10A La Prensa Panamá, lunes 1 de septiembre de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. El modelo de educación oficial en Panamá es obsoleto, rígido y secuestrado por grupos de presión. Está basado en una planificación centralizada de mallas curriculares y en un subsidio a la oferta, lo que crea incentivos perversos. Al igual que las economías planificadas, impone un modelo único para todos, dirigido por un órgano central: el Ministerio de Educación (Meduca). Allí, gremios, sindicatos y burócratas dictan las reglas, condenando a los estudiantes a aceptar “lo que hay” en vez de poder elegir. En una economía de mercado, las personas pueden elegir el producto que más les convenga; en la educación pública panameña, esa libertad no existe. Y por eso, da igual cuánto dinero se invierta o cuántos cursos reciban los docentes: mientras la raíz del problema —la centralización— siga intacta, la calidad no mejorará. Reimaginar la educación pública significa romper el monopolio del Meduca. Este debe dejar de ser un planificador central y pasar a ser un fiscalizador de estándaLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Derecho, una profesión prostituida Integridad Sé que para muchos colegas que lean el título de este comentario no les va a agradar. Para muchos, ser abogado es un objetivo, tal vez idealizado, del jurista dispuesto a defender la justicia y los derechos de los desamparados utilizando la ley, o procurando realzar esa imagen egregia y pundonorosa del juez recto que interpreta y aplica la ley de manera objetiva, imparcial e imparcial. Pero nuestra realidad abogadil es otra. No tenemos la humildad necesaria para aceptar que nuestra profesión se ha prostituido. Esto provoca la instintiva reacción de defender la situación actual de la misma. Y cuando me refiero a prostituir, me atengo a la definición clásica de la palabra que la Los niños de la dictadura aún sueñan Heridas emocionales toria, y refleja un trauma colectivo que aún no ha sido metabolizado. Este fenómeno, por supuesto, no es exclusivo de Panamá: se repite en muchas otras naciones que han atravesado —y aún atraviesan— guerras, dictaduras y privaciones de derechos fundamentales. Durante la represión, muchos adultos lucharon por un futuro mejor para sus hijos. Pero, paradójicamente, esos hijos quedaron relegados, silenciados, sin poder vivir plenamente su infancia. La vida se llenó de miedo e incertidumbre. Como suele ocurrir, ambos bandos de la lucha quedaron profundamente marcados. La mujer recordó cómo, de niña, fue detenida junto a otros niños. Un hombre armado los obligó a bajar del carro. Su madre, al intentar protegerlos, preguntó si ellos tamMónica Valencia Reimaginar la educación en Panamá Modelo obsoleto Como siempre, la educación panameña vuelve al centro del debate. Y, como siempre, el resultado es el mismo: fracaso. Décadas de intentos por “mejorar” la educación pública han terminado en más de lo mismo. ¿Por qué? Porque seguimos haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Durante años, se creyó que aumentar el gasto resolvería el problema por arte de magia. La realidad fue otra: más presupuesto, igual o peor educación. Y, como si fuera poco, una minoría aprovechó ese aumento sin que los verdaderos beneficiarios —niños y jóvenes— vieran mejoras reales. res mínimos, permitiendo que los modelos educativos compitan. La clave es liberalizar la educación: implementar “vouchers” escolares, fomentar escuelas concertadas y sistemas mixtos. Permitir que docentes y organizaciones puedan crear y administrar colegios bajo diferentes métodos y planes de estudio. Esto no es privatizar la educación: el financiamiento seguiría viniendo de los impuestos de todos los panameños. La diferencia es que el dinero seguiría al estudiante, no al sistema, y los colegios tendrían que competir por ofrecer la mejor calidad para atraer y retener alumnos. Este modelo no es experimental: países como Chile, Estados Unidos, Colombia y Suecia ya han aplicado el sistema de “vouchers” con resultados que priorizan al estudiante por encima del docente. En Panamá incluso existen ejemplos informales, como los llamados “colegios fantasmas”, que con pocos recursos ofrecen mejor calidad que Opinión EL AUTOR es abogado y exprofesor de Teoría del Estado y Ciencia Política. EL AUTOR es miembro de la Fundación Libertad. LA AUTORA es psicoanalista y miembro de la Asociación Panameña de Psicoanálisis (APAP). Ramón A. Mendoza bién serían retenidos. La respuesta fue afirmativa. Aunque los liberaron poco después, ¿cómo sentirse libre si tus padres siguen presos y el entorno permanece amenazante, sin que uno entienda del todo por qué? Tal como plantea René Kaës, los efectos del trauma no se circunscriben al individuo. Se transmiten como síntomas, silencios y modos de vínculo. El terror vivido por los padres se inscribe en el psiquismo infantil como un eco que no encuentra palabras, pero sí se manifiesta en angustias, sueños inquietantes y bloqueos afectivos. Ferenczi ya advertía sobre las consecuencias del shock emocional vivido sin posibilidad de simbolización. Cuando el entorno — los propios padres— no puede contener ni sostener, el niño queda solo con un exceso de afecto que lo fragmenta. En el sueño, los manifestantes —“los buenos”— la retenían e impedían que volviera con su hija. Los buenos —quizás representando el lado de la lucha que sus padres encarnaban— también la alejaban de su niña interna. El sueño contiene una imagen potente: una niña dejada atrás en medio del caos. La soñante, atrapada por manifestantes, logra Un sueño reciente revela una verdad silenciada: los hijos de la dictadura en Panamá aún cargan con heridas no dichas. La lucha por la democracia también dejó huellas profundas en el psiquismo, como puede verse en el sueño de una mujer panameña de unos 40 años, quien vivió la dictadura entre los 6 y 8 años. Disturbios, protestas, escaleras, una niña abandonada por su madre. Al escucharlo, comprendí