7A La Prensa Panamá, viernes 11 de abril de 2025 Contacto [email protected] Los artículos de opinión y las caricaturas son responsabilidad exclusiva de los autores. La opinión de La Prensa se expresa únicamente en el Hoy por Hoy. cadas junto a lechos de quebradas, lo que dificulta el patrullaje y la vigilancia continua por parte de las autoridades. Respuesta comunitaria y limitaciones institucionales. La comunidad ha tomado iniciativas como: • Organización de grupos de WhatsApp para alertas inmediatas (funcionan en algunos barrios) • Colocación de carteles disuasivos Sin embargo, a pesar de contar con líneas directas a la Policía Nacional —como el 104 y el 311— y con vecinos vigilantes, la respuesta sigue limitada por la falta de personal, equipo y logística. Esta situación ha llevado a que muchos afectados opten por no presentar denuncias, lo que incrementa la frustración colectiva. Los robos y delitos son cada vez más frecuentes. Pruebas tangibles se observan en la calle 71B Oeste, donde las casas cercanas al lecho de la quebrada son especialmente vulnerables. Las respuestas del Sistema Penal de Panamá suelen ser demasiado largas. En mi caso particular, he sido víctima de dos robos en los últimos dos meses. Propuesta: Sistema de Alerta Preventiva (SAP). Como referencia a experiencias exitosas en otros países, se propone implementar el SAP, un mecanismo basado en: Las colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. ¿Cómo percibimos la temperatura? Termosensación Eventos cotidianos como ducharse con agua fría, abrir el refrigerador, caminar al mediodía por la avenida Central o colocar la mano cerca de la llama de una vela son ejemplos sencillos que nos permiten explicar cómo nuestro cuerpo procesa estímulos externos como la temperatura. La termosensación, el proceso mediante el cual percibimos la temperatura, es fundamental para la supervivencia de los organismos. En los mamíferos esto ocurre gracias a un conjunto de neuronas ubicadas en la zona más externa de la piel, que responden al calor y al frío. En particular, existe un subconjunto de canales iónicos llamados termoTRP (Receptores de Potencial Transitorio) que se activan ante estímulos térmicos, enviando señales a distintas áreas del cerebro encargadas de procesar la información sensorial que nos permite sentir calor o frío. Los canales de iones son proteínas situadas en las membranas celulares. Al activarse, permiten el flujo de iones cargados eléctricamente hacia dentro y fuera de las células, de manera similar al funcionamiento del Canal de Panamá, que regula el paso de barcos entre los océanos Pacífico y Atlántico. A finales de los años 90 se identificó el primer canal térmico, TRPV1, que se activa a temperaturas superiores a 42 °C y también responde a la capsaicina, el compuesto activo de los ajíes responsable de la sensación picante. El TRPV2 es un canal que se activa a temperaturas cercanas a los 50 °C, ya nocivas para el ser humano. El TRPM8, en cambio, responde a temperaturas bajas pero agradables, alrededor de los 12 °C, y también al mentol. Por su parte, el TRPA1 es el canal del frío nocivo, activado a temperaturas consideradas dolorosamente frías para los humanos. Además, existen otros canales que se activan a temperaturas intermedias, como TRPV3, TRPV4, TRPM2, TRPM4 y TRPM5. La termosensación no solo nos permite disfrutar de un jugo de raspadura bien frío o evitar quemaduras: también es clave en procesos como el dolor. Estos hallazgos marcaron el inicio de nuestra comprensión sobre cómo el sistema nervioso interpreta el entorno. Antes no era mejor que ahora, pero ahora… Salud pública “neonatólogos”, los que de inmediato cuidaban también al recién nacido. No fue un capricho y tampoco es válido el argumento de que la obstetricia nació para quitarles los partos a las comadronas, consideradas entonces como apropiadas porque “solo las mujeres conocen a las mujeres”. Las comadronas más codiciadas eran parteras africanas, y atendían en sus domicilios a mujeres de alcurnia en Inglaterra, Francia, España, y llegaron a América del Norte para instalarse en las grandes mansiones del sudeste y nordeste de los Estados Unidos. Ellas, las parteras africanas, hicieron valer el concepto de que el parto es natural. Hoy día, el número de parteras en África es escaso. Datos de las