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8A La Prensa Panamá, miércoles 4 de junio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. no. Por lo anterior, la proclamación y toma de posesión de Mulino, sin haberse elegido ni proclamado un vicepresidente, violaron en forma directa, por omisión, el artículo 177 de la Constitución. Siendo una constitución un instrumento programático general de orden y de derecho público, sus mandatos constituyen órdenes de hacer de estricto cumplimiento, y lo único que puede hacer la ley es regular el modo de ese cumplimiento. Esta orden constitucional claramente impone que, cuando se elija un presidente, se tiene que elegir un vicepresidente, lo cual no tiene nada que ver con nóminas, pues a la Constitución no le importa de qué nómina resulte electo el vicepresidente, dado el bien jurídico que se tutela y que ya hemos definido. Ahora bien, muchos se estarán preguntando, entonces, ¿cómo sería posible elegir y proclamar a un presidente cuyo vicepresidente electo y proclamado provenga de una nominación distinta? Eso también lo resuelve la regla en comento, pues el vicepresidente se elegirá “…de la misma manera…” que el presidente. Esa “misma manera” no es otra que el “…sufragio popular directo y por la mayoría de votos…”. Por lo tanto, debió ser electo y proclamado como vicepresidente el ciudadano Michael Chen, por haber obtenido este “…la mayoría de votos…” como candidato vicepresidencial dentro de su nómina, con respecto a las otras. Así de simple. Solo lamento que las ordenanzas electorales no ratifiquen esto, como tampoco contemplan el muy remoto supuesto de que, en una contienda electoral, no hubiese candidato a vicepresidente en ninguna nómina. Recuerden que lo que ampara el artículo 177 es la sucesión presidencial, pero también el orden de sucesión. Algunos lo considerarán extraño, si se tiene en cuenta que, en este escenario, no necesariamente el número dos comulgará con el número uno. Pero, por esta misma razón, la Constitución, Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. El primer saltamontes Vamos Betserai Richard De acuerdo con las primeras declaraciones de Betserai Richard, para abandonar la tolda política independiente de la coalición Vamos está el hecho de que él fue sin ningún paraguas y que aceptó unirse a Vamos porque esperaba algo más de este grupo independiente. Ahora bien, el salto de Betserai puede estar atado a distintas variables. En primer lugar, está el hecho de una especie de “egocentrismo”, donde, según afirma, no quiere estar sujeto a ninguna agenda o línea política. La pregunta es: ¿resulta Betserai tan ingenuo para no saber que en toda organización existen líneas a seguir? ¿O, de lo contrario, cada cual estaría bailando al son de la anarquía? Otro punto a considerar es el hecho de que Betserai fue uno de los 48 diputados que votó a favor de la Ley 462, la cual ha originado un ciclo de protestas cuyo desenlace es muy impredecible. Es posible que Betserai, luego de varias propagandas en redes donde lo tildan de “traidor al movimiento”, quiera hacer un lavado de imagen con esta proclama de que ahora sí es más independiente. Sin embargo, no hay que perder de vista que Betserai es de los llamados rebeldes dentro de la coalición Vamos, junto a Manuel Cheng, Neftalí Zamora, Paulette Thomas y Jonathan Vega, entre otros. Si es cierta la hipótesis sobre la disconformidad de los nuevos posibles saltamontes, estamos ante un remake de lo que en un pasado ocurrió con otros partidos tradicionales cuya fragmentación fue motivada por intereses y ambiciones lejos de las promesas de campaña. Es una lástima que la coalición Vamos haya sido contagiada en la Asamblea por el virus del “hay pa’ mí”, y solo la historia dará cuenta muy pronto de si es válido el juega vivo con el transfuguismo que acaba de iniciar Betserai, que más temprano que tarde quedará en otro almuerzo con el Ejecutivo, cuyo poder de tentación no ha variado desde que existe la mal llamada democracia política en Panamá. Es muy probable que Betserai y los que le puedan seguir en su intentona no hayan escuchado de aquella frase icónica que marcó un rumbo en el destino de la situación política en nuestro país, y la misma llevaba toda la carga de la trampa y una ambición desmedida: Buen salto, mi comandante. Compren