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8A La Prensa Panamá, domingo 20 de julio de 2025 La opinión de Hilde Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. dores mayores de 50 años. En Japón, el porcentaje es aún mayor. De hecho, en ambos casos los trabajadores mayores ya son el principal motor del crecimiento del PIB. Con la esperanza de vida superando los 80 años en muchos países, el informe advierte que mantener sistemas diseñados para vidas más cortas convierte a las pensiones y a la salud pública en un lastre económico. Subir la edad de jubilación ayuda, pero no es suficiente. Tampoco lo son las políticas para elevar la natalidad o fomentar la migración, pues resultan costosas, lentas o políticamente difíciles. La verdadera solución está en invertir en el capital humano de la población adulta, en particular en salud preventiva, recualificación y empleos adaptados que les permitan trabajar más tiempo en mejores condiciones. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Un árbol que da moras RRSS mala leche. Nos encontramos, pues, ante una metamorfosis cultural digna de análisis: del ciudadano pensante, pasado de moda por creer en las normas sociales, frente al mercenario moral (¿o será amoral?). El justiciero de las redes, armado con su dedo acusador (y probablemente con un teclado decorado con migas de galleta o grasa de carimañola entre las teclas), se siente investido con la autoridad suprema para enjuiciar, condenar, denigrar y ejecutar socialmente a cualquier alma que haya osado destacar en algo, opinar distinto a su retorcida forma de pensar o al peor de todos los pecados entre los pecados— actuar con integridad. Porque claro, ser una persona decente en esta era es, francamente, un atrevimiento y una clarísima una provocación. El individuo honorable, el profesional respetado, el científico riguroso, el académico ejemplar o el ciudadano respetuoso de las normas, se ha vuelto una figura sospechosa. ¿Quién se cree usted para no estar implicado en algún escándalo? ¿Para ser reconocido como un ejemplo en su profesión? ¿Para no haber cometido un error público al menos una vez?. Pues si usted ha osado cumplir con estos preceptos, en otra época admirados, el justiciero digital desconocido se encargará de inventarle algo. Porque igualar hacia arriba da mucho trabajo, es mejor denigrar a los demás para que encajen en la cloaca en que se han convertido las otrora divertidas redes sociales. La decencia, en esta jungla moral en que vivimos, es percibida por ese desecho social anónimo, como un disfraz hipócrita. Y el que ose llevarla es presa segura para los carroñeros digitales. El anonimato, otrora refugio de disidentes en regímenes opresivos, se ha convertido ahora en el hábitat natural de los extorsionadores Daniel R. Pichel Envejecer: una oportunidad económica y social IA y biotecnología Como actuario, considero clave replantear la forma en que interpretamos el envejecimiento poblacional. En lugar de temerlo, deberíamos enfocarnos en el “dividendo de la longevidad”: personas mayores más sanas, activas y productivas. Según el informe The Longevity Dividend (Scott & Piot, 2025), del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Europa el 90% del crecimiento del empleo en la última década provino de trabajaHace poco leí un cuento japonés sobre el Monte Ubasute, donde, según la leyenda, los ancianos eran llevados a morir cuando ya no podían trabajar. Sin embargo, una versión relata cómo un joven desobedece esa tradición y esconde a su madre anciana; gracias a la sabiduría de ella, logra resolver un dilema que salva a la comunidad de una invasión. Hoy, esa sabiduría y experiencia acumulada no solo sigue siendo valiosa, sino que puede ser clave para afrontar los desafíos de nuestras economías longevas. La longevidad no debe verse como un costo a mitigar, sino como una ventaja estructural por capitalizar. La demografía no es destino; adaptarse es una decisión. Opinión EL AUTOR es Head de Tesorería de Scotiabank. EL AUTOR es médico cardiólogo. ¿Y las instituciones? Bien, gracias. Todo está tan mal, que el país que supuestamente tenía las instituciones democráticas más sólidas, se desmorona ante nuestros ojos después de elegir presidente a un depredador sexual con un largo prontuario de estafas, evasión fiscal y posiblemente pedofilia. Las universidades y los medios supuestamente respetables guardan silencio ante las amenazas con consecuencias económicas. Porque no vaya a ser que encima les protesten con hashtags. Muchos medios replican lo que ven en las redes, sin verificar, sin preguntar, y sin rubor. Y los gobiernos… bueno, a veces hasta premian con contratos a estos nuevos “influencers éticos”, especialistas en apretar el gatillo sin dejar huellas, y de paso garantizando que no los ataquen a ellos. Lo más irónico —y por ende, delicioso— es que estos cruzados anónimos se autoproclaman salvadores del bien común. Se disfrazan de paladines, cuando en realidad son mercaderes