8A La Prensa Panamá, viernes 5 de septiembre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. la Carrera Diplomática y de la Carrera Administrativa para profesionalizar el servicio público y blindarlo contra el clientelismo. En esa misma línea, planteamos la reforma del régimen notarial, con el fin de cerrar una de las puertas más utilizadas para el reparto político y garantizar que el mérito sustituya al amiguismo. Hemos impulsado, además, la protección a los denunciantes de corrupción, la transparencia en la transición de las juntas comunales y la declaración jurada de conflicto de intereses y bienes patrimoniales, pilares básicos de una democracia que no se construye con pactos de élites, sino a la vista de todos y sin nada que esconder. Incluso hemos presentado iniciativas duras contra los responsables de corromper al país: que las empresas corruptas no puedan volver a contratar con el Estado; que se prohíba el uso de fondos públicos para pagar seguros privados a funcionarios; y que se eviten aumentos salariales hechos a la medida de magistrados de la Corte Suprema. Estas no son propuestas simbólicas, sino mecanismos concretos para cerrar la llave por donde se fuga la riqueza nacional y devolver al panameño de a pie lo que durante décadas le han arrebatado. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. One-Health, salud compartida, futuro común Ciencia Pandemias como la covid-19 nos recuerdan lo vulnerables que somos frente a virus emergentes. La mayoría de estos patógenos provienen de animales y encuentran en los cambios ambientales un terreno fértil para llegar a las personas. One Health - ‘Una Sola Salud’-, reconoce la conexión entre la salud humana, animal y ambiental, y constituye una herramienta clave para prevenir futuras crisis. El término ‘One Health’ adquirió fuerza a comienzos del siglo XXI tras brotes como la influenza aviar y el SARS. La idea central es sencilla: ninguna disciplina por sí sola puede enfrentar los desafíos de la salud del siglo XXI. La deforestación, la urbanización desordenada y la intensificación de la producción de alimentos aumentan los contactos de riesgo entre personas y patógenos. Un ejemplo es el uso excesivo de antibióticos en la producción de carnes, que favorece la resistencia bacteriana. Este problema, ya considerado una pandemia silenciosa, amenaza con hacer ineficaces tratamientos básicos y nos recuerda que el bienestar de las personas depende también de cómo cuidamos a los animales y al ambiente. One Health es también una estrategia para la sostenibilidad del planeta. La salud de las poblaciones requiere ecosistemas equilibrados, agua limpia, suelos fértiles y alimentos seguros. Invertir en prácticas agrícolas sostenibles y en la conservación de la biodiversidad es también invertir en salud pública. En Panamá se han desarrollado agendas técnicas nacionales, se han identificado prioridades de investigación y vigilancia, y existen programas que integran la dimensión ambiental en el análisis de enfermedades infecciosas. Esto nos vincula con compromisos internacionales y nos acerca a un enfoque más integral de la salud. No obstante, los retos son significativos. Implementar One Health a largo plazo requiere coordinación entre instituciones que tradicionalmente han trabajado de manera aislada, financiamiento sostenido y marcos legales que faciliten la cooperación. También exige formar profesionales que integren disciplinas, y trabajar junto a comunidades que viven en la primera línea de la relación con los ecosistemas. Sin estos elementos, la visión puede quedarse en el papel. El futuro de One Health en Panamá dependerá de nuestra capacidad de transformar la estrategia en acciones concretas. Como país, tenemos la oportunidad de liderar en la prevención de pandemias y en la construcción de un desarrollo sostenible. Infocracia Atención médica Nada de eso conocemos, porque nada se ha detallado: cómo se va a hacer, en qué regiones sanitarias se haría, qué personal lo honrará, con qué recursos humanos y económicos se cuenta. Ese itinerario lo debe la autoridad sanitaria, el sistema de salud, el rector de ella. A veces ha sonado como que el personal sanitario reconoce que la enfermedad, la urgencia y la muerte tienen horario. Otras veces resuena como que la población considera al personal sanitario de otro planeta, cuyos miembros están hechos de órganos y células diferentes a los suyos, como si el ciclo circadiano no existiera para nosotros. Y peor, como si las neuronas se nutrieran de buenas intenciones. En estos días leía que, si usted quiere tener buena atención médica en el sector público de la salud, enférmese durante los primeros dos o tres meses cuando entra en vigencia el presupuesto, cuando llegó el dinero y no se lo han despilfarrado, los unos y los otros. Durante los años de entrenamiento solíamos decir, y se continúa diciendo, que los resultados para tratar la enfermedad son inferiores cuando comienza el año lectivo para iniciar internados, residencias y mudanzas de profesores. Todos son nuevos. Entonces hay más complicaciones y mayor mortalidad. Estas aristas estadísticas tienen su sal y su pimienta. Lo cierto es que los pacientes no tienen un reloj para sentirse mal, pero se sentirán peor si el sistema tiene un reloj para atenderlos. Lo cierto es que los médicos y Pedro Ernesto Vargas Cuando el poder se defiende, Vamos insiste Reformas Desde la bancada independiente Vamos hemos levantado la voz y puesto el cuerpo para impulsar decenas de iniciativas que buscan desmontar el sistema corrupto que ha secuestrado al Estado panameño. No hablamos de consignas ni de discursos vacíos, sino de proyectos de ley concretos que, de aprobarse, transformarían las instituciones y devolverían al pueblo lo que le pertenece. Entre ellas está la llamada Ley “Antibotellas”, para eliminar los nombramientos clientelistas; la imprescriptibilidad de los delitos contra la administración pública, para que los corruptos no