las computadoras a los estudiantes del Meduca Educación de básica y secundaria casi un millón de estudiantes, de los cuales en torno al 16% estudian en la enseñanza particular y el 84% en la oficial. Eso significa, en números redondos, que ocho de cada diez estudiantes de la enseñanza oficial no podrán estudiar como lo hacen dos de la particular (más digitalizados). Estos números, si se prolongan en el tiempo, significan un aumento de las brechas culturales y educativas entre los que pueden pagar y los que no, incrementando así la desigualdad social. Unos no pueden estudiar igual de bien cuando hay inestabilidad social, y otros lo seguirán haciendo con sus computadoras, tabletas o celulares. Siempre pagan los platos rotos los pobres. Ya solamente este argumento es un favor de la inversión en computadoras. Pero, además, proporcionarles computadoras a todos nuestros estudiantes de la enseñanza oficial es importante, aunque no estén cerradas las escuelas. La mayoría de los programas académicos están digitalizados, pudiendo usar los textos con o sin internet (carecía de sentido el argumento de no adquirir las computadoras porque no había internet en las aulas). Queremos que todos nuestros estudiantes sepan manejar los programas y las aplicaciones de inteligencia artificial. Si no corregimos esto, seguiremos teniendo dos Panamás: el 84% de los estudiantes de la enseñanza oficial seguirán más atrasados que el 16% de la particular, y eso lo vamos a notar en el acceso a la universidad y en el campo laboral. Seguiremos aumentando la brecha social. Todos los gobiernos de Panamá publiMiguel Ángel Esbrí Presidente sin vicepresidente: una total aberración Instituciones Cuando la Corte Suprema de Justicia, en un fallo de extraño sortilegio, dio luz verde a la controversial candidatura presidencial de José Raúl Mulino, advertí que lo más importante sería, entonces, tener mucho cuidado con esa postulación en solitario. No existe, a mi leal saber y entender, disposición electoral alguna que impida una candidatura presidencial sin compañero de fórmula. Sin embargo, nadie observó el mandato de la Constitución en su artículo 177, el cual, a la letra, dice: “El Presidente de la República será elegido por sufragio popular directo y por la mayoría de votos, para un período de cinco años. Con el Presidente de la República será elegido, de la misma manera y por igual período, un Vicepresidente, quien lo reemplazará en sus faltas, conforme a lo prescrito en esta Constitución”. Haciendo exégesis de esta norma, lo primero que debe deslindarse es cuál es el bien jurídico que tutela o, mejor dicho, cuál es el principio o institución que pretende salvaguardar. Esta disposición procura blindar la sucesión presidencial y dar certeza de su inmediatez, sin incertidumbres ni angustias, de suerte que el conglomerado social sepa que, en cualesquiera circunstancias, está asegurado que, ante la ausencia temporal o absoluta del comandante en jefe o jefe de Estado, este tiene un suplente o sucesor que dará continuidad político-jurídica, sin traumatismos, a la conducción del Estado-nación. Esto no se concibe de otra forma en ninguna parte del mundo moderen su sabiduría, estableció de pleno derecho que el vicepresidente no forme parte del Órgano Ejecutivo (artículo 175). El vicepresidente es un funcionario sin mando ni jurisdicción, cuyas únicas atribuciones se limitan a ser sucesor, consejero y asistente del presidente, además de tener presencia con voz y sin voto en las sesiones del Consejo de Gabinete (artículo 185). Esto, en la praxis, quedó demostrado durante las presidencias de Guillermo Endara y Ricardo Martinelli. Se podrá argüir que la Constitución prevé la posibilidad de que, en las ausencias temporales o faltas absolutas en que, por cualquier circunstancia, el vicepresidente no pudiese asumir el mando, este sea ejercido por un ministro de Estado elegido del Gabinete (artículos 187 y 189); pero resulta que ese no es el punto. ¡Hay un orden sucesorio presidencial que ha sido violado desde los orígenes de la elección y proclamación por omisión, que no puede ser encubierto con aquella figura sucesoria llamada a ser aplicada en otro tipo de supuestos! No me irrumpa en el accionar jurisdiccional sobre este asunto, por cuanto considero que, más allá del