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8A La Prensa Panamá, domingo 13 de julio de 2025 La opinión de Hilde Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. que lo patrimonial no solo se destruye con abandono: también con indiferencia. Un bien cultural no sobrevive solo porque se le restaure. Sobrevive cuando se vuelve relevante. Cuando logra decir algo nuevo sin perder su raíz. Cuando no es solo prueba del pasado, sino una pregunta para el presente. El problema no es conservar. Es conservar sin intención. Sin narrativa. Sin uso. Como si la memoria fuera un objeto que basta con encerrar tras vitrinas o nombrar en placas conmemorativas. Pero la memoria no es archivo muerto. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. La tensión perpetua entre Rusia y Europa (I) Geopolítica a través de la Iglesia ortodoxa griega, mientras que los europeos occidentales fueron evangelizados por la Iglesia católica. A esto se sumaron otras diferencias, como el uso del alfabeto cirílico en el caso ruso, frente al latino empleado en el mundo occidental. Incluso hoy, la Iglesia ortodoxa rusa sigue rigiéndose por el calendario juliano, que fue reemplazado por el calendario gregoriano en Europa en 1582. Tras siglos de inestabilidad social marcados por invasiones de pueblos ávaros, mongoles y tártaros, así como guerras civiles entre los boyardos (nobles feudales), Rusia logró estabilizarse e inició su expansión territorial en el siglo XVII. Primero conquistó territorios en Europa oriental que pertenecían a dos grandes potencias regionales: los reinos de Polonia-Lituania y Suecia. Estas anexiones acercaron a Rusia a las sociedades europeas más avanzadas y le dieron acceso al comercio en el mar Báltico. Durante una de estas expansiones, Rusia se apoderó de gran parte de la actual Ucrania, incluida la península de Crimea, habitada entonces por tribus tártaras. En ese periodo, el zar Pedro el Grande fundó San Petersburgo, sobre el mar Báltico, e introdujo en Rusia reformas administrativas, técnicas modernas y estructuras culturales provenientes de Europa occidental. En el siglo XVIII, Rusia participó en los principales conflictos bélicos europeos, como la guerra de Sucesión Austriaca (1740Iván Rogelio Robles El peligro de conservar sin transformar Bienes culturales Una casona vacía. Un cartel que dice “sitio de interés cultural”. Ningún visitante en semanas. La historia está ahí, pero nadie parece escucharla. En Panamá, preservar el patrimonio aún no es una política consolidada. Se protegen edificios, pero no siempre se cuidan. Se nombran sitios, pero no se habitan. Se señala lo valioso, pero sin dotarlo de sentido. Y cuando se logra conservar algo, rara vez se piensa en cómo activarlo. Se cree que basta con evitar su derrumbe, cuando lo realmente urgente es evitar su silencio. PorOpinión EL AUTOR es gerente de Cultura y Comunidad de la Fundación Ciudad del Saber. EL AUTOR es abogado. El estado de tensión entre Rusia y los países europeos tiene profundas raíces históricas. Conocerlas es clave para poner en contexto la dinámica actual. Las diferencias entre la mayoría de Europa y Rusia se cimentan, en primera instancia, en factores étnicos y culturales desarrollados a lo largo de miles de años. El ruso es uno de los pueblos eslavos provenientes de las estepas centroasiáticas, que migraron a Europa oriental a partir del siglo VI. En cambio, los ocupantes de la Europa occidental y central son descendientes del mestizaje entre celtas, romanos y diversas tribus germánicas. Los antepasados eslavos de los rusos se establecieron en las planicies al norte del Cáucaso y se consolidaron políticamente en torno a los varegos: grupos de comerciantes escandinavos que navegaban los ríos que se extendían desde el norte europeo hasta el mar Negro para comerciar con el mundo bizantino y musulmán. Resulta irónico que el primer reino de los rusos tuviera como capital a Kiev, hoy capital de Ucrania. Con el transcurrir de la Edad Media, en Europa occidental y central se desarrollaron instituciones sociales y culturales relativamente homogéneas. Por ello, sus habitantes consideraban a los pueblos eslavos en general, y a los rusos en particular, como bárbaros. Una diferencia crucial se dio en el campo religioso: los rusos y otros pueblos eslavos se convirtieron al cristianismo La memoria que verdaderamente se conserva es la que sigue generando sentido. Y una cultura viva no se mide por cuántos símbolos protege, sino por cuántas preguntas nuevas se atreve a inspirar. Bernardo Ordás Guardia Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Anne e Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Con el transcurrir de la Edad Media, en Europa occidental y central se desarrollaron instituciones sociales y culturales relativamente homogéneas. Por ello, sus habitantes consideraban [...] a los rusos en particular, como bárbaros. 