el kilómetro 31 de El Giral, corregimiento de Buena Vista, para la circulación vehicular hacia la ciudad de Colón. CONTENIDO EXTRA Escanea el código QR y mira el video de la situación en El Guarumal en Youtube. Residentes de al menos seis comunidades se ven obligados a caminar varios kilómetros para entrar o salir de sus residencias. esidentes Archivo Muro levantado para tratar de evitar que otra sección se derrumbe. Elysée Fernández

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