de la sospecha. Su verdadera mercancía no es la verdad, sino la destrucción rentable. Suelen ser una banda de resentidos que nunca han dado pie con bola y que se convierten en los pepenadores de la sociedad. No hay nobleza en sus causas, sólo estrategia. No hay ideales, sólo algoritmos tratando de lograr monetización. Así pues, avancemos. Que siga el show. Que continúe la simulación moral, el desfile de virtudes digitales y la lapidación al ritmo del trending topic. Mientras tanto, los verdaderamente honorables —esa especie en serio peligro de extinción— seguirán caminando con la cabeza en alto, sabiendo que su única falta ha sido no ensuciarse las manos. Y eso, amigos míos, en esta época de crisis ética, parece ser el crimen más imperdonable de todos. Porque, como decía mi abuela: “Para algunos, la moral es un árbol que da moras...” Pues en pleno Siglo XXI, resulta que vivimos tiempos gloriosos. Tiempos de una ética líquida y una moral tan flexible como la columna vertebral de un político en campaña. La sociedad contemporánea, en su infinito avance tecnológico y su asombroso retroceso espiritual, ha encontrado en las redes sociales -que originalmente parecían una buena idea- no solo un medio de comunicación, sino un campo de batalla donde las lanzas se sustituyen por tweets y las espadas por hilos de Facebook o stories de Instagram.Perolomássublimeesquetodoello cubierto por el manto sagrado del anonimato. ¡Pero cómo nos arrasa el progreso! Ya no es necesario afilar cuchillos, cargar pistolas, ni preparar pócimas venenosas para destruir reputaciones. Basta con un perfil falso, una conexión a internet y una carga considerable de resentimiento social acumulado. En la plaza pública digital, como en los tribunales de la Inquisición, no hay juicio justo, ni defensa, ni apelación. Los nuevos tribunales morales son manejados por perfiles con nombres tan valientes como @VerdadOculta, @ElVigilanteSilencioso, @ConcienciaNacional o @JusticieroLibrePTY, cuya biografía digital suele estar decorada por un paisaje bastante neutro, una tierna mascota, una caricatura y con banderas, emojis, y una generosa dosis de Josué Uriel Pérez Guadarrama Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón de nuevo cuño. Se puede acusar de lo que se les antoje a cualquier persona con principios éticos, pues saben que esos mismos principios éticosnolespermitiránmeterseenelchiquero donde ellos se sienten tan a gusto. Desde allí disparan insinuaciones, editan videos fuera de contexto, manipulan fotos y videos con inteligencia artificial (otra buena idea que están pudriendo), y crean narrativas difamatorias con el entusiasmo de un guionista de telenovela venezolana setentera. Y todo en nombre de “la verdad”, “la transparencia” o —la mejor de todas— “la justicia social”. Palabras nobles, pero prostituidas sin ningún remordimiento. Porque, seamos honestos, el nuevo deporte nacional no es el fútbol, el beisbol ni el baloncesto. Ya ni siquiera la política. Lo más admirado es la destrucción selectiva de reputaciones. No hay nada que deleite más al Torquemada moderno que arrastrar por la letrina pública en que él chapotea alegremente, a una figura respetada. Y si además esa figura tiene principios firmes, peor aún. ¡Porque eso es inaceptable! En esta era de cinismo, la honestidad y la decencia se perciben como un insulto a la mediocridad reinante. Y por supuesto, la impunidad es absoluta. No hay rostro que enfrentar, ni manos que estrechar, ni responsabilidades que asumir. Los mercenarios de las redes pueden dormir tranquilos después de un día arduo: han arruinado la vida de alguien desde la comodidad de su sofá, sin más costo que un poco de batería en su celular o su computadora. Todo esto, mientras el resto de la sociedad asiste al espectáculo con una mezcla de voyerismo y cobardía. Porque —no nos engañemos— a muchos les divierte el escándalo ajeno. Nos hemos convertido en una audiencia adicta al linchamiento digital. ¿Para qué leer a Sócrates, a Cervantes o a García Márquez, si puedes seguir la carnicería moral de tu vecino en tiempo real desde tu cuenta de Instagram o de X? El estudio también advierte sobre un problema crítico: la morbilidad se está expandiendo. Es decir, aunque vivimos más, pasamos más años con enfermedades crónicas. Hoy, más del 80% de la carga de enfermedad en Europa proviene de enfermedades no transmisibles. Esto exige un cambio de paradigma: dejar de tratar solo cuando hay enfermedad y enfocarnos en mantener la salud desde edades tempranas, midiendo no solo longevidad, sino años de vida saludables. El reto no está en revertir la demografía, sino en adaptar nuestros sistemas de salud, pensiones y empleo a vidas más largas: • Invertir en tecnologías como IA, biotecnología y medicina personalizada. • Promover empleos amigables con la edad y programas de formación continua. • Enfocar los sistemas de salud en prevención y bienestar a lo largo de la vida.

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