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6A La Prensa Panamá, jueves 17 de abril de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. ternas son también un desastre? Uno esperaría que, al menos hacia afuera, se dé la mejor cara. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. ¿Qué podemos esperar de un presidente y un canciller cuyos nombramientos de embajadores y cónsules se basan en amiguismo y favores familiares? Para muchos, existe nepotismo. Basta recordar que tanto el hermano como el cuñado del propio presidente de la República son embajadores en Portugal y Japón, respectivamente. También están los casos de otros embajadores que, lejos de brindar confianza en una política exterior sólida, demuestran improvisación y pago de favores. Como el caso del embajador designado en el Reino Unido, cuya comparecencia en la Asamblea fue una ridiculez, o el del embajador en la India, que durante su evaluación en la Comisión de Credenciales se enteró de que tenía un doble cargo y declaró públicamente desconocer sus funciones. Todos estos episodios explican la situación actual: una crisis de política exterior que nos está llevando a tomar decisiones sin consulta y que afectan gravemente al país. Esta crisis refleja un pobre liderazgo Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Jueves Santo: el amor que se arrodilla y se entrega Religión El Jueves Santo marca el inicio del Triduo Pascual, los tres días más sagrados del calendario cristiano. Es una jornada llena de profundidad, de gestos que hablan sin necesidad de muchas palabras. En esta noche se nos revela el corazón de Jesús, no como un Rey que impone, sino como un Maestro que sirve, que parte el pan, que se arrodilla a lavar los pies de sus discípulos. En las iglesias del Casco Antiguo, con sus naves silenciosas y altares engalanados, el Jueves Santo se vive con una solemnidad serena. Todo invita a contemplar el misterio del amor que se abaja. El mismo Dios que creó el universo se pone una toalla a la cintura y lava los pies de sus amigos. Es una escena que desconcierta, que rompe nuestras ideas de grandeza. Jesús, sabiendo que va hacia la cruz, decide amar hasta el extremo. La Última Cena no es solo un gesto de despedida; es el nacimiento de la Eucaristía. En ese pan partido y ese vino compartido, Jesús se queda para siempre entre nosotros. No como un recuerdo, sino como una presencia viva que alimenta el alma y une a la comunidad. En cada misa, esa misma cena se actualiza. Es como si el tiempo se detuviera y volviera a comenzar desde ese gesto de entrega. Pero el Jueves Santo también nos introduce en la noche del abandono. Después de la cena, Jesús va al huerto a orar, mientras sus discípulos duermen. Allí empieza su soledad, su angustia, su aceptación plena de la voluntad del Padre. Y en la liturgia, esa tensión se hace palpable. Termina la misa y el altar queda desnudo. El Santísimo Sacramento se traslada a un lugar aparte. La iglesia se oscurece y el silencio se vuelve oración. En muchos templos del Casco, los fieles se quedan en vela, acompañando a Jesús en su agonía. Es una tradición llena de sentido: no dejarlo solo en su hora más difícil. Estar con Él como amigos, como discípulos fieles. Y en ese silencio, muchos redescubren el valor de la oración, de la cercanía, de la presencia que no juzga, sino que consuela. El Jueves Santo es, en el fondo, una escuela de amor. Jesús nos enseña que servir no es humillarse, sino elevarse; que compartir el pan es compartir la vida; que quedarse en la oscuridad con el que sufre es la más alta forma de consuelo. Y cuando en el Casco resuenan los últimos cantos y se apagan las luces, el alma queda en vela. Porque sabemos que la historia no ha terminado, que la pasión ha comenzado. Pero también, que el amor ha sido sembrado. Y no hay noche, por larga que sea, que pueda apagar esa luz. #TodosSomosUno Retos e infortunios en tiempos de Trump Relación con EUA el Tío Sam y no Kung Fu Panda. Pero resulta que, además, son cicateros y mezquinos. Y para complacer a su audiencia de patio, vociferan el “First