7A La Prensa Panamá, viernes 18 de abril de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. serán el pensamiento analítico, la resiliencia, la alfabetización digital y el dominio de la IA. En riesgo están los empleos administrativos, de entrada de datos y servicios clericales. Abril en Panamá: protestas que agravan el rezago En este contexto, Panamá y otros países de la región enfrentan decisiones críticas. La huelga indefinida anunciada por gremios docentes a partir del 23 de abril, en protesta por reformas ajenas al ámbito educativo (la Ley de la CSS), podría agravar el rezago académico de miles de estudiantes, sobre todo en comunidades ya golpeadas por la desigualdad. De la protesta a la propuesta: hoja de ruta para no perder el tren • Repriorizar la educación como bien superior. Ninguna demanda social debe justificar la suspensión del derecho a la educación. Cada día de clase perdido tiene un impacto profundo, especialmente en zonas vulnerables. • Capacitar a los docentes en IA. Urge una formación ética, crítica y pedagógica sobre el uso de la IA en las aulas. Mientras Deloitte ya entrena a líderes financieros en la región, los ministerios de Educación deben priorizar programas similares para educadores, con metas claras y medibles sobre impacto curricular y desarrollo de competencias. • Convertir los modelos de IA latinoamericanos en política pública. Iniciativas como LatAm GPT deben trasladarse al aula con urgencia, incluyendo contenidos en idiomas originarios y adaptacioLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Viernes Santo: el silencio que salva Religión Hay un silencio especial que solo se experimenta el Viernes Santo. No es el silencio vacío de la ausencia, sino un silencio cargado de sentido: el que nace del asombro y del amor llevado hasta el extremo. En este día no hay misa. No hay campanas ni cantos festivos. Solo una cruz en el centro y un pueblo que contempla. En el Casco Antiguo, ese silencio se mezcla con la arquitectura centenaria, las piedras gastadas por el tiempo y las sombras que caen más lentamente. Las calles parecen más estrechas y el cielo, más pesado. La procesión del Cristo yacente, el sepulcro adornado con flores blancas, el luto en los altares: todo nos habla de una pérdida que no es solo histórica, sino profundamente humana y actual. El Viernes Santo nos enfrenta con el misterio de la cruz. ¿Cómo puede la salvación venir del sufrimiento? ¿Cómo puede el Hijo de Dios morir en la vergüenza de un madero? Y, sin embargo, en esa entrega total está la mayor revelación: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Jesús no muere como víctima del poder, sino por amor, por fidelidad, por nuestra redención. Las ceremonias de este día son sobrias y estremecedoras: la lectura de la Pasión según San Juan, la adoración de la cruz, el silencio prolongado. No venimos a pedir, sino a acompañar. No hay palabras que expliquen todo este misterio. Solo queda el gesto humilde de arrodillarse ante la cruz y decir con el corazón: “Gracias”. Es en la cruz donde se invierte la lógica del mundo. Lo que parecía fracaso se convierte en victoria. Lo que parecía derrota, en triunfo eterno. Y lo que parecía el final es, en realidad, un nuevo comienzo. La cruz es el trono del amor. En el recorrido por las iglesias del Casco, uno puede ver personas que entran solas, en silencio, y se sientan en el último banco. Algunos con lágrimas, otros con el rostro serio, otros simplemente con la mirada perdida. Todos trayendo sus propias cruces: enfermedades, pérdidas, dudas, culpas, miedos. Y allí, ante el Cristo crucificado, encuentran consuelo. Porque Jesús no nos salvó desde lejos, sino desde dentro del sufrimiento humano: desde la carne herida, desde la sed, desde la soledad. El Viernes Santo nos invita a detenernos. A dejar de correr. A mirar la cruz no como un símbolo triste, sino como la mayor prueba de amor. A preguntarnos qué cruces cargamos y si las vivimos con fe. Y también, a pensar en cuántas personas sufren solas, sin esperanza, y cómo podemos ser consuelo para ellas. Cuando cae la tarde y la procesión del Santo Entierro recorre las calles antiguas del Casco, con sus tambores lentos y su incienso espeso, sentimos que algo se ha rasgado en lo profundo. Pero también sabemos que la semilla ha sido sembrada. Y que el amor, incluso crucificado, no muere. #TodosSomosUno La democracia bajo asedio Autocracias jeres, siguiendo el modelo estadounidense. Ese mismo ejemplo influyó en la Revolución francesa, impulsada por un pueblo hambriento que veía el derroche de sus reyes y aristócratas. La revolución proclamó