11A La Prensa Panamá, martes 15 de abril de 2025 falacias y medias verdades. • Bajo Donald Trump, Estados Unidos intenta recuperar el control geoestratégico de Panamá e involucra falsamente a la República Popular China, que nunca ha intervenido en el Canal, siempre ha respetado la neutralidad de la vía acuática, nuestra soberanía y ha apoyado incondicionalmente el desarrollo independiente de Panamá. • Estados Unidos obligó a Panamá a suspender o cortar el acuerdo entre Panamá y China (Memorando Varela-Xi Jinping de 2018) para cooperar con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lo cual constituye una inaceptable coerción sobre nuestra independencia, así como una brutal intervención en nuestros asuntos externos. • Estados Unidos viola el Tratado de Neutralidad —especialmente el artículo 5—, los acuerdos bilaterales con Panamá, la Carta de la ONU y el derecho internacional. • Estados Unidos se convierte de esta manera en un Estado paria y renegado del derecho internacional. • La exigencia de Hegseth de que se exonere de peajes a los buques militares de Estados Unidos y de remilitarizar Panamá es una grosera e inaceptable imposición que anula el mal llamado Tratado de Neutralidad, que Estados Unidos intenta aplicar en el marco de su seguridad nacional. • Panamá debe encabezar la denuncia de Estados Unidos como un Estado delincuente y prófugo del derecho internacional. El desafío de humanizar la salud pública Caja de Seguro Social La salud pública en Panamá atraviesa un momento decisivo. En la Caja de Seguro Social (CSS) hemos dado pasos importantes, especialmente tras la aprobación de reformas a la ley orgánica de la institución. Este avance ha traído un respiro financiero en materia de pensiones, pero también impone una responsabilidad clara: traducir esa estabilidad en un salto de calidad en todas nuestras prestaciones. No se trata solo de contar con equipos modernos o nuevas infraestructuras. Nada de eso basta si el usuario se siente como un número más. Si un paciente entra a una instalación, recibe sus medicamentos, pero sale con la sensación de no haber sido escuchado ni tratado con dignidad, entonces hemos fallado. El desafío que enfrentamos es profundo: humanizar el sistema de salud. Durante la Evaluación Anual de la Gestión Médico-Administrativa 2023–2024, hemos querido ir más allá de cifras e indicadores. Queremos medir lo que verdaderamente importa: la experiencia del paciente. Por eso hemos lanzado una encuesta nacional de satisfacción y presentaremos un Ranking Nacional de Instalaciones. Queremos saber cómo nos ve y siente la población, porque lo que no se mide, no mejora. Sí, enfrentamos limitaciones. Sé que muchas instalaciones hacen mucho con poco. Pero también debemos reconocer que la ciudadanía tiene razones para estar insatisfecha: la falta de medicamentos, la demora en las citas, la atención fría y distante. Cambiar esta percepción requiere más que recursos; exige un cambio de actitud, de cultura institucional, de compromiso humano. Además, debemos entender el entorno en el que operamos. Los errores se magnifican, y la crítica a veces se usa con fines ajenos a la salud pública. Pero eso no debe paralizarnos ni llevarnos a la queja. Al contrario, debe empujarnos a fortalecer nuestras estrategias, a construir una gestión sólida, planificada, transparente y medible. La confianza no se gana con discursos ni notas de prensa. Se construye con presencia, con coherencia, con respuestas claras y resultados que la población pueda sentir. Por eso, mejorar la comunicación institucional va más allá de redes sociales: implica estar cerca de las comunidades, escuchar activamente, rendir cuentas. Ninguna transformación será posible si no la lideramos desde adentro. Cada funcionario, desde el médico hasta el personal de apoyo, tiene un rol que cumplir. Debajo del carnet de todos los que trabajamos en esta institución, debe haber un corazón dispuesto a servir. Este es un llamado a todos los directores, jefes y equipos de trabajo de la CSS: lideremos con empatía, con ética y con alma. No permitamos más indiferencia, más excusas, más conformismo. Porque detrás de cada estadística hay una vida. Y porque esta institución le pertenece al pueblo panameño, a cada madre, a cada niño, a cada padre que deposita su confianza en nosotros. No