and Free” para no pagar peajes. Además, hay que gratificar su tacañería electorera creando el “costo neutral”. Una especie de compensación que parece ser un trueque para enaltecer la narrativa de quien, alguna vez, Marco Rubio calificó como “estafador” y “lunático”. Imagino que Estados Unidos sí pagará peaje, porque el tratado lo exige; y cuando nos cobre por los servicios que nos proporciona, ese peaje se lo devolveremos, porque dudo que el codicioso pretenda resarcir nada. Estamos en un Panamá confundido, desorientado y aturdido. Mulino no es ni traidor ni desleal; es un presidente caminando en la cuerda floja de lo imprevisible, en medio de un pueblo que recuerda la lucha canalera y la agresión imperialista; y, en el otro lado, el presidente abusivo, caótico e imprudente del país más poderoso del mundo, capaz de invadirnos militarmente, sancionarnos económicamente y quitarnos visas masivamente. Y es entonces cuando el paso firme cojea; y que no se le ocurra ni explicarlo ni justificarlo, porque la investidura no le permite inmolarse frente a la muchedumbre. Y en esto entiendo al presidente, a pesar de sus errores. Si bien Panamá está jugando a la cautela —mientras que, para algunos, al entreguismo y la traición—, esa prudencia es excesiva. Hay que buscar el balance entre la sensatez y la dureza, o lo que llama Mulino, el paso firme. Para detener la entrega de concesiones y Julio Ernesto Linares Franco Política exterior, indignación nacional Falacias Es frecuente, casi todas las semanas, que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mencione el Canal de Panamá en sus discursos y entrevistas. Pero todo lo que rodea el nombre del Canal que sale de la boca del norteamericano son mentiras flagrantes. Falsedades como que Estados Unidos vendió el Canal a Panamá por un dólar, o que miles de chinos trabajan y operan el Canal rodeados de letreros en chino, como si esa fuera la lengua oficial del panameño. Todas estas falacias, dichas por el líder estadounidense, se han escuchado desde su primer discurso presidencial hasta en reuniones de gabinete, como si se tratara de una de sus principales promesas de campaña, y que, entre mentiras y presiones, busca demostrar poder. Pero ¿qué ha hecho el gobierno de Panamá ante estos ataques? La respuesta es lamentable: sumisión, entreguismo e incompetencia. Desde el presidente hasta su canciller han demostrado una mala política exterior. Pero ¿cómo podemos proyectar una política exterior eficaz si las políticas inpara defender los intereses de Panamá. Es bien conocido el giro en la política exterior de Trump, con aumentos de aranceles y amenazas que afectan la soberanía de otros países, como ha ocurrido con Panamá. Las amenazas a Canadá, México o incluso Dinamarca —en su afán por adquirir Groenlandia— contrastan con la actitud de estos países, que han salido a defender con firmeza y valentía su soberanía. Eso es lo mínimo que el pueblo panameño exige: que tanto el presidente como su canciller y todo el cuerpo diplomático defiendan los intereses de Panamá. Parece que cada vez que el presidente Trump dice una mentira, debemos aceptarla en silencio. Y no debe ser así. Ante una mentira, hay que desmentir. De lo contrario, esa mentira, repetida muchas veces, termina convirtiéndose en una “verdad” internacional. La firma de los recientes acuerdos entre Estados Unidos y Panamá ha sido una bala disparada por manos panameñas contra la memoria histórica de una lucha generacional por la soberanía. La soberanía, que debiera ser un estandarte, la están convirtiendo en moneda de cambio en negociaciones oscuras, que comprometen la dignidad del país, sus recursos y, sobre todo, su identidad. Es vergonzoso el silencio y la sumisión de quienes deben defendernos. Parece que, para el presidente, es más importante —tras firmar estos acuerdos— irse a Perú a buscar un caballo de paso, que quedarse en Panamá con su gente, desmintiendo las falacias de los gringos y empujando el país hacia adelante. Urge dar este mensaje: la soberanía no puede negociarse, alquilarse ni venderse a ningún interés. La