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7A La Prensa Panamá, viernes 11 de julio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. mitad de la población económicamente activa. Muchos jóvenes terminan manejando Uber con títulos en la guantera. No es indigno; lo indigno es invertir tiempo, recursos y vocación para luego abandonar su profesión por falta de trabajo, demanda o conexión con el mercado. Como si vieran la bola de hilo, pero nadie les enseñara a trenzarla. Y mientras tanto, el país pierde valor. No solo el que se va —nuestros talentos y sueños—, sino el que se queda subutilizado. Como si el Canal cobrara peaje, pero el valor se pasara de largo. Como si las oportunidades pasaran, pero no desembarcaran. ¿Qué hace falta para que anclen y florezcan donde más se necesita? Simón Bolívar dijo que “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”. Y no hablaba solo de leer y escribir, sino de educar para formar ciudadanos. Justo Arosemena vio en la educación una vía para alcanzar la libertad moral y el progreso. Ambos coincidieron en que, sin ciudadanos formados, críticos, conscientes y comprometidos, no hay nación que aguante. La educación debe dejar de ser rehén de intereses políticos y volver a ser la base del contrato social. No es una fábrica de títulos. Es un punto de partida. Un semillero de fuLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Ciencia invisible en la palma de tus manos Tecnologías Muchos ven la ciencia como algo lejano: batas blancas, laboratorios, fórmulas complicadas. Sin embargo, hoy la mayoría de nosotros tiene un experimento científico en el bolsillo: el celular. Cada vez que usamos una app de transporte, hacemos un pago con código QR o subimos una historia a redes sociales, estamos interactuando con resultados de décadas de investigación en física, matemáticas, informática y psicología. Sin esa base científica, no habría GPS, reconocimiento facial, ni algoritmos de recomendación. Detrás de TikTok, Instagram o YouTube hay modelos computacionales que analizan lo que miramos, durante cuánto tiempo lo hacemos y qué reacciones tenemos. Aprenden de nosotros. Nos muestran lo que probablemente nos gustará. Pero también deciden qué no veremos. Esa selección, basada en ciencia de datos, afecta lo que compramos, lo que opinamos e incluso cómo votamos. Eso no es teoría. En varios países se ha demostrado que campañas organizadas han usado algoritmos para influir en elecciones. También se ha documentado cómo ciertas plataformas amplifican contenidos emocionales para retener nuestra atención. ¿Significa esto que la ciencia es peligrosa? No. El problema no es la ciencia, sino cómo se usa. Por eso, es importante entenderla. No para ser expertos, sino para ser ciudadanos más críticos y conscientes. ¿Quién decide qué ves cuando abres tu celular? ¿Tú o un sistema que aprendió tus gustos y te los repite? La ciencia no está lejos. Vive en tu pantalla. La próxima vez que revises tus redes, piensa en todo lo que ocurre detrás. Porque entender cómo funciona el mundo digital es también una forma de recuperar el control sobre nuestras decisiones. Totalitarismo Manipulación tege al fastidioso y déspota dictadorzuelo. Los jueces son destituidos y reemplazados por aliados ideológicos o políticos, que mienten por instrucción y por descaro, para ser confirmados, algo que no necesitarían hacer, para parecer honorables, donde tienen mayoría para aplaudir y para aprobar. Lo próximo es la toma de las instituciones que harán valer los decretos o los desafueros, ni siquiera para legalizarlos, mucho menos para legitimarlos, sino para impartir lecciones con sangre y aterrorizar, como si no fuera suficiente haber creado batallones de cobardes lanzados a las calles para destruir propiedades, carnes y cráneos, en nombre de la dignidad. Aparecen más tarde acompañados con los himnos marciales y bien armados, la fuerza policial, las