8A La Prensa Panamá, miércoles 16 de abril de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. ha sido completamente divulgado a la ciudadanía ni aprobado por la Asamblea Nacional, plantea interrogantes serios sobre el alcance de la cooperación bilateral en temas de seguridad, migración y presencia operativa en zonas fronterizas como el Darién. Una de las preocupaciones más fuertes radica en la posibilidad de que este acuerdo abra la puerta a una nueva forma de presencia militar extranjera en territorio panameño. Panamá, tras la salida de las bases estadounidenses en 1999, consagró en su Constitución —y en el sentimiento colectivo— la firme decisión de no permitir nuevamente instalaciones militares extranjeras en su suelo. Cualquier paso que sugiera una regresión en ese sentido representa un riesgo a la soberanía duramente conquistada y puede ser interpretado como una violación a la neutralidad del país y al principio de no intervención. Además, la historia latinoamericana demuestra que la presencia militar de potencias extranjeras, aunque justificada bajo el pretexto de la seguridad y el combate al crimen, con frecuencia ha derivado en acciones que afectan los derechos humanos, generan tensiones internas y comprometen decisiones nacionales a agendas externas. En el caso de Panamá, aceptar un rol suLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Una mortandad completamente inútil Guerra Llevamos más de dos años dedicados a debatir en el ágora global si compete y conviene ayudar a Ucrania, república independiente vecina de Rusia, a protegerse del huracán y tsunami que un buen día llegó a sus plácidas, exitosas vidas en libertad y democracia, sin provocación alguna. Su heroico presidente Zelensky viaja por el mundo tratando de convencer a los gobiernos democráticos con recursos que les den la mano, por favor, que les den con qué defenderse de la guerra más violenta y mortífera que hemos conocido, pues el armamento durante la II Guerra Mundial fue ligero comparado con el mundo de drones, tanques resistentes a todo, misiles y aviones equipados para eliminar a la humanidad. Y como si Goliat no conociera lo que es vergüenza, también los amenaza con bañarlos en radioactividad por varias generaciones, lanzándoles una bomba nuclear. Parece que hemos olvidado que en esta guerra no existe una sola justificación plausible, no hay un loco en el gobierno de Ucrania, no están los terroristas talibanes asentados allí, ni la ciudadanía sufre hambrunas por desgobierno, ni pedían jamás nada aparte de irse acercando más y más a las democracias occidentales, en las que veían libertad y progreso. En un artículo que escribí cuando comenzaba la agresión a Ucrania, dije que lo mejor que podían hacer las democracias fuertes era entrar con botas en tierra en Ucrania apenas se vio que era un ataque a la democracia cuya defensa quedaba en manos de David frente a Goliat, y aniquilar desde el principio la avanzada rusa en ese país. Que hacerlo tarde, cuando ya hubiesen muerto injusta e inútilmente cientos de miles de ucranianos, ciudades enteras arrasadas, y eso sin pensar en los miles de muertos rusos, era haber permitido un cósmico sacrificio a sabiendas de que no había fórmula que garantizara al ejército ucraniano y a sus ciudadanos un envío oportuno y suficiente cuando se necesitara para que Ucrania pudiera protegerse y empujar a los rusos de vuelta a sus tierras. Opiné entonces, y me atrevo a mantenerme en la misma posición, que el final de esta guerra será así mismo, con la llegada de soldados de varios ejércitos de países que creen en la justicia para Ucrania, y así obligar a Putin a llegar a un arreglo decente y justo, pues la alternativa que le quedaría sería declarar una III Guerra Mundial. Y así de irracional no es. Haberlo hecho antes de que murieran tantos inocentes. El Cartel de los Buneau Varilla Relaciones con EUA ellos sintió ni experimentó el fervor de la lucha para recuperar nuestra soberanía, por lo que ese evento tiene un efecto “neutro”, como el mecanismo de compensación que han inventado para disfrazar los cargos “que te doy y me haces”. Visto desde el prisma de ellos, como no nos costó nada obtenerlo, alegremente