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9A La Prensa Panamá, viernes 6 de junio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. dad y estrategia… día a día, ¡todos los días! Gracias a la lucha se han producido alentadoras victorias. Superamos una dictadura de 21 años... por Constitución nuestro país se declaró desmilitarizado y neutral… nuestro sistema electoral ha pasado de la etapa de varilleros, Boinas Negras y robadores de urnas a gozar de elecciones libres, civilizadas, en paz, en las que siempre ha ganado la oposición al gobierno, sin que nadie alegue “trampa”. Nuestro pueblo —en gran medida— rechaza la reelección. El narcodictador Noriega murió en la cárcel. A pesar del cáncer de la corrupción, hay un expresidente que fue encarcelado en el exterior y en Panamá… y sigue huyéndole a una condena de 15 años y una multa de $18 millones. Tanto sus hijos como él viven huyéndole a las cárceles extranjeras y panameñas. Un presidente de la Corte Suprema fue condenado y encarcelado. En el centro de nuestro país, el Canal es y seguirá siendo de Panamá, pese a las bravuconadas del Norte, y con todos sus defectos, constituye un ejemplo de honradez y eficacia, manejado por panameños. Luego de que se logró una macroexpansión que fue ejemplo internacional… ahora toca garantizar el agua para el Canal y toda la población del país, tras el proyecto de Río Indio. En esto, no hay opción. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. ¿Ecologismo o estancamiento? Panamá no puede detenerse Río Indio Panamá enfrenta hoy un dilema crítico entre progreso y parálisis. Bajo la bandera del ambientalismo, algunas agrupaciones están bloqueando proyectos estratégicos que podrían garantizar agua para el Canal, conectividad para las regiones olvidadas del Caribe y recursos vitales para el desarrollo nacional. Uno de los ejemplos más urgentes es el rechazo a la ampliación de las reservas de agua del Canal en el área de río Indio. Este proyecto no es un capricho: es una necesidad. El Canal, fuente de ingresos y estabilidad para millones de panameños, está en riesgo por la escasez de agua. O lo adaptamos al cambio climático o lo condenamos al declive. Otro caso alarmante es la oposición frontal a la reapertura de la mina de cobre. Más allá de la polémica, esta mina representa ingresos fiscales, empleo y posicionamiento estratégico para el país en una economía global que demanda minerales críticos. La discusión no debe centrarse en “mina sí o no”, sino en “mina cómo”, con regulación, transparencia y beneficio nacional. Y como si fuera poco, el tan anhelado Corredor Caribe, que conectaría al Atlántico con el resto del país, también enfrenta resistencia. ¿Acaso los habitantes de Costa Arriba no tienen derecho a una carretera digna, a oportunidades económicas, al turismo y al progreso? Panamá necesita avanzar con responsabilidad, no quedar rehén de visiones rígidas que demonizan todo lo que implique desarrollo. El verdadero ambientalismo no paraliza: propone, evalúa, mejora. Pero cuando la ideología sustituye a la evidencia, cuando se grita “no” a todo sin ofrecer alternativas viables, lo que se defiende ya no es el ambiente, sino una postura cerrada que pierde toda capacidad de análisis crítico. No debemos permitir que el futuro del país se vea truncado por el ruido de minorías intransigentes. Panamá merece decisiones valientes, sustentadas y equilibradas, que piensen tanto en los árboles como en los panameños. Calenturas por las fiebres (I) Salud durante la niñez, convulsiones con enfermedades que producen fiebre, como la meningitis, y niños que convulsionan con fiebres de enfermedades de 2 o 3 días y nada serias, como la roséola, por ejemplo. Esto basta a muchas personas para concluir que la fiebre daña el cerebro. Veamos: pacientes que sufren de epilepsia, por ejemplo, pueden convulsionar con fiebres. Esto no significa que las fiebres les produzcan la epilepsia. Por otro lado, es infrecuente sufrir