soberanía se defiende y se respeta. Opinión EL AUTOR es Caballero de la Orden de Malta. EL AUTOR es trabajador independiente. EL AUTOR es abogado. Alfredo Motta utilizar el multilateralismo y sus procedimientos. Porque si la narrativa era y es que China operaba y controlaba el Canal de Panamá, podríamos activar el arreglo pacífico de controversias según la Carta de las Naciones Unidas, para exigir una inspección al Canal y los puertos, entre otras posibilidades. Sobre todo cuando siguen con la cantaleta de que todo este drama en Panamá es para detener la esfera de influencia china y servirle a los intereses estadounidenses, en vez de proteger el régimen de neutralidad permanente. Con más razón cuando Hegseth le ha dicho a Mulino que el tema chino es más percepción que realidad. O sea, que todo este desbarajuste es producto de una conjetura o presagio, ni siquiera una sospecha. Una soberana irresponsabilidad que pudo haberse denunciado desde un principio, de contarse con la información. Aunque considero que el memorando de entendimiento firmado en temas de seguridad con las fuerzas armadas estadounidenses es más inconveniente y perjudicial que inconstitucional, bases, instalaciones, áreas y ubicaciones —esos pedacitos de tierra istmeña donde se ubican— ahora están en juego. No porque Panamá no esté capacitado soberanamente para que Estados Unidos utilice los sitios mencionados según ese documento, sino por la coyuntura en la que se otorga dicha concesión. Es decir, en medio de amenazas, presiones, mentiras y violaciones de ellos al tratado de neutralidad. Tampoco estamos preparados para diferenciar entre fortificaciones temporales, fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares con bases militares, y eso confunde todavía más. Por eso tenemos que unirnos; porque es el momento de la unificación panameña para que el coloso norteño no nos consuma y el dragón rojo no se aproveche. La patria está herida. El engaño y la mentira del coloso fueron el fundamento, y China, la excusa. La frase “vamos a retomar el Canal de Panamá” la han convertido en “lo estamos retomando”. Desde un podio colocado en las entrañas del Canal, escoltado por el glorioso puente de las Américas, deslumbrando la entrada del Pacífico y bajo territorio protegido por la neutralidad permanente, confundí al secretario de Defensa de Trump con un exgobernador de la extinta zona del canal o, en su defecto, con el Capitán América. Desde este escenario arremetió de palabra contra la China Popular, olvidándose de que estaba pisando suelo protegido por la neutralidad. Pero eso no le importó. Y es que tenemos un mal garante, porque resulta que aquel que tiene la obligación de mantener el régimen de neutralidad permanente, establecido en el tratado a efecto de que el Canal permanezca permanentemente neutral, lo viola. Fue una estocada más, ahora de otro emisario, porque los gringos no tienen amigos, sino intereses. En lo personal, me importa un comino qué piense Estados Unidos de China o viceversa. Son dos elefantes tirándose dardos geopolíticos, y en el medio estamos nosotros; como el escarabajo que busca aferrarse a la madre tierra y que no lo pisen. Y no se equivoquen, porque no defiendo a la China Popular tampoco: un Estado autoritario, dictatorial y violador de los derechos humanos. Pero, nos guste o no, la política de una sola China no solo es mayoritaria, sino que Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas con ella, qué sarcasmo. Porque hasta ahora quien nos amenaza, engaña e intimida es Existe una crisis de política exterior que nos está llevando a tomar decisiones sin consulta y que afectan gravemente al país. Esta crisis refleja un pobre liderazgo para defender los intereses de Panamá. Italo Barrera Rodríguez Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Si bien Panamá está jugando a la cautela —mientras que, para algunos, al entreguismo y la traición—, esa prudencia es excesiva. Hay que buscar el balance entre la sensatez y la dureza, o lo que llama Mulino, el paso firme.

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