8A La Prensa Panamá, lunes 12 de mayo de 2025 Victoriano Lorenzo Troya nació en El Cacao, distrito de Capira, cuando todavía era parte de la provincia de Coclé. En esos tiempos, Panamá era una región más de Colombia. No fue a la escuela. Pero su papá le pidió a un sacerdote de Capira que le enseñara a leer, escribir y contar. Siendo adolescente, en un viaje a la ciudad, conoció a un amigo de su padre, un señor llamado Belisario Porras. Cuando Victoriano creció, volvió a su tierra y fue nombrado corregidor de El Cacao, una figura de autoridad en la comunidad. Allí estuvo en disputa con otro corregidor, Pedro de Hoyos, quien aplicaba impuestos abusivos y obligaba a trabajar a la población indígena de Trinidad. Victoriano lo denunció formalmente. Se encontraron, pelearon, y Pedro de Hoyos murió en ese enfrentamiento. Victoriano se entregó voluntariamente a las autoridades, alegando defensa propia. Se le dio una condena de nueve años en la cárcel donde aprendió barbería, sastrería y leía mucho, especialmente sobre leyes. Al final de su condena, en Colombia estalló una guerra entre liberales y conservadores. Los conservadores —eran el gobierno—, defendían lo tradicional, la Iglesia, y el poder de las élites. Los liberales querían reformas, más derechos para el pueblo, incluyendo los pueblos indígenas. Por si acaso, de ahí vienen De El Cacao a la memoria: ¿Quién fue Victoriano Lorenzo? FRENTIAO Pérdida de vegetación y erosión de márgenes en afluente del río Tonosí. Cortesía Plaguicidas ponen en riesgo ríos Chiriquí Viejo, Chagres y Tonosí Aleida Samaniego C. [email protected] José Rodríguez [email protected] ESTUDIO DEL ICGES El uso de plaguicidas y el cambio climático están afectando gravemente los ecosistemas acuáticos de Panamá, reduciendo la biodiversidad y comprometiendo la salud de las comunidades. El uso intensivo de plaguicidas y los efectos del cambio climático representan amenazas significativas para los ecosistemas acuáticos de Panamá, impactando tanto la biodiversidad de los ríos como la salud de las comunidades que dependen de estos cuerpos de agua. Este hallazgo proviene de estudios realizados por científicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), quienes investigan las cuencas de los ríos Chiriquí Viejo, Chagres y Tonosí. Los investigadores han identificado múltiples factores que están ejerciendo presiones sobre la integridad de estos ecosistemas acuáticos. Entre los factores más relevantes se destacan el uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes en las zonas agrícolas adyacentes, lo que ha resultado en concentraciones elevadas de sustancias químicas en el agua. Estas concentraciones representan un riesgo serio para la salud ecológica de los ríos, afectando tanto los organismos acuáticos como los procesos biogeoquímicos esenciales para el funcionamiento del ecosistema. Además, se ha observado la degradación de la vegetación ribereña, lo que contribuye al aumento de la carga de sedimentos en los ríos y al deterioro de la calidad ecológica. La pérdida de cobertura vegetal ribereña afecta la filtración natural de contaminantes y reduce la capacidad del ecosistema para amortiguar eventos extremos, como las crecidas. Este estudio forma parte de una iniciativa liderada por el Laboratorio de Ecología y Ecotoxicología Acuática (Lab-ECOTOX), que se ha establecido en el Centro de Investigación en Enfermedades Emergentes y Zoonóticas (CIEEZ) en Veraguas. Este laboratorio tiene como objetivo convertirse en un centro de referencia nacional para la evaluación de los ecosistemas acuáticos tropicales y la identificación de factores de riesgo asociados con la contaminación por plaguicidas y otros compuestos químicos. Aydée Cornejo, investigadora del Lab-ECOTOX, explicó que los estudios han identificado principalmente insecticidas como el clorpirifos y el bifentrin, así como fungicidas como el clorotalonil, sustancias comúnmente empleadas en los cultivos de hortalizas. Estos productos químicos son persistentes en el medioambiente y pueden causar efectos adversos sobre los organismos acuáticos, incluso en concentraciones subletales. Hallazgos en las tres cuencas Subrayó que, en el río Chiriquí Viejo, se ha observado una reducción significativa de especies sensibles y una disminución de la capacidad del ecosistema para procesar materia orgánica, lo que indica una alteración de los ciclos ecológicos básicos. La cuenca del río Chiriquí Viejo es una de las zonas más productivas de Panamá, con un uso agrícola intensivo. La fuerte erosión, resultado de la remoción de la vegetación nativa, las pendientes pronunciadas y las altas precipitaciones, provoca el deterioro progresivo de la cuenca. Esto afecta la calidad del agua del arroyo, que se ve impactada por la entrada de sedimentos finos, pesticidas y nutrientes. Estos últimos provienen tanto de fertilizantes como del tratamiento ineficiente de aguas residuales en la zona. El estudio se realizó en 13 sitios, con un total de 20 muestreos realizados en intervalos específicos a lo largo de un período de tiempo, bajolospermisosderecolección emitidos por el Ministerio de Ambiente (Miambiente). En el caso del río Chagres, aunque el sistema se mantiene relativamente conservado, ya comienzan a notarse indicios de estrés, especialmente en las áreas cercanas a centros de actividad humana. los colores de nuestra bandera: azul, conservador; rojo, liberal. Los dos bandos querían el control de Colombia. A ese conflicto se le llamó la Guerra de los Mil Días. Victoriano salió de prisión, regresó a El Cacao, y al principio apoyó la causa liberal desde su comunidad. Pero luego recibió una carta de Belisario Porras invitándolo a unirse formalmente al ejército liberal. Victoriano aceptó, con una condición: