2B La Prensa Panamá, lunes 9 de junio de 2025 Economía & Negocios El dolor de lo irrecuperable Valor razonable Carlos A. Araúz G. economí[email protected] rosamente, no soy el único experimentando pérdidas irrecuperables que marcarán vidas y, quizás, hasta generaciones. Con casi 500 días de clases perdidos desde el año 2020, nos hemos encargado de condenar a una generación a no tener manera de movilizarse socialmente, aspirando a mejores salarios o condiciones laborales. Y notarán que me incluyo como parte culpable del entorno que pudo haber hecho mucho más en los últimos 5, y quizás los últimos 25 años, para que nuestros estudiantes tuvieran acceso al desarrollo de habilidades que les permitieran competir de manera diferente. Con la cohesión social —que pocos comprendemos como concepto transformador— en el punto más que crítico ante la rampante desconanza con la que afrontamos cada día, pareciera que nos cuesta desprendernos de los egos para, al menos, escucharnos. Lo que para miles de estudiantes será irrecuperable no es necesariamente el conocimiento o desarrollo intelectual, porque, mal que bien, eso puede compensarse en el tiempo, pero la posibilidad de escapar del desgarrador círculo vicioso de la pobreza sí es irrecuperable y, a la postre, impide el crecimiento de todos como nación. Está claro que un pueblo sin educación no puede cuestionar a sus gobernantes, porque escogerá mal y caerá víctima del populismo. La cadena de dolor por lo irrecuperable afecta a cada ciudadano: niño, adolescente, adulto, anciano. Y si lo duda, veamos un número revelador: el nivel de endeudamiento público por cada ser viviente que habita este país. Hacia nales del año 2019, los mal contados 4.5 millones de panameños debíamos unos $5,556.00 por persona. Hoy día, el número anda por $12,666.00. Leyó bien: el endeudamiento por persona se ha casi triplicado en apenas 5 años y medio, estableciendo las condiciones para que el crecimiento económico que el país disfrutó por 20 años, con suerte, sirva para cumplir con pagos de intereses a acreedores, restando la posibilidad de generar prosperidad y conanza a través de empleo formal, sin intervenciones descabelladas del gobierno de turno. Esta tendencia de varios gobiernos hace irrecuperable la esperanza de que ese grado de inversión que tanto costó alcanzar en 2010 se mantenga ante las revisiones de las calicadoras Moody’s y Standard & Poor’s, que deberán emitir sus últimas opiniones hacia nales de año. ¿Cómo podemos recuperar la capacidad de escucharnos? Si nos remontamos a los escritos de Kahneman y Tversky sobre comportamientos y conductas, parece que el país entero está adoleciendo de un sesgo tan nocivo como cualquier enfermedad: el sesgo del exceso de conanza. Ese que, a cada actor, le hace sentir que no solo posee la razón plena y completa, sino que el sometimiento sin mayor explicación de quien está en desacuerdo es lo que nos salvará y liberará. Existe literatura extensa sobre cómo incluso los expertos caen en sus trampas. Y, en el contexto Foro marítimo pide acción rápida a favor de océanos EFE. PARÍS, FRANCIA PESCA La reunión debatió durante dos días algunos de los temas que se tratarán en la Cumbre de los Océanos de la ONU que se celebrará a partir de hoy lunes. La acción rápida a favor de los océanos es necesaria para prevenir el aumento de la contaminación, especialmente con plásticos, y combatir el exceso de pesca, especialmente la ilegal, alertó el Foro de la Economía Marítima que concluyó ayer domingo en Mónaco. La reunión debatió durante dos días algunos de los temas que se tratarán en la Cumbre de los Océanos de la ONU que se celebrará entre hoy lunes y el próximo viernes en la vecina ciudad francesa de Niza. A pesar de que el agua de océanos y mares genera la mitad del oxígeno del planeta, regula el clima y ofrece alimento a más de 3,000 millones de personas, su situación es cada vez peor debido a la acción humana, constataron los participantes en el foro. “Es necesario que actuemos (...) no tenemos elección”, urgió en la ceremonia de clausura el presidente francés, Emmanuel Macron, quien también apuntó a la idea de “buscar nuevas formas de nanciación” para acometer las acciones necesarias. Macron apuntó al progresivo agravamiento de los principales problemas que sufren las aguas marinas, como la acidicación, la contaminación por plásticos o la excesiva explotación de los recursos pesqueros. Apuntó especialmente al efecto destructor de “la pesca ilegal” en aguas internacionales, que no está “ni reglamentada ni documentada”. El dirigente francés, copresidente de la cumbre de Niza junto con el jefe del Estado costarricense, Rodrigo Chaves, se esforzó en dejar claro que todo esto “no es una opinión, es algo que está probado”. “El aumento del nivel del mar y los eventos extremos en las ciudades costeras afectan siempre a los más vulnerables”, recalcó por su parte el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. También lamentó que la falta de recursos económicos sucientes “es un problema crónico” para atender las necesidades más urgentes. de desconanza plena en el que vivimos, cada experto está haciendo lo posible para convencer sin escuchar; para imponer sin presentar sustentos; para seguir contagiando de incertidumbre y pobreza al más vulnerable, aunque eso signique ser reconocido como el que tenía la razón. Estoy ya más tranquilo por la partida de Tito de este mundo, convencido de que desde el cielo está cuestionándolo todo. Sé que no puedo recuperar la conversación que no se tuvo, pero sí podemos todos los panameños terminar con la ola de eventos que siguen creando dolor, porque, de no hacerlo, el exceso de deuda, de conanza y de ego nos seguirá alejando de la posibilidad de recuperar el país que estamos perdiendo frente a nuestros ojos. No he parado de pensar en las conversaciones pendientes que quedaron con Tito, quien falleció hace algunos días. Sin duda, celebraré las alegrías de los 45 años de amistad, pero me embarga el dolor por lo que jamás recuperaré: un espacio para cuestionarlo todo, desde nuestras habilidades como padres hasta el país que le dejaremos a nuestros hijos. Y, doloEl autor es economista
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