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4B La Prensa Panamá, domingo 23 de marzo de 2025 Panorama Jimmy Carter y Omar Torrijos durante la firma de los tratados en 1977. Archivo La ratificación de los Tratados del Canal RAÍCES Entre 1977 y 1978, senadores de Estados Unidos visitaron Panamá para evaluar el Canal y reunirse con líderes, incluido Torrijos. El embajador Ambler Moss desempeñó un papel clave en las negociaciones. Relato en primera persona. En junio de 2014 el exembajador de Estados Unidos en Panamá, Ambler Moss (1937-2022) escribió este artículo especialmente para la página Raíces de La Prensa. Por considerarlo de interés, loreproducimosenestaedición. Durante 1977 y comienzos de 1978, numerosos senadores viajaron a Panamá a observar el Canal y las instalaciones militares estadounidenses; a reunirse con líderes panameños especialmente con el hombre fuerte Omar Torrijos, con la comunidad empresarial estadounidense (que en general apoyaba los tratados) y con el embajador William Jorden. El embajador Gabriel Lewis jugó un papel crucial en el conducción de las visitas. Puede afirmarse justificadamente, que no se perdieron votos como resultado de las visitas de los senadores. Algunos se conquistaron, otros permanecieron intactos. Ciertos senadores intentaron provocar a Torrijos con preguntas mordaces: ¿”Es usted comunista”?, ¿”Es usted traficante de drogas”?. Torrijos respondió siempre con buen humor y dignidad. A uno le contestó: “nunca he tenido que decir que no era comunista; ni he tenido que decir que no soy homosexual ni hijo de puta”. El sector militar de los EUA dio su respaldo desde el comienzo. Consideró que el control panameño del canal era la mejor defensa interna. De igual modo, la defensa de las amenazas externas correspondería a los EUA. El comandante en Panamá, general Dennis McAuli- ™e respondió a un senador que le preguntó si podía defender el canal en caso que los EUA continuaran administrándolo. “Sí, pero esa es una pregunta equivocada. Si yo tuviera que defender el canal, no habría tráfico. Las naves no lo utilizarían”. El debate formal en el Senado inició el 8 de febrero de 1978 con el Tratado de Neutralidad que incluía el derecho de los EUA a defender el Canal. Fue aprobado el 16 de marzo. Los debates sobre el Tratado del Canal continuaron durante la mitad de cada día hasta la votación el 17 de abril. Por primera vez fueron transmitidos en vivo desde el recinto del Senado. Las sesiones, eran frecuentemente ásperas, cáusticas y estuvieron sazonadas con declaraciones falsas que hubieron de ser refutadas ágilmente por los líderes defensores de los tratados Frank Church y Paul Sarbanes. Una táctica que ciertos oponentes emplearon, advirtiendo que los panameños escuchaban los debates, consistió en insultar al país y a sus líderes, especialmente a Torrijos, suponiendo que provocarían una reacción intempestiva. Torrijos me dijo que se enfurecía tanto que estrellaba contra el piso su radio transistor y que un sargento le alcanzaba otro de una caja de radios Sony que reservaba para ese propósito. El embajador Gabriel Lewis frecuentaba la Casa Blanca, como recuerda el presidente Carter, y se mantenía en contacto con el general Torrijos sobre los acontecimientos en Capitol Hill. Cuesta imaginar que el Senado empleara alguna vez la mayor parte de un año legislativo en un solo asunto. La votación final nunca estuvo asegurada de antemano. Sabíamos que no obtendríamos nunca más de un voto de los 67 necesarios para la aprobación de cada tratado. En el primer tratado, calculamos que tendríamos un voto en reserva, si fuese necesario. Pero en el segundo no teníamos ninguno y necesitábamos desesperadamente al menos dos de tres votos indecisos (Hayakawa, Abourezk y Cannon). Los obtuvimos. Horas antes de la votación, el presidente Carter, telefoneó a Frank Moore y se ofreció a ir al Senado a ayudar en el cabildeo. Frank le persuadió de que era mala idea. David McCullough nos dijo después que se había reunido con Hayakawa ese día y que este le dijo con un guiño: “no te preocupes”. Solo después de la votación, el presidente Carter se animó a ofrecer una recepción de victoria en la Casa Blanca. En este punto, la cuestión del Canal de Panamá no se había resuelto completamente. Era preciso implementar la legislación de ejecución en ambas cámaras, aún cuando los tratados empezarían a regir el 1 de octubre de 1979. Los miembros de la Cámara de Representantes opuestos a los tratados no podían modificarlos o anularlos, pero podían avergonzar al gobierno de los EUA en el caso de que viera impedido a cumplir sus obligaciones. Hacia el final de 1978 acaecían “batallas a gran escala en la Cámara” como recuerda Carter, lo que exigió otro “esfuerzo masivo de cabildeo en la Cámara y el Senado simultáneamente”. Finalmente, la legislación fue aprobada el 27 de septiembre de 1979, tres días antes de que los tratados entraran en vigor. Estaba lejos de la perfección pero alcanzaba a desempeñar su función. El impacto de los tratados ha sido múltiple. Las relaciones de los EUA y Panamá florecieron, incluyendo las de la comunidad empresarial. Por vez primera, se fundó una Cámara de Comercio Panamá-EUA inaugurada por el presidente Aristides Royo. Hubo también otro efecto político notable. En 1979, el personal de la embajada norteamericana en Terán fue secuestrado y el Sha, habiendo escapado, se encontraba en los EUA convaleciente de una operación de cáncer. Washington deseaba que abandonara el país a fin de negociar la liberación de los rehenes. A muchos países se les solicitó refugio, incluyendo a todos los aliados europeos y aún a países neutrales. Todos declinaron. Solo Egipto y Panamá aceptaron y este lo hizo inmediatamente