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7A La Prensa Panamá, sábado 19 de julio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Opinión La opinión de Hilde saludable del principio republicano de separación de poderes, consagrado en el artículo 2 de nuestra Constitución. Este establece que el Estado se organiza en tres poderes independientes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. La independencia funcional de cada órgano crea equilibrio, evitando la concentración de poder. Que Ejecutivo y Legislativo pertenezcan a partidos distintos es legítimo y deseable: obliga al diálogo, frena impulsos autoritarios y fortalece la fiscalización. La historia reciente lo demuestra. En múltiples ocasiones, la Asamblea ha corregido decisiones del Ejecutivo: reformas a la Caja de Seguro Social, ajustes a la ley de contrataciones públicas, vetos superados Lo que espera Panamá del Gobierno Impunidad pán en sus mansiones de playa o fincas en el interior del país. El presidente José Raúl Mulino ha traído consigo una expectativa renovada. No solo por su promesa de gobernar con firmeza y sentido de Estado, sino porque ha demostrado, desde sus primeras acciones, que no piensa ser cómplice del pasado. Con su forma peculiar de decir las cosas, ha iniciado una depuración institucional, ha marcado distancia de viejos pactos de silencio y ha dado luz verde a órganos clave para que hagan su trabajo sin presiones ni ataduras políticas. La Contraloría General de la República, bajo el liderazgo del contralor Anel Flores, ha reactivado auditorías congeladas, ha desenterrado expedientes que dormían el sueño de los justos y ha comenzado a entregar informes sólidos, con nombres, cifras y responsabilidades claras. No se trata solo de revisar papeles: se trata de reconstruir la confianza en una institución que debe velar por el uso correcto de cada centavo públiPoll Anria Un aplauso a la democracia en Panamá Separación de poderes Panamá es un país diverso, también en lo político. Hay ciudadanos que morirán votando por un solo color; otros cambian su voto según el partido que más los convenza; y algunos más se declaran apolíticos. Esta diversidad política es saludable: refleja respeto por la libertad ajena. Las autoridades elegidas libremente por el pueblo son quienes administran nuestra libertad. Que el partido del presidente de la República no sea el mismo que el de la Asamblea Nacional —el primer y el segundo órgano del Estado— es una muestra de madurez democrática. La reciente elección del diputado Jorge Herrera, del Partido Panameñista, como presidente de la Asamblea Nacional — distinto al partido gobernante Realizando Metas (RM)— representa una expresión na decisiones unilaterales. Pero toda democracia sólida necesita un cuarto poder transversal: el periodismo libre e independiente. En Panamá, ese periodismo ha sido garante de la diversidad política. La alternancia de poder entre partidos existe porque el periodismo la defiende. Ojalá ninguna autoridad intente sofocar este cuarto poder, que permite informar, fiscalizar y denunciar lo que ataca a nuestra democracia. Mientras el periodismo trabaje libremente, los otros tres poderes cumplirán su función, y la alternancia seguirá viva. Pero el día en que una autoridad ponga sus garras sobre un periodista, terminará la alternancia y se apagará la democracia. Por eso, las negociaciones políticas hasta altas horas de la madrugada, los acuerdos entre bancadas, y hasta los “madrugonazos” en la Asamblea pueden ser señales de que la democracia funciona. Aplaudamos, pues, a nuestra democracia, que sigue viva, plural y en movimiento.r EL AUTOR es profesor e investigador de la Universidad de Panamá. EL AUTOR es consultor de Comunicación Estratégica y Política. con motivaciones personales, porque él ya vivió esto. Lo que se espera es que no frene, no encubra ni negocie lo que debe ser justicia. Que permita que los órganos fiscalizadores, auditores y judiciales hagan su trabajo con independencia. Que proteja a los funcionarios valientes y exponga a los cómplices del pasado. Y que, si llegan los ataques —porque llegarán—, los enfrente con firmeza, sabiendo que tiene a la mayoría del país de su lado. La lucha contra la impunidad es, además, una inversión en gobernabilidad. Cuando la gente ve que las instituciones funcionan, que nadie está por encima de la ley, que el dinero robado regresa y los culpables son sancionados, crece la confianza, disminuye la protesta, mejora la convivencia y se fortalece la democracia. Esta es una oportunidad histórica que no puede perderse. En este primer año, se han dado señales importantes. Pero la ciudadanía, con razón, no