Derecho, estamos en presencia de una pugna entre facciones hegemónicas del poder político y económico. Los resultados de esta sentencia en nada abonarían al movimiento popular y sus legítimas aspiraciones. Llegado el hoy, nos encontramos en medio de una gravísima crisis social y estructural, en donde, para empeorar las cosas, nos dirige un mandatario cuya legitimidad es cuestionable por el exiguo 34% de favor electoral con que llegó a Las Garzas y con un vergonzoso 9% de aceptación pública con que actualmente gobierna. Carente de una estructura partidaria y base popular, pues se ha declarado “…un presidente de empresa privada…”, nos hace “… revolver la mirada y sentir espanto…” ante el muy razonable y probable escenario de que tuviese que abandonar el solio que hoy ocupa. Que Dios nuestro Señor nos encuentre confesados. Opinión EL AUTOR es docente y sociólogo. EL AUTOR es abogado. EL AUTOR es profesor e investigador de la Universidad de Panamá, SNI. Jaime Cheng Peñalba can cada cinco años el Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Pencyt), a través de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt). En todos esos planes de nuestros últimos gobiernos se llamaba la atención sobre la baja innovación en la educación que menciono aquí. En los informes de Competitividad que publicaba cada año el Foro Económico Mundial, estableciendo rankings entre países, se analizaban los pilares de salud, macroeconomía, innovación, mercado laboral, etc., y el pilar más bajo en Panamá era la educación y la capacidad de innovación. Y fíjense: la peor nota nos la llevábamos por la baja habilidad digital de nuestra fuerza laboral y la dificultad para buscar mano de obra preparada, junto con el déficit de fomento del pensamiento crítico en la escuela. En esto ocupábamos la posición 117 de 141 países analizados. Imagínense dentro de unos años si no les damos instrumentos tecnológicos al 84% de todos nuestros estudiantes del país, que son los de la escuela oficial. Las autoridades, como los padres de familia, a veces aciertan y otras se equivocan. Podemos equivocarnos al gastar en un capricho para nuestros hijos y luego arrepentirnos. Sin embargo, en el caso de si es acertado o no gastar en un libro o un artículo escolar, prefiero equivocarme en haber hecho el gasto en educación que en lo contrario. Por eso, aprovecho este foro para pedir que dejen actuar al Meduca, que compensa por nuestro país al tener a nuestros estudiantes digitalizados, manejando programas educativos. No tomemos decisiones que aumenten la brecha digital entre la enseñanza oficial y la particular. Lo agradeceremos todos y las generaciones futuras. Los estudiantes se lo merecen. Que no paguen los platos rotos los pobres. Quisiera haber escrito este artículo a principios de este año, cuando estaba en su fragor la polémica sobre si era acertado que el Ministerio de Educación (Meduca) adquiriese más de cien mil computadoras para los estudiantes de las escuelas oficiales. Pero, como vi que se politizó el asunto, desistí de mi intención de escribirlo, pues mi interés era meramente científico. Sin embargo, hace unas semanas escuché en TV una entrevista a la ministra de Educación con ocasión de la huelga de los docentes y el cierre decretado de los planteles. Me llamó la atención que, ante una pregunta de un periodista de TVN o Telemetro —no recuerdo bien— sobre si la medida de cierre y las pérdidas de clases era aplicable y afectaría igual a los centros particulares, la ministra respondió que, lógicamente, los colegios particulares tienen otros medios de los que lamentablemente carece el sistema público. Fue entonces cuando decidí volver a escribir este artículo, en defensa de los grupos más vulnerables. Me parece que hay que dejar al Meduca que haga la inversión en computadoras para nuestros estudiantes. Cosa diferente es la forma de adquirirlas; esos son procedimientos administrativos. Pero, si nos perdemos en ellos, no les proporcionaremos a los estudiantes este instrumento para que sigan formándose. Si nos fijamos a cuántos estudiantes afecta esta medida, comprobaremos que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en Panamá tenemos en los niveles Abel Conrie Ortega Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. 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