6A La Prensa Panamá, martes 3 de junio de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. vital para el comercio internacional. De allí se desprende que la existencia de una base militar conjunta entre Panamá y Estados Unidos no constituye una violación a la soberanía, sino una expresión legítima de cooperación estratégica y defensa compartida. Esta situación no es única ni extraordinaria. En el mundo existen más de 70 países o territorios soberanos donde Estados Unidos mantiene una presencia militar en diversas formas —desde bases aéreas, navales, hasta centros de entrenamiento y logística. Países como Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur, Colombia y Kuwait, entre muchos otros, han logrado mantener relaciones de cooperación militar sin que ello implique subordinación, pérdida de autonomía o violación a su soberanía. De hecho, muchos de estos países han visto cómo la presencia militar estadounidense se convierte en un factor de estabilidad regional, protección estratégica y atracción de inversión extranjera, ya que proyecta confianza a los mercados internacionales y protege infraestructuras críticas, tal como es el caso del Canal de Panamá. Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Yo le doy una respuesta, Juan Carlos Tapia Libertad de expresión “¿Yo me hago esta pregunta?“, comienza su tuit, y yo se la voy a responder, porque sus palabras representan el fallo argumental de muchos panameños: ”permitir” la libertad de expresión según nacionalidad, credo, género, condición o raza. En este tipo de manifestaciones es donde las personas se retratan: se les ve el cobre al oropel democrático que venden. Habrá acertado antes, pero en esto se equivoca. “¿Aceptarían los colombianos a una persona con acento panameño diciéndoles lo que tienen que hacer para tener un mejor país?“, sigue usted, entonando un discurso, como poco, xenófobo —según la DRAE. Por “acento” quiere decir “origen”, así que los colombianos, por tener la persona acento panameño, no aceptarían escuchar qué tienen que hacer para mejorar. Eso demuestra qué hace usted con las soluciones que se nos ofrecen: no las escucha, como si el acento panameño dotara de acierto lo que se dice sobre nuestro país. “¿Por qué nosotros los panameños tenemos que aceptar a una persona con acento colombiano que nos diga a los panameños qué es lo que es bueno o malo?“, insiste, preguntando lo obvio: aceptamos porque, con frecuencia, tiene más razón que muchos panameños con acento, que no distinguen entre derecha e izquierda. Y porque las personas inteligentes escuchan con respeto y luego discrepan. Lo que usted escribió debilita su argumento, exhibiendo lo que realmente piensa. “Creo, con todo respeto, que Colombia tiene muchos más problemas que Panamá y ella debería dedicar su esfuerzo a su país”, termina, suscribiendo el “mal de muchos, consuelo de tontos”, y diciéndole a Sabrina Bacal a qué debe dedicarse. Se disculpó, como “El rofión de Las Garzas”: “si mis palabras la ofendieron”. No sé si lo hizo, pero sí ofenden a la inteligencia. Se pone de relieve que estamos faltos de Lo mejor de los libros, porque de boxeo ya tuvimos bastante, y no solucionó nada. Defiendo su libertad de expresarse, lo respeto, pero su opinión no merece aplauso alguno. ¿Hay espacio para la reconciliación? Desinformación tra vida. Pero la realidad es que la lucha que buscaba justicia, democracia y libertad unió a panameños y residentes para protestar y luchar buscando un mejor Panamá. Infortunadamente, como muchas cosas, le dejamos el timón del barco a los mismos tipos de grupos que habían generado ese “cáncer” que nos sigue carcomiendo. Hoy, tenemos que tristemente reconocer que, nuevamente, hemos dividido a los ciudadanos. Hemos dividido el sentimiento istmeño. Hemos dividido a esa tierra que nos vio nacer y donde hoy nos toca convertirnos en vehículo de reconciliación, saneamiento y reconstrucción. Hoy tenemos un país donde todos dudan de su vecino, donde alguien publica en redes sociales que vio a un triceratops comiéndose vacas por las montañas de Chiriquí y una gran mayoría de nuestros conciudadanos, sin verificar la noticia, la republica en sus propias redes. Evidentemente, ese tipo de dinosaurio desapareció hace muchos años y, encima, era herbívoro. O sea, por donde lo quieran ver, es falsa. Pero pareciera que lo que se busca es lograr una “popularidad” que, aunque no tenga fundamento alguno, nos lavamos la cara con un simple “no sé si es cierto, pero por si las moscas” y eso es suficiente para esparcir mentiras. Pero eso no es lo peor de esta historia, sino que hay miles de personas que, por falta de educación, por la pereza de verificar la noticia en algún buscador serio o hasta por la desesperación de querer convertirse en otro periodista irresponsable más, comparten a su propia base de datos una noticia Juan B. McKay A. Presencia militar conjunta y soberanía nacional Canal de Panamá En el contexto de los nuevos acuerdos de seguridad entre Panamá y Estados Unidos, ha surgido un debate sobre si la instalación de bases militares conjuntas en territorio panameño podría considerarse una violación a la soberanía nacional. Este debate merece una reflexión profunda y con base jurídica e histórica, especialmente cuando se analiza a la luz de lo dispuesto en la Enmienda Nunn, contenida en el Tratado de Neutralidad Permanente del Canal de Panamá, firmado en 1977. La Enmienda Nunn, adoptada como declaración unilateral por parte del Senado de los Estados Unidos y luego aceptada por Panamá, establece que Estados Unidos se reserva el derecho de intervenir militarmente para garantizar que el Canal de Panamá permanezca neutral y accesible para todas las naciones, aun después del año 2000. Esto implica un compromiso firme y mutuamente aceptado de proteger este paso interoceánico que