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5B La Prensa Panamá, domingo 20 de julio de 2025 Recursos marinos y su impacto en la población del Istmo No es coincidencia que la mayor parte de la población mundial viva cerca del océano. Históricamente, las localidades costeras han ofrecido ventajas para el comercio y el acceso a recursos. En una reciente publicación en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B, científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) se preguntaron: “¿Qué papel jugaron los recursos marinos en las sociedades humanas que habitaron el delgado istmo que conecta América del Norte con América del Sur?”. Sus resultados son profundos: durante más de 16 mil años de ocupación humana del Istmo, sin importar los cambios climáticos o ecológicos, los recursos marinos han jugado un papel constante e importante en el sustento humano. “La investigación histórica de las Américas se ha centrado predominantemente en el Caribe y en las civilizaciones vecinas Maya e Inca”, comenta el autor principal Jonathan Cybulski, “mientras que el área del Istmo, y en particular su costa pacífica, ha sido poco estudiada”. Este estudio examina el uso a largo plazo de los recursos marinos en el Istmo Centroamericano, particularmente en las costas pacíficas de Costa Rica y Panamá. Los autores analizan la relación entre el ambiente y los humanos desde el Último Máximo Glacial (aproximadamente haConchas y artefactos de cerámica recolectados en Cerro Juan Díaz, provincia de Los Santos, Panamá. STRI ce 25 mil años) —cuando el clima global era más frío y seco, y el nivel del mar era aproximadamente 120 metros más bajo que hoy— hasta la aparición de la pesca industrial en la década de 1950. A través de esta revisión, se identifican tres principales cambios históricos en el uso de recursos. 1. El cambio hacia la agricultura (aproximadamente hace 10 mil años): A medida que el clima y el hápor Servicio Especial STRI [email protected] bitat cambiaban y la presión ejercida por la caza humana llevó a la extinción de la megafauna prehistórica en América, las personas tuvieron que adaptar el uso de los recursos. Esto condujo a la primera señal clara de impacto ambiental humano en el Istmo: el manejo forestal mediante quemas controladas. Poco después surgió la agricultura, lo que probablemente favoreció la transición de estilos de vida nómadas a comunidades más asentadas. De manera crucial, todas estas comunidades dependían cada vez más de recursos marinos — como bagres, salmonetes y moluscos— para su subsistencia. 2. La estabilización del nivel del mar (aproximadamente hace 7 mil años): Con la estabilización del clima y del nivel del mar, surgieron deltas ricos en nutrientes en los ríos, manglares y densos arrecifes de coral, creando nuevos entornos para el uso humano. La evidencia arqueológica muestra comunidades prosperando en ríos, costas e islas —con poblaciones isleñas dependiendo fuertemente de recursos arrecifales como moluscos, peces roncos, jureles, meros y peces loro. Estas sociedades empleaban estrategias mixtas de subsistencia: recursos marinos, expansión agrícola (como el cultivo de maíz) y caza, lo que pudo haber contribuido a la extinción de algunos mamíferos pequeños en Isla Pedro González en Panamá. A nivel regional, los moluscos eran tan importantes que incluso se usaban como ornamentación y para el comercio, lo que destaca un vínculo cultural profundo con el océano. 3. La llegada de los españoles (1501 d.C.): La llegada de los españoles al Istmo transformó drásticamente tanto los paisajes como los patrones de uso de recursos. Aunque ya existía cierta evidencia de sobreexplotación y manejo del paisaje antes del contacto, los españoles introdujeron un enfoque fundamentalmente nuevo: el comercio internacional con fines económicos, en vez de fines cultura o de subsistencia. Los autores concluyen que queda una pregunta fundamental: ¿cómo podemos crear una relación sostenible con el océano? “Lo más humilde para mí acerca de nuestros océanos es el enorme rol que tienen de controlar nuestro clima, temperatura, alimentos e incluso el oxígeno que respiramos”, expresó Cybulski. “Pero más allá de eso, es parte de nuestra historia y cultura humana. En realidad, el océano ha jugado un papel crítico en moldear lo que nos hace humanos”. Esta investigación fue el resultado de un esfuerzo colaborativo que incluyó al STRI, la Graduate School of Oceanography de la Universidad de Rhode Island, la Universidad Externado de Colombia, el Departamento de Antropología de la Universidad de Illinois en Chicago, la Estación Científica Coiba AIP, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) y su Sistema Nacional de Investigación (SNI), y el Centro de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Culturales – AIP en Panamá. En una importante revisión científica, científicos revelan la crítica interacción entre factores biológicos, culturales y ambientales que han dado forma a la dependencia histórica de las sociedades humanas a los recursos marinos. La investigadora de STRI Brígida De Gracia explorando Playa Don Bernardo en la isla Pedro González, Archipiélago de Las Perlas, Panamá. STRI Ozempic y la cintura de tus 20. 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