8A La Prensa Panamá, lunes 7 de julio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. ducir aquellos bienes en los que tienen un menor costo de oportunidad. El libre comercio, facilitado por reglas como la NMF, permite a las naciones maximizar su eciencia y bienestar colectivo. Y la evidencia empírica lo demuestra, desde la creación de la OMC el comercio se disparó mejorando la condición de vida de miles de millones de seres humanos en todo el globo. Sin embargo, la política comercial de Trump desaó abiertamente este paradigma. La imposición de aranceles a productos chinos, la renegociación del NAFTA (ahora USMCA), y las críticas constantes a la OMC marcaron un retorno al nacionalismo económico. Estas medidas generaron una ola de tensiones comerciales, amenazas de represalias y una creciente incertidumbre en los mercados. La razón de la actuación de Trump, en parte, es porque tanto China como la Unión Europea han adoptado, desde hace años, prácticas (permitidas en el marco de los acuerdos internacionales) que limitan el acceso de productos estadounidenses a sus mercados, ya sea mediante subsidios estatales, barreras no arancelarias o normativas ambientales y técnicas que dicultan la competencia externa. Las consecuencias no se hicieron esperar. Las cadenas de suministro globales comenzaron a recongurarse, con empresas buscando diversicar su producción fuera de China. La conanza en el sistema multilateral se erosionó, y muchos países optaron por acuerdos bilaterales o regionales como alternativa. La historia nos ofrece lecciones valiosas con políticas similares. La Ley Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Audiencias orales: el reto del nuevo proceso civil Justicia La reforma del Código Procesal Civil, aprobada en 2023, implica un cambio profundo. Pasamos de un sistema mayormente escrito a uno oral, adversarial y dinámico. Este cambio no es solo normativo, sino también cultural, enfrentando la resistencia natural tanto de jueces como de abogados. Los principios rectores —oralidad, inmediación, contradicción y concentración— son las joyas de la corona del nuevo sistema. La oralidad abre la puerta a un diálogo directo y espontáneo entre el juez y las partes. Ya no se trata de quién redacta el mejor escrito, sino de quién convence en audiencia. La magíster Delia A. De Castro, al referirse a la oralidad en el sistema penal acusatorio, destaca que “la inmediación no es más que la intervención directa del juez tanto en la recepción de los argumentos que expresen las partes en audiencia durante las distintas fases procesales”. Aunque su análisis se enfoca en el proceso penal, esta denición nos ayuda a comprender el principio también en el proceso civil, evidenciando una valiosa comparación entre ambos sistemas. La contradicción permite a las partes confrontar directamente los argumentos y pruebas del contrario. Sin ella, el proceso sería un monólogo. Gracias a la contradicción oral, el debate ¡uye y el juez aprecia con mayor claridad los méritos de cada posición. La concentración busca que las actuaciones se realicen en el menor número posible de audiencias, evitando dilaciones y permitiendo al juez mantener el hilo completo del caso. El artículo 251 del Código Procesal Civil establece que las audiencias deben ser dirigidas por el juez, cuya ausencia injusticada implica nulidad. Limita las intervenciones a 30 minutos para evitar monopolios, exige puntualidad y obliga a registrar las actuaciones en medios audiovisuales para garantizar transparencia. Pero el éxito de esta reforma no está asegurado. Es fundamental superar la mentalidad del documento escrito. Jueces y abogados deben capacitarse en litigación oral, manejo de pruebas y dirección de audiencias. La infraestructura también debe modernizarse, con tecnología para grabar audiencias y sistemas digitales que permitan administrar expedientes de forma eciente. El control de convencionalidad es clave: las decisiones judiciales deben respetar los derechos humanos y las garantías constitucionales, re¡ejándose en sentencias con motivaciones claras, no en letra muerta. La resistencia al cambio también se maniesta en el refugio en escritos extensos, que limitan la oralidad que el nuevo código busca promover. Para avanzar, propongo un sistema de monitoreo continuo, con un comité multidisciplinario —integrado por jueces, abogados, académicos y miembros de la sociedad civil— que evalúe, proponga mejoras y rinda cuentas mediante informes públicos, fortaleciendo así la conanza ciudadana. La experiencia del sistema penal