podemos regalar la soberanía que teníamos sobre el Canal, y dejar que se entrometan en nuestras decisiones soberanas, además de meter la mano en la alcancía del Canal. El 11 de octubre de 1968 sucedió la revolución octubrina, que transformó a Panamá en todo su sentido, ya que fue un golpe militar donde la democracia se extinguió. Esto sucedió cuatro años después del movimiento estudiantil que marcó la hoja de ruta para la recuperación del Canal. Para esa época, el Gringuillo estaba en escuela primaria y sus secuaces posiblemente en maternal o preparándose para ingresar a la escuela. La educación y la influencia del entorno a temprana edad de estos ahora secuaces vendidos estuvo carente de valores cívicos, y realmente no se desarrollaron para convertirse en buenos ciudadanos, sino que crecieron en la cultura del juega vivo. Algunos posteriormente adquirieron sus ínfulas de militares, ya que su juventud coincidió también con los años del sometimiento bajo el otro dictador, Manuel Antonio Noriega, que fue derrocado durante la invasión que realizaron los gringos en 1989. El Gringuillo nació en 1959 y el periodo dictatorial Torrijos/Noriega fue de 1968 a 1989, o sea que sus 20 años posteriores a su pubertad los vivió bajo la influencia dictatorial, que algo le debió haber calado. Durante sus años mozos fue activista contra la dictadura de Noriega e integrante de la Cruzada Civilista, pero pareciera que esos efímeros momentos de lucha han quedado en el olviJorge Obediente El Canal, la soberanía y el memorando Política exterior La soberanía del Canal de Panamá constituye uno de los logros más significativos de la historia republicana del país. El proceso que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977 y la eventual transferencia total del Canal en el año 2000 marcó el fin de una etapa de intervención extranjera directa sobre territorio panameño. Esta victoria fue más que política: fue moral, cultural y simbólica. Representó la afirmación de la identidad nacional y la conquista de la plena autonomía sobre un bien estratégico de inmenso valor económico y geopolítico. No obstante, recientes decisiones del Ejecutivo panameño, como el memorando de entendimiento firmado por el ministro de Seguridad Pública con el gobierno de Estados Unidos, han generado un profundo debate en torno a la vigencia y solidez de dicha soberanía. El acuerdo, cuyo contenido no bordinado o facilitar espacios para operaciones extranjeras podría tener consecuencias en su política exterior, en su imagen internacional y, especialmente, en su cohesión social. En momentos donde la región enfrenta retos complejos en materia migratoria, seguridad fronteriza y crimen transnacional, es necesario encontrar soluciones desde la cooperación, sí, pero bajo estrictos marcos de legalidad, transparencia y respeto a la soberanía. El Canal de Panamá y su historia deben recordarnos que la defensa del territorio y la autodeterminación no son negociables, y que toda alianza debe estar orientada a fortalecer las capacidades nacionales, no a sustituirlas ni a condicionar nuestra independencia. Panamá no puede, por razones de conveniencia momentánea, abrir espacios a decisiones que puedan comprometer su soberanía a largo plazo. La experiencia nos ha enseñado que la libertad y el control sobre nuestro destino o se entregan ni se hipotecan: se defienden cada día con dignidad, visión de Estado y respeto a la voluntad popular. Opinión LA AUTORA es escritora. LA AUTORA es abogada. EL AUTOR es ciudadano. Beatriz Valdés do. El reflejo de su formación lo hemos experimentado con la venta de su alma al diablo para convertirse en el presidente electo por una minoría no representativa de la mayoría de los panameños. ¿Tendría también en ese entonces el apoyo encubierto de los gringos para lograr lo que ahora están recibiendo? Todo parece indicar que ha seguido con la misma técnica, aunque no tiene alma que vender porque no la ha recuperado. A cambio, recurrió al servilismo sin agallas al convertirse en el yes man de los gringos. Concurrentemente, los miembros del cartel Bunau-Varilla que lo acompañan ciegamente en la tarea de mancillar nuestra patria, dejándolos intervenir