7A La Prensa Panamá, sábado 7 de junio de 2025 Panorama Diversas escenas del enfrentamiento que tuvo lugar en Arimae, entre los indígenas emberá y agentes de las fuerzas de seguridad del Estado, en el marco de las protestas contras las reformas al sistema de seguridad social. EFE/Carlos Lemos Ocho horas de piedras, bombas lacrimógenas y perdigones en Arimae Eliana Morales Gil [email protected] INDÍGENAS EMBERÁ VS AGENTES POLICIALES El 5 de junio, durante las protestas contra la Ley 462 en Arimae, provincia de Darién, se registraron enfrentamientos entre la comunidad indígena Emberá y fuerzas del Senafront y la Policía Nacional. El operativo duró ocho horas. El sol aún no despuntaba del todo y el aire olía a humo. En Arimae, una comunidad indígena ubicada en la provincia de Darién, a 210 kilómetros de la capital, el jueves fue un día difícil. Desde temprano, los moradores escenificaron una intensa jornada de enfrentamientos con miembros del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y la Policía Nacional. Las bombas lacrimógenas y perdigones sacudieron la calma de un pueblo que por estos días se manifiesta contra la Ley 462 que reformó la seguridad social. José, un agricultor local, narra a La Prensa los sucesos. “Bueno, hoy está un poco tranquilo, pero ayer fue el día más difícil en la comunidad”, dijo ayer. A las 7:00 a.m., narra, los antimotines de la Policía Nacional y el Senafront sitiaron el poblado. Lanzaron bombas lacrimógenas y dispararon perdigones. “Nos bombardearon casi ocho horas”, denuncia José mientras afirma que “hay varios muchachos jóvenes heridos”. Los enfrentamientos con los uniformados acumulan un saldo que preocupa a la comunidad. “Desde el primer cierre hay casi ocho heridos; ayer [el jueves] fueron cuatro más. Uno de los muchachos tuvo que ser trasladado a Panamá, a Santo Tomás. Recibió perdigones en la vista. Dios quiera que no pierda la vista”. Los reclamos La comunidad reclama la derogación de la polémica Ley 462, que, según José, “afecta a todos, porque aunque digan que no cotizamos, nosotros somos productores y tenemos que afiliarnos a la Caja de Seguro Social”. Asegura que la ley no distingue entre pequeños productores y grandes empresarios: “Con esa ley no escapa nadie”. Pero no es el único motivo de indignación. Los habitantes de Arimae también protestan por la posible reapertura de la minería y el proyecto del embalse del río Indio, una iniciativa para proporcionarle agua al Canal de Panamá. “Estamos solidarizándonos con los campesinos que se van a ver afectados”, explica José. La protesta y el derecho a circular Se manifiestan cerrando la vía. Arman barricadas con trozos de madera, árboles, piedras y cualquier objeto que les permita obstaculizar el paso. El jueves, como cada vez que bloquean la carretera, las fuerzas de seguridad llegaron a desalojar. La orden del presidente José Raúl Mulino es abrir las vías. Los continuos bloqueos en las carreteras de Panamá han desatado el malestar de lugareños, comerciantes y conductores, quienes denuncian que estas interrupciones les impiden llevar a cabo sus actividades cotidianas. Pero los manifestantes siguen su lucha. “Ellos siempre llegan y desalojan, con gases, con perdigones, incluso hasta cartuchos de 12 calibres”, denuncia. “Primero tiran lacrimógenas, después nosotros nos defendemos con piedras. Ellos nos rodean”, cuenta. “Quemaron un rancho. Era una señora viuda. Todo lo que tenía se perdió”, lamenta José. Sin embargo, el Senafront negó esa versión. La entidad afirma que, en medio de la situación, un rancho fue incendiado con una bomba de fabricación casera, conocida como molotov. El Ministerio Público abrió una investigación sobre el hecho. Los heridos del Senafront El Senafront también alertó que en la refriega del jueves tres de sus agentes resultaron heridos. En un comunicado, esta institución informó que un subcomisionado, un teniente y un cabo segundo fueron trasladados hacia un centro médico tras resultar heridos en la protesta. “Estas unidades fueron agredidas por manifestantes que les arrojaron piedras; incluso una de ellas fue cortada en una de sus manos con un machete”, se plasma en la nota de prensa del Senafront. Pero José afirma que el miedo se ha instalado en la comunidad. “Aquí hay daños físicos, daños psicológicos, niños traumados. La gente no duerme, piensan que va a haber un allanamiento”, confiesa. Arimae también fue noticia a mediados de mayo pasado cuando una agente del Senafront fue retenida por un grupo de protestantes en contra de la Ley 462 de la Caja de Seguro Social. Esto desencadenó un enfrentamiento entre miembros de la comunidad indígena Emberá Wounaan y agentes de la Policía Nacional. ¿Dónde está Arimae? Arimae es una comunidad indígena ubicada en el distrito de Santa Fe, en la provincia de Darién, al sureste de Panamá. Es una reserva de tierras colectivas donde conviven dos culturas: la Emberá y la Wounaan. Geográficamente, se localiza cerca de la carretera Panamericana y el río Chucunaque, en una zona de transición entre el bosque tropical húmedo y áreas de intervención humana. A pesar de su cercanía a la vía principal, Arimae carece de servicios básicos de calidad, como agua potable, electricidad estable y acceso a educación y salud adecuados, lo que profundiza la desigualdad. La mayoría de sus habitantes se dedica a actividades de subsistencia, como la agricultura y la pesca, pero la falta de infraestructura, inversión pública y oportunidades laborales sostenibles agrava la pobreza y restringe el desarrollo económico y social de la comunidad.
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