10A La Prensa Panamá, martes 18 de marzo de 2025 lar con mi índice a quienes sugirieron o directamente removieron del pensum escolar las “Lecciones de Gobierno”, las de “Cívica” y los que, por culpa suya, no se conocen las grandes enseñanzas de la Urbanidad de Carreño. Hoy, les garantizo que, si se le preguntara a un ciudadano, sin importar si reside en la capital, en Pinogana o en Kankintú, a quién deben acudir para que se le reparen (o se les construyan) las calles a sus comunidades, la respuesta sería “al diputado”. De hecho, me cuentan quienes se han sentado en uno de los cubículos de la Asamblea Nacional que hay quienes esperan 5 o 6 horas para solicitarle a su diputado respectivo que le “patrocine” el quinceaños de su hija. Por ello, hay circuitos electorales que eligen y, peor aún, reeligen a ignorantes, abusadores sexuales, ladrones, estafadores, narcotra cantes y similares como sus representantes ante lo que debería ser el primer órgano del estado. ¿Qué podemos esperar entonces de las deliberaciones y pronunciamientos que de esa augusta cámara deberían salir? Veamos, con lo sucedido en la Asamblea Nacional nos damos cuenta de que “no estaba muerto, estaba de parranda”. Los tentáculos de poder dentro del recinto legislativo, pareciera que siguen activos y efectivos. Varios compraron las falsedades e imprecisiones emitidas por las organizaciones de turno, porque efectivamente se turnan para que el país no prospere, y se montaron en ese patín para no votar en defensa de una institución que debería ser lo más noble que hay, porque debe atender la salud y la vejez de muchos compatriotas. ¿Será que podríamos decir que aprendimos la lección? No lo creo. Somos como el muñeco “por ao”, no importa cuán duro le pegues, vuelve y regresa, sonreído y pidienLas colaboraciones para la sección de Opinión deben incluir la identificación del autor. Los artículos no deben exceder 650 palabras. No se publican colaboraciones que hayan aparecido en otros medios y La Prensa se reserva el derecho de seleccionar, editar y publicar. No devolvemos el material. Apagones Coyuntura La gura del apagón es elocuente, recuerda a los años ochenta y la canción La luz de Pedro Altamiranda: “Panamá, Panamá, subió la luz y qué oscuridad”, y aunque desde 2019 no pasaba algo parecido, la metáfora de lo que ocurre con el gobierno y con el país es evidente: hemos entrado política y socialmente en un estado de oscuridad preocupante. Miren la bancada Vamos, que de independientes postizos pasaron a partido súbito, y les llegó su apagón con gritos y ofrecimientos de lencería femenina para diputados por parte de diputada, en un espectáculo bochornoso que nos sume en una oscuridad crucial. Tanto independientes juntos bajo los mismos colores no podía ser otra cosa que un partido: las herramientas democráticas no son el problema, sino la falta de criterio para usarlas. Apagón asambleario con la pantomima de las reformas a la CSS, y el PRD, con su diputado con nombre de boxeador y de whisky a la cabeza, oponiéndose a un adversario político con insinuaciones sobre su sexualidad, sumada a la cara dura de dar lecciones sobre corrupción o resolución de problemas, acabando de salir de un periodo gobernando, es de una oscuridad democrática preocupante. Un apagón de voces a nivel internacional cubre nuestra causa más importante de los últimos 35 años de un silencio espeso, que amenaza con dar la razón al relato de falsedades que se sigue contando. Mientras, Trump da instrucciones al Pentágono para que busque posibilidades militares reales sobre el Canal, pero es mejor ir solos por esta vereda oscura y sin defensa. En menos tiempo que ningún otro gobierno, este ha demostrado que será el peor de todos. No tenemos que aguantar cinco años de este atropello: ha llegado el momento de pedir que sean otros los que nos gobiernen, aunque corremos el riesgo de no tener a nadie a la altura de las circunstancias. El miedo a los peores nos acecha, y no hay peor oscuridad que esa. Al cuidado del territorio del Estado Urbanismo pos y tristemente su existencia permanece, lo que yo llamo depredadores territoriales, y que otros tildan de invasores, cuyas características y modus operandi corresponden a grandes y poderosos Estados, como eras hambrientas, de recursos naturales, poder y engrandecimiento territorial, poder nanciero, entre otros. Todo esto bajo el negocio o nuevo esquema llamado imperialismo, nombre acuñado por John A. Hobson en 1902. Entonces debemos entender y tener claro que son apropiadores del territorio ajeno de Estados débiles, asustadizos e indefensos, que no tienen cómo ni con qué protegerlo, ni a su nación, ni a sus recursos. Situación que aquellos olfatean a distancia, como hienas hambrientas, y motivan