podemos fallarles. La influencia de la presencia estadounidense en Panamá Geoestrategia za que atrajo inversión extranjera directa e impulsó sectores clave como el financiero y el inmobiliario. Muchos dirán que Estados Unidos ha sido permisivo o pasivo frente a los regímenes autoritarios en Venezuela, Nicaragua o Cuba. Pero en Panamá, la relación ha sido distinta: un mensaje claro de protección y de alianza. De alguna forma, eso nos convirtió en una especie de excepción regional. Una nación donde se respeta la vida, la tranquilidad domina la convivencia cotidiana y los extranjeros pueden caminar libremente por las calles. Un país que muchos llegan a percibir como el “Shangri-La” de Latinoamérica. Incluso la invasión de 1989, con todo lo doloroso y polémico que fue, marcó un hito que transformó radicalmente el rumbo político y económico del país. A partir de esa intervención, se abrió una etapa de estabilidad que impulsó el auge del sector financiero, la explosión del desarrollo inmobiliario y una integración acelerada a la economía global. Hoy es difícil imaginar la actual fisonomía de la Avenida Balboa, Punta Pacífica, Costa del Este, Santa María, Ocean Reef o Buenaventura sin ese punto de inflexión. Treinta y cinco años después, en un mundo multipolar y con potencias como China ampliando su influencia mediante infraestructura, tecnología y puertos estratégicos, Panamá ha optado por reforzar su alianza histórica con Estados Unidos. La reciente firma de un acuerdo que permite presencia militar temporal y rotativa en instalaciones como Sherman, Howard y Rodman, no solo apunta a proteger el Canal, sino también a contrarrestar la penetración china en sectores logísticos, portuarios y tecnológicos. El Canal es una arteria comercial crítica. Su neutralidad, eficiencia y seguridad son fundamentales no solo para Panamá, sino para la economía mundial. La presencia militar estadounidense en sus cercanías tiene un efecto disuasivo inmediato ante amenazas extranjeras y reafirma el compromiso de Estados Unidos con su defensa, ante riesgos como sabotaje, espionaje o inOctavio Vallarino Arias Hegseth-Mulino: Operación ‘trick-fuck’ Relación con Estados Unidos No me arrepiento de haber propuesto al entonces magnate Donald Trump como “persona non grata” ante el Consejo Municipal de Panamá en 2016, que lo condenó unánimemente en ese sentido, ya que, desde entonces, Trump despotricaba contra nosotros. El empresario no era presidente de Estados Unidos y tuvo un incidente conflictivo con el gobierno nacional, relacionado con irregularidades cometidas en relación con la Torre Trump, que construyó en la ciudad de Panamá. Trump intentó infructuosamente, con malas artes —como es su costumbre—, que le levantaran tal acusación. Ahora, con mayor razón, Trump es non grato, ya que está cumpliendo su amenaza de recuperar el Canal de Panamá por las buenas o por las malas, actuando como el verdadero matón del barrio. La visita de Marco Rubio, secretario de Estado, y de Pete Hegseth, secretario de Defensa, nos arroja las siguientes conclusiones: • Panamá está siendo víctima de una “operación trick-fuck”, un término castrense estadounidense que describe una maniobra o acción “deliberadamente confusa, contradictoria o tramposa, diseñada para sacar ventaja, sancionar o vulnerar a otra parte”. La maniobra trick-fuck destruye nuestra soberanía mediante artilugios, • La militarización de Panamá y el intervencionismo estadounidense han sido condenados históricamente por nuestro pueblo y lo seguirán siendo en el futuro. • Sea del tipo que fuere, cualquier acuerdo con Estados Unidos debe ser aprobado primeramente por la Asamblea Nacional y, según nuestra Constitución Nacional, por el pueblo de Panamá mediante referéndum o plebiscito, tal como ocurrió con los Tratados Torrijos-Carter en 1977. • Mientras este requisito no se cumpla, todo acuerdo (memorando de entendimiento, canje de notas, acuerdo en forma simplificada, acta) es nulo. • Para evitar un conflicto geopolítico por el control de canales, estrechos naturales y ríos internacionales, es imprescindible acordar la neutralización permanente de estas vías acuáticas, a fin de evitar que sus pueblos ribereños (como Panamá) sean objeto de ataques, agresiones y acciones depredadoras por parte de grandes potencias. • El presidente Mulino