tropas especiales para controlar las masas y los militares, entrenados para matar. Ahora hace faltan cárceles para amedrentar, rodeadas de tiburones blancos, lagartos hambrientos y un auditorio circense. Se las construye con pisos fríos y retiros comunes a la vista. No importa invadir los mares y sus playas, o se levantan en las calientes arenas del desierto, ya que no se goza de aquellas solitarias estepas congeladas que tanto añora como sueña, útero de su grandeza. Se siembra el terror y la arrogancia, burla. Se le amenaza a ciudadanos de otras lenguas y costumbres, contra su libertad de expresión y pensamiento, contra lo totalitario del régimen, ya los suyos, con desnudarlos de su nacionalidad y sus familias, hurtarles sus bienes Pedro Ernesto Vargas El gato educado: la cuerda, el hilo y el puerto Educación con propósito Un gato puede aprender a usar su caja de arena. Con paciencia, también puede encontrar su lugar de disfrute sin estorbar ni destruir lo que le rodea. Educar es más que enseñar a caer parado. Es cuidar lo que otros construyeron y edificar sobre lo que recibimos. Es, en el fondo, aprender a aportar, aunque sea con un granito de arena. Panamá ha destinado grandes recursos a la educación, pero aún falta el ancla que motive a quedarse. Se prioriza la educación privada, mientras la pública arrastra una imagen de baja calidad y politización. Hacemos sacrificios para enviar a nuestros hijos a estudiar al extranjero, con la esperanza de que regresen. Pero vuelven a un país con pocas oportunidades, bajos salarios y una plaza laboral que no siempre valora el mérito. A veces les damos una laptop… aunque lo que realmente necesitamos es una bola de hilo hecha con propósito, oportunidad y futuro. Un gato puede recibir una bola de hilo para entretenerse. Pero si se le enseña bien, puede aprender a convertirla en cuerda… y usarla para escalar. La educación con propósito no solo da herramientas: da dirección. ¿Estamos enseñando a escalar o solo a pasar el rato sin rumbo? El problema no es de medios, sino de metas. La informalidad laboral afecta a casi la turos. ¿Queremos que nuestros hijos se queden? Hagamos que valga la pena quedarse. Creemos plazas de trabajo que reconozcan el mérito. Construyamos accesos a oportunidades. Fomentemos la educación técnica, el arte, la ciencia, el pensamiento crítico. Revaloricemos al maestro exigiendo resultados. Sigamos dotándolos de conectividad, pero también de dignidad. Y, sobre todo, cultivemos el respeto. Un gato bien educado no defeca en la paila donde se cuece el sancocho. Aprendamos que hay un lugar y un momento para cada cosa. Así también debemos ser nosotros: respetar el hogar común, no ensuciar lo que es de todos, cuidar lo que nos nutre. La educación empieza en casa, pero debe continuar en cada rincón del país: en los espacios públicos, los medios y las instituciones. Panamá será más que un punto de tránsito. Será un destino, un país que educa para exportar conocimiento. Tránsito de contenedores, sí, pero también de sueños logrados. Para eso necesitamos un sistema que enseñe no solo a caer parados… sino a quedarse, construir, escalar y enseñar a otros. Podemos —y debemos— aspirar a exportar conocimiento de valor. Que no se repita lo que dijo Belisario Porras: “Me faltaron los suizos”. Que, en el futuro, otros países digan: “Nos faltaron los panameños. Ojalá nos asesoren los canaleros”. Panamá puede, y debe, construir un modelo propio: donde la educación forme ciudadanos, y los ciudadanos construyamos una nación que inspire al mundo. Opinión EL AUTOR es consultor de empresas con MBA en Finanzas Corporativas e integrante de Ciencia en Panamá. EL AUTOR es ciudadano residente con 16 años de vivir en Panamá. EL AUTOR es médico. Franklin Ward y sus movimientos. Ahora quedan todos los que piensan igual, homogeneizados por el silencio. Los civiles y los generales no lucen criterio sino obediencia, son peones