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2B La Prensa Panamá, lunes 21 de abril de 2025 Economía & Negocios El futuro de Panamá es la tecnología Innovación Gabriel Silva economí[email protected] tes en la economía mundial. Basta con observar el interés de Donald Trump en Panamá para entender nuestra importancia. Sin embargo, en el sector tecnológico, que lidera la economía del siglo XXI, Panamá ha quedado relegado a un papel de espectador. En 2024, el Gobierno Nacional destinó apenas 285 millones de dólares a la ciencia y tecnología, equivalente a menos del 0.18% del PIB, una cifra alarmantemente baja frente a las exigencias de la competencia tecnológica global. Pero el reto no es solo presupuestario. La falta de talento especializado en ciencia y tecnología es evidente, como lo con rman los bajos resultados de Panamá en las pruebas PISA. A esto se suma la ausencia de una estrategia proactiva y la carga excesiva de burocracia, factores que han llevado a que muchas de las empresas tecnológicas más relevantes del siglo XXI pre eran establecerse en países vecinos como Costa Rica y Colombia. A pesar de los esfuerzos valiosos de la comunidad cientí ca y tecnológica panameña, el camino por recorrer sigue siendo largo. Sin embargo, Panamá tiene el potencial para convertirse en un actor clave en la economía tecnológica global. Su ubicación estratégica, conectividad logística, acceso a talento regional y la creciente digitalización son factores esenciales. A pesar de esto, enfrentamos desafíos conocidos: corrupción, falta de presupuesto, de - ciente coordinación entre el sector público y privado, escasez de visión y de talento, entre otros. Si logramos superar estas barreras, Panamá no solo se consolidará como un punto de tránsito comercial, sino también como un centro de innovación, tecnología y valor agregado para el mundo. Varios países de América Latina ya están avanzando en este campo, y Panamá no puede quedarse atrás. Chile impulsa la investigación en inteligencia arti cial aplicada a la astronomía y la gestión de desastres; Brasil lidera debates globales sobre la ética y gobernanza de la IA y desarrolla proyectos de sostenibilidad en la Amazonía. Argentina fortalece su sector biotecnológico con cultivos genéticamente modicados y biomedicina, mientras Costa Rica se consolida como un hub de manufactura de dispositivos médicos, exportando miles de millones cada año. Perú, por su parte, ya utiliza blockchain para garantizar la trazabilidad y sostenibilidad en su industria minera. A continuación, presento tres ideas puntuales, además de un incremento en los recursos, que debemos implementar para fortalecer el sector tecnológico en Panamá: Apoyo masivo a becas por mérito para ciencia, tecnología e innovación. Siguiendo el ejemplo de programas como Ciencia sin Fronteras en Brasil y las iniciativas que capacitaron ingenieros para Intel en Costa Rica, Panamá debe apostar por la formación de al menos 100 expertos en tecnología cada año, enviándolos a universidades de primer nivel en el extranjero. A cambio, los bene ciarios deberán comprometerse a regresar y contribuir con su conocimiento al desarrollo del país. Con una política sostenida, en menos de una década podríamos contar con una masa crítica de talento altamente capacitado. Este esfuerzo debe ir acompañado de una estrategia nacional que promueva la educación tecnológica desde la primaria. Aunque Senacyt ya impulsa programas en esa dirección, la falta de recursos ha limitado su alcance y escala. Ciudad del Futuro. La Ciudad del Saber es un excelente ejemplo de visión a largo plazo y de conexión entre diferentes sectores para impulsar el conocimiento. Sin embargo, necesita expansión o la creación de un nuevo centro: la Ciudad del Futuro. Aprovechando otras infraestructuras públicas en desuso, además de las de Clayton, debemos establecer fondos, ocinas y capacitaciones gratuitas para startups tecnológicas, atraer grandes empresas tecnológicas y, entre otras iniciativas, crear un centro de arbitraje y resolución de disputas tecnológicas para la región. Esta expansión debe ser respaldada por indicadores clave de desempeño (KPIs) claros que garanticen su éxito. La ACP del sector logístico. El sector logístico de Panamá es clave, pero su desarrollo está fragmentado entre diversas instituciones (MICI, AMP, Canal, Secretaría, entre otras). Debemos consolidar estas funciones en una sola institución con capacidades similares a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), que se encargue de construir una plataforma logística moderna y priorice la inserción de Panamá en el comercio global de las industrias tecnológicas (como semiconductores y cables submarinos, por ejemplo). Con la creciente competencia mundial por la supremacía tecnológica, Panamá tiene la oportunidad de posicionarse como un nuevo centro de tecnología. Si seremos espectadores o participantes en esta competencia dependerá de nuestra capacidad de liderazgo y visión. Nuestro futuro está por de nirse. Si Panamá no implementa una agenda estratégica de tecnología profunda, corremos el riesgo de quedar relegados por el resto del siglo XXI. El mundo está entrando en una nueva era de competencia geopolítica, donde la tecnología se ha convertido en el principal campo de batalla. En el pasado, el poder se medía en petróleo, territorios o armas; hoy, se mide en microchips, inteligencia arti cial y minerales estratégicos. Esta transformación plantea una pregunta crucial para Panamá: ¿seremos actores o meros espectadores en la economía del futuro? Históricamente, Panamá ha sido más participante que espectador en la economía global, gracias al Canal de Panamá, la Zona Libre de Colón, su sistema nanciero internacional y su rol como hub logístico. A pesar de los problemas internos, hemos logrado mantenernos relevan-

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