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10A La Prensa Panamá, lunes 21 de julio de 2025 Las acciones de Donald Trump responden a una visión del poder basada en una interpretación expansiva del poder ejecutivo. EFE Trump, seis meses después Daniel Zovatto ESPECIAL PARA LA PRENSA [email protected] GEOPOLÍTICA A Trump todavía le quedan siete octavos de mandato. Y, con ellos, la posibilidad real de redefinir las características de la democracia norteamericana a nivel interno y el liderazgo de EUA en el mundo. Este 20 de julio se cumplió medio año del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En apenas seis meses, ha logrado importantes avances en la implementación de una agenda tan ambiciosa como disruptiva. Pero lejos de limitarse a un simple giro político, su accionar representa una transformación estructural del poder en Estados Unidos y de su rol en el orden internacional. Como lo advirtió Richard Haass, hemos entrado en la nueva “Era del Desorden”. Trump gobierna con mano dura, rodeado de leales e indiferente a los contrapesos institucionales. Amparado en decretos y poderes de emergencia, ha desmantelado regulaciones, atacado a universidades y centros científicos, debilitado la lucha anticorrupción e instrumentalizado el Departamento de Justicia con fines de venganza. Agencias como la patrulla fronteriza han sido militarizadas y los medios de comunicación enfrentan crecientes presiones. El resultado es el debilitamiento de los pilares democráticos y la consolidación de una “democracia imperial” que empuja al régimen democrático de EUA hacia un punto de ruptura. En lo económico, Trump ha dinamitado la ortodoxia republicana. Ha impuesto aranceles generalizados, desatado una guerra comercial con aliados históricos y adversarios que aún no está cerrada —habrá que ver que pasa el 1 de agosto— y tensado aún más la relación con China. Su monumental “Big, Beautiful Budget” ha disparado el gasto público, comprometiendo el equilibrio fiscal a futuro. La inflación, situada en 2.7% anual, ha forzado a la Reserva Federal a mantener tasas altas, desatando un abierto enfrentamiento con su presidente, Jerome Powell, cuya independencia Trump amenaza. Nada de esto es casual: responde a una visión del poder basada en una interpretación expansiva del poder ejecutivo. La política exterior de Trump también ha sido objeto de una profunda reconfiguración. Ha saboteado espacios multilaterales como el Acuerdo de París o la OMS, debilitado el Departamento de Estado, cerrado la USAID, desechado el “poder blando” y convertido los aranceles en instrumentos de presión política. Su acercamiento a autócratas como Putin, Xi Jinping y Netanyahu, contrasta con el deterioro de las relaciones con la Unión Europea y otros socios tradicionales. “America First” dejó de ser un eslogan para transformarse en el principio rector de una diplomacia unilateral, transaccional y coercitiva en la cual lo que prevalece no son los principios ni las normas sino los intereses y la fuerza. Todo esto ocurre en un contexto internacional de creciente fragmentación, rivalidad estratégica y debilitamiento del multilateralismo. La hegemonía estadounidense iniciada en 1989 tras la caída del Muro de Berlín ha llegado a su fin. En su lugar, emerge un orden incierto, sin árbitros ni consensos. En ese escenario, el liderazgo moral y geopolítico de EUA se diluye. El dólar se debilita y su rol como moneda de reserva global comienza a ser cuestionado. De “nación indispensable” como la definía Madeline Albrigth, EUA ha pasado a ser concebida como una potencia impredecible y, para algunos, prescindible. América Latina no ha sido ajena a esta transformación. La política exterior de Trump hacia la región replica su lógica doméstica: matonismo, coerción y unilateralismo. México ha sido el blanco principal, obligado a contener la migración y el fentanillo bajo amenaza de aranceles punitivos. Panamá ha enfrentado presiones por su rol en la ruta de Darién y la presencia de China en los puertos del Canal. Colombia fue reprendida por su escasa cooperación migratoria y su ambigua lucha contra el narcotráfico. Más recientemente, Brasil se ha sumado a la lista: tras el avance judicial contra Bolsonaro oír su supuesta participación en el intento de golpe de estado del pasado 8 de enero de 2023, Trump amenazó con imponer aranceles del 50% a partir del 1 de agosto. Lula respondió con firmeza: “Trump no fue elegido para ser el emperador del mundo”. De momento el conflicto se mantiene abierto y en las últimas horas incluso escaló. Simultáneamente, Washington busca contener la expansión china en la región, presionando a gobiernos y empresas para romper lazos con Pekín. En contraste, las relaciones con Milei, Bukele o Noboa han sido más fluidas, marcadas por afinidad ideológica. Frente a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, el tono ha sido duro, pero sin una estrategia clara de defensa democrática. Hasta ahora, la respuesta latinoamericana ha sido débil y fragmentada. A diferencia de décadas pasadas, no ha surgido una articulación regional sólida capaz de enfrentar los embates de Washington. Ha prevalecido una lógica de supervivencia: ceder sin confrontar, negociar en solitario y buscar beneficios puntuales. Pero comienzan a aparecer señales de reacción. La reunión de los presidentes Lula, Petro, Orsi