7A La Prensa Panamá, jueves 7 de agosto de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. ta diversidad, se esconde un patrón reconocible: fragmentación deliberada de bloques, cooptación de voluntades y uso del voto secreto como escudo de impunidad. Lo sorprendente no es la maniobra, sino su normalización. Lo verdaderamente alarmante es que ya ni siquiera escandaliza. El bloque de 37 diputados, que en campaña prometió unidad férrea y disciplina interna, hoy se asemeja más a un club de apuestas que a una fuerza parlamentaria coherente. Se elaboran hojas de cálculo para anticipar votaciones, operadores políticos mueven fichas desde la sombra y diputados negocian como si cada decisión fuera una subasta. Todo, por supuesto, en nombre del “consenso”. ¿Quién traicionó? La pregunta parece retórica. La respuesta, obvia: traicionó quien tenía algo que ganar. Y, sin embargo, nadie lo admite. Es el viejo juego del sospechoso colectivo. Una versión tropical de Rubén Blades: todos en la sala son culpables, pero cada uno acusa al otro con cara de inocente. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. No todo se mide en notas: el talento oculto que el sistema ignora Educación Hace unos días, mientras trabajábamos en el libro de Ciencias Naturales con mis estudiantes de sexto grado, noté que una de mis alumnas no seguía la actividad asignada. Me acerqué, esperando encontrar distracción o desinterés, y vi que estaba concentrada en una hoja blanca. En silencio, se la retiré. Para mi sorpresa, lo que tenía entre manos era un boceto impresionante de un rostro femenino, lleno de detalles y expresión. Me quedé asombrada ante lo que vi. Di una vuelta más por el salón, procesando lo que acababa de ver. Al pasar nuevamente junto a ella, le pedí que me acompañara fuera del aula. Su rostro mostraba miedo, pero, en vez de regañarla, simplemente la miré, tomé su mentón con ternura y le dije:—¡Dibujas hermoso! Sus ojos pasaron del susto al asombro en una fracción de segundo. Le dije que me encantaba su arte, que tenía mucho talento y que no debía dejar de perfeccionarlo. También le recordé que debía cumplir con sus tareas, pero le prometí que, si seesforzaba,lepermitiríacontinuarconsusdibujos. Esa escena no se me ha ido de la mente. Me confrontó con una realidad que vivimos a diario quienes trabajamos en educación: ¿cuántas veces apagamos talentos en lugar de encenderlos? ¿Cuántas veces etiquetamos a los estudiantes por una nota, sin mirar su verdadero potencial? Nuestro sistema educativo continúa midiendo a los niños por su capacidad de memorizar y seguir instrucciones. Premia la obediencia y la repetición, pero rara vez valora la creatividad, la sensibilidad o la innovación. ¿Realmente estamos formando ciudadanos críticos o solo entrenando personas para encajar en moldes viejos? Vivimos en un mundo que necesita mentes creativas, valientes, analíticas. Sin embargo, seguimos encerrando a nuestros niños y niñas en estructuras rígidas, como si todos tuvieran que aprender, pensar y expresarse de la misma manera.Comomadre,tambiénloveoreflejadoenmis hijas: un sistema que encierra en una calificación lo que, a veces, no se puede medir. La escuela debería ser un lugar donde los talentos florezcan, no donde se repriman; donde se valore tanto una buena idea como una buena respuesta; donde se entienda que no todos los aprendizajes caben en una prueba escrita, y que el arte, la música, el pensamiento crítico y la imaginación también son formas de inteligencia. Comodocentes,comosistemaeducativo,comofamilias,debemosempezaramirarmásallá del número en la libreta. Necesitamos escuchar más, observar más, conectar más. Porque en cada estudiante hay un universo que espera ser descubierto, si tan solo dejamos de medirlo todo con lamismaregla. Hoy, más que nunca, la educación necesita transformarse en un espacio de libertad, de descubrimiento y de propósito. Porque el talento no siempre grita… a veces, solo dibuja en silencio. La rebelión de la masa Incertidumbre no porque se da justo después de llegar la tropa. No está clara la supuesta participación de las autoridades del orden en actos violatorios a los derechos humanos, pero eso está en investigación y se tendrá que esclarecer. Porque, independientemente de la ilicitud de los hechos, estos se confrontan con firmeza, pero dentro de lo que permite la legalidad y al margen del daño físico o mental de los manifestantes, por más extrema y fuera de la ley que fuese su actuación. Del otro lado, hay maneras de confrontar un gobierno cuyas decisiones no compartimos. Y la forma de hacerlo es dentro del debido proceso y respeto ciudadano, sin afectar los derechos de terceros ni crear desconfianza para la inversión y el ejercicio laboral, donde no cabe el odio visceral, ni siquiera por la ignorancia de aquel que, ante la falta de estudio, se cree la primera y siguientes mentiras que le dicen. El camino es largo ante la crisis de legitimidad, de representatividad y de credibilidad, no solo del ciudadano hacia los gobiernos, sino de los panameños entre sí. Crisis heredada por el presidente Mulino que, si bien está en el piso de las encuestas por aparentes indicios de autoritarismo, ha tomado decisiones importanJulio Linares Franco El arte de traicionar sin sonrojarse Asamblea Nacional El matraqueo es todo un arte. Oscuro, sí, pero refinado. Se cultiva en penumbra, se negocia en susurros y se ejecuta con una sonrisa cómplice… o con el silencio protector de una votación secreta. Lo ocurrido recientemente en la Asamblea Nacional no