Naciones Unidas sugieren que una matrona africana atiende a 500 mujeres anualmente para asuntos relacionados con su vida reproductiva. Las cifras del África subsahariana son delicadas y están condicionadas por las pobres condiciones y facilidades de higiene y salud pública, empezando por un pobre acceso a los servicios sanitarios. Un documento del 2022 señala que allí “mueren 550 mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto”. Los partos naturales no estaban exentos de complicaciones por el solo hecho de ser algo “natural”, y atenderlos en la comodidad de las casas de las mujeres embarazadas y con la compañía de familias y amigos les daba un atractivo especial, prácticamente una ceremonia social, que también se interrumpía cuando se complicaba. En Panamá, durante los inicios de la República, los parteros formaban parteras en dos años, como lo mencionara el estudiante de Historia de la Universidad de Panamá, Eliécer Urriola. No está claro si estas estudiantes tendrían que ser enfermeras antes de especializarse en estas funciones obstétricas, relacionadas con el nacimiento de un bebé. Este entrenamiento exigía cumplir con dos años de servicio como tales en Pedro Vargas Inseguridad en Betania: comunidad en alerta Acción ciudadana Betania, un corregimiento ubicado en el corazón de la ciudad de Panamá, enfrenta un preocupante aumento en los índices de inseguridad. Con más de 51,600 habitantes y una diversidad socioeconómica que abarca desde clases bajas hasta medias-altas, la comunidad ha experimentado una transformación en su percepción y gestión de la seguridad vecinal. Fortificaciones residenciales. Los residentes han implementado diversas medidas de seguridad en sus hogares: • Instalación de cámaras de vigilancia • Sensores de movimiento • Verjas fortificadas, serpentinas y cercas eléctricas • Alarmas y cerraduras reforzadas A pesar de estos esfuerzos, los delincuentes han encontrado maneras de evadir las medidas, generando una sensación de encierro entre los habitantes. Las viviendas, en lugar de ser refugios seguros, se asemejan a prisiones para quienes las habitan. Rutas de escape y desafíos de vigilancia. Las rutas utilizadas por los delincuentes —veredas, quebradas y entradas ocultas— representan un reto adicional. Betania cuenta con más de 30 accesos y 40 veredas internas. Muchas casas están ubi- • Tecnología de geolocalización • Integración con redes vecinales digitales • Respuesta institucional inmediata Complementado con el uso de drones, el SAP permitiría: • Monitoreo en tiempo real • Vigilancia de rutas de escape • Documentación de evidencia • Disuasión de actividades delictivas Implementación de drones en seguridad comunitaria. En países como España, Estados Unidos y Brasil, los drones ya forman parte de los sistemas de vigilancia. Sus ventajas incluyen: • Llegar en menos de dos minutos al lugar de los hechos • Grabar en tiempo real • Reconocer zonas de riesgo • Asistir a las autoridades para actuar con mayor precisión y seguridad Conclusión. El desafío es grande, pero también lo es la voluntad de cambio. La seguridad de Betania requiere un enfoque integral que combine una comunidad organizada, tecnología accesible y autoridades comprometidas. La prevención del delito no puede depender solo de muros altos, sino de una vigilancia colaborativa e inteligente. Betania tiene el potencial de convertirse en un ejemplo de transformación si se adopta una estrategia moderna, integrada y humana. La seguridad es un derecho, no un privilegio. Defender ese derecho exige acción inmediata y coordinada. Opinión EL AUTOR es profesor y neurocientífico del Departamento de Fisiología y Comportamiento Animal de la Universidad de Panamá, e integrante de Ciencia en Panamá. EL AUTOR es residente en Betania. EL AUTOR es médico. César Amaya la misma institución de maternidad donde se las había entrenado durante esos primeros años. La percepción popular era que los médicos no conocían nada del trabajo de parto y que las parteras no estaban capacitadas para atenderlo. Fue difícil que las mujeres embarazadas acudieran a la Casa de Maternidad por esta percepción negativa. Dice el historiador que, para 1908, en 17 meses, solamente se había utilizado la Casa de Maternidad en 103 ocasiones. Para los médicos, el parto no es “natural” por el solo hecho de