y Sánchez con Boric como anfitrión hoy en Santiago, bajo el lema “Democracia Siempre”, podría marcar un punto de inflexión. Será la ocasión para discutir cómo evitar quedar atrapados en la pugna entre EUA y China, y cómo construir una postura común que combine autonomía estratégica y relaciones equilibradas y respetuosas. Trump, en una entrevista reciente, fue claro: si en su primer mandato quería gobernar y sobrevivir, ahora su objetivo es gobernar Estados Unidos… y el mundo. El rediseño institucional interno y la reconfiguración del liderazgo global están en marcha y de momento pareciera que Trump va logrando imponer sus objetivos y su agenda. Pero las últimas semanas han traído turbulencias: el caso Epstein, el repunte inflacionario, el choque con Powell y una creciente impopularidad de su política migratoria amenazan con erosionar su narrativa de fuerza. Las encuestas muestran un deterioro creciente tanto de la credibilidad e imagen de Trump como en la de su gobierno. Lo que viene no será menos agitado. Este segundo octavo de su mandato se anticipa aún más tenso y recio. Porque, aunque han pasado ya seis meses, a Trump todavía le quedan siete octavos de mandato. Y, con ellos, la posibilidad real de redefinir las características de la democracia norteamericana a nivel interno y el liderazgo de EUA en el mundo —para bien o para mal. El autor es Director y editor de Radar Latam 360. Palestinos cargan bultos de asistencia en Beit Lahia, norte de Gaza, el 20 de julio. Reuters Israel emite nuevas órdenes de evacuación y desata pánico en Gaza El ejército de Israel emitió nuevas órdenes de evacuación para una abarrotada parte de Gaza central donde todavía no ha lanzado una ofensiva terrestre, en los 21 meses de su guerra contra Hamás. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron ayer que los residentes desplazados que se refugian en la ciudad de Deir al-Balah deben evacuar inmediatamente el lugar y desplazarse hacia al-Mawasi, sobre la costa mediterránea. La orden de evacuación, que podría significar un ataque inminente, ha causado pánico generalizado entre las decenas de miles de palestinos de la zona, así como entre las familias de los rehenes israelíes que temen por las vidas de sus parientes retenidos en esa ciudad. Las FDI realizaron ataques aéreos en el área, pero todavía no han desplegados soldados. Ayer, el ejército israelí lanzó papeletas desde el cielo ordenando a la población en varios distritos en el suroeste de Deir al-Balah dejar sus hogares y trasladarse más al sur. “Las Fuerzas de Defensa (de Israel) continúan operando con gran fuerza para destruir la capacidad del enemigo y la infraestructura terrorista en el área”, dijeron las FDI, añadiendo que todavía no había penetrado esos distritos durante la guerra. Las zonas afectadas de Deir al-Balah están abarrotadas de personas desplazadas que viven en carpas. Fuentes israelíes comunicaron a la agencia Reuters que la razón por la que el ejército se ha mantenido alejado de estos distritos hasta ahora es la sospecha de que Hamás podría estar reteniendo rehenes allí. Se cree que por lo menos 20 de los 50 rehenes restantes en cautiverio en Gaza siguen con vida. La mayoría de la población de dos millones de la Franja ha sido forzosamente desplazada por lo menos una vez durante la guerra de Israel contra Hamás, con repetidas órdenes de evacuación para grandes partes del territorio. Muertes a diario en los centros de asistencia La nueva orden de evacuación sucede después de que los funcionarios del hospital Shifa en Ciudad de Gaza afirmaran que más de 40 personas murieron y decenas resultaron heridas por fuego israelí cuando las multitudes se aglomeraron para esperar la entrada de los camiones de asistencia de la ONU en la mañana del domingo. Los hospitales en el sur de Gaza dijeron que más personas murieron en sitios de asistencia de la polémica Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), apoyada por Estados Unidos e Israel, cerca de Jan Younis y Rafah. La FHG declaró que no se habían dado incidentes “cerca o en” sus sitios, pero que hubo “actividad de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)” horas antes de que sus sitios abrieran. Las FDI luego informaron a la BBC que sus soldados dispararon tiros de advertencia para evitar que “sospechosos” se acercaran a ellos. Sin embargo, un testigo aseguró a la agencia Reuters que el fuego israelí parecía tener el “objetivo de matar”. “No fueron tiros para asustarnos ni organizarnos, fueron tiros con la intención de matarnos. Si hubieran querido organizarnos lo hubieran hecho, pero querían matarnos”. La BBC ha contactado al ejército israelí en busca de respuestas. Ayer, el papa León XIV exhortó al “fin inmediato a la barbaridad de la guerra” y abogó contra el “uso indiscriminado de la fuerza”. La ONU dice que los civiles en Gaza están pasando por una hambruna y ha hecho un llamado para la entrada urgente de artículos esenciales. Pero casi a diario ha habido reportes de palestinos muertos cuando han ido en busca de asistencia desde que la FHG empezó operaciones a finales de mayo. Testigos dicen que la mayoría de las víctimas murieron por los disparos de las fuerzas israelíes. Israel sostiene que el nuevo sistema de distribución evita que la asistencia llegue a Hamás. Panorama

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