1748) y la guerra de los Siete Años (17561763), influyendo decisivamente en el equilibrio de poder. A fines de ese siglo, en alianza con Prusia y Austria, Rusia procedió a la partición de Polonia, desapareciendo a esta como entidad soberana del mapa europeo. Durante las guerras napoleónicas de inicios del siglo XIX, Rusia pasó de ser enemiga de Francia a aliarse con ella dentro del sistema de bloqueo comercial contra Inglaterra, el único poder europeo no controlado por Napoleón. Cuando Rusia incumplió el pacto, Napoleón la invadió con el mayor ejército multinacional de la historia hasta entonces. Tras numerosas batallas y la táctica rusa de tierra quemada, los franceses encontraron Moscú en llamas. El crudo invierno y la ruptura de la cadena de suministros provocaron la desintegración del ejército napoleónico. Rusia lanzó una contraofensiva que culminó con la entrada de las tropas del zar Alejandro I en París. Consolidado su poder en el nuevo orden surgido del Congreso de Viena, Rusia continuó su expansión durante el siglo XIX por el mar Negro y Asia Central, en sucesivos conflictos con el decadente Imperio otomano. Entre estos destaca la guerra de Crimea, donde los otomanos contaron con el apoyo militar de Francia y Gran Bretaña. Estas expansiones dieron pie a tensiones con Inglaterra, que temía por su ruta al canal de Suez y el acceso a sus colonias en India y Hong Kong. Para los británicos, esta rivalidad era El Gran Juego; los rusos la llamaban El Torneo de las Sombras. Es energía simbólica. Y, como toda energía, necesita circular para no disiparse. Un teatro antiguo no debería cerrar por falta de público: debería repensarse como espacio cívico.Una plaza histórica no debería usarse solo para fotos: debería ser escenario de nuevos encuentros. Un relato de ciudad no debería contarse solo en museos: debería filtrarse en la educación, en la programación cultural, en las decisiones urbanas. Conservar también es una forma de decidir qué tipo de ciudadanía queremos cultivar. Y si solo conservamos desde la nostalgia, lo que preservamos será cada vez más irrelevante. Pero si lo hacemos desde el deseo de activar sentidos, entonces el patrimonio deja de ser pasado: se convierte en posibilidad. La memoria que verdaderamente se conserva es la que sigue generando sentido. Y una cultura viva no se mide por cuántos símbolos protege, sino por cuántas preguntas nuevas se atreve a inspirar. En esas preguntas se juega nuestra capacidad de transformar el presente. Adhesión de Panamá a la OCDE Organismo internacional Es alentador el esfuerzo del Gobierno Nacional para que Panamá se adhiera a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que cuenta en la actualidad con 38 países miembros. Esta adhesión, en resumen, nos trae como ventajas la mejora de la imagen y reputación del país, el acceso a información y conocimiento útil, la participación en la elaboración de políticas de conveniencia nacional e internacional, la posibilidad de recibir asesoramiento y asistencia técnica, así como el incremento de oportunidades de comercio e inversión, tanto a nivel nacional como internacional. La adhesión de Panamá a la OCDE implica un esfuerzo largo, denodado, costoso, riguroso y exigente del sector público, el sector privado y la sociedad civil de nuestro país. Largo, porque toma en promedio entre cinco y ocho años. Denodado, porque el examen de admisión incluye al menos 185 aspectos en 25 temas distintos de carácter económico, político, social y administrativo, cada uno de los cuales debe abordarse desde cinco ángulos diferentes; es decir, tenemos la tarea de responder a 925 requerimientos. Costoso, porque los gastos del proceso de adhesión, tanto de Panamá como de la OCDE, corren por cuenta del país. Riguroso, porque está dirigido por los altos estándares técnicos de los comités especializados de la organización. Exigente, porque impone numerosos requisitos legislativos y regulatorios internos que debemos adoptar y someter a debate ciudadano. Más que una carrera corta y veloz, la adhesión a la OCDE es una maratón de campo traviesa. En sentido figurado, el camino está lleno de obstáculos: tramos lodosos, pedregales, ciénagas, curvas resbaladizas, lomas empinadas, animales agresivos a los lados de la ruta, lluvias intermitentes y arenas movedizas. ¿Al final, cuánto tiempo y a qué costo? El ingreso a la OCDE supone dos compromisos convergentes y complementarios del Gobierno, el sector privado y la sociedad civil: uno con la OCDE, y otro con el propio país, que implica un inventario quirúrgico de leyes que sobran y leyes que faltan. A manera de ejercicio comparativo, pensemos en multiplicar por varias veces la tensión social, económica y política que aún nos genera la reforma a la Ley de la Caja de Seguro Social. Y luego, sumemos el efecto de que desde el propio Estado se mantengan engavetadas normas como la ley de extinción de dominio y otras que permitirían mejorar la recaudación tributaria y el uso eficiente de los recursos públicos. Muchos callos serán pisados. Se escucharán chillidos. No será fácil. Confío en que estas cortas y apretadas líneas nos traigan a la memoria el sabio refrán: en guerra avisada no muere soldado. EL AUTOR es consultor en asuntos económicos y bancarios. Ricardo Alba

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