que ese sueño hablaba de una generación marcada por la dictadura militar en Panamá. El psicoanálisis plantea que los sueños son un intento de elaborar situaciones que la mente consciente no ha podido procesar. Esa experiencia infantil tuvo un impacto profundo en la vida de la mujer de esta hisJosé Jauregui La dictadura dejó un trauma colectivo, también para los niños que quedaron emocionalmente solos, viendo a sus padres sufrir o luchar, sin entender lo que pasaba. volver y le dice: “me compliqué”. La niña — una versión interior de sí misma— le responde: “no te preocupes”. Ambas, como solía suceder, intentaban evadir sus sentimientos. Las escaleras del sueño la llevan a un recuerdo aún más inquietante, que adquiere intensidad emocional por primera vez: un enorme soldado estadounidense camuflado dentro de su casa. La dictadura dejó un trauma colectivo, también para los niños que quedaron emocionalmente solos, viendo a sus padres sufrir o luchar, sin entender lo que pasaba. Hoy, muchos de ellos rondan los 40 o 50 años. Y muchos, sin saberlo, aún cargan esas huellas. Sueños como este revelan verdades silenciadas. La reparación no pasa solo por la justicia política, sino por el reconocimiento emocional de esas heridas invisibles y la posibilidad de un diálogo genuino entre las partes. En contextos represivos, el miedo erosiona la capacidad de confiar. Los vínculos se vuelven ambivalentes, incluso peligrosos. En un país que sigue buscando sanar, quizás ha llegado el momento de mirar también hacia los hijos de la dictadura. De escuchar sus sueños. De nombrar, al fin, a esa niña olvidada. muchos colegios públicos cuyo costo por estudiante es mayor, así como colegios concertados, lo que derrumba la narrativa de que cambiar el modelo es privatizarlo. Los últimos conflictos magisteriales dejaron claro el problema: docentes que paralizaron las clases por fines políticos e ideológicos. Mientras muchos de esos mismos docentes tenían a sus propios hijos en colegios privados, miles de padres debieron hacer sacrificios para pagar matrículas y garantizar que sus hijos no perdieran el año. El sistema actual prioriza los privilegios gremiales por encima del derecho de los estudiantes. Reimaginar la educación significa darle poder de elección a quien realmente importa: el estudiante. El Meduca debe fiscalizar, no controlar. Los docentes deben competir, no acomodarse. Y la educación oficial debe dejar de ser un monopolio para convertirse en un espacio de innovación, diversidad y calidad. En pocas palabras: el futuro de la educación panameña no está en gastar más, sino en liberar más. define como: envilecer o degradar por interés o para obtener una ventaja. Hoy hay miles de abogados en Panamá y cada año se incorporan un promedio de 300-500 más (hay más de 30,000, siendo Panamá el país con más abogados per cápita en el mundo). Esto porque, a diferencia de universidades de prestigio, donde para lograr el título de licenciatura, de maestría o doctorado, el aplicante debe someterse a un profundo estudio de las materias y realizar una tesis que debe defender ante un jurado de expertos académicos, en Panamá, por el contrario, el requisito de la tesis para obtener la licenciatura se ha eliminado como obligación por medio de una ley. Se establece a discreción del estudiante, quien puede escoger una práctica de tres meses en una oficina judicial, en una firma forense o registrar materias de maestría. El llamado examen de barra, que era ante la Corte Suprema, la nueva ley establece que será organizado por la Universidad de Panamá. Todo esto refleja un declive cualitativo de la carrera de derecho. La titulación de abogados se ha convertido en un buen negocio. Universidades sin peso ni trayectoria académica otorgan licenciaturas y maestrías en derecho sin exigir el estudio serio y ordenado de las asignaturas jurídicas y conexas, utilizando muchas veces como fuente de estudio fotocopias de apuntes, notas de Wikipedia, Google, el Rincón del Vago y ahora, de una manera abrumadora, la inteligencia artificial. Salvo contadas excepciones, la gran mayoría de los egresados de tales universidades se titulan sin tener un conocimiento básico del derecho y sus principios. Entonces, con título en mano, muchos ingresan al sistema judicial. Otros se enquistan en el gobierno como “asesores” y el resultado es visible: creación de procedimientos administrativos innecesarios o fatuos, decretos y normas para regular actividades que sus creadores ni conocen ni han practicado, v. gr. las regulaciones de las sociedades anónimas y los agentes residentes. Jueces y magistrados con fallos y actuaciones alejadas de los principios del derecho comprometen los bienes, la honra y la vida de quienes se cobijan en la jurisdicción. Como un componente tal vez más grave está el de la eticidad. El ejercicio del derecho, prima facie, exige que el abogado sea no solo un “letrado”, sino también un recipiente ético, que su gestión se apegue a la moral y a la ética, y que el conocimiento que pueda tener de las leyes no sirva para lograr un beneficio o ventaja propios. Esto no significa vencer en derecho un caso. Significa que no debe utilizar la ley y el derecho para el engaño y la manipulación de voluntades. No debo generalizar, porque existen profesores comprometidos con su labor y abogados serios y preparados. Sin embargo, dada la vulgarización y prostitución de la carrera, son una minoría visible. Se argumenta que el examen de barra es un impedimento para estudiantes de bajos recursos, personas que desean superarse profesionalmente. Hay que entender que no es lo mismo democratizar la educación que vulgarizarla. Y en eso estamos: vulgarizando y prostituyendo una profesión que, por la naturaleza de su dominio —la ley y el derecho—, requiere de abogados lo más apegados posible a las serias exigencias que esta profesión debe reclamar. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. 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