6A La Prensa Panamá, domingo 14 de septiembre de 2025 Panorama Bolsonaro es condenado: el fin de la impunidad y el desafío de la democracia Daniel Zovatto ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] ANÁLISIS Bolsonaro fue responsabilizado, junto con tres exgenerales, un almirante y un teniente coronel, de cinco delitos: intento de golpe de Estado, abolición del orden democrático y pertenencia a organización criminal, entre otros. La política brasileña acaba de entrar en un terreno inexplorado: el pasado 11 de septiembre, el Supremo Tribunal Federal (STF) condenó al expresidente Jair Messias Bolsonaro, junto a altos mandos militares, por planear un golpe de Estado, en un fallo histórico, una sentencia ejemplar que marca un parteaguas en los 135 años de la República y coincide simbólicamente con la conmemoración de los 40 años de la redemocratización de Brasil. Fin de la impunidad La condena impuesta a Bolsonaro es tan contundente como inédita: 27 años y tres meses de prisión. La decisión fue adoptada por la Sala Primera del Supremo Tribunal Federal (equivalente a la Corte Suprema), con una votación de 4 a 1 en su contra. Los jueces Alexandre de Moraes, Flávio Dino, Cármen Lúcia Antunes y Cristiano Zanin respaldaron la condena, mientras que Luiz Fux se inclinó por la absolución al considerar que el Supremo carecía de competencia para juzgar al expresidente. Este voto en minoría, no obstante, podría ser invocado más adelante por sectores bolsonaristas como sustento para impulsar una eventual amnistía o indulto. La defensa, a su vez, podría apoyarse en algunos de esos argumentos y sumar consideraciones relativas a su edad y estado de salud, con el fin de evitar el ingreso de Bolsonaro en prisión y lograr que cumpla la condena en su domicilio. El juez Moraes tiene la última palabra. Este fallo rompe con una tradición de impunidad hacia militares y exmandatarios involucrados en complots golpistas. Envía, al mismo tiempo, una señal de que en Brasil nadie está por encima de la Constitución. La sentencia responsabiliza a Bolsonaro de cinco delitos, entre ellos intento de golpe de Estado, abolición del orden democrático y pertenencia a organización criminal, en conjunto con tres exgenerales, un almirante y un teniente coronel. Las pruebas presentadas durante el proceso resultaron concluyentes. La magnitud de la conspiración demuestra que no se trató de excesos aislados, sino de un intento coordinado y deliberado de quebrar el Estado de derecho e instaurar una dictadura. La jueza Cármen Lúcia Antunes, cuyo voto fue decisivo, subrayó la existencia de un “plan progresivo de ataque a las instituciones democráticas” orientado a impedir la alternancia pacífica en el poder tras los comicios de 2022. Bolsonaro condenado pero aún influyente Pese a la dureza de la condena impuesta a Bolsonaro, esta no implica necesariamente ni un debilitamiento inmediato de su capital político ni mucho menos el fin de su trayectoria. Para millones de sus seguidores, la condena lo eleva a la categoría de mártir frente a lo que llaman una “dictadura judicial”. En este clima de victimización, la polarización se mantiene intacta e incluso podría intensificarse de cara a las elecciones presidenciales y legislativas de octubre de 2026. En efecto, las encuestas reflejan una sociedad profundamente dividida: si bien la mayoría (52%) de los brasileños cree que el expresidente participó en la conspiración golpista, un importante 36% niega su responsabilidad en el intento de golpe y un 42% lo percibe como víctima de persecución política, según una encuesta de Quaest publicada recientemente. Conviene recordar que el expresidente ya acumulaba inhabilitaciones anteriores dictadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE): en junio de 2023 fue sancionado por desacreditar el sistema electrónico de votación ante embajadores, y en octubre de ese mismo año, junto a su excompañero de fórmula el general Braga Netto, fue condenado a ocho años de inelegibilidad por el uso electoral de las celebraciones del 7 de septiembre de 2022. Como resultado de ambas sentencias, Bolsonaro no podrá competir en elecciones hasta 2030. Los partidarios de Bolsonaro buscan revertir su actual situación judicial, y la opción más discutida es la aprobación de una amnistía en el Congreso. No obstante, el camino es incierto, pues un eventual veto del presidente Lula o una declaración de inconstitucionalidad por parte del Supremo podrían frustrar la iniciativa. Otra alternativa -no viable políticamente en este momento- es un indulto, pero para ello debería darse el triunfo de un candidato de derecha o extrema derecha en 2026. Resiliencia democrática La condena de BolsonaEl expresidente de Brasil Jair Bolsonaro cuando salía del hospital DF Star, en Brasilia, el 16 de agosto de 2025. EFE ro es un hito judicial de alcance histórico en defensa de la democracia y sus instituciones, pero no resuelve por sí sola la fractura política del país. Al contrario, puede profundizarla. Brasil enfrenta ahora la prueba de poner a sus instituciones a la altura de una democracia acosada por la polarización: la justicia ha trazado un límite claro contra la impunidad, pero será la política la que deba transformar esa rendición de cuentas en confianza ciudadana, reconstruyendo consensos y evitando que los fallos judiciales se conviertan en un nuevo