grandes y tristes conictos bélicos. Hoy hay su cientes y claros ejemplos en desarrollo, y no descansan en producir nuevos. No les importa en lo más mínimo todas las consecuencias que su accionar produzca, ya sea deterioro del territorio, de la economía, del desarrollo, de la calidad de vida y, nalmente, la disminución de la nación depredada por muerte, migración y con ello desaparición de aquel Estado. El SENAN y el SENAFRONT son las instancias de gobierno del Estado creadas para el cuidado y defensa del territorio nacional, por aire, tierra y mar, de los límites y fronteras con otros y los acontecimientos o manifestaciones de toda índole y naturaleza que en ellos puedan darse. Hoy leo con beneplácito, en los medios nacionales de comunicación mediática, la inversión de por lo menos 200 millones de Balboas, en la adquisición de algunos aviones para transportación, unos y otros artillados para acciones de defensa aire-tierra; aquello será para la vigilancia y protección del territorio nacional. Es comprensible y debe entenderlo la comunidad nacional que se trata de equipo necesario y tal vez su ciente para brindar servicio de auxilio en urgencias que con oportunidad la población nacional requiera, así como vigilar y controlar acciones ilícitas dentro de las fronteras patrias desde el aire, porque solo por mar y tierra ello no es posible de manera alguna. No se trata y jamás será su ciente en lo más mínimo, ni es el propósito contrarrestar a un depredador territorial internacional. Por otra parte, tampoco la citada acción René Pardo C. ¿Aprendimos la lección? Fanatismos Últimamente, los panameños y, pareciera que una gran cantidad de los pueblos del mundo, hemos regresado a la etapa del fanatismo, ya sea político o religioso. Así, vemos a “falsos profetas” que prometen sentarse a la derecha del señor, candidatos que prometen dinero, “facilitadores” que prometen resolver temas de migración o de reducción de penas, “inuencers” que prometen miles de seguidores y así sucesivamente. En lo que coinciden todos es que tienen buena “labia” y saben que no podrán cumplir con lo prometido. Hay una anécdota que se le achaca desde hace mucho tiempo al Dr. Belisario Porras, aunque quienes saben del tema aseguran que no fue él quien así se dirigía a las masas que lo aclamaban. Pero fuera quien fuera, uno de los más grandes dirigentes que hemos tenido en este país, todo parece indicar que tenía razón. Sólo en las últimas elecciones, hubo un candidato “mesías”, ¿se imaginan si hubiera ganado? También hubo otro que prometió y prometió a sabiendas que no podría cumplir. También vimos al líder impoluto que todo lo puede y que estaba convencido de que sus “seguidores” serían una especie de clones multiplicados y que se sentarían en el hemiciclo legislativo solo esperando instrucciones del “jefe”. A ver, ¿quiénes se equivocaron, ellos o nosotros, el pueblo? Yo empezaría por señado más. Y ustedes, mis queridos lectores, se preguntarán cuál es la solución. Yo empezaría por hacer las reformas en la constitución que se requieren para poder iniciar luego un proceso constituyente serio, bien pensado, profundo y con bases sólidas que nos permitan desarrollarnos como un país donde se respeta la ley y el orden. Con el mayor respeto para quienes abogan por un proceso no contemplado por la actual constitución, esto solo sería una terrible pérdida de tiempo y de con- anza de la poca que aún le queda al electorado, pues saben perfectamente que no aguanta una demanda de inconstitucionalidad. Hay que blindar el proceso constituyente, garantizando que no imitemos los resultados que estamos viendo en la Asamblea Nacional. Hay que elegir gente capaz, honrada y de los más altos valores cívicos y morales para que, sin banderías políticas, podamos diseñar esa nueva ruta que nos guiará a lograr lo que tanto queremos: un mejor Panamá. Si no lo hacemos y empezamos a llamar a plebiscitos para tomar decisiones, interpretando la norma de que “el poder emana del pueblo”, entonces ¿para qué necesitamos a los órganos ejecutivo o legislativo? Si queremos aprobar un convenio internacional, convoquemos un plebiscito. Si queremos aprobar el presupuesto de la nación, convoquemos a otro, y así sucesivamente. ¿Les suena ridículo, verdad? No con esto aseguro que el proceso existente en la actual carta magna es el ideal, pero es el que está ahí y se debe cumplir, si no, estaríamos violando la propia constitución. No empecemos mal a reconstruir ese Panamá que todos anhelamos y queremos. Invirtamos en educación, pues sin ella todo lo demás sobra. Opinión EL AUTOR es escritor. EL AUTOR es analista y dirigente cívico. EL AUTOR es abogado y urbanista. Pedro Crenes de cuidado del territorio nacional de manera terrestre podrá ser