convulsiones febriles en familias sin historia de convulsiones febriles. Es importante conocer la historia familiar porque, en los niños de estas familias, estaría indicado iniciar un manejo agresivo de las temperaturas elevadas para evitar convulsiones. Estas convulsiones febriles suelen no volver a ocurrir el mismo día, y tampoco después de los 6 años de edad. No dañan el cerebro. Las fiebres no son graves, aún siendo importantes. La gravedad sí puede ser la de la enfermedad que produce la fiebre. Por ejemplo, la meningitis que inflama la fina cubierta del cerebro. La fiebre elevada en un bebé menor de 28 días de edad no es en sí grave; grave puede ser la causa de la fiebre en tan corta edad, por ejemplo, una infección urinaria, una infección en la sangre u, otra vez, una infección cerebral. El significado de la fiebre varía según diversos factores, y uno de los más citados e importantes es el grupo de edad al que pertenece el niño con fiebre. No tiene el mismo significado una fiebre de 40 ºC en un bebé de 3 semanas que la fiebre de 40 ºC en un preescolar de 5 años de edad. El primer niPedro Ernesto Vargas 60 años luchando por una democracia participativa y justa… ¿por qué seguimos? Ciudadanía Tengo amigos que me comentan a menudo: “Comenzaste cuando tenías 20 y pico de años y sigues a tus casi 88; tienes más de 60 años de estar luchando por una democracia participativa y justa... ¡y nada que se llega a lograr! ¿Cómo haces para seguir con esta lucha?”. Mi respuesta es: ¡para mí no hay opción! El futuro por el que lucho, ahora que tengo el privilegio de tener 13 bisnietos, se mide en términos de 100 años… y aunque ha habido muchos logros, no representan el éxito total, pues eso es algo que nunca se logra. La democracia nunca se da por hecha… es una lucha interminable… y entonces — cuando se logra— hay que continuar cuidándola. El comunista italiano Antonio Gramsci, encarcelado por los fascistas, escribió una carta desde prisión sobre su compromiso: “Soy pesimista porque tengo inteligencia, y optimista por mi compromiso”. “Tengo — escribió— paciencia ilimitada, animada por la perseverancia”. Esas geniales palabras de Gramsci, en parte, explican humanamente por qué seguimos en la lucha, aun sabiendo que el éxito total de una democracia participativa y justa es casi imposible de lograr; hay que mantener una visión del cuadro grande y accionar con valentía, tenacidad, solidariNos toca ahora imitar el ejemplo canalero dentro de otras entidades públicas… pero falta mucho por hacer. Lograda la democracia electoral, nos falta la democracia ciudadana. El poder ciudadano tiene que lograr reducir la desigualdad inaceptable que amenaza —con razón— la estabilidad del sistema democrático. Tenemos que aprovechar el hecho de que estamos a la orilla de una catástrofe y lograr un renacimiento de la democracia, con mayor participación y una más justa y honesta gobernanza, en la que reine la igualdad de oportunidades (sabiendo que no puede existir la igualdad de resultados), y que sea siempre la chispa creativa humana el motor que mueva una economía más participativa y justa. Los ciudadanos tenemos que entender la desigualdad y proponer respuestas visionarias, lejos de una nostalgia por mantener un pasado que ya pasó… y alejadas de los secuestros de hecho a la libertad… practicados por grupos rechazados electoralmente por la gran mayoría (98 %) de la población. En su libro Democracy May Not Exist, But We’ll Miss It When It’s Gone (Aunque pensemos que la democracia no existe, la extrañaremos cuando desaparezca), la autora socialdemócrata Astra Taylor cierra diciendo: “No busquemos a ‘padres de la patria’; aspiremos todos a ser parteras ayudando —frente a la crisis de hoy— a traer a la vida una democracia institucional nueva que está por nacer”. Acción y esperanza… ¡siempre! Opinión EL AUTOR es ciudadano. EL AUTOR es fundador de La Prensa. EL AUTOR es médico. Rodrigo Gómez ño puede tener fiebre elevada