representa un interés estratégico global, no solo panameño. En ningún momento este acuerdo otorga a Estados Unidos control sobre territorio panameño. Al contrario, reconoce la soberanía plena de Panamá, al tiempo que permite que ambas naciones colaboren, si fuera necesario, para proteger una vía que es En el caso panameño, la discusión debe centrarse no en ideologías anacrónicas ni en temores infundados, sino en el interés nacional. Proteger el Canal, enfrentar amenazas transnacionales como el narcotráfico, el crimen organizado y la posible infiltración de potencias extranjeras con intereses geopolíticos contrarios a los valores democráticos son retos que exigen cooperación con aliados confiables y con capacidad real de respuesta. Aceptar una presencia militar conjunta en puntos estratégicos del país, como Howard, Sherman o Rodman, no solo es coherente con la letra y el espíritu del Tratado de Neutralidad y la Enmienda Nunn, sino que también representa una acción responsable por parte del Estado panameño ante el complejo panorama global. Lo que sí sería una verdadera amenaza a la soberanía de Panamá sería aislarse, desproteger sus activos estratégicos o someterse indirectamente a influencias extranjeras que, bajo discursos ideológicos o económicos, buscan erosionar las instituciones democráticas y el control sobre nuestras decisiones nacionales. Panamá debe actuar con madurez y visión estratégica. Una base militar conjunta no es una concesión de soberanía: es una herramienta de defensa, desarrollo y estabilidad. Y hoy más que nunca, en un mundo incierto, el país necesita aliados firmes y decisiones valientes para asegurar su futuro y el de su canal. Opinión EL AUTOR es escritor. EL AUTOR es promotor de inversiones. EL AUTOR es dirigente cívico. Pedro Crenes sin fundamento. Infortunadamente, esto es lo que ha sucedido con los problemas cuyas consecuencias hemos venido padeciendo durante las últimas semanas en todo el país. Unos irresponsables empezaron a esparcir mentiras o medias verdades, y los “nuevos seudoperiodistas” iniciaron la divulgación de estas. Hoy, como hemos perdido la confianza en nosotros mismos —ni hablar del gobierno o de varias instituciones, otrora de mucha credibilidad—, con poco pensamiento crítico, baja autoestima y el famoso “juega vivo” que nos acosa, hemos cocinado el menjurje perfecto para una crisis social, de la cual el posible retorno no será ni placentero ni mucho menos expedito. Hoy reitero ese llamado a mis queridos coterráneos para que asumamos nuestra responsabilidad de ciudadanos e iniciemos ese trabajito de hormiga que nos pudiera llevar a la reconciliación. Esto solo se podrá lograr si empezamos a hablarnos en lugar de gritarnos. No sigamos jugando el juego de quienes pretenden dividirnos. Pero, aún más importante, debemos escucharnos, asimilar y discriminar el trigo de la cizaña de manera responsable. Reconozco que no es posible hacer grandes cambios frente a interlocutores en quienes no confiamos, pero nos va a tocar dudar y escuchar de manera tranquila, reconociendo que, quizás, pudiéramos estar equivocados. Nos va a tocar empezar a creer en nosotros mismos primero, y luego en nuestro prójimo. Nos va a tocar confiar en la capacidad de hermandad, solidaridad y responsabilidad que requiere nuestro querido Panamá. Solo así podremos iniciar la construcción de la patria. Pero ahí no queda la cosa. Debemos empezar a corregir los errores cometidos, sin divisiones, sin epítetos y con mucho discernimiento y justicia social. Panamá nos necesita. A lo largo de la historia, Panamá ha servido como punto de unión; desde el momento de nuestra génesis hasta no hace mucho tiempo. Digo esto con propiedad, pues, cuando este pequeño istmo salió de las aguas, sirvió para unir dos grandes masas de tierra y lo hizo generando cambios significativos en el agua, la fauna y flora del resto del mundo. Quizás esta es la responsabilidad que el Todopoderoso nos ha tenido reservada y una que no siempre hemos podido aprovechar. Parece mentira que fuimos un país que logró la independencia del Imperio español sin disparar un solo tiro, igual que luego nos separamos de la Gran Colombia, sueño infructuoso del libertador Bolívar, sin mediar una lucha fratricida como sí sucedió con otros países hermanos. Para ello se requirió que, quienes habían sido enemigos irreconciliables durante una guerra heredada, lograran ponerse de acuerdo, para que ese mes de noviembre de 1903, unidos, nos convirtiéramos en una nueva nación independiente. Durante muchas décadas, sin importar a cuál partido pertenecían, los panameños supimos unirnos para poder superar esas barreras que nos dividieron y que produjeron muertos por el simple hecho de buscar nuestra soberanía y convertirnos en un país unido. Nuevamente, durante varios años y de diferentes formas, logramos amalgamarnos para deshacernos de una dictadura criminal que no solo cambió la idiosincrasia del panameño, sino que fue la génesis de algunos cambios por los que, aún hoy, seguimos pagando las consecuencias. Uno de esos fue una carta magna que no nos ha resultado muy beneficiosa en muchas áreas de nuesProteger el Canal, enfrentar amenazas transnacionales como el narcotráfico, el crimen organizado y la posible infiltración de potencias extranjeras con intereses geopolíticos contrarios a los valores democráticos son retos que exigen cooperación con aliados confiables y con capacidad real de respuesta. Octavio Vallarino Arias Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Hoy tenemos un país donde todos dudan de su vecino, donde alguien publica en redes sociales que vio a un triceratops comiéndose vacas por las montañas de Chiriquí y una gran mayoría de nuestros conciudadanos, sin verificar la noticia, la republica en sus propias redes.
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