en la tabla del ajedrez que se juega por el jaque mate a la democracia, la implantación de un totalitarismo al mejor estilo de Stalin y Kim Jong-un, a los asesinatos de Putin, a la demencia de Hitler, al desabrigo criminal de Mao. Se ha dicho que los dictadores no leen, pero sí les leemos. Seguro conocen sobre el asesinato convertido en perfume, el frío de las largas caminatas, la celda para desangrarse o asfixiarse en el Ártico siberiano o en el trópico sin salvador; la discriminación y el odio, como arquitectos de los campos de exterminio; el hambre como arma de destrucción masiva; los desplantes de conquistador de islas, océanos, países, soberanías y el alma humana, la enfermedad mental de la codicia y el narcicismo. Y sigue la cacería. Podemos ir a algo más horrible, como es la opción de ideas diabólicas y medidas de dominio sobre la libertad y justicia con los niños, para implantar y sostener los totalitarismos. Lo hicieron los regímenes totalitarios de la culta Europa para adoctrinar la niñez, crear lealtad a la doctrina y al déspota o al estado, agrandar sus ejércitos. Así, para adoctrinar el nacionalismo y politizar la juventud, el fascismo italiano impulsó la Balilla, el estalinismo soviético, el Komsomol, el nazismo, la Juventud Hitleriana, la colección de ADN en los niños migrantes en los Estados Unidos, para crear una base de datos de criminales, a todas luces ilegal, inmoral y sin ética, “problemático pero predecible”, como lo califica James W. Hazel. Como concluye Ryszard Legutko, el hombre moderno debe reconocer quién es, cómo vivir en armonía con su naturaleza y, solo así, dejará de indicarse que el mundo ha llegado a su fin. Para Anne Applebaum, el autoritarismo es el atractivo seductor en el crepúsculo de la democracia; para Ryszard Legutko, el totalitarismo es una tentación en las sociedades libres, el demonio en la democracia. Es fácil, basta con destruir los valores de la sociedad para acariciar el totalitarismo y recurrir a los errores de los sistemas democráticos antepasados para mentir con una promesa de grandeza. No ocurrirá, no cuánto importa se repita y se pasee el slogan dentro y fuera de sus fronteras, porque frente a la persecución de la disidencia y del disidente, no cabe la sumisión, y la mordaza para obligar al silencio -contrario a la naturaleza de la libertad- se desata tarde o temprano. Se comienza mintiendo una y otra vez, repitiendo las mentiras hasta que el cansancio o la complicidad resuelven aliviarse diciendo entre ellos primero, y luego sin vergüenza al resto de las gentes: “esa es su forma de ser”, “así negocia, así lo quieren y por eso lo escogieron las mayorías”. Y, entonces, no sabes cuál es la verdad, cuál es mentira. Ya está polarizada la sociedad. Ahora hay que crear desconfianza en los hombres y en las instituciones, de tal forma que es propicio el momento para acoger al que ejecuta, al que tiene el coraje y la fuerza, al que manda y sabe mandar, al que temen, al que tiene las hormonas. Luego, se toma el sistema judicial. Serán jueces por su lealtad y su poco o ningún orgullo por el trabajo para impartir justicia, saben obedecer. La procuraduría, no otra cosa que la fiscalía que encarcela y deporta al opositor, al tiempo que representa y proPodemos —y debemos— aspirar a exportar conocimiento de valor. Que no se repita lo que dijo Belisario Porras: “Me faltaron los suizos”. Que, en el futuro, otros países digan: “Nos faltaron los panameños. Ojalá nos asesoren los canaleros”. José Miguel Velutini Meneses Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Se comienza mintiendo una y otra vez, repitiendo las mentiras hasta que el cansancio o la complicidad resuelven aliviarse diciendo entre ellos primero, y luego sin vergüenza al resto de las gentes: “esa es su forma de ser”, “así negocia, así lo quieren y por eso lo escogieron las mayorías”.

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