7A La Prensa Panamá, viernes 1 de agosto de 2025 Panorama Jordi Nieva Fenoll, doctor en Derecho y catedrático de Derecho Procesal en la Universidad de Barcelona. Elysée Fernández ‘Hablar sin miedo’: Jordi Nieva y el termómetro de la democracia José González Pinilla [email protected] ENTREVISTA El catedrático Jordi Nieva Fenoll, experto en Derecho Procesal y libertad de expresión, reflexiona sobre los riesgos autoritarios, el impacto de las redes sociales y la necesidad de formar ciudadanos críticos ante la desinformación. Jordi Nieva Fenoll, doctor en Derecho y catedrático de Derecho Procesal en la Universidad de Barcelona, quien está en Panamá para participar del XX Congreso Panameño de Derecho Procesal, habla sobre los riesgos que enfrenta la democracia contemporánea. Con más de 20 publicaciones dedicadas al cruce entre la inteligencia artificial y el proceso judicial, y colaborador habitual del diario El País, Nieva Fenoll analiza el presente de la libertad de expresión, el rol de los medios tradicionales y los peligros que acechan desde las redes sociales. —¿Cuál es su diagnóstico sobre el estado actual de la libertad de expresión? “Yo creo que estamos viviendo en un momento de libertad de expresión que probablemente no ha existido nunca”, asegura el académico, comparándolo con el modelo estadounidense de derechos fundamentales. Sin embargo, advierte que esa conquista no es absoluta ni permanente. “Ha costado mucho que se reconociera con entusiasmo en muchos países, y todavía hoy hay reacciones autoritarias cuando alguien dice algo que molesta a una autoridad”. Nieva Fenoll menciona el retroceso observado durante la administración de Donald Trump como un ejemplo claro: “Se dedica a señalar a periodistas, entre otros colectivos, que no le gustan. Es una pena, porque una de las bases de la sociedad democrática es que las personas puedan hablar sin miedo”. Antes de la era de Trump, recordó, en Estados Unidos los presidentes y autoridades políticas “simplemente aceptaban” las opiniones que se daban en la prensa. Cuando no estaban de acuerdo, naturalmente respondían. “Pero no se quejaban por el hecho de que un periodista hubiera hablado”, añadió. Relata cómo en países con regímenes autoritarios, la autocensura es visible incluso en los gestos cotidianos: “La gente baja la voz cuando habla del gobierno, se tapa la boca o hace señas para referirse al gobernante. Vivir así es terrible”. —¿Cómo evalúa el papel de los medios tradicionales y el fenómeno de las noticias falsas? Para Nieva Fenoll, las noticias falsas no son una novedad. “Han existido siempre, pero ahora su capacidad de difusión es a una velocidad insólita”. Alguien con 100,000 seguidores en redes puede viralizar una mentira en segundos. Ante esto, plantea que la única defensa efectiva es una combinación de información contrastada y formación ciudadana. “La respuesta a la desinformación no es solo más información, sino mejor formación”, dice. También muestra preocupación por cómo las redes sociales moldean ideologías autoritarias entre jóvenes seguidores de influencers. Ahí está el verdadero peligro, sostiene. Para el catedrático, no se trata solo de fake news, sino de la creación de tendencias peligrosas por desconocimiento de la historia y la teoría política. —¿Cree que actualmente se utilizan instrumentos legales para presionar a los medios? “El problema se acentúa en países con democracias recientes o frágiles, como muchos en América Latina, e incluso en España”, responde. Añade un caso reciente: un exministro español, según algunos periodistas, habría intimidado a medios para que no publicaran información que le perjudicaba. “Esto es terrible, es terrible cuando ocurre. Es terrorífico verdaderamente porque es la negación de todo lo que hemos hablado antes sobre libertad de expresión, uno de los pilares fundamentales de la democracia”, indica. A su juicio, la amenaza a la prensa debería provocar una respuesta ciudadana contundente, “pero lamentablemente no suele ser así, y eso es un problema de formación”. —¿Cuál es la raíz del problema con la independencia de los medios en España? Nieva-Fenoll expone un diagnóstico claro: la dependencia económica de los medios respecto al poder político. “Los medios de comunicación se han quejado muchas veces de presiones que han recibido de un político o de otro, pero no. El problema fundamentalmente que existe en España es que los medios de comunicación suelen ser deficitarios. Es decir, suelen no tener suficiente dinero con sus suscripciones, como para poder sobrevivir, y entonces necesitan subvenciones públicas. Subvenciones de dinero público para sobrevivir. Ahí el político de turno la reparte de una forma u otra según lo que le interesa, y eso evidentemente hace que la orientación de los medios pueda ser una o pueda ser otra. Eso se observa con demasiada claridad en España y es un problema gravísimo”. —¿Qué se puede hacer frente a ese riesgo? El catedrático sugiere que los medios reciban subvenciones públicas fijas y objetivas, desvinculadas del color político del gobierno. “Como ocurre con la universidad, que es deficitaria pero presta un servicio esencial, también se debería hacer algo parecido. Hay que pensar en que tengan unas subvenciones fijas con independencia de su orientación, que podrían estar establecidas en función de otros parámetros más objetivos. Pero lo que me preocupa, insisto, es que esas aportaciones aumenten o disminuyan