en nuestros derechos ciudadanos, son de una camada similar. Esta gallada que lo acompaña en el gabinete, direcciones de entidades públicas y círculo cero es una camada que está entre las décadas de los cuarenta y cincuenta años. O sea, que lo que fluye por sus venas no es comparable con el de la juventud del 9 de enero de 1964. Probablemente ninguno de ellos recitó el poema Patria, escrito por Ricardo Miró en 1909, conmemorando la independencia de Colombia, y que es un himno para los verdaderos patriotas, a quienes se les pone la piel de gallina de la emoción cuando lo oyen. Parece que tocará a la generación de los seniors fomentar, encabezar y dirigir una nueva cruzada denominada Pro Mundi Beneficio, y salir de este letargo y sumisión en la que nos ha envuelto el Gringuillo y su cartel Bunau-Varilla. Nuestra soberanía nos costó lucha y sangre recuperarla, para que ahora estos vendepatrias la anden regalando con arreglos neutros. Cuando pensábamos que el cartel de las Sanguijuelas era malo, resulta que tenemos uno peor: el cartel de los Bunau-Varilla, cuyo capo es el Gringuillo. El primero dominaba la Asamblea e influenciaba las decisiones y movimientos locales, pero este nuevo cartel tomó beligerancia a partir de las visitas de los enviados por el desquiciado con garrote en mano. El cartel de los Bunau-Varilla se caracteriza por estar integrado por unos serviles vendepatria, traidores a los principios soberanos, cuyo entreguismo de nuestros derechos inalienables repugna. Los que vivimos el 9 de enero de 1964, que ahora andamos por las décadas de los setenta y ochenta años, estamos viendo cómo todo ese esfuerzo estudiantil, que influyó de manera contundente en la recuperación del Canal, con muertos y sangre, ahora lo están pisoteando e ignorando. Como conmemoración de dicha lucha, el 9 de enero se designó como el Día de los Mártires, pero vamos a tener que borrarlo del calendario por el irrespeto a la memoria de dichos caídos. De seguro que el capo Gringuillo y sus secuaces van a establecer una nueva fecha, como el 7 de abril, para conmemorar el Día del Entreguismo. Haciendo un poco de historia y remontándonos a los años de 1964: para ese año, el Gringuillo tenía 5 años y la mayoría de sus secuaces andaban en pañales o no habían nacido. Es un hecho que ninguno de Rosela Nasta Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. Presidente fundador Roberto Eisenmann Jr. Director emérito Guillermo Sánchez Borbón Réplica sobre Noticia sobre la ‘cacería de botellas’ en la Asamblea Panamá, 15 de abril de 2025 Señora Eliana Morales Gil Editora Política/Judicial Diario La Prensa Presente Respetada señora Morales Gil: La presente nota es para solicitar mi derecho a réplica por la publicación fechada el 15 de abril de 2025 en el diario La Prensa y titulada Cheque a cheque: la cacería de botellas sacude la Asamblea Nacional y en donde se cita mi nombre, dejando en tela de duda mis funciones y mi asistencia diaria a mi sitio de trabajo. En la publicación en mención, en el séptimo párrafo, escribe: “Pero mientras los veteranos del Palacio Justo Arosemena se quejaban del método, otros rostros, hasta entonces invisibles, hicieron su primera aparición. La caza de las botellas los había sacado de su escondite.” Más adelante, cita: “En la zona también estaba el exdirector de Pasaportes, Omar Ahumada”. Deseo dejar claro que soy funcionario de 18 años en la Asamblea Nacional, en donde soy abogado. Del 01 de julio de 2019 al 15 de mayo de 2024, me acogí a licencia sin suelo, para desempeñar el cargo de Administrador General de la Autoridad de Pasaportes y me reincorporé a la Asamblea Nacional hace 11 meses y mi asistencia y ejecutorias no pueden ser cuestionadas ni dejadas en dudas, toda vez que cumplo con las funciones establecidas y mis actuaciones han sido enmarcadas a las leyes y a la ética. Adjunto documentos que dan fe de lo antes expuesto y reitero mi solicitud de aclaratoria por el diario tanto en su versión impresa como digital. Atentamente, Omar Ahumada * Las réplicas son publicadas tal como son enviadas por su autor. La Prensa no modifica, edita o corrige su contenido.
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