acusatorio demuestra que, aunque la transición toma tiempo, con voluntad y esfuerzo es posible superar los obstáculos. Este Código Procesal Civil puede ser el impulso que modernice la justicia civil panameña. Si los principios de oralidad, inmediación, contradicción y concentración se aplican en la práctica, lograremos una justicia más eciente, cercana y legítima. Este no es solo un cambio legal; es una invitación a transformar la manera en que entendemos la justicia en Panamá. Volver al mar Espacios azules son tan importantes para el bienestar humano como los parques y áreas verdes. No pude dejar de pensar en como Panamá, un país privilegiado con costas sobre dos océanos y una capital abrazada por el Pacíco, nos hemos alejado de este importante recurso. Si bien hay diferentes factores in¡uencian esta cultura de pasar tiempo junto al agua en Europa, por ejemplo las largas horas de luz solar en el verano, permitiendoafamiliasdisfrutardeeste recurso natural después de los horarios laborales, infraestructura que está diseñada para facilitar el acceso a la playa, adicionales espacios verdes de ocio, incluso me sorprendióenterarmequelassillasdeplaya de uno de los restaurantes a lo largo del río eran de uso gratuito. En la ciudad de Panamá tenemos espacios“cerca”delmar,comolacintacostera ylacalzadadeAmador,loscualessonfrecuentadosdiariamente.Sinembargo,llegar a estas áreas no es tan accesible por transporte público, mucho menos caminable; también hay problemas de inseguridad, limitando el uso de estas a ciertas horas del día o los nes de semana. La mayor barrera al uso de la bahía de Panamá como espacio de esparcimiento hasidosutratamientohistóricocomoun vertedero:víctimadeldescuidoinstitucional, la contaminación y la desidia política. Esta desconexión no es solo ambiental, sino también cultural. Mientras que en otras ciudades costeras del mundo los ciudadanos se apropian de sus playas, muelles y bordes marítimos, en Panamá seguimos sin fomentar una cultura de vida costera urbana. Y lo más preocupante: fuera de la ciudad, en nuestras costas más limpias, el acceso a muchas playas se ha ido restringiendo, ya no por la falta de infraestructura, sino por la privatización. Casos como Coronado, Buenaventura y muchas otras playas del Pacíco re¡ejan una tendencia alarmante: grandes desarrollos turísticos y residenciales de lujo que Andrea Melgar Nueva política comercial de Estados Unidos y sus implicaciones globales Lecciones históricas Con el cambio de administración en Estados Unidos, el mundo ha sido testigo de un giro signicativo en su política comercial. Bajo el lema de “America First”, la administración del presidente Donald Trump rompió con décadas de liderazgo multilateral, optando por una estrategia más proteccionista y bilateral. Este cambio no solo alteró el equilibrio del comercio global, sino que también puso a prueba los principios fundamentales que han regido el sistema internacional desde la posguerra. Uno de esos principios es el de la “Nación Más Favorecida” (NMF), consagrado en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1947 y mantenido por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este principio establece que cualquier ventaja comercial otorgada a un país debe extenderse a todos los miembros de la OMC, promoviendo así la igualdad de trato y la previsibilidad en las relaciones comerciales. La teoría económica que respalda este enfoque es la de las ventajas comparativas, formulada por David Ricardo en el siglo XIX. Según esta teoría, los países se benecian del comercio internacional cuando se especializan en proSmoot-Hawley de 1930, que elevó los aranceles estadounidenses a niveles récord, provocó represalias internacionales y contribuyó al colapso del comercio mundial durante la Gran Depresión. Más recientemente, la guerra comercial entre Estados Unidos y China (2018–2020) demostró que el proteccionismo puede tener costos signicativos tanto para consumidores como para productores. Sin embargo, es de menester señalar que, en esta ocasión, la medida se ha anunciado más como uno de trato igualitario bilateral y que dichas medidas solo serán permanentes si no se llega a un acuerdo que haga el comercio “más justo” en la mente de Estados Unidos. Aunque sí viola todos los tratados comerciales existentes de los que es parte Estados Unidos. Hoy, el mundo se encuentra en una encrucijada. ¿Volveremos a un sistema basado en reglas y cooperación multilateral, o avanzaremos hacia un orden fragmentado y competitivo? La respuesta dependerá no solo de la política