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9A La Prensa Panamá, miércoles 10 de septiembre de 2025 iStock Entre vaqueros, héroes y carcajadas Juan Ramón Vallarino L. ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] MEMORIAS Un repaso nostálgico por las salas de cine que marcaron generaciones en Panamá, desde matinés y autocines hasta los inolvidables actores, cómicas y musicales que marcaron a una generación. Algunos de los mejores recuerdos de mi niñez, a mediados del siglo pasado, son las funciones de matiné en los cines Lux y Bella Vista. En dichas salas se proyectaban series por episodios tales como Flash Gordon, Buck Rogers y El Capitán Maravilla. También veíamos al detective chino Chang Lee Po. Una serie favorita era La pandilla neoyorquina. Las funciones eran solamente los domingos y comenzaban a las 10:00 a. m. La mayoría de los asistentes éramos niños o adolescentes y se formaban algarabías y escándalos que los adultos no soportaban, por lo que muchas veces abandonaban la sala. En esa época presentaban episodios y películas del género “western”, interpretadas por vaqueros como Roy Rogers, Hopalong Cassidy, Gene Autry y otros, excelentes jinetes. Pero los actores más famosos de esas películas fueron John Wayne, Gary Cooper y el Llanero Solitario, acompañado de su inseparable compañero, el indio Tonto. En la ciudad de Panamá había innumerables salas de cine, que seguramente muchos recordarán: Alhambra, Amador, América, Ancón, Ansonia, Aries, Astor, Astoria, Atlántico, Aurora, Autocine 1 y 2, Autocine Olímpico, Autocine Pacífico, Balboa (Zona del Canal), Bella Vista, Bolívar, Brasil, California, Capitolio, Caribe, Cecilia, Central, Cinelandia, Cinema Arte, Cineplex, Cinergy, Cocolí (Zona del Canal), Colón, Cristóbal (Zona del Canal), Diablo (Zona del Canal), Edison, Edén, El Dorado, Encanto, España, Excélsior, Extreme Planet, Hispano, Ideal, Iris, Lido, Lux, Margarita (Zona del Canal), Metro, Moderno, Multicines 1 y 2, México, Obarrio, Omega, Ópera, Pacífico, Palace, París, Plaza, Presidente, Rex, Roosevelt, Roxy, Savoy, Strand, Teatro Panamá, Trixie, Tropical, Tívoli, Universal, Variedades, Victoria y Vista Hermosa. Algunos cines como el Central, el Cecilia, el México y el Tropical tenían un segundo piso tipo balcón, muy buscado por los enamorados que querían un poco de intimidad. En Panamá también operaron varios autocines. El primero estuvo ubicado en el área de la Locería y se mantuvo como único durante varios años. Luego aparecieron otros tres en Marbella, avenida Balboa (Autocine Pacífico), el Multicines en la intersección de la Ricardo J. Alfaro/Tumba Muerto y la actual Juan Pablo II, además de otro Autocine Pacífico en Vía España, junto a la urbanización Chanis. En el autocine original había “noches populares” los miércoles, con un costo de $1.10 por automóvil, sin importar cuántos pasajeros llevara. Esos días la concurrencia era mucho mayor. Íbamos al autocine más a socializar que a ver la película. Los adultos solían quedarse en sus autos, pero los adolescentes caminábamos por el área de la cafetería, donde conversábamos y pasábamos un buen rato. En cambio, al final del autocine se estacionaban pocas parejas, más interesadas en la intimidad que en la película. Las salas de cine solían estar en lugares céntricos y servían como puntos de referencia para ubicar direcciones. Un personaje favorito de aquellas películas era el burro parlante Francisquito, junto al actor Donald O’Connor. También disfrutábamos de otros animales célebres como el perro Rin Tin Tin. El cine mexicano era muy popular. A mí me gustaba ver películas con los cantantes Jorge Negrete y Pedro Infante. Para ello acudía al cine Iris, al lado del Presidente, dedicado especialmente a este género. Hasta mediados de los años cincuenta no había televisión en Panamá, por lo que se escuchaban series radiales como Los tres Villalobos, muy apreciadas por los jóvenes. Para saber qué películas se exhibirían había que consultar los periódicos, pues no existía internet. Los diarios dedicaban páginas enteras a la cartelera, indicando en qué cine y en qué tanda se presentaba cada título. Muchos cines ofrecían doble programa (dos películas seguidas) y las tandas eran continuas, lo que permitía “empatar” la proyección si llegabas tarde. Muy distinto a lo de hoy, cuando se desaloja la sala tras cada función. Las cómicas eran otro gran atractivo: Popeye el marino y su novia Olivia, Tom y Jerry, Super Ratón, Las dos urracas, El correcaminos, y más tarde Speedy González y La Pantera Rosa. Algunos cines ofrecían tandas solo de cómicas, hasta 20 seguidas. También solían proyectarse cortos cómicos, como episodios de Los tres chiflados. No faltaban los noticieros de actualidad, auspiciados por la organización Pathé, célebre en la historia del cine. Casi todas las películas provenían de Hollywood y llegaban en inglés con subtítulos en español, salvo las mexicanas. Las europeas eran escasas y, en muchos casos, se doblaban al inglés. Cuando estudié en la Universidad Javeriana, en Bogotá, pude ver cine italiano y francés en su idioma original. En el teatro Lux de esa ciudad vi varias cintas con Lino Ventura y Jean Gabin. Más tarde, en Panamá, recuerdo las de Jean-Paul Belmondo, en especial Sin aliento con Jean Seberg, y las de Fellini como La dolce vita con Marcello Mastroianni, Anita Ekberg y Anouk Aimée. También Un hombre y una mujer, con Anouk Aimée y JeanLouis Trintignant. El cine italiano brillaba con actrices como Gina Lollobrigida, Silvana Mangano y Sofía Loren. Y el europeo en general destacó con Catherine Deneuve y Romy Schneider. Las películas musicales eran adaptaciones de Broadway y se hicieron muy populares: Oklahoma!, Show Boat, Camelot, South Pacific, Gigi, The Student Prince, Siete novias para siete hermanos, My Fair Lady, West Side Story, The King and I, Can Can, The Pajama Game, High Society y Singin’ in the Rain. Recuerdo también cintas con inolvidables bandas sonoras: La fuente del deseo (Three Coins in the Fountain), Rome Adventure con Emilio Pericoli cantando Al di là, y, por supuesto, a Sarita Montiel en El último cuplé y El último tango. Todavía resuena en mi memoria La violetera. Anthony Quinn y Melina Mercouri inmortalizaron la música de Mikis Theodorakis en Zorba el griego. Quinn fue un actor polifacético: participó en La strada de Fellini, junto a Giulietta Masina, y en Notre Dame de París, con Gina Lollobrigida, interpretando al jorobado. Los jóvenes coleccionábamos pósters y fotos de nuestros actores favoritos, adquiridos en una casa peliculera cerca del edificio Madurito, en El Cangrejo. Hoy basta un clic para tener esas imágenes en el celular, pero entonces era un tesoro guardarlas en carteras o cuadernos. Antiguo cine Bella Vista en la ciudad de Panamá. Cortesía

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