gracias al afecto que profesaba Torrijos a su amigo Jimmy Carter. El presidente Carter mantuvo el interés en América Latina promoviendo vigorosamente los derechos humanos y la democracia. Años más tarde, el expresidente argentino Raúl Alfonsín me dijo que habría sido baleado de no ser por la campaña de Derechos humanos de Carter. Las relaciones con América Latina se beneficiaron inmediatamente por la solución de una cuestión de la mayor importancia, que había causado división durante tantos años. El Canal ha permanecido eficiente, seguro y ha devenido como nunca antes, un activo primordial en la navegación del mundo entero. Para Julio de 2013, el 67% del tráfico del canal se origina o va con destino a los EUA. El segundo usuario es China (23%); le sigue Chile (13%), la Comunidad europea (11%) y Japón (10%). Los Tratados del Canal de Panamá ofrecen una lección al mundo. Los Estados Unidos probaron que una gran potencia, en relación asimétrica con un pequeño pero importante país, podía obrar con equidad y hacer justicia, “hacer lo correcto”. El resultado ha servido a los mejores intereses de ambos países. Ambler Moss fue embajador de Estados Unidos en Panamá entre 1978 y 1982. Editor de Raíces: Ricardo López Arias Joaquín González Raúl Vásquez Sáez Cortesía Raúl Vásquez y los colores de la tierra ‘RETROSPECTIVA’ La muestra pictórica Retrospectiva del maestro Raúl Vásquez Sáez (q.e.p.d.), auspiciada y organizada por el BNP, bajo la curaduría del arquitecto Antonio Siu, constituye no solo un acierto cultural de extraordinaria trascendencia por parte de esta institución bancaria, lo cual destacamos y aplaudimos, sino además un merecido y oportuno reconocimiento al invaluable legado y trayectoria artística de uno de los pintores panameños más importantes dentro del imaginario plástico de nuestro país, en especial por el profundo e inspirador mensaje estético y raigal de sus obras. La exposición, que está disponible al público hasta el próximo 17 de abril en la planta baja de la casa matriz del BNP, recoge una exquisita, amplia y muy depurada selección de obras que permiten recorrer visualmente la trayectoria creativa del artista, desde sus inicios hasta su última creación inconclusa, cuando lo sorprendió la muerte en su estudio de La Villa de Los Santos (2008). En lo personal, tuve el privilegio de conocer en vida a Raúl —al ser humano y al artista—, por lo que visitar esta exposición fue una experiencia entrañable. Después de tantos años, poder reconocer frente a mí su paleta, pinceles y cutarras, así como sus preciadas piedras de río en aquel sencillo cuenco de madera, aparte de sus obras, me hizo revivir gratos recuerdos de su especial amistad y su excelencia como artista. Raúl fue un pintor intuitivo que apelaba siempre al inconsciente espiritual y chamánico que bullía dentro de él. De allí que no es fácil entender su obra. Se requiere una predisposición hacia lo mágico, además de cierta dosis de sensibilidad espiritual y, por supuesto, también estética. Recuerdo que me confesó en una ocasión: “Trato de que mi mente no tome las riendas del acto creativo. Mis personajes, casi siempre, son producto de apariciones que llegan a mi subconsciente”. Asumo que, por ello, el misterio de sus “seres duendes”, como en alguna ocasión los llamó, se distingue por ser figuras brumosas y difusas, apenas delineadas por breves trazos y signos encriptados que destacan en el espacio saturado de texturas y colores terrosos, como se aprecia en cada una de sus obras. Raúl fue un pintor de formación autodidacta y profundamente experimental y creativo, lo cual puede apreciarse a cabalidad en la muestra que nos ocupa, en donde encontraremos su vasto y prolijo legado artístico, expresado, por ejemplo: sobre piedras de río, madera de playa, papel artesanal, incluso sobre servilletas. Por igual, RVS incursiona en diversas técnicas como la acuarela, el acrílico y el óleo, mezclado en ocasiones con arcilla y arena, para obtener sus texturas deseadas y aplicadas con espátula. Cómo no hacer mención, además, de la utilización del “lodo de Azuero”, presente como pigmento referente en muchas de sus obras más emblemáticas. Con relación a esto, viene a mi memoria una frase que, en cierta ocasión, le escuché decir: “No hay escuela, solo señales”. En efecto, Raúl Vásquez Sáez, logró externalizar su obra al proyectar una propuesta universal, que no quedó atrapada en el regionalismo costumbrista tradicional. Además, se constituyó en un pintor capaz de generar influencias inmediatas en su entorno. De hecho, fue el fundador de la “Escuela de Azuero”, llamada así, a la talentosa camada de artistas de la región, que se animó a adoptar, asumir y continuar los principios y postulados básicos de su novedosa manera de hacer arte. Como es natural en todo artista, RVS fue susceptible también de recibir motivaciones e influencias de otros pintores. En su caso, durante su estancia en México, quedó impactado, por la obra de Rufino Tamayo, a quien además tuvo oportunidad de conocer personalmente. A mi juicio, un ejemplo innegable de la influencia de Tamayo, en la obra de RVS se aprecia en Mujeres de la noche, incluida en la muestra. La obra de RVS es conocida y valorada por coleccionistas locales e internacionales. Expuso en países como Francia, Estados Unidos, Japón, México, Colombia y Argentina. Incluso algunas de sus obras fueron subastadas por la Casa Sotheby’s de Nueva York, como Pescadores en círculo (1977). De manera que, estamos ante la presencia de un artista consagrado por entero a su arte, quien, en su corta vida, encontró una manera especial y singular de “gritar sus silencios, alegrías y tristezas“.

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