e caz y e ciente sin la existencia de infraestructura vial que corresponda (carreteras) de todo tipo, naturaleza y con el equipo logístico pertinente. Hay que recordar el viejo pero sabio refrán: “El ojo del amo engorda al caballo”, o sea, debes estar presente, atento, vigilar y cuidar lo tuyo, en este caso del territorio nacional, porque se trata de la soberanía patria, de la existencia, de permanencia del Estado y nuestra nacionalidad. También aprendí en aquella oportunidad que la seguridad del territorio nacional en la modalidad terrestre, como toda acción de emergencia urbana de naturaleza que sea, es necesario poder acceder. Entonces, se hace necesario contar con las vías de acceso pertinentes, es decir, en calidad, cantidad, ubicación y alineamiento que corresponda. No hay forma ni manera de cuidar y mantener la seguridad del territorio en la modalidad terrestre sin el acceso que corresponde. La vialidad terrestre nacional es escasa; pareciera no comprenderse que se trata de seguridad nacional. No es solamente dar acceso a las comunidades, es poder cuidar del territorio, de su población y acceder al sitio con acciones claras y oportunas. A manera de ejemplo, la parte norte del país, el Atlántico, toda acción de seguridad terrestre desde el sitio Miguel de la Borda en la provincia de Colón hasta Bocas del Toro, prácticamente no puede darse; entonces el territorio nacional estará en manos o bajo el dominio y control de personas y/o movimientos sociales o actividades de cualquier naturaleza al estar desprovisto de vías de acceso terrestre, por lo que también estará desprovisto de acciones de seguridad oportuna, al igual que la población que en ella mora. Entonces, en hora buena, la inversión en equipo para vigilancia aérea del territorio patrio, e igual deberá hacerse o darse un ejercicio de plani cación e inversión vial general en el territorio patrio, en el entendido y pensamiento de que se trata de la seguridad nacional en su conjunto y no solo en vialidad como comunicación para comunidades. Esto parecerá pueril para algunos; sin embargo, es uno de los asuntos de extrema importancia que pueda tener país alguno del orbe. En el estudio del urbanismo aprendí algunas cosas básicas al respecto de la primera. Por ejemplo: que, en la concepción de Estado, solo existen dos elementos básicos e importantes a lo sumo, cada uno de ellos, y que, a la falta de uno, esta organización política jamás podrá darse como tal, o sea, no puede existir. Ellos son: la nación, es decir, la población, y el territorio, o sea, el suelo. También aprendí que todo lo que se haga, todo lo que se aprenda, todo servicio que se brinde y toda actividad socioeconómica que se realice, lo será para y por la población, sobre el suelo. Aprendizaje cierto fue el hecho de que, una vez la comunidad de naciones reconozca la existencia y unión de estos elementos, sumado a la organización de un gobierno, entonces surge la gura del Estado; esta condición debe producir de manera simultánea la necesidad de existencia y desarrollo de políticas para el cuidado del territorio en el amplio espectro del término. De aquel estudio en asuntos de ciudad, plani cación y ordenamiento del territorio, se comprende lo crucial en el cuidado de éste para el Estado y lo que signi ca, es decir, su defensa y protección, que es lo mismo decir cuidado y defensa de la soberanía patria y aseguramiento de la existencia como país. Acción que siempre ha sido, en cualquier Estado, labor o responsabilidad de ejército o cuerpo bélico especializado en aquellos menesteres, sumado o apoyado por mecanismos de diplomacia, acuerdos internacionales y tratados. Por otra parte, se aprende que siempre ha existido, desde el inicio de los tiemJuan B. McKay A. Fundado en 1980 Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Presidente Ejecutiva y Directora Editorial Anne e Planells Gerente Comercial Sudy S. de Chassin Subdirectora y Editora de la Unidad de Investigación Mónica Palm Editora Digital Yolanda Sandoval Editor del Impreso Juan Luis Batista ISSN 2953-3252: La Prensa ISSN L 1605-069X: prensa.com Aviso sobre el uso de Inteligencia Artificial Este periódico emplea inteligencia artificial (IA) para asistir en la edición de contenidos y mejorar la experiencia de lectura. Garantizamos que todo contenido publicado es creado y rigurosamente revisado por nuestro equipo editorial antes de su difusión. Utilizamos la IA como herramienta de apoyo para asegurar la precisión y calidad de la información que entregamos a nuestros lectores. Esta es una publicación de Corporación La Prensa, S.A. ©. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción, sin la autorización escrita de su titular. 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