combustible para la confrontación. Conclusión La decisión del Supremo marca un antes y un después en Brasil. Envía un mensaje contundente: los intentos de subvertir el orden democrático tendrán serias consecuencias y no quedarán impunes. Al mismo tiempo, este fallo histórico abre una nueva etapa en la lucha por consolidar una democracia de calidad y resiliente, con capacidad para poder enfrentar con fortaleza tanto las amenazas internas como las presiones externas. En efecto, el desafío actual es doble: por un lado, contener la reacción de los grupos de derecha y extrema derecha que ya difunden narrativas de persecución y buscan mecanismos para evitar que su líder cumpla la sentencia impuesta; por otro, anticipar la respuesta de la administración Trump, cuya afinidad y cercanía con Bolsonaro podría traducirse en nuevas sanciones contra Brasil y en una peligrosa escalada de la tensión existente. Inmediatamente después de conocida la sentencia, tanto Trump como su secretario de Estado Marco Rubio criticaron el fallo calificándolo de injusto y añadiendo que “Washington responderá en consecuencia a esta caza de brujas”. En síntesis, la democracia brasileña tiene aún un largo camino por recorrer, plagado de desafíos, obstáculos y riesgos. Pero indudablemente, con este juicio del siglo y esta sentencia ejemplar, el país ha dado un paso histórico en la dirección correcta. Un acontecimiento que reviste un enorme valor no solo para Brasil, sino también para todas las democracias de América Latina. Una reflexión final: hace cuatro años, Jair Bolsonaro, entonces presidente de Brasil, lanzó una promesa desafiante: aseguró que su campaña de reelección solo podía terminar en la cárcel, la muerte o la victoria. “Y pueden estar seguros de que la primera opción no existe”, sentenció. Se equivocó. Una justicia independiente y valiente, que actuó con pleno respeto al debido proceso, acaba de condenarlo a 27 años y tres meses de prisión por intentar destruir la democracia e instaurar una dictadura. El FBI identificó a Tyler Robinson, de 22 años, como sospechoso del asesinato del activista conservador Charlie Kirk en la Universidad del Valle de Utah. El gobernador Spencer Cox confirmó su detención en el condado de Utah. La Fiscalía lo acusará el martes de homicidio agravado, obstrucción de la justicia y uso de arma de fuego. Según CBS, el padre de Robinson lo reconoció en imágenes del FBI, recibió su confesión y lo instó a entregarse; luego informó a un pastor amigo que contactó a las autoridades. Robinson fue arrestado el jueves por la noche y vestía la misma ropa vista en cámaras de seguridad el día del crimen. El comisionado de Seguridad Pública, Beau Mason, indicó que se ejecutan registros para esclarecer sus movimientos entre la universidad y su casa, cuyos resultados se darán a conocer el martes. Subrayó que, aunque el sospechoso está detenido, la investigación continúa. El gobernador de Utah afirmó que, según un familiar que habló con los investigadores, Tyler Robinson se volvió más político en los últimos años. El familiar relató que Robinson mencionó durante una cena que Charlie Kirk iba a visitar la Universidad del Valle de Utah y explicó por qué no le agradaba el activista. Según el mismo familiar, Tyler tenía un Dodge Challenger gris, que es el modelo de auto en el que se vio llegar al sospechoso en las grabaciones de seguridad. De acuerdo con el gobernador Cox, se sabe que Robinson condujo desde el campus, donde estaba estacionado su auto, hasta Washington, en el sur de Utah, donde vivía con su familia desde hace un tiempo. Los investigadores también lograron identificar al compañero de cuarto de Robinson, que les mostró mensajes que supuestamente envió el sospechoso a través de la aplicación de mensajería Discord. En los mensajes, un usuario de nombre Tyler decía Qué se sabe de Tyler Robinson, el joven sospechoso del asesinato de Charlie Kirk que tenía que recoger un rifle en un punto de entrega y dejarlo en un arbusto. En mensajes posteriores, afirmaba haber visto el lugar donde estaba el rifle y haberlo dejado envuelto en una toalla. También hacía referencia a inscripciones en las balas y a una mira telescópica que tenía instalada el arma. Todo eso coincidía con información que los investigadores recabaron en relación al asesinato de Kirk. Un portavoz de Discord confirmó que la compañía identificó una cuenta asociada a Tyler Robinson, pero dijo que no se encontró evidencia de que el sospechoso hubiera planeado el incidente o promovido la violencia en la plataforma. Las autoridades hallaron un rifle de cerrojo con mira telescópica envuelto en una toalla y casquillos con inscripciones como “¡Oye, fascista! ¡Atrápalo!” y “Bella ciao”. El gobernador Cox indicó que no hay indicios de otros arrestos. BBC Verify revisó redes sociales vinculadas a la familia de Robinson, originaria de Cedar City. El perfil de su madre muestra viajes y visitas a campos de tiro, además de fotos del sospechoso de niño con armas. Robinson estudió en la Pineview High School, luego en 2021 se mudó a Logan para asistir un semestre a la Universidad Estatal de Utah. Actualmente era estudiante de tercer año de electricidad en el Dixie Technical College. Cox aclaró que no era alumno de la UVU ni hay datos de enfermedad mental. Tyler Robinson. Cortesía/FBI
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