estadounidense, sino también de la capacidad de otros actores —como la Unión Europea, China y América Latina— de defender y reformar el sistema comercial global. En un mundo interconectado, el aislamiento no es una opción sostenible. La cooperación, aunque compleja, sigue siendo el camino más ecaz para enfrentar desafíos comunes a nivel global, así como para asegurar el crecimiento económico, como ha demostrado la evidencia empírica. La política comercial debe ser una herramienta para construir puentes, no muros. Opinión LA AUTORA es estudiante de Derecho. EL AUTOR es director de la Fundación Libertad. LA AUTORA es investigadora del Cieps. Imalay Medina Ledezma bloquean el acceso libre a las playas. Aunque legalmente las playas son bienes públicos, en la práctica están siendo apropiadas por élites económicas. Los ciudadanos comunes se enfrentan a portones cerrados, guardias privados y limitaciones para disfrutar de lo que les pertenece por derecho. Esto no debería ser normal. El acceso a las playas debe ser garantizado por el Estado como parte del derecho a un entorno sano, a la recreación y al uso equitativo de los recursos naturales. La falta de regulación efectiva y la complicidad de autoridades locales permiten que este derecho sea vulnerado una y otra vez. Es necesario un compromiso político rme para recuperar estos espacios, crear accesos públicos reales y hacer cumplir las leyes existentes. No se trata de expropiar, sino de equilibrar el interés privado con el bien común. En la ciudad, el problema no es la falta de costa. De Punta Pacíca a Amador, pasando por San Felipe, Bella Vista y el Casco Antiguo, el litoral urbano tiene un potencial extraordinario. El problema está en las prioridades. Nuestros gobernantes rara vez ven el mar como una oportunidad para mejorar la calidad de vida urbana. Aunque se han desarrollado iniciativas puntuales como el proyecto de Saneamiento de la Bahía o la construcción de franjas costeras recreativas, invertir sostenidamente en el acceso público al mar, en deportes acuáticos o en actividades recreativas en playas urbanas sigue sin ser una prioridad clara en la agenda política. Necesitamos cambios en nuestra infraestructura urbana para facilitar el acceso al mar. También debemos invertir en educación temprana para la conservación de este valioso recurso. Aspirar a tener una población más conectada con su entorno azul resultará en un Panamá más saludable, más activo y más consciente del cuidado ambiental. La ciudad de Panamá —y sus playas en todo el país— tiene todo lo necesario para ser un espacio de bienestar y ciudadanía. Solo falta que decidamos mirar al mar. La semana pasada visité el norte de Serbia para un congreso cientí- co. Después de un largo día de simposios decidí hacer una caminata hasta una playa urbana ubicada a las orillas del río Danubio. Inmediatamente, sentí cómo el peso del día se esfumaba. Esta sensación no es algo nuevo, y de hecho es una reacción que ha sido extensamente estudiada. Pasar tiempo cerca de cuerpos de agua, como ríos, lagos, pero sobre todo el mar, tiene benecios comprobados para la salud. Diversos estudios muestran que la exposición a espacios costeros mejora signi- cativamente la salud mental. Un metaanálisis que incluyó 18 países demostró que las visitas recreativas a espacios azules se relacionan con mayor bienestar positivo y menor malestar mental. En adultos mayores, una revisión sistemática del 2024 señala una correlación entre la proximidad a estos espacios azules y mejoras en salud mental, física y calidad de vida . Además, un análisis sistemático de 50 estudios identicó mecanismos clave: mayor actividad física, restauración psicológica y mejora en el entorno ambiental, todos potenciados por la cercanía al agua. Otro importante benecio de estos espacios azules públicos es el de reforzar el sentido de comunidad. Estas playas urbanas brindan un espacio sano para familias y amigos de distintos grupos etarios. En mi visita observé muchos grupos de adultos mayores, manteniéndose física y mentalmente activos. Estos espacios azules Carlos González 7A LaPrensa Panamá, jueves 16 de enero de 2025 Opinión Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. [email protected] Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensase reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión deLa Prensase expresa únicamente en el Hoy por Hoy. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón † Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. 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