en función de quién esté gobernando en aquel momento. Ese es el problema”. —¿Los medios tradicionales están destinados a desaparecer ante el auge de las redes sociales? “No lo creo”, afirma tajante. “Las redes también tendrán su crisis. La gente se cansará del ruido y buscará información contrastada. Ahí es donde los medios tradicionales deben marcar la diferencia”. “No hay nada en la historia del mundo que haya permanecido incólume y sin alteración a lo largo de toda su trayectoria. También las redes sociales tendrán un momento probablemente de hartazgo, de hastío por parte de la población, que buscará otro tipo de información de más calidad y, sobre todo, que esté contrastada”, dice. Nieva Fenoll insiste en que la supervivencia de los medios pasa por recuperar su esencia: la verificación rigurosa, la calidad informativa y las corresponsalías en el extranjero. “Los periódicos tienen que hacer un esfuerzo por mantener corresponsales. Ya sé que es caro. Ya sé que mantener una persona en el extranjero no es sencillo. Se necesita periodistas que hablen el idioma local, que salgan a la calle, que entiendan lo que pasa más allá de lo que se publique”, sostiene. Rodrigo Rodríguez. Cortesía Rodrigo Rodríguez reemplaza a Juan Urriola en la Secretaría de Energía RELEVO Getzalette Reyes [email protected] El presidente de la República, José Raúl Mulino, designó a Rodrigo Rodríguez como nuevo secretario nacional de Energía. Hasta la fecha, Rodríguez se desempeñaba como director nacional de Electricidad, Agua Potable y Alcantarillado Sanitario en la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP). Rodríguez reemplazará en el cargo a Juan Urriola, quien renunció el miércoles. “He tomado la decisión con un profundo sentido de responsabilidad institucional y con la convicción de haber servido al país con compromiso, integridad y dedicación”, se lee de la carta presentada por Urriola en el Palacio de Las Garzas, dirigida al presidente Mulino. Según detalla la hoja de vida, Rodríguez es doctor en Ingeniería Eléctrica e Ingeniero Eléctrico con más de 30 años de trayectoria en el sector energético, tanto a nivel nacional como regional. Su experiencia abarca áreas clave como regulación de mercados eléctricos, tarifas, integración de nuevas tecnologías y transacciones transfronterizas de electricidad. A lo largo de su carrera, ha ejercido como consultor en energía, jefe del Mercado Mayorista de Electricidad y director de Electricidad, Agua Potable y Alcantarillado en la ASEP. La decisión de cancelar la personería se adoptó luego de varias auditorías a la cooperativa del Suntracs. Archivo Ipacoop cancela personería jurídica de la cooperativa del Suntracs tras detectar ‘faltas graves’ CONFLICTO Ohigginis Arcia Jaramillo [email protected] La junta directiva del Instituto Panameño Autónomo Cooperativo (Ipacoop) tomó la decisión de cancelar la personería jurídica de la Cooperativa de Servicios Múltiples Suntracs, R.L., tras considerar que incurrió en faltas graves que comprometen la transparencia e integridad del sistema cooperativo panameño. La resolución fue adoptada luego de agotar el debido proceso y analizar los descargos presentados por la cooperativa, los cuales fueron considerados insuficientes. Según explicó el Ipacoop, desde el año 2017 se realizaron diversas supervisiones a la cooperativa vinculada al Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs). A lo largo de este periodo se detectaron múltiples irregularidades que la organización no logró desvirtuar, ni con los descargos ni mediante recursos de reconsideración o apelación. La resolución definitiva fue anunciada el pasado 20 de mayo de 2025 mediante el documento D.E/A.L./ N.079/2025, el cual permanece en firme. Entre los hallazgos señalados por la entidad reguladora se encuentran violaciones graves y reiteradas a la Ley N.º 23 del 27 de abril de 2015, normativa que establece medidas contra el blanqueo de capitales, el financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. La investigación reveló que la cooperativa no contaba con una matriz de evaluación de riesgos ni con mecanismos adecuados para clasificar a sus clientes según niveles de riesgo, como lo exige el marco legal vigente. El Ipacoop también detectó la inexistencia de un sistema de monitoreo para identificar operaciones inusuales o sospechosas, lo que compromete severamente la capacidad de la entidad para cumplir con sus obligaciones como sujeto regulado. Esta omisión —según la entidad— representa una grave falla en la prevención de delitos financieros y un riesgo para el sistema cooperativo nacional. Otras irregularidades señaladas incluyen el incumplimiento de los requisitos mínimos de debida diligencia. La auditoría encontró expedientes con información incompleta sobre el perfil financiero de los asociados, falta de documentación sobre el origen de los fondos, omisión en la identificación de beneficiarios finales y ausencia de controles sobre los directivos de sociedades vinculadas como clientes de la cooperativa. Finalmente, el Ipacoop destacó que la cooperativa no contaba con cuentas bancarias funcionales, lo cual limitaba sus operaciones dentro del sistema financiero. Además, se detectó una preocupante concentración de créditos en préstamos a terceros, un patrón de riesgo que contribuyó al deterioro de la situación financiera de la organización. Pies. EFE
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