8A La Prensa Panamá, viernes 22 de agosto de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. territorio perdido, aunque ha resistido mayores avances rusos. Pese a que la guerra es muy asimétrica en favor de Rusia, no puede negarse que Ucrania ha conseguido ciertas victorias pírricas, con altas dosis de patriotismo y visión estratégica, contra importantes objetivos energéticos y militares de su enemigo; como, por ejemplo, el ataque al mayor buque de guerra de la flota rusa en el mar Negro, la demolición parcial del puente marino que conecta Crimea con Rusia o la destrucción de varios bombarderos en bases aéreas en territorio ruso. Todo ello gracias al enorme arsenal proporcionado por la OTAN. Sin embargo, no debe descartarse el admirable –y sorprendente– uso de los drones de combate fabricados en la misma Ucrania. Los miembros europeos de la OTAN se han comprometido a aumentar sus respectivos presupuestos de defensa hasta alcanzar el 5% del PIB de cada país para el año 2030; algo a lo que muchos ciudadanos se han opuesto por el grave impacto que tendrá semejante gasto en sus presupuestos fiscales y, sobre todo, en sus programas sociales. No obstante, existe un temor real a una futura guerra a gran escala con Rusia, sin hablar del enérgico rechazo de Donald Trump a que Estados Unidos siga asumiendo una parte desproporcionada del gasto de defensa de Europa. Y más aún ahora que Washington ha tenido que aumentar su arLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Arquitectos de futuros: la misión oculta de los maestros (II) Educación El aula es un espejo. Refleja no solo lo que el estudiante trae de casa, sino también lo que el docente lleva dentro. Si llegamos agotados, irritables o frustrados, ese estado de ánimo se filtra en la manera en que hablamos, en los gestos, en la paciencia —o la falta de ella— que mostramos. La verdad incómoda es que enseñar en contextos adversos no es únicamente un desafío académico; es, sobre todo, un desafío emocional. Un alumno que se resiste a participar, que responde con desdén o que rompe las reglas, nos confronta directamente con nuestra propia tolerancia, autocontrol y capacidad de resiliencia. Aquí es donde la gestión emocional se vuelve esencial. No es un concepto de moda ni un lujo reservado para talleres inspiracionales: es una competencia profesional que puede marcar la diferencia entre un docente que sobrevive y uno que prospera en su labor. Gestionar nuestras emociones implica: • Reconocerlas sin sentirnos culpables. Sí, está bien admitir que nos sentimos frustrados o cansados. • Tomar una pausa antes de reaccionar. Unos segundos de silencio pueden evitar una respuesta que luego lamentaremos. • Recordar que el comportamiento del alumno no es un ataque personal, sino una manifestación de lo que vive. • Buscar apoyo: hablar con colegas, supervisores o incluso con profesionales si sentimos que la carga nos supera. Un docente emocionalmente desgastado no solo pierde la pasión por enseñar, también puede, sin querer, proyectar su frustración en los estudiantes. Y eso perpetúa un ciclo de tensión que afecta el aprendizaje. El sistema debe comprender que no se puede exigir calidad educativa si no se cuida la salud emocional de los maestros. Necesitamos espacios de escucha, redes de apoyo y políticas que prioricen el bienestar docente. Porque, al final, un maestro que sabe gestionar sus emociones no solo enseña contenidos: enseña con el ejemplo a sus estudiantes a manejar las suyas. Y ese es un aprendizaje que vale para toda la vida. Una foto, por favor… Encuentro Trump-Putin OTAN, Mark Rutte. El canciller de Alemania, Friedrich Merz, a pesar de escuchar repetidamente el falso sentimiento de admiración por él y respeto por su envergadura y carácter, en una sola observación y exigencia, le destapó el resumen del introito de este encuentro teatral: no se negocia si no se detiene la guerra. No le quedó otra cosa que repetir, lo que ya había dicho a la prensa, “se negociará sin la premisa de detener la matanza de la guerra”, a sabiendas que eso no es otra cosa que un negocio con la pistola en la sien de Ucrania, otro negocio con coerción, como los que él acostumbra a iniciar. El baile de los ojos de Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, como el nistagmo circular del tumor cerebral, iba de un extremo al otro de la mesa, que separaba a Trump de Merz. No se puede negociar sin un alto al fuego. Aceptarlo es arrodillar al país invadido, es seguir destruyendo vidas y propiedades con el único propósito de doblegar, no solo la voluntad humana, sino la justicia. No se puede negociar la seguridad territorial en toda Europa por arrebatos de conquistador o dueño del mundo de ningún gobernante ni Ucrania puede renunciar a sus territorios de Crimea y Donbás, arrancados por la ilegal invasión rusa. El país invasor es quien tiene que hacer cesiones, cesiones de lo que se tomó a la fuerza de los cañones y las bombas. La seguridad territorial es innata a la soberanía y libertad de los pueblos y, para Ucrania, sería el comienzo de su disolución como país libre y, para la OTAN, su división. No se puede imponer la prohibición a Ucrania de formar parte de la OTAN, de convertirla en amortiguador entre Rusia y Europa, cuando con ello terminaría siendo destruida y sustraída. Hacer concesiones sin justicia es hacer la paz sin justicia, Pedro Ernesto Vargas La tensión perpetua entre Rusia y Europa (IV) Geopolítica El 24 de febrero de 2022 pasará a la historia por marcar el inicio de la invasión rusa a Ucrania, desatando el mayor conflicto bélico en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En mi entrega anterior te contaba que el enfrentamiento entre Kiev y los rebeldes prorrusos en la región del Donbás cesó con la firma de los Acuerdos de Minsk de 2015, que comprometieron a ambas partes a subsanar la situación mediante diversos procesos democráticos. No obstante, a lo largo de los años, Rusia y Ucrania se han pasado acusándose entre sí de incumplir las condiciones pactadas. Rusia nunca obligó a los separatistas prorrusos a deponer las armas y Ucrania nunca convocó un solo referéndum en las provincias del Donbás, alegando que Rusia había repoblado la región con ciudadanos rusos para favorecer los resultados. A su vez, Vladimir Putin sostiene que estos incumplimientos, sumados a la “amenaza existencial” que representa la constante y agresiva interferencia de la OTAN en la esfera de influencia rusa, constituyen el casus belli que justifica la guerra contra Ucrania. Ante un fallido intento inicial de tomar Kiev, al norte del país –ya que la capital ucraniana pudo resistir los embates contra todo pronóstico–, Rusia concentró sus ataques en el sudeste. Luego de tres años de guerra, Ucrania no ha podido recuperar ese senal bélico en los teatros tanto del Pacífico, para controlar a China, su mayor adversario, como del Medio Oriente, para apoyar a Israel, su mayor aliado. Además de suplir su armamento, Europa y Estados Unidos han apoyado a Kiev con una masiva asistencia financiera y con fuertes sanciones contra Rusia y los activos de oligarcas ligados al Kremlin. Ahora bien, las mayores sanciones económicas – aplicadas a su industria energética– no han tenido el efecto deseado, ya que Rusia sigue supliendo enormes cantidades de combustible fósil a China e India. Estos países no son los únicos adictos al gas ruso. En las últimas dos décadas, debido a cambios sustanciales en la política energética de las principales economías europeas, su dependencia del combustible proveniente de Rusia ha ido aumentando de forma exponencial. Incluso se llegaron a construir dos gasoductos submarinos Nord Stream, para conectar a Rusia y Alemania a través del mar Báltico. Al margen de su retórica, Europa hasta la fecha invierte mucho más en comprarle combustibles fósiles a Rusia que en apoyar a Ucrania. Esta paradójica situación podría cambiar de forma drástica por el reciente acuerdo comercial suscrito entre la Unión Europea y Estados Unidos para incrementar la adquisición de gas estadounidense. Por último, no olvidemos que otro grave impacto de la guerra ha sido el alza en los precios del trigo, el maíz y la cebada, por verse muy afectada la producción agrícola de Ucrania, un importante exportador mundial de estos granos. La quinta entrega de este álgido tema vendrá muy pronto. Opinión LA AUTORA es docente y escritora. EL AUTOR es abogado. EL AUTOR es médico. Ebony López Castillo no dura