se conforma con gestos: quiere resultados. Quiere ver a los verdaderos responsables en el banquillo, enfrentando a la justicia como cualquier ciudadano, sin fueros ni privilegios. Este gobierno tiene en sus manos la posibilidad de cambiar la narrativa. De dejar atrás la era del “no pasa nada” y abrir paso a una etapa donde robar al Estado sea un delito que sí se paga. Donde el poder no sea un escudo, sino una responsabilidad. Panamá ya no quiere excusas. Quiere justicia. Y la quiere ya. En la mente de muchos panameños hay una palabra que duele, que pesa, que enfurece: “Impunidad”. Durante décadas, ha sido el sello que ha marcado a buena parte de la clase política panameña. Escándalo tras escándalo, gobierno tras gobierno, nombres que se repiten, procesos que se diluyen, fiscales que desaparecen del radar, pruebas que se esfuman. El resultado es siempre el mismo: nadie paga, o si alguien paga, nunca es el verdadero responsable. La justicia, esa que debería proteger al ciudadano y castigar al corrupto, se queda mirando hacia otro lado. Pero algo ha cambiado… Las últimas encuestas de opinión lo confirman con claridad: más allá del empleo, la salud, el agua o el costo de la vida, que siguen siendo temas urgentes, lo que más le preocupa hoy al ciudadano es la impunidad. Es el deseo creciente de que, por fin, el ciclo se rompa. Que el que robó, devuelva y pague por eso; que el que abusó de su poder enfrente las consecuencias; que las cárceles dejen de llenarse de ladrones de iguanas, mientras los saqueadores del Estado brindan con chamMientras el periodismo trabaje libremente, los otros tres poderes cumplirán su función, y la alternancia seguirá viva. Pero el día en que una autoridad ponga sus garras sobre un periodista, terminará la alternancia y se apagará la democracia. Miguel Ángel Esbrí Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Cuando la gente ve que las instituciones funcionan, que nadie está por encima de la ley, que el dinero robado regresa y los culpables son sancionados, crece la confianza, disminuye la protesta, mejora la convivencia y se fortalece la democracia. co… y lo está haciendo. El Ministerio Público, por su parte, ha recibido estos informes y, en muchos casos, los ha transformado en investigaciones formales. Hay nuevos fiscales, hay voluntad de actuar, pero la ciudadanía exige más. No basta con detener a funcionarios de mediano rango o a proveedores fantasmas. Lo que se reclama con fuerza, con hartazgo y con claridad es que se llegue hasta los verdaderos responsables: los peces gordos. Esos que durante años ocuparon las sillas más altas del poder y convirtieron al Estado en una caja registradora para sus negocios personales. Los panameños no han olvidado los contratos con sobrecostos, los equilibrios contractuales, las licitaciones hechas a la medida, las botellas en la Asamblea, los auxilios económicos a quienes no lo merecían. Tampoco han olvidado los nombres: expresidentes, exvicepresidentes, exministros que hoy se pasean tranquilamente por todo el país o, peor aún, se presentan como víctimas, cuando en realidad acumulan fortunas que no se pueden explicar. La impunidad no es solo un problema legal, es un problema político. Es una señal de debilidad del Estado frente a los corruptos. Y es, sobre todo, una fuente de desesperanza para el ciudadano común. Por eso, si este gobierno quiere dejar una huella histórica, tiene que ser el que rompa la cadena. Nadie espera que el presidente persiga por mayoría legislativa. Esa separación partidaria permitió mejorar políticas públicas y abrió espacios a la participación ciudadana. Dialogar y pactar son expresiones de una democracia sana. No es la primera vez que Ejecutivo y Legislativo son de partidos diferentes. Desde la transición democrática de 1989, esta dinámica ha evitado la concentración de poder y promovido la diversidad. Gobiernos como los de Mireya Moscoso (1999-2004), Martín Torrijos (2004-2009), Ricardo Martinelli (2009-2014), Juan Carlos Varela (20142019) y Laurentino Cortizo (2019-2024) enfrentaron asambleas de composición variada, que limitaron excesos, negociaron reformas y fortalecieron el control institucional. Desde julio de 2024, el gobierno de José Raúl Mulino tuvo inicialmente una Asamblea presidida por Dana Castañeda (RM). Con la llegada de Jorge Herrera, se retoma la alternancia partidista. Ya se notan diferencias: la Comisión de Salud votó en contra del aumento en la edad de jubilación propuesto por el Ejecutivo. La alternancia entre Ejecutivo y Legislativo ha sido esencial para nuestra democracia. Promueve transparencia, negociación y fre-

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