puedan esconderse tras el reloj de la impunidad; y la eliminación de la prueba idónea, tantas veces usada como excusa para dejar libres a diputados que han hecho gala de su inmunidad para delinquir. También hemos propuesto la reforma al Reglamento Interno de la Asamblea, porque ningún cambio profundo es posible mientras esta institución continúe siendo un espejo roto de lo que debería reflejar la democracia. La Asamblea tendría que ser la casa donde se honra la confianza del pueblo, el lugar donde se enseña con el ejemplo que la política es servicio y no negocio. Nuestras propuestas abarcan todos los rincones de la gestión pública: la reestructuración en el otorgamiento de viáticos estatales, la modernización de Pero no nos engañemos: cada uno de estos proyectos enfrenta un muro de resistencia. El status quo —los mismos que han convertido al Estado en su caja registradora personal— bloquea, archiva y sabotea cualquier intento de cambio. Lo hacen porque saben que, si estas reformas avanzan, pierden el poder de manipular presupuestos, repartirse notarías y consulados como botín político, y blindar privilegios con leyes hechas a su medida. En resumen: perderían el país que han tomado como feudo privado. Aun así, no nos rendimos. Sabemos que esta lucha no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Somos conscientes de que cambiar una cultura política de clientelismo, corrupción e impunidad no ocurre de la noche a la mañana. Es un proceso. Este no es un combate entre grupos políticos: es una confrontación entre dos visiones de país. De un lado, quienes han reducido al Estado a su botín personal. Del otro, quienes creemos en un Panamá donde la justicia, la transparencia y el mérito sean la norma, no la excepción. Nuestra tarea es continuar sembrando, fiscalizando y proponiendo. Porque, aunque hoy las resistencias parezcan invencibles, la presión ciudadana y el despertar de un país cansado de abusos terminarán por inclinar la balanza. La corrupción ha sido fuerte, sí, pero la dignidad de los panameños es más fuerte aún. La pelea está en marcha y no la vamos a abandonar. No porque sea fácil, sino porque es necesaria. Porque el Panamá decente, tarde o temprano, va a prevalecer. Opinión EL AUTOR es virólogo-epidemiólogo e integrante de Ciencia en Panamá. EL AUTOR es diputado independiente por el circuito 8-4 (2024-2029). EL AUTOR es médico. Jean Paul Carrera las enfermeras tienen que descansar; de otra manera, los servicios prestados serán peores que aquellos sin dineros. Lo cierto es que sobra personal entrenado que puede trabajar cuatro y seis horas, cinco días a la semana, como lo haría un ser humano en un bufete de abogados (no todos, naturalmente), o en una tienda de víveres (tampoco todos), o en un salón de belleza sin escondites. Solo se requiere redistribución y contabilidad. Si no se distribuyen científicamente los sitios de atención, el personal de servicio y los dineros para ello, el paciente sufre, se enferma y se muere en pasillos, sobre sillas hacinadas, en camillas antihigiénicas, en pasillos llenos de basuras y olores a cloroformo, y en estructuras vetustas hartas de personal de salud cansado y cabreado. Y no descalifico el resultado anímico en la familia del enfermo. Estoy seguro de que hay centros o puestos de salud para urgencias y consultas médicas, en lugares propiamente identificados, para servir 24 horas al día, 18 horas al día, 12 horas al día, 8 horas al día y hasta 4-6 horas al día. Que, además, hay personal preparado para cumplir ese propósito con números lógicos, horas humanas y recursos que no se fugan para salarios de gente sentada en un recinto oval, a oír vulgaridades cuando se debe legislar, por ejemplo, o recursos que se desvanecen en los cálculos desesperados por el enriquecimiento ilícito de otros miembros de una administración de salud o de gobierno, que se rota cada cinco años para lograrlo. Tenemos todos el derecho a recibir información con precisión y certeza, sin engaños y sin conspirar. No es infrecuente que los enfermos esperen del médico que se les atienda cuando lo necesitan. Es lógico, incluso tiene sentido. También es nada infrecuente la expresión “para eso estudió Medicina”, con lo que se nos recuerda, de forma un tanto agresiva o invasiva, que debemos responder a la consulta del enfermo, no importa el lugar, la hora o el tipo de consulta. Esto ha cambiado. El Juramento Hipocrático no es de estas generaciones. El profesionalismo médico considera hoy día diversas situaciones por las cuales el médico no falta al servicio ni al compromiso con el paciente en el ejercicio de su práctica, pero tiene espacios, como otras personas y familias, para el descanso, para compartir con los hijos y con los amigos, para dedicar algún tiempo a su pasatiempo, a la lectura o a escribir, incluso para viajar. Esos espacios no tienen por qué estar vedados a unos ciudadanos, excepto si son condenados por delitos. Y, ni siquiera así, por aquí y por allá los vemos andar libremente mientras las condenas las cargan otros. Sin embargo, hay un compromiso sagrado. No es con la profesión, no es con la Medicina, no es con el estudio. El compromiso es con el servicio al paciente. La discordia con la propuesta de que algunos centros o puestos de salud amplíen sus horarios de trabajo quizás no haya sido bien explicada, quizás traiga consigo un sesgo político conocido y temido, quizás sea algo no bien discutido. Nuestras propuestas abarcan todos los rincones de la gestión pública: la reestructuración en el otorgamiento de viáticos estatales, la modernización de la Carrera Diplomática y de la Carrera Administrativa para profesionalizar el servicio público y blindarlo contra el clientelismo. Roberto Zúñiga Lo cierto es que los médicos y las enfermeras tienen que descansar; de otra manera, los servicios prestados serán peores que aquellos sin dinero. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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