ser vaginal, y era común considerar que “todo parto es complicado hasta que se demuestre lo contrario”, una afirmación un tanto sesgada que hoy día muy poco se pronuncia. Las cifras indican que aproximadamente un 15% de los embarazos normales se complican al momento del parto, con riesgos para la madre y para el producto del embarazo. El lugar donde se nace y el cuidado prenatal son significativamente importantes para inclinar la balanza del resultado, favorable o desfavorablemente. Aunque me parece muy romántica la enumeración que hace una asociación americana sobre el embarazo, señala que la opción de dar a luz en casa se puede considerar si: (1) su embarazo es de bajo riesgo; (2) si quiere usted evitar una episiotomía (el corte quirúrgico que aumenta el espacio de salida del canal del parto), una cesárea o la anestesia epidural (la anestesia que se logra introduciendo una aguja entre los cuerpos vertebrales inferiores); (3) si quiere compartir la experiencia del parto con su familia y amigos; (4) si quiere tener libertad de movimiento, para bañarse, comer, o tomar líquidos durante la labor; y (5) si quiere estar en la comodidad que acostumbra a tener en su hogar. Esta enumeración tiene un mensaje subliminal de que la práctica obstétrica es deshumanizante y no profesional. Sin entrar en los detalles, el primer consejo es: cambie de obstetra. Hoy no es difícil encontrar argumentos como los que se utilizan a menudo en diferentes especialidades de la vida en nuestras sociedades, como en economía, gobierno y política. Argumentos que asumen que no hay la verdad, sino las verdades; que tengo derecho a promulgar mi verdad y no la verdad; que mi deporte por las teorías de conspiración es mi favorito y no me lo pueden prohibir —no importa cuánto daño produzca—; y que hay una verdad alternativa y esa es la mía. El oscurantismo no puede ser menos claro. Las preguntas, cada vez que se quiere retomar un camino superado, son: ¿por qué llegamos aquí?, ¿por qué estamos aquí?, ¿por qué queremos echar para atrás? y ¿cómo lo hacemos? Cuando alguna persona se atreve a sugerir partos en casa como el lugar para nacer, o desconoce por qué el parto en domicilio fue reemplazado por el parto en hospitales, o le gusta la contradicción y el espectáculo, surgen preocupaciones. No afirmo con esto que no pueda darse una situación en la que se dé a luz en casa, pero esa no es la indicación a promover. Por ejemplo, durante la pandemia de 2019, cuando los hospitales no se daban abasto para ofrecer cuidado a todo paciente, hubo necesidad de permitir ciertos manejos, otrora riesgosos, y de dar a conocer esta realidad a los interesados. El parto en casa fue uno de ellos. No tengo cifras nacionales sobre esos eventos en nuestro país, pero sería interesante conocerlas algún día. Tampoco estoy hablando de no dar a luz en un ambiente familiar, con el apoyo de parteras entrenadas y acceso inmediato al cuidado médico especializado frente a una urgencia obstétrica o un riesgo fetal inminente. Esto existe en las salas de labor de parto en muchos hospitales, donde hay obstetras de turno disponibles las 24 horas del día. Fácil de discernir: esto no es lo mismo que parir en la recámara o el baño de la casa, metida o metidos en una tina llena de agua o sobre un sofá, no importa qué personal profesional acompañe, si está situada a muchos kilómetros o largos minutos de una institución de salud con servicios médicos especializados. De hecho, la profesionalidad de ese personal puede ponerse en tela de juicio si estas son las condiciones en las que trabaja. Se hizo el traslado del lugar de dar a luz a un bebé deseado y cuidado porque la mortalidad de niños por nacer y de madres aumentaba de forma intolerable con los partos a domicilio. Fue esto y no otra cosa lo que concientizó, en el siglo XVIII, sobre la necesidad de especializar parteros —luego obstetras—, médicos conocedores del embarazo, el trabajo de parto y el nacimiento del bebé. Incluso fueron ellos los primeros La seguridad de Betania requiere un enfoque integral que combine una comunidad organizada, tecnología accesible y autoridades comprometidas. Luis Reyes Miranda Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Annette Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. 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