los Derechos del Hombre y del Ciudadano a fines del siglo XVIII, antecedente inmediato de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la ONU tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Esta declaración se convirtió en la utopía contemporánea, el ideal al que aspira la sociedad internacional, aunque incluso las peores dictaduras, teocracias y tiranías del mundo la hayan firmado, pues los autócratas mienten: jamás admitirán que niegan sistemáticamente los derechos humanos. Al contrario, alegan —falsamente— que sus pueblos no padecen precariedad ni represión, que no encarcelan, torturan ni matan, y que respetan la libertad, aunque excluyan del derecho a la educación a las mujeres con excusas de fanatismo religioso o prácticas tribales. La democracia es el único instrumento que ha demostrado ser exitoso para alcanzar, de forma progresiva, una sociedad libre, igualitaria y justa. No es un dogma, sino un conocimiento forjado por la experiencia histórica. El marxismo —una utopía disfrazada de ciencia— aportó la valiosa idea de que la economía influye profundamente en la organización social. Pero fracasó por su simplismo reduccionista: tomar una parte (la economía) como si fuera el todo (la complejidad del ser humano y sus sociedades). Además, incurrió en un absurdo lógico: intentar construir una sociedad libre mediante un instrumento opresor, la supuesta “dictadura del proletariado”, que en realidad fue siempre la dictadura de un partido único. Esta derivó en una nueva forma de monarquía absoluta: la monarquía comunista. ¡Todo un disparate! Como la “revolución cultural china” de Mao Zedong, quien pretendió “limpiar a China de influencias extranjeras”, olvidando que el marxismo fue creado en Europa en el siglo XIX por los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels, exiliados en Inglaterra. No fue invención de campesinos del Yunnan ni de pescadores del Yangtsé. Es una tragedia que las dictaduras no respeten los derechos humanos. Pero lo realmente sorprendente es que, tras la abolición de la esclavitud a mediados del siglo XIX — impulsada por la tecnología, como las máquinas de vapor, sin restar mérito a almas piadosas y altruistas—, y tras condenar la Estelio Mario Pedreañez Innovación educativa: el rol de la IA y la transformación digital Tecnologías En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) transforma industrias y redefine el acceso al conocimiento, América Latina enfrenta un dilema crucial: integrar estas tecnologías para cerrar brechas históricas o resignarse a quedar aún más rezagada. Proyectos como LatAm GPT, una colaboraciónentreMéxico,Chile,Argentina y Uruguay, marcan un paso firme hacia una educación contextualizada y con identidad latinoamericana. Pero mientras este modelo aún se prueba en laboratorios, las necesidades en las aulas ya son urgentes. Empresas globales como OpenAI y Anthropic, en alianza con universidades y corporaciones como Deloitte y AWS, ya introducen soluciones de IA generativa en sectores clave. La región debe decidir si lidera su transformación educativa y laboral con inteligencia, o si permite que las brechas se profundicen. Según el informe Future of Jobs 2025 del Foro Económico Mundial, entre 2025 y 2030 surgirán 170 millones de nuevos empleos vinculados a la transformación tecnológica, pero desaparecerán 92 millones. Las habilidades más demandadas nes a los contextos locales. Su potencial diferenciador solo será real si se articula con los sistemas educativos nacionales. • Medir impacto y corregir rumbo. Toda política tecnológica debe evaluarse por su efecto en aprendizajes y empleabilidad. Se requiere seguimiento con indicadores y coordinación entre Estado, academia y sector privado. Si no actuamos, ¿qué nos espera? El Foro Económico Mundial advierte que el 59% de la fuerza laboral global necesitará recapacitación antes de 2030. Si América Latina sigue perdiendo días de clase por conflictos ajenos a la educación, y no desarrolla una política activa de formación docente en IA, las consecuencias serán claras: mayor desigualdad, desempleo juvenil y migración forzada. Panamá se juega su futuro este abril. Conclusión: del discurso a la acción Innovar no es un lujo, es una urgencia. La educación del futuro requiere voluntad política, liderazgo gremial y visión de país. La IA no reemplazará al docente, pero empoderará a quien se prepare. Panamá debe defender el derecho a crecer de sus niños. Hoy, ese derecho se traduce en acceso a tecnología, información y tiempo en el aula. La decisión es clara: ¿seremos autores de nuestra narrativa digital o meros espectadores