que se comprometieran a eliminar los impuestos injustos y el trabajo forzado contra los indígenas. En El Valle de Antón, Victoriano se encontró con Porras. Sellaron la alianza, y Victoriano se convirtió en capitán de un batallón. Pero en la Batalla del Puente de Calidonia, los liberales perdieron. Victoriano y su tropa regresaron a su tierra con algunas armas que no les confiscaron en la rendición. En los meses siguientes, las tropas conservadoras fueron hasta El Cacao. Quemaron el pueblo. Violaron a mujeres y niñas. Confiscaron las armas. De ahí, Victoriano y los suyos declararon que se irían a la guerra. Se fueron al Cocal, también en Coclé. Un lugar montañoso. Desde el cerro El Vigía podían defenderse mejor. Cavaron trincheras con sus manos. Y desde ahí decidieron seguir peleando. Lo nombraron general. Su liderazgo creció. Su influencia también. Se dirigió a su gente con una frase que lo inmortaizó: “La pelea es peleando.” Ganaron varias batallas. Tomaron Penonomé, Aguadulce. Planeaban tomar Colón y Panamá. Pero entonces los liberales y conservadores firmaron las tratados de Wisconsin, que ponían fin a la guerra. O eso decía el papel. Victoriano fue traicionado. Lo capturaron en San Carlos, en medio del proceso de entrega de armas. Dijeron que él y su gente no habían cumplido el tratado y lo detuvieron. Una noche logró escaparse. Pero lo recapturaron al día siguiente. Usaron esa fuga como excusa para levantarle cargos falsos Y lo condenaron a muerte. Según el Ministerio de Gobierno, todo el proceso duró apenas 27 horas. El 15 de mayo de 1903, en la plaza de Chiriquí, que hoy llamamos Plaza de Francia, le vendaron los ojos y le leyeron la sentencia Y a las 5:00 de la tarde, frente a miles de personas, Victoriano Lorenzo, con 36 años, dijo sus últimas palabras: “A todos los perdono. Yo muero como murió Jesucristo.” Poco despues lo fusilaron. Su ejecución fue un mensaje. Para callar a quien se atreviera a luchar contra la injusticia. Pero también fue un símbolo. El símbolo de un hombre que defendió a su gente. Meses después, en noviembre de ese mismo año, nos separamos de Colombia. Nació la República de Panamá. Más de 60 años después, la Asamblea Nacional declaró su ejecución injusta. Y por decreto, lo reconocieron como héroe nacional. Sus restos se mantienen en el cementerio Amador en la ciudad de Panamá. Cada 15 de mayo, en el aniversario de su muerte, en El Cocal celebran su vida, su legado y su mensaje, que aun tenemos muchas peleas que pelear. Nos vemos en el siguiente Frentiao. Los resultados obtenidos en este estudio han sido compartidos con instituciones clave, como Miambiente y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). El objetivo es que se prioricen acciones de restauración ecológica y fomentar la implementación de estrategias efectivas para la protección de los ríos. Entre las propuestas se incluyen la creación de zonas de amortiguamiento ribereñas y la implementación de una regulación más estricta en el uso de plaguicidas. Estas medidas son necesarias para restaurar y preservar la calidad ecológica de los ríos y mitigar el impacto de los estresores identificados en el estudio. Con respecto al río Tonosí, los investigadores continúan evaluando sus condiciones ecológicas. Los primeros resultados obtenidos han sido prometedores, revelando la influencia del cambio climático sobre este ecosistema, sostuvo Cornejo. De hecho, investigaciones recientes de la científica Gabriela García, publicadas en Hydrobiologia, indican que el aumento de la temperatura y la salinidad en la cuenca podría alterar significativamente la capacidad del río para procesar materia orgánica, incluso en áreas menos impactadas por actividades humanas. Estos hallazgos subrayan la urgencia de un monitoreo continuo y de la adaptación de políticas de conservación frente a los efectos del cambio climático y la contaminación química. Cornejo destacó que, de no tomarse medidas urgentes, los ríos de Panamá podrían perder funciones ecológicas fundamentales, lo que tendría consecuencias graves para la biodiversidad acuática y las comunidades locales que dependen de estos recursos hídricos. Sin embargo, también existen oportunidades para mitigar estos riesgos. El fortalecimiento de las capacidades científicas en el país, a través de iniciativas como las que promueve el nuevo Laboratorio de Ecología y Ecotoxicología Acuática, es esencial para generar datos precisos que respalden la toma de decisiones informadas. Estos datos son cruciales para impulsar una gestión más sostenible de los ecosistemas acuáticos y para desarrollar políticas públicas que garanticen la salud de los ríos a largo plazo. Los investigadores están fortaleciendo sus capacidades en monitoreo funcional y avanzando hacia el uso de indicadores más sensibles, como los biomarcadores celulares y tisulares. Paralelamente, trabajan activamente en el marco del proyecto, el cual tiene como objetivo evaluar de manera integral los efectos de múltiples estresores, tales como el cambio climático, los agroquímicos y la pérdida de hábitat, sobre la salud de las cuencas del Arco Seco. Este proyecto representa un hito, ya que permite abordar las respuestas ecológicas en diversos niveles biológicos y generar evidencia científica que sea aplicable a la formulación de políticas públicas. Además, finalizan el análisis de otro estudio más amplio que incluye datos sobre la presencia de plaguicidas tanto en el agua de los ríos como en fuentes de agua para consumo humano dentro de esta misma cuenca. Una vez tengan todos los resultados, podrán ofrecer una visión mucho más completa sobre los riesgos ambientales y sanitarios en esta región. La científica Gabriela García. Cortesía
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