y es una bomba de tiempo, destructiva y de alcances desconocidos. La reunión ha superado todas las expectativas, sí, y debe estar claro que Trump no hace nada de gratis y Putin no muda su cuero de asesino por solo “reunirse”, es un “triturador de carne”, como lo ha llamado Rubio, metáfora espléndida que no me esperaba de su autor. Estas negociaciones deben basarse en la desconfianza. Es la única forma de evitar otra burla. La repartición de regiones y derechos a invasiones está en juego. No nos extrañe nada de esto. Esto pudo ocurrir en Alaska: “Tú te quedas con todo lo que quieres de Ucrania y yo invado a Venezuela, me tomo el Canal de Panamá y Groenlandia”, como Krushchev cambió los misiles de la Crisis de Octubre en Cuba por los misiles nucleares Júpiter de Estados Unidos en Turquía e Italia. O, ¿por qué o por cuánto Putin estuvo tan inmediatamente de acuerdo con las ofertas de Trump, que no se han revelado? Se reparten el mundo y si el mundo no se levanta, se lo quedan. No se puede calificar diferente como un acto de complicidad con el crimen y el irrespeto, interrumpir una reunión de este nivel para hacer una llamada privada al extorsionador Putin y extraer de su participación a los allí reunidos. El secretismo es un claro indicador de repartición de propiedades a espaldas de sus víctimas y es también de una ingenuidad creciente y terca, que siempre recicla la esperanza. La ausencia de Vladimir Putin en reuniones como estas, solo confirma que le basta con un interlocutor, su mandadero. La rúbrica de su presencia siempre hará falta para elaborar las excusas o los desmentidos cuando hagan falta. El sartén lo tiene por el mango Volodímir Zelenski. La repartición de los bienes la pueden vestir del traje de gala que se les antoje, que siempre se le verán las bombachas. En el siglo XXI, el siglo de la Ilustración -tres siglos más tarde- se continúa haciendo válidos, honrando y defendiendo los ideales de la libertad. El espectáculo del lunes 17 de agosto en la Casa Blanca -la reunión de Donald Trump, su séquito de secretarios con fuerza de esbirros, el disminuido y ronco presidente Volodímir Zelenski, los líderes de países europeos y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte- fue algo diferente a aquel encierro el pasado febrero, cuando acusó al presidente Zelenski de iniciar la guerra de Ucrania, ser un gobernante nazi no electo y antipopular, que se negaba a probarse en elecciones y no saber vestirse para la ocasión. Ayer, le celebró el traje negro y le honró con su visita. El mentiroso patológico se permite todas las sorpresas y todas las falsedades. Algunos no estarán de acuerdo conmigo. La desconfianza en un individuo falaz me pone de alerta. Entonces y ahora, sus peones sellaban su boca para no dejar escapar ninguna mueca de asombro, los músculos de sus caras contraídos y más paralizados que los de un enfermo de Parkinson, y las piernas juntas como una dama bien sentada, a un lado y terciados esta vez, para decir algo como esto: “aquí estamos los caballos de Troya, no se animen a desmentir o contradecir al presidente Trump”. No me extrañaría que estuvieran bajos los efectos de una calculada dosis de estricnina, para evitar cualquier error o asomo de contrariedad. El acostumbrado teatro de regaños, mofa y lisonjería barata y falsa se armó sin vergüenza alguna: el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer; el canciller de Alemania, Friedrich Merz; la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni; el presidente de Finlandia, Alexander Stubb; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el secretario general de la Existe un temor real a una futura guerra a gran escala con Rusia, sin hablar del enérgico rechazo de Donald Trump a que Estados Unidos siga asumiendo una parte desproporcionada del gasto de defensa de Europa. Iván Rogelio Robles No se puede negociar sin un alto al fuego. Aceptarlo es arrodillar al país invadido, es seguir destruyendo vidas y propiedades con el único propósito de doblegar, no solo la voluntad humana, sino la justicia. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente y Director Editorial (Encargado) Jorge Molina Mendoza Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNDg2MA==