del progreso ajeno? Opinión EL AUTOR es Caballero de la Orden de Malta. LA AUTORA es CEO y Fundadora de SenecaLab. EL AUTOR es abogado. Alfredo Motta discriminación racial y sexista, Estados Unidos mantenga hoy políticas que violan esos mismos principios. Bajo Donald Trump, Estados Unidos niega el derecho a la defensa y al debido proceso a los inmigrantes latinoamericanos, con la intención de deportarlos por vía rápida. Una ola de xenofobia y racismo recorre ese país, que se fundó sobre el imperio de la ley. Desde 2002, bajo el expresidente George W. Bush y con la indiferencia de sus sucesores —incluido Barack Obama, quien prometió cerrarla—, se mantiene la prisión en la base naval de Guantánamo, en Cuba. Allí se violan los derechos fundamentales de los detenidos con el pretexto de que no están protegidos por la Constitución de Estados Unidos, un argumento inválido, pues esa base, como las embajadas, está bajo jurisdicción estadounidense. En Guantánamo, como se ha documentado públicamente, se tortura y se priva de todo derecho a los prisioneros, al estilo de las peores dictaduras. Eso debería avergonzar no solo a Estados Unidos, sino a toda la humanidad. Es decepcionante que gobiernos estadounidenses acepten, promuevan o perpetren esas prácticas, traicionando su tradición democrática y su compromiso con la libertad. Lo más grave es que Trump fue elegido por el pueblo estadounidense. Desconoció su derrota electoral ante Joe Biden y no respeta las leyes ni los fallos judiciales. Tiene el control de su partido, mayoría en el Congreso y en la Corte Suprema, y pronto intentará modificar las leyes de inmigración y asilo. Incluso podría promover una enmienda constitucional para hacer realidad su promesa: expulsar a todos los inmigrantes del Tercer Mundo y revocar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes nacidos en Estados Unidos. El racismo es evidente en su propuesta de dar refugio, residencia y ciudadanía a los inmigrantes blancos de Sudáfrica —descendientes de colonos británicos y holandeses que impusieron el apartheid—, mientras mantiene una política cruel contra los latinoamericanos, etiquetados como “gente de color”, junto con afrodescendientes, asiáticos y pueblos indígenas, según categorías policiales anteriores a la legislación de derechos civiles. Ya vimos, en su anterior gobierno, las imágenes de niños inmigrantes enjaulados, muchos de ellos de muy corta edad. Son tiempos nefastos para los latinoamericanos que viven o desean vivir en Estados Unidos. La xenofobia y el racismo están desatados y despiadados. Los antiguos griegos inventaron, seis siglos antes de Cristo, la democracia en Atenas y, mucho antes, el totalitarismo en Esparta. Ambos fueron “experimentos de reingeniería social”, como el llamado “socialismo real”: en Atenas, para sustituir el poder de los reyes; en Esparta, para consolidarlo. En Atenas fue exitoso para el pueblo (excluidas mujeres, extranjeros y esclavos); en Esparta, ruinoso para los “homoi” o “iguales”, a quienes algunos ignorantes del siglo XX, fanáticos de la utopía marxista, rebautizaron como “el hombre nuevo”. Como los griegos vivían en ciudades-estado, además de defenderse de las frecuentes invasiones de los emperadores persas —los autócratas expansionistas de la época, una especie de Vladimir Putin, que terminaron probando su propia medicina con Alejandro de Macedonia—, también guerrearon entre sí. Se debilitaron tanto que Roma los invadió con facilidad y los redujo a una provincia. Roma, con una historia tan remota como la de Grecia, también conoció en sus orígenes la monarquía, se revolucionó con la República y luego retrocedió al sistema imperial. Su Imperio se hundió, fragmentó y dio paso a la Edad Media europea. Sin embargo, la democracia y la república —consustanciales entre sí— lograron sobrevivir, aunque de forma precaria, en algunos reductos de Europa: Venecia, Génova, la Confederación Suiza, San Marino, Ragusa y Noli. También sirvieron de inspiración las antiguas repúblicas extintas, como Atenas, Roma, Florencia, Ancona, Pisa, Amalfi y Gaeta. Estos ejemplos guiaron a los revolucionarios ilustrados que, en 1776, fundaron Estados Unidos como una república independiente del Reino de Inglaterra, al triunfar en la guerra que su antigua metrópoli desató sin éxito. El ejemplo exitoso de Estados Unidos, con su república democrática, fue la principal inspiración para la América española que, a inicios del siglo XIX, luchó por su independencia y fundó repúblicas también esclavistas y excluyentes con las muAdriana Angarita Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNDg2MA==