debe renunciar al cargo, al que llegó rodeado de irregularidades, y debe ser demandado penalmente por atentar contra la personalidad internacional del Estado, en la modalidad de traición a la patria. • El canciller Javier Martínez-Acha y los asesores presidenciales en asuntos internacionales y constitucionales deben renunciar por dignidad. • Todos los integrantes del Consejo Nacional de Relaciones Exteriores tienen el deber de renunciar ante la extraordinaria felonía cometida contra la patria. EL AUTOR es director de la CSS. EL AUTOR es diplomático de carrera y presidente honorario del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá (Ceeap). EL AUTOR es promotor de proyectos. Dino Mon tentos de control indirecto. No es un secreto que empresas estatales o privadas chinas han sido señaladas por potencias occidentales como posibles actores en labores de inteligencia o ciberespionaje. Una cooperación militar con Estados Unidos puede blindar las comunicaciones, reforzar los sistemas operativos del Canal y asegurar su integridad tecnológica. Si China tuviera acceso a puntos clave del Canal, podría —en un escenario de confrontación internacional— interrumpir operaciones o filtrar información sensible. Entre los beneficios concretos del acuerdo con Estados Unidos destacan: mayor inversión en seguridad cibernética, satelital y naval; entrenamientos conjuntos; modernización de nuestras fuerzas de seguridad; fortalecimiento del prestigio internacional de Panamá como socio confiable en la defensa del comercio global; y reducción del riesgo reputacional ante inversionistas. Ante las nuevas amenazas globales, la renovación de esta cooperación refuerza nuestro compromiso con la defensa del Canal y con una política exterior independiente frente a influencias foráneas. Además, transmite una poderosa señal de confianza a los mercados e inversionistas: el Canal de Panamá seguirá siendo una vía neutral, segura y al servicio del comercio mundial. Creo que el presidente Mulino y su equipo han actuado con inteligencia y coraje al formalizar este nuevo entendimiento con Estados Unidos. Lejos de afectar nuestra soberanía —como algunos temen—, esta cooperación nos alinea con más de 70 países que mantienen acuerdos similares. ¿Acaso somos los panameños más soberanos del mundo por rechazar toda colaboración internacional? Lo dudo. En un mundo cada vez más complejo, elegir bien a los aliados es una decisión estratégica. Y Panamá, una vez más, ha optado por la estabilidad. A lo largo del siglo XX, Panamá se distinguió de muchos de sus vecinos centroamericanos por su relativa estabilidad política, seguridad interna y desarrollo económico. Una de las razones fundamentales detrás de esta diferencia fue la presencia estratégica de bases militares estadounidenses en territorio panameño. Aquella presencia tuvo efectos profundos no solo en la defensa del Canal interoceánico, sino también en la contención de amenazas como el comunismo, el terrorismo y el desorden que afectaron gran parte de Centroamérica. Su sola existencia funcionó como elemento disuasivo frente a cualquier intento de infiltración radical o insurgente. Los grupos ideológicos sabían que cualquier amenaza contra Panamá encontraría una respuesta contundente. Esta certeza desmotivó la aparición de guerrillas marxistas o insurgencias armadas. Mientras países como Nicaragua, El Salvador y Guatemala enfrentaban intensos conflictos ideológicos y guerras civiles, Panamá se mantuvo al margen. La razón principal fue su valor geoestratégico para Estados Unidos: la zona del canal era vital para la seguridad hemisférica, y Washington lo sabía. Por eso, mantuvo una vigilancia constante para evitar cualquier desestabilización. Más adelante, cuando el mundo enfrentaba nuevas amenazas como el terrorismo y el narcotráfico, Panamá, gracias a su estrecha colaboración con las fuerzas armadas estadounidenses, se consolidó como un territorio seguro, estratégicamente protegido y con condiciones favorables para un crecimiento económico notable. Esa estabilidad proyectó una imagen de confianDonald Trump es ‘non grato’, ya que está cumpliendo su amenaza de recuperar el Canal de Panamá por las buenas o por las malas, actuando como el verdadero matón del barrio. Julio Yao Opinión
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