4B La Prensa Panamá, lunes 21 de julio de 2025 Economía & Negocios Lenacapavir es un antirretroviral de acción prolongada que se administra cada seis meses para la prevención del VIH. LP Nuevo fármaco contra el VIH es inaccesible por su alto costo Aleida Samaniego C. [email protected] INDUSTRIA FARMACÉUTICA El lenacapavir, avalado por la OMS, revoluciona la prevención del VIH con dos inyecciones anuales y eficacia casi total. Sin embargo, su alto costo lo vuelve inaccesible para Panamá y países latinoamericanos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó en junio de 2025 un innovador fármaco que promete transformar la lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH): el lenacapavir. Este medicamento inyectable, que solo requiere dos aplicaciones al año, ha demostrado en ensayos clínicos recientes una eficacia sin precedentes en la prevención del VIH. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha respaldado su uso, y el pasado 16 de julio lo incluyó en sus nuevas directrices sobre prevención del VIH, recomendando su incorporación inmediata en los planes nacionales de salud pública. Los resultados de los estudios son contundentes: el lenacapavir evitó la infección por VIH en el 100% de las mujeres jóvenes participantes en África, y en el 96% de las personas trans y hombres que tienen sexo con hombres en América Latina, África y Asia. Para muchos expertos, representa el mayor avance en la prevención desde la aparición de la terapia antirretroviral. Sin embargo, este avance científico se ve opacado por un importante obstáculo: su alto costo, que lo convierte en un medicamento prácticamente inaccesible para la mayoría de los países de ingresos medios y bajos. En Estados Unidos, el tratamiento supera los 40,000 dólares por paciente al año como tratamiento antirretroviral. En países como Perú, México, Brasil, Colombia y Panamá, acceder a este fármaco sigue siendo una posibilidad remota. El principal reto radica en que Gilead Sciences, la farmacéutica que lo produce, mantiene vigentes las patentes del lenacapavir hasta al menos 2037 y no ha concedido licencias voluntarias para su producción o distribución genérica en la mayoría de los países latinoamericanos. Esto significa que, aunque existan versiones más económicas en otros mercados, naciones como Panamá no pueden importarlas. Un avance revolucionario con barreras económicas Para Natasha Dormoi, coordinadora de Aids Healthcare Foundation (AHF) en Panamá, el lenacapavir representa un cambio de paradigma en la prevención del VIH, pues “es lo más cercano a una vacuna que hemos tenido hasta hoy. Una sola inyección, dos veces al año, puede cambiar el rumbo de la epidemia”, afirmó. Sin embargo, advirtió que este avance corre el riesgo de beneficiar únicamente a quienes puedan pagar más de 28,000 dólares al año cuando se utiliza como profilaxis pre exposición, a pesar de que, según estimaciones, su costo de producción es inferior a 100 dólares. Dormoi subrayó que el Estado panameño debe explorar mecanismos legales y diplomáticos para garantizar el acceso al medicamento a través del sistema público de salud. “La prevención no puede esperar, especialmente en un momento de incertidumbre global e interrupciones en la ayuda internacional. Si queremos cumplir con los objetivos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) y avanzar hacia el fin de la epidemia, las tecnologías más eficaces deben estar disponibles para quienes más las necesitan”, destacó. Desde la academia, la farmacóloga Ivonne Torres Atencio, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, también ve el lenacapavir como un avance crucial tanto en la prevención como en el tratamiento del VIH. Resalta que su formato de aplicación semestral puede ser determinante para aumentar la adherencia y reducir las tasas de nuevas infecciones, especialmente en poblaciones vulnerables como mujeres jóvenes, adolescentes, trabajadoras sexuales y personas que enfrentan barreras para seguir tratamientos diarios. Torres Atencio también mencionó que el fármaco es eficaz incluso en pacientes con VIH multirresistente a otros medicamentos, lo que amplía las opciones terapéuticas disponibles en el país. Además, destaca que su administración dos veces al año facilitaría el seguimiento médico, reduciría complicaciones asociadas al incumplimiento del tratamiento y aliviaría la carga sobre el sistema de salud. No obstante, Torres Atencio advirtió que el lenacapavir no es una vacuna, sino un medicamento que debe administrarse regularmente para mantener su eficacia. A esto se suman otra desventaja importantes: su alto costo. Aunque la OMS ha recomendado su implementación inmediata en los sistemas de salud, su uso masivo dependerá de decisiones políticas, negociaciones internacionales y la voluntad de la industria farmacéutica para permitir un acceso más equitativo. Si no se abordan estas barreras, este gran avance científico podría quedarse en el papel, sin llegar a quienes más lo necesitan. En ese sentido, Torres Atencio subrayó que la incorporación de lenacapavir en Panamá podría revolucionar tanto la prevención como el tratamiento del VIH, especialmente para quienes enfrentan dificultades con las terapias tradicionales. Sin embargo, es crucial abordar el reto del costo para que el medicamento sea accesible y realmente impacte en la lucha contra la epidemia localmente. La administración semestral facilita su uso y mejora la adherencia, otorgando esperanza para controlar mejor el VIH en la región. En Panamá, 21,034 personas reciben tratamiento con terapia antirretroviral (TARV), una herramienta fundamental para controlar la carga viral, evitar complicaciones y reducir la transmisión, según datos del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud. Además, los datos preliminares del Minsa de 2024 evidencian que el año pasado se registraron 1,120 casos de VIH. A pesar de los avances prometedores del medicamento, su elevado costo y la falta de acceso en muchas regiones del mundo subrayan la necesidad urgente de políticas más inclusivas y acuerdos internacionales que garanticen que esta herramienta crucial llegue a quienes más lo necesitan. La prevención y el tratamiento efectivo del VIH deben ser una prioridad global, y para lograrlo, el acceso a tecnologías como el lenacapavir debe estar garantizado para todas las poblaciones, sin importar su nivel socioeconómico o ubicación geográfica.
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