porque, como ya se mencionó, tiene una infección de la sangre, del cerebro o de la orina causada por alguna bacteria. El segundo niño, seguro, tiene una infección adquirida de manos de otro niño, igualmente infectado, de su misma escuela o parvulario, y seguramente de origen viral. Entonces, tenemos que reconocer que la fiebre en niños menores de un mes de edad es otra cosa. Por la posibilidad de infección bacteriana seria que se presenta con fiebre en un niño de 28 días o menor, es que ese niño tiene que ser evaluado de inmediato por un pediatra, ya sea en su clínica de atención o en un cuarto de urgencias. Ese niño muy probablemente sería hospitalizado para investigación, observación, tratamiento y educación a sus padres. Es cierto que ese mismo niño puede tener una alza térmica importante por una infección viral, producida por el virus que tienen varios otros miembros de la familia con la que vive, pero ese diagnóstico se discute solamente cuando se haya examinado al niño y el resultado de ese examen y algunos laboratorios sugieren que no hay una temida y seria infección bacteriana. Además de la edad y el género, la intensidad y duración de la fiebre, lo difícil de controlarla por medios físicos y farmacológicos, los signos y los síntomas descubiertos al interrogatorio y examen médico, la historia o no de exposición a situaciones de riesgo de infecciones, las condiciones de salud y su historia de vacunaciones son todos elementos importantes para orientar la investigación y calificar la importancia de la fiebre en los niños. Sí es importante reconocer que los niños con riesgos altos de infecciones serias deben ser evaluados de forma integral y tratados agresivamente de forma inmediata, con antelación y hechas todas las consideraciones. Las gargantas rojas necesitan antibióticos. ¡No! La fiebre de los niños siempre preocupa a los padres. Es, cual reacción refleja, una respuesta sin todas las respuestas. La segunda reacción es irse a un cuarto de urgencias y, hasta para eso, hay que tener suerte. Trataré de responder a cuestionarios frecuentes y resolver algunos. La fiebre no es una enfermedad. Y, como no es una enfermedad, hay que tratar de descubrir qué enfermedad se manifiesta con fiebre, porque, como la tos, el estornudo, el dolor de garganta o “de barriga”, son síntomas; la fiebre también es solamente un síntoma. Cuando la causa de la fiebre se conoce, se trata la causa. Cuando se desconoce, se trata del malestar que causa la fiebre. No hay que salir corriendo a tratar la fiebre, pero tampoco se deja para el día siguiente. La fiebre produce muchas y muchas molestias: dolor de cabeza, agotamiento, dolores de los huesos, náuseas, llanto, desesperación. La fiebre también estimula el sistema inmune para que responda de tal forma que, si se le permite actuar, acorta el tiempo de fiebre y de molestias. ¿Cómo se permite? Una forma que practicamos algunos pediatras es no dar medicamentos para la fiebre tan pronto aparece, sino hacerlo si es superior a los 38.5 ºC. Pero se trata la fiebre utilizando medios físicos. Uno de ellos, el agua. “Agua por dentro y agua por fuera”: tomar agua y bañarse. Esto también depende de la edad del niño y de cuánta molestia descubrimos que le producimos. Esta recomendación no suele ser bien recibida por los padres. La fiebre no daña el cerebro. Hay familias donde sus miembros adultos han tenido, Lograda la democracia electoral, nos falta la democracia ciudadana. El poder ciudadano tiene que lograr reducir la desigualdad inaceptable que amenaza —con razón— la estabilidad del sistema democrático.. Roberto Eisenmann Jr. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Pacientes que sufren de epilepsia, por ejemplo, pueden convulsionar con fiebres. Esto no significa que las fiebres les produzcan la epilepsia. Por otro lado, es infrecuente sufrir convulsiones febriles en familias sin historia de convulsiones febriles.

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