es un escándalo nuevo, pero sí un recordatorio de que la traición política en Panamá dejó de ser excepción para convertirse en costumbre. La reciente conformación de la Comisión de Credenciales, Reglamento, Ética Parlamentaria y Asuntos Judiciales —una de las más estratégicas del Legislativo— fue el escenario perfecto para que ese arte se ejerciera con precisión. La lista final reveló una operación meticulosa de reparto de cuotas, alianzas cruzadas y fidelidades negociadas. Resultaron electos: Benicio Robinson (PRD); Dana Castañeda y Ariel Vallarino (Realizando Metas); Joan Guevara (Alianza); José Luis Varela (Panameñismo); Yamireliz Chong y Augusto Palacios (Vamos); y Ernesto Cedeño (MOCA/Seguimos). El último puesto se definió por tómbola, tras un empate con la diputada Yesica Romero. Shirley Castañeda presidirá la comisión, según fuentes oficiales. Tras esa selección, que aparenAlgunos defienden su voto apelando a la “palabra dada”, como si tuviera algún valor en un entorno donde las promesas se disuelven más rápido que una curul bien ubicada. Otros se amparan en tecnicismos, mientras la ciudadanía observa —una vez más— cómo los acuerdos firmados en tinta se traicionan con la misma facilidad con que se descuelga un teléfono para pactar una visita “casual”. Porque el matraqueo real no ocurre en el pleno, sino en pasillos, oficinas y cenas sin cámaras. Allí se define el destino de las comisiones, se negocian reformas clave y se canjea una presidencia por silencio, una lealtad por un contrato, una independencia por conveniencia. Lo más inquietante es la naturalización de estas prácticas: que el voto secreto —concebido para proteger la conciencia del legislador— se haya convertido en trinchera para esconder traiciones; que la palabra “traición” ya no provoque indignación, sino resignación; que los partidos guarden silencio y los bloques se disuelvan ante la primera oferta tentadora. Y, sin embargo, nadie rinde cuentas. Nadie se levanta a decir “fui yo”. Judas, en la política local, no necesita esconder las monedas: las exhibe en forma de puestos, alianzas y repartos. Siempre, por supuesto, “por el bien del país”. A estas alturas, nadie espera santos en la Asamblea. Pero aún queda quien espera, al menos, algo de vergüenza. Opinión LA AUTORA es docente y escritora. EL AUTOR es máster en administración industrial y está certificado en IA generativa. EL AUTOR es abogado. Ebony López Castillo tes y necesarias cuyo costo político era previsible. Precio que es insignificante frente a los beneficios que, a mayor plazo, pueden representar frutos importantes y positivos para la nación. Que quede claro que no soy gobierno ni “apoyo abiertamente al presidente”, según dijo con “tristeza” y públicamente un conocido ciudadano. Pero, desde los predios de una oposición responsable, esperaré, para una mejor medición, la foto final del 2025 respecto a los resultados del tamaño del déficit fiscal, el desempleo, la informalidad, la deuda pública, los ingresos y gastos corrientes, la relación deuda/PIB, el comportamiento del presupuesto, los subsidios, intereses de deuda, las exoneraciones e incentivos, el crecimiento económico, la planilla y tantas variables sobre las cuales mediremos si el gobierno ha ejercido una debida diligencia y contención, o lo delatará su falta de toma de decisiones. Nos queda esperar los resultados macroeconómicos de este primer año completo de Mulino, para valorar más objetivamente su gestión; pero, sobre todo, entender el fundamento de un segundo presupuesto tan abultado, tan forzado y tan artificial, frente a las enmarañadas trampas institucionales que sugieren las leyes especiales, jubilaciones especiales, planillas especiales y demás especialidades que, en lugar de un desarrollo sostenible, multiplican esa holganza generalizada que aniquila el carácter, anula el porvenir, debilita la democracia y arruina al Estado. Se fue Chiquita Panamá, raudo y veloz, ante la masa embrutecida, esa que se deja llevar por líderes que no piensan con la razón, sino con la fiereza. Miles de trabajadores bocatoreños han quedado en la calle, mientras los otros grupos que los apoyaban en su ilegal huelga cerraban vías y detenían el tráfico en perjuicio de quienes supuestamente defendían, con la absurda intención de derogar la Ley 462. Ahora se han quedado sin nada, en una provincia que se derrite en la pobreza, frente a la destrucción masiva de estructuras públicas y privadas. Negocios y empresas pequeñas de emprendedores y empresarios bocatoreños están hoy en la penumbra y en medio de una creciente incertidumbre, en una provincia olvidada y sin la capacidad de elegir electoralmente a los mejores; todo lo contrario. De parte de las autoridades, si hubo algo que me sorprendió fue su reacción tardía frente al pillaje. Con un aparente miedo a crear mártires, lo cual demostraría una limitada eficacia y eficiencia en el llamamiento al orden. Y cuando llegan, en medio de su presencia, se produce el paradójico saqueo. Incoherencia, no porque el asalto lo realizaran forajidos, si- Lo más inquietante es la naturalización de estas prácticas: que el voto secreto —concebido para proteger la conciencia del legislador— se haya convertido en trinchera para esconder traiciones; que la palabra “traición” ya no provoque indignación, sino resignación; que los partidos guarden silencio y los bloques se